“Vuelve la manipulación de los presos comunes a los que se envenena contra los presos políticos, a cambio de beneficios o, simplemente, de descargar su odio. Esto pasó durante el kirchnerismo con Hortel y sigue ocurriendo en algunos penales provinciales”.
Dra. Andrea Palomas Alarcón.
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¿Rigor con los comunes, privilegios a represores?
Publicado por el diario La Arena (o A La Arena) de La Pampa
Un grupo de 50 familiares de detenidos en la Unidad Penitenciaria 4 de Santa Rosa envió ayer un escrito al Juzgado federal de Santa Rosa y a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de La Pampa en donde denuncian los malos tratos a los que son sometidos cada vez que van de visita al penal y una serie de beneficios de los que gozan los presos por delitos de Lesa Humanidad y sus familiares.
“Venimos a hacer un petitorio para que reflexionen sobre las condiciones del Salón de Visita y la garita de espera que se encuentran fuera de la Unidad, haciéndoles tomar conocimiento de la situación que atravesamos cada vez que vamos de visita. Los baños del patio están rotos, el agua la cortan cada tanto, el ventilador está roto, y hay veces que no podemos llevar a los niños por el intenso calor que suele hacer”, describieron los familiares.
Visitas.
“Pusieron en el salón de visita dos microondas que no pueden usarse ya que la guardia del servicio sacó los platos porque eran de vidrio. Hay una sola cocina que apenas funciona y un solo freezer que no da abasto. El salón de visitas tiene un grave problema (por una invasión) de hormigas desde hace un mes. Todavía no lo han solucionado pese a los reiterativos avisos que hemos dado al cuerpo de requisa. Y así un sinfín de malos cuidados del patio de visita, y mucha falta de higiene ya que no dejan bajar a los internos para que lo limpien. Las habitaciones para la visita íntima son un verdadero asco”, añadieron.
Garita.
“Por otro lado también está el tema de la garita de espera que está en condiciones desastrosas. No tiene ni siquiera techo y no hay un triste reparo para los días de lluvia o de intenso calor, recordando que la mayoría de las veces hay niños y bebés. Esto pueden comprobarlo simplemente con pasar por la vereda de la Unidad y así ver en qué condiciones esperamos las familias”, agregaron los familiares.
“El Cuerpo de Requisa revisa los alimentos sin guantes, pasándonos por un scanner radiológico, (…) habiendo gente con distintos tipos de enfermedades exponiéndose a los rayos x que este produce”, señalaron.
Beneficios a represores.
Por otra parte, los familiares señalaron que los familiares de los detenidos por delitos de Lesa Humanidad que están alojados en La Amalia (un sector para internos que atraviesan el período de prueba y salidas transitorias) gozan de algunos beneficios que ellos no tienen.
“Las requisas no son iguales a las que nos hacen a nosotros. Es más, ellos no esperan en la garita e incluso tienen a disposición una camioneta que los lleva hasta la puerta de La Amalia. Es injusto que nosotros tengamos que cargar con bolsos y que nos hagan una requisa exhaustiva cuando a otras personas las tratan con preferencia. Parece que adentro de la cárcel es mejor ser un represor, torturados o apropiador de niños que se un delincuente común”, dijo una mujer que tiene a su esposo detenido en la U4 y que ayer se acercó a la redacción de este diario con una copia de la nota que fue enviada a DD.HH y al Juzgado Federal.
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Cuando el periodismo es idiota-útil
Por María Ferreyra
Mi padre era amante de los deportes y siempre decía que, para comentar un partido de fútbol, había que ir a la cancha. Resistía emitir palabra alguna, o crítica leve si había visto esa gesta en televisión. Las experiencias están en el lugar de los hechos, es por ello que no es mi intención despotricar contra los familiares de presos comunes, ya que he compartido largas filas bajo frías lluvias aguardando el momento de ver a mi esposo, cuando se encontraba en el hospital carcelario, injustamente acusado de una causa de los mal llamados casos de lesa humanidad. Aun sabiendo mi situación, o mi situación y la de mi esposo, o mi situación, la de mi esposo y la de toda mi familia, los familiares de presos comunes me trataban con mucha cordialidad. Eran momentos duros, tristes, desoladores. Hombro a hombro me iban comentando sobre un hijo ladrón, otro que cayó bajo las garras de la droga, un esposo que perdió el control de su vida, una madre que visitaba al quinto de sus nueve hijos -el único que se salió del camino- pero así y todo era amado. Un pastor lleno de esperanza en búsqueda del cambio de actitud de su nieto… historias de todos los colores, pero todas tristes. También en ese invierno interminable, era escuchada y la unión, esas personas y yo, se percibía en una palmada en la espalda, en una mano sobre mi mano, en una sonrisa desangelada. Recibí consejos de gente que nunca hubiera sospechado los darían sin interés alguno. Me proporcionaron el mismo trato vulgar, indecente. Juntos vivimos lo que sucede en las prisiones. A todos ellos saludo, agradezco y recuerdo calurosamente.
No es lo mismo ser espectador que encontrarse en la zona de guerra. Mi enojo es con la prensa, con intensidad, la prensa que se convierte en una herramienta útil para la mentira. Redactores que desde sus cómodos escritorios prejuzgan, infieren, pero no tienen la capacidad de experimentar una mañana con quienes fielmente visitan a presos, culpables o inocentes -que los hay-.
Los idiotas-útiles son los más fáciles de captar. Y los más peligrosos. Se asoman a la escena por tocar de oído, sin investigar, sin cerciorarse y penetran en el pensamiento de una población dormida. Lo dice el diario, será lo certero.
La mujer, “una” mujer que se acercó a esa redacción declamando “Parece que adentro de la cárcel es mejor ser un represor, torturados o apropiador de niños que se un delincuente común” no tiene la culpa. No mide sus palabras o es una víctima más de la ignorancia o de un fanático inescrupuloso que solo la usará para crear tormentas. Tampoco sabe expresarse bien, ¿o es el cronista -no solo tendencioso y perezoso- que no es muy ducho con la Olivetti?
¿Rigor con los comunes, privilegios a represores? o Cuando el periodismo es idiota-útil
Escribe María Ferreyra.
“Vuelve la manipulación de los presos comunes a los que se envenena contra los presos políticos, a cambio de beneficios o, simplemente, de descargar su odio. Esto pasó durante el kirchnerismo con Hortel y sigue ocurriendo en algunos penales provinciales”.
Dra. Andrea Palomas Alarcón.
¿Rigor con los comunes, privilegios a represores?
Publicado por el diario La Arena (o A La Arena) de La Pampa
Un grupo de 50 familiares de detenidos en la Unidad Penitenciaria 4 de Santa Rosa envió ayer un escrito al Juzgado federal de Santa Rosa y a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de La Pampa en donde denuncian los malos tratos a los que son sometidos cada vez que van de visita al penal y una serie de beneficios de los que gozan los presos por delitos de Lesa Humanidad y sus familiares.
“Venimos a hacer un petitorio para que reflexionen sobre las condiciones del Salón de Visita y la garita de espera que se encuentran fuera de la Unidad, haciéndoles tomar conocimiento de la situación que atravesamos cada vez que vamos de visita. Los baños del patio están rotos, el agua la cortan cada tanto, el ventilador está roto, y hay veces que no podemos llevar a los niños por el intenso calor que suele hacer”, describieron los familiares.
Visitas.
“Pusieron en el salón de visita dos microondas que no pueden usarse ya que la guardia del servicio sacó los platos porque eran de vidrio. Hay una sola cocina que apenas funciona y un solo freezer que no da abasto. El salón de visitas tiene un grave problema (por una invasión) de hormigas desde hace un mes. Todavía no lo han solucionado pese a los reiterativos avisos que hemos dado al cuerpo de requisa. Y así un sinfín de malos cuidados del patio de visita, y mucha falta de higiene ya que no dejan bajar a los internos para que lo limpien. Las habitaciones para la visita íntima son un verdadero asco”, añadieron.
Garita.
“Por otro lado también está el tema de la garita de espera que está en condiciones desastrosas. No tiene ni siquiera techo y no hay un triste reparo para los días de lluvia o de intenso calor, recordando que la mayoría de las veces hay niños y bebés. Esto pueden comprobarlo simplemente con pasar por la vereda de la Unidad y así ver en qué condiciones esperamos las familias”, agregaron los familiares.
“El Cuerpo de Requisa revisa los alimentos sin guantes, pasándonos por un scanner radiológico, (…) habiendo gente con distintos tipos de enfermedades exponiéndose a los rayos x que este produce”, señalaron.
Beneficios a represores.
[/one_half] [one_half_last padding=”0 0 0 30px”]Por otra parte, los familiares señalaron que los familiares de los detenidos por delitos de Lesa Humanidad que están alojados en La Amalia (un sector para internos que atraviesan el período de prueba y salidas transitorias) gozan de algunos beneficios que ellos no tienen.
“Las requisas no son iguales a las que nos hacen a nosotros. Es más, ellos no esperan en la garita e incluso tienen a disposición una camioneta que los lleva hasta la puerta de La Amalia. Es injusto que nosotros tengamos que cargar con bolsos y que nos hagan una requisa exhaustiva cuando a otras personas las tratan con preferencia. Parece que adentro de la cárcel es mejor ser un represor, torturados o apropiador de niños que se un delincuente común”, dijo una mujer que tiene a su esposo detenido en la U4 y que ayer se acercó a la redacción de este diario con una copia de la nota que fue enviada a DD.HH y al Juzgado Federal.
Cuando el periodismo es idiota-útil
Por María Ferreyra
Mi padre era amante de los deportes y siempre decía que, para comentar un partido de fútbol, había que ir a la cancha. Resistía emitir palabra alguna, o crítica leve si había visto esa gesta en televisión. Las experiencias están en el lugar de los hechos, es por ello que no es mi intención despotricar contra los familiares de presos comunes, ya que he compartido largas filas bajo frías lluvias aguardando el momento de ver a mi esposo, cuando se encontraba en el hospital carcelario, injustamente acusado de una causa de los mal llamados casos de lesa humanidad. Aun sabiendo mi situación, o mi situación y la de mi esposo, o mi situación, la de mi esposo y la de toda mi familia, los familiares de presos comunes me trataban con mucha cordialidad. Eran momentos duros, tristes, desoladores. Hombro a hombro me iban comentando sobre un hijo ladrón, otro que cayó bajo las garras de la droga, un esposo que perdió el control de su vida, una madre que visitaba al quinto de sus nueve hijos -el único que se salió del camino- pero así y todo era amado. Un pastor lleno de esperanza en búsqueda del cambio de actitud de su nieto… historias de todos los colores, pero todas tristes. También en ese invierno interminable, era escuchada y la unión, esas personas y yo, se percibía en una palmada en la espalda, en una mano sobre mi mano, en una sonrisa desangelada. Recibí consejos de gente que nunca hubiera sospechado los darían sin interés alguno. Me proporcionaron el mismo trato vulgar, indecente. Juntos vivimos lo que sucede en las prisiones. A todos ellos saludo, agradezco y recuerdo calurosamente.
No es lo mismo ser espectador que encontrarse en la zona de guerra. Mi enojo es con la prensa, con intensidad, la prensa que se convierte en una herramienta útil para la mentira. Redactores que desde sus cómodos escritorios prejuzgan, infieren, pero no tienen la capacidad de experimentar una mañana con quienes fielmente visitan a presos, culpables o inocentes -que los hay-.
Los idiotas-útiles son los más fáciles de captar. Y los más peligrosos. Se asoman a la escena por tocar de oído, sin investigar, sin cerciorarse y penetran en el pensamiento de una población dormida. Lo dice el diario, será lo certero.
La mujer, “una” mujer que se acercó a esa redacción declamando “Parece que adentro de la cárcel es mejor ser un represor, torturados o apropiador de niños que se un delincuente común” no tiene la culpa. No mide sus palabras o es una víctima más de la ignorancia o de un fanático inescrupuloso que solo la usará para crear tormentas. Tampoco sabe expresarse bien, ¿o es el cronista -no solo tendencioso y perezoso- que no es muy ducho con la Olivetti?
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 15, 2017
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