En una reunión familiar, un joven le preguntó a sus padres, tíos, y abuelos: ¿Como pudieron vivir antes? – Sin TV. – Sin Wi Fi – Sin tecnología – Sin internet – Sin ordenador – Sin drones – Sin bitcoins – Sin móviles – Sin Facebook – Sin Twiter – Sin YouTube – Sin Whatsapp – Sin Messenger – Sin Instagram.
Entonces, en medio de toda la familia el abuelo tomó la palabra y le respondió:
“Pues mira querido nieto. Igual que tu generación vive hoy… – Sin oraciones. – Sin Dignidad. – Sin compasión. – Sin vergüenza. – Sin fe. – Sin honor. – Sin Lealtad. – Sin respeto. – Sin valores. – Sin personalidad. – Sin noción de compromiso. – Sin el yo interior. – Sin carácter. -Sin condimento. – Sin ideales. -Sin amor propio. – Sin humanidad. – Sin modestia. – Sin virtudes. – Sin honra. – Sin propósitos. – Sin ese “no sé qué”. – Sin esencia. – Sin metas. – Sin fortaleza interior. – Sin alma. – Sin identidad, Porque muchos de ustedes no saben si son hombres o mujeres.
Cuando veo y escucho que chicos de 16 a 25 años, los cuales todavía ni saben que baño les toca, quieren gobernar Argentina, dando clases en TV de Economía, Política, Ciencias Sociales, tengo que preguntarme ¿saben de que están hablando? ¿Saben que es gobernar un país con 46 millones de diferentes opiniones y credos? Muchos de esos votantes y supuestos integrantes del Gobierno de Milei, Bullrich o Massa (si gana alguno de ellos) no saben si son hombres o mujeres ni que baño tienen que elegir y nos dicen “Viejos meados” (SIC) (lo dijo el Dippy al Baby Etchecopar en su programa y al aire). Pues bien, lo que hoy disfrutan, lo inventaron los viejos meados. Nosotros: las personas nacidas entre los AÑOS 1920 y 1985. Estamos bendecidos y nuestra vida es una gran prueba viviente: Después de la escuela, primero los deberes y después salíamos a la calle a jugar. Lo hacíamos con amigos de verdad, no amigos virtuales de Internet. Solíamos crear nuestros propios juguetes y jugar con ellos. Nuestros padres No eran ricos. Ellos nos dieron y enseñaron amor, no valores materiales o mundanos. Nunca tuvimos móviles, Lap Top, DVD, Play Station, Xbox, Videojuegos, Ordenadores Personales, Internet… Creados luego por los “viejos meados” pero algo que no tienen ustedes y sí tuvimos nosotros, son amigos de los de verdad. Los familiares vivían cerca para disfrutar del tiempo en familia. Es posible que hayamos salido en las fotos en blanco y negro, pero puedes encontrar recuerdos muy coloridos en esas fotos. Somos una generación única y más comprensiva porque somos la última generación que escuchó a sus padres … y también la primera que tuvo que escuchar a sus hijos. Somos una edición limitada que disfruta, atesora y aprende del ayer. “Los mayorcitos” nacimos en los 40-50-60. Crecimos en los 50-60-70. Estudiamos en los 60-70-80. Noviamos en los 70-80-90. Nos casamos y descubrimos el mundo en los 70-80-90. Nos aventuramos en los 80-90. Nos estabilizamos en los 2000. Nos hicimos más sabios en los 2010. Y vamos a pie firme atravesando los 2020. Resulta que hemos vivido OCHO décadas diferentes… Dos siglos diferentes… Dos milenios diferentes… Hemos pasado por el teléfono con operadora para llamadas de larga distancia hasta las video llamadas a cualquier parte del mundo, pasamos desde los slides hasta el Youtube, desde los discos de vinilo hasta la música online. Desde las cartas escritas a mano al correo electrónico y el WhatsApp. De vivir los partidos de futbol en la radio, a la TV en blanco y negro, y luego a la TV HD. Fuimos al Video Club y ahora miramos Netflix. Conocimos las primeras “compus”, las tarjetas perforadas, los diskettes y ahora tenemos gigas y megas en la mano en el celular o el IPad. Usamos pantalones cortos toda la niñez y después largos, Oxford, bermudas, etc. Esquivamos la parálisis infantil, la meningitis, la gripe H1N1 y ahora el COVID-19. Anduvimos en patines, triciclos, carritos inventados con bolilleros de autos usados, bicicletas, ciclomotores (Siambretta 48), autos a nafta o diesel y ahora conocemos y andamos en autos híbridos o 100% eléctricos. Sí, pasamos por muchas cosas pero que gran vida hemos tenido nada podrá borrarla no la tendrán ustedes. Nos podrían calificar de “exennials”; gente que nació en aquel mundo de los cincuenta, que tuvo una niñez analógica y una edad adulta digital. Somos una especie de “Yahevistodetodo”. Literalmente, nuestra generación ha vivido y presenciado mucho más que ninguna otra en cada dimensión de la vida. Es nuestra generación la que literalmente se ha adaptado al “CAMBIO” ustedes todavía no tienen claro que son. Un gran aplauso a todos los miembros de una generación muy especial, que será ÚNICA. Este es un mensaje precioso y muy verdadero que he recibido de un amigo y que vale la pena difundir:
EL TIEMPO NO SE DETIENE
LA VIDA ES UNA TAREA QUE NOS TRAJIMOS PARA HACER EN CASA
Manny Pacquiao es campeón del mundo de boxing, senador de Filipinas y uno de los atletas mejor pagados del mundo.
Al crecer en la pobreza, Pacquiao dormía en cajas de cartón y a menudo renunciaba a la escuela para trabajar para ayudar a su madre a llegar a fin de mes. El futuro boxeador profesional también fue criado muy religioso; su madre quería que se convirtiera en sacerdote.
Así que cuando Pacquiao luchó para salir de la pobreza, se juramentó ayudar a los suyos. En 2016, Pacquiao pagó de su bolsillo 1.000 viviendas para ser construidas para los pobres de su ciudad natal.
“Estoy muy feliz de dar estas casas gratis a mi gente en la provincia de Sarangani de mi propio bolsillo, más de mil familias son las beneficiarias”, dijo Pacquiao a la prensa. Según los contratos firmados con el estado, los nuevos propietarios deben mantener las viviendas en condiciones y al menos un miembro de la misma debe tener trabajo para afrontar los servicios públicos.
A pesar de perder su muy esperado 2015 ‘Pelea del Siglo’ contra Floyd Mayweather Jr., Pacquiao ganó más de $150 millones para su alcancía y usó gran parte del dinero para financiar las casas. Ha apoyado la implementación por parte del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo de un programa de antipobreza. De hecho, hay un Estado en Filipinas que se conoce como “Manny Pacquiao” debido a la obra de caridad que ha hecho.
En mayo de 2018, después de charlar con un vendedor de helados en Filipinas llamado Mang Marciano, Pacquiao se enteró de que Marciano había sufrido recientemente de un derrame cerebral. Pacquiao entonces le dio dinero al hombre, y más tarde le proporcionó un trabajo y un hogar.
Hoy más que nunca, se está tratando permanentemente de plantearse la alternativa entre el orden y la transgresión. Lo natural, a través de los siglos, hubiera sido pronunciarse a favor del orden, que es lo correcto, lo bien concertado, la regla adecuada a la razón. Pero resulta que el orden está muy desvalorado en el mundo actual, se lo desprecia, resulta aburrido y falto de originalidad, de empuje, de vitalidad. En todo; en la música, en la vestimenta, en los modos sociales, en el lenguaje. La mayor parte de los que fijan normas y rumbos a la sociedad – políticos, deportistas, artistas consagrados, espectáculos multitudinarios, best sellers, (ejemplos del primer mundo), se inclinan decididamente por la transgresión.
¿Cómo no ha de resultar natural, entonces, que se prefiera el reemplazo del matrimonio? Pero el matrimonio está ligado a las religiones. Implica un proyecto, una tarea a realizar en el futuro, un compromiso con aceptación de deberes y de consecuencias, la responsabilidad de emprender un programa, conforme a la naturaleza, que se concreta en la constitución de una familia. Incluye, por supuesto, el concúbito, las relaciones sexuales que afirman el amor y originan la prole. Una de las características generales de la sociedad actual, del nuevo orden, es el rechazo de las responsabilidades, de los deberes, de todo lo que no sea causa de un gozo inmediato. Por eso la sociedad ha cambiado sus normas, adecuándolas a las nuevas apetencias. Ni pensar en Virginidad, pureza, castidad, que son pronósticos de fidelidad, constancia, lealtad, devoción. Para nada. La nueva sociedad quiere experiencia sexual, adiestramiento en la satisfacción de los placeres, desarrollo de la líbido, entrenamiento en lo hedonístico.¿Fidelidad? ¿Para qué la fidelidad del otro si no se está dispuesto a mantener la propia?¿Constancia? ¡No! ¡Que la pasión estalle como un fuego de artificio y dure lo que dura el apetito carnal! ¿Lealtad? ¿Y cómo se va a valorar la lealtad si se ha preferido una experiencia en tálamos ajenos? ¿Dejar en libertad al matrimonio para quiénes lo prefieran y “uniones convivenciales”para los otros? No, dice la moderna sociedad.
El ofrecimiento de matrimonio haría que se inclinen por él los deseosos de la seguridad que representa la permanencia, y mostraría como respetables a quienes asumen un compromiso de por vida. Para eliminar desigualdades, para nivelar por lo bajo, se ha prohibido el matrimonio civil. Sigue llamándosele matrimonio, pero la ley ha dispuesto que no pueda realizarse con una promesa de permanencia; que todos se igualen en que ha de durar mientras buenamente se les dé la gana -o les dure el placer- es decir, que todos han de ser uniones convivenciales con sólo el nombre de matrimonio. Por la legislación la nueva sociedad transgresora se empeña en buscar el modo de borrar toda diferencia y que la nueva vida en común sea tan legal, tan bien visto, tan respetable, como el matrimonio. Que entre matrimonio y la unión convivencial no haya diferencias, que el matrimonio con las antiguas características del matrimonio religioso no tenga posibilidad de existir. ¿Por qué nos hemos de extrañar, entonces, que los jóvenes miren con indiferencia a ese matrimonio que la sociedad ha degradado y ridiculizado? El matrimonio era sacramento, era sagrado, era bendito, era una institución querida por Dios y que se proponía cumplir los planes de la Providencia. Era un asunto religioso. Hoy no existe ese compromiso sagrado. Es lo que el nuevo orden percibe como normal y lógico pues desecha el vínculo religioso como parámetro comparativo. Habiéndose apartado la sociedad de la religión que ha quedado relegada a la vida más íntima, como si se tratara de algo vergonzoso, resulta lógico que las nuevas generaciones , que en general no tienen ni noticias de la religión, prefieran la unión convivencial que ofrece satisfacciones, al matrimonio que presenta un compromiso. En el siglo pasado, cuando nuestros presidentes masones lograron la separación de la Iglesia y del Estado, y tomaron el santo nombre del matrimonio para adjudicárselo a una relación civil, profana, ya se pensó que se llegaría a esto: a una sociedad que rechaza, que repele, que desprecia lo sagrado. Es curioso que la sociedad, de algún modo misterioso, aún conserve en el subconsciente algunos comportamientos antiguos. Por ejemplo: las parejas no fornican en la calle, a la vista del público; por lo menos en esta ciudad de Tucumán.¿Por qué?¿Hoy se llenan la boca con la palabra amor, con el matrimonio igualitario pretendiendo enlodazar a lo que, sí fue verdaderamenteexcelso? Antes se enseñaban los mandamientos que Dios les dio a los hombres. El sexto, no fornicar.
Ahora ni se lo quiere nombrar. El matrimonio es la nobilísima función propia de las madres, el ámbito en el que las madres desarrollan la más alta tarea que puede desempeñar una mujer. Por eso fue muy bien visto durante los siglos pasados. Hoy en este nuevo orden la cámara de diputadosaprobó el aborto y la muerte del indefenso, del desprotegido, negándole dignidad al niño concebido. En este nuevo orden un hijo abortado no puede ni despedirse de su madre. Niños que siguen muriendo en silencio. Niños abortados que son vidas cobradas por nuestro quebranto como entorno, sociedad y Estado. Vida a imagen y semejanza de Dios que exige reverencia y afirmación. Esto es el nuevo orden que se quiere arraigar. Que Tata Dios se apiade de nuestra Patria.
LAS GENERACIONES DE LOS VIEJOS MEADOS
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Por Patricio Anderson.
En una reunión familiar, un joven le preguntó a sus padres, tíos, y abuelos: ¿Como pudieron vivir antes? – Sin TV. – Sin Wi Fi – Sin tecnología – Sin internet – Sin ordenador – Sin drones – Sin bitcoins – Sin móviles – Sin Facebook – Sin Twiter – Sin YouTube – Sin Whatsapp – Sin Messenger – Sin Instagram.
Entonces, en medio de toda la familia el abuelo tomó la palabra y le respondió:
“Pues mira querido nieto. Igual que tu generación vive hoy… – Sin oraciones. – Sin Dignidad. – Sin compasión. – Sin vergüenza. – Sin fe. – Sin honor. – Sin Lealtad. – Sin respeto. – Sin valores. – Sin personalidad. – Sin noción de compromiso. – Sin el yo interior. – Sin carácter. -Sin condimento. – Sin ideales. -Sin amor propio. – Sin humanidad. – Sin modestia. – Sin virtudes. – Sin honra. – Sin propósitos. – Sin ese “no sé qué”. – Sin esencia. – Sin metas. – Sin fortaleza interior. – Sin alma. – Sin identidad, Porque muchos de ustedes no saben si son hombres o mujeres.
Cuando veo y escucho que chicos de 16 a 25 años, los cuales todavía ni saben que baño les toca, quieren gobernar Argentina, dando clases en TV de Economía, Política, Ciencias Sociales, tengo que preguntarme ¿saben de que están hablando? ¿Saben que es gobernar un país con 46 millones de diferentes opiniones y credos? Muchos de esos votantes y supuestos integrantes del Gobierno de Milei, Bullrich o Massa (si gana alguno de ellos) no saben si son hombres o mujeres ni que baño tienen que elegir y nos dicen “Viejos meados” (SIC) (lo dijo el Dippy al Baby Etchecopar en su programa y al aire). Pues bien, lo que hoy disfrutan, lo inventaron los viejos meados. Nosotros: las personas nacidas entre los AÑOS 1920 y 1985. Estamos bendecidos y nuestra vida es una gran prueba viviente: Después de la escuela, primero los deberes y después salíamos a la calle a jugar. Lo hacíamos con amigos de verdad, no amigos virtuales de Internet. Solíamos crear nuestros propios juguetes y jugar con ellos. Nuestros padres No eran ricos. Ellos nos dieron y enseñaron amor, no valores materiales o mundanos. Nunca tuvimos móviles, Lap Top, DVD, Play Station, Xbox, Videojuegos, Ordenadores Personales, Internet… Creados luego por los “viejos meados” pero algo que no tienen ustedes y sí tuvimos nosotros, son amigos de los de verdad. Los familiares vivían cerca para disfrutar del tiempo en familia. Es posible que hayamos salido en las fotos en blanco y negro, pero puedes encontrar recuerdos muy coloridos en esas fotos. Somos una generación única y más comprensiva porque somos la última generación que escuchó a sus padres … y también la primera que tuvo que escuchar a sus hijos. Somos una edición limitada que disfruta, atesora y aprende del ayer. “Los mayorcitos” nacimos en los 40-50-60. Crecimos en los 50-60-70. Estudiamos en los 60-70-80. Noviamos en los 70-80-90. Nos casamos y descubrimos el mundo en los 70-80-90. Nos aventuramos en los 80-90. Nos estabilizamos en los 2000. Nos hicimos más sabios en los 2010. Y vamos a pie firme atravesando los 2020. Resulta que hemos vivido OCHO décadas diferentes… Dos siglos diferentes… Dos milenios diferentes… Hemos pasado por el teléfono con operadora para llamadas de larga distancia hasta las video llamadas a cualquier parte del mundo, pasamos desde los slides hasta el Youtube, desde los discos de vinilo hasta la música online. Desde las cartas escritas a mano al correo electrónico y el WhatsApp. De vivir los partidos de futbol en la radio, a la TV en blanco y negro, y luego a la TV HD. Fuimos al Video Club y ahora miramos Netflix. Conocimos las primeras “compus”, las tarjetas perforadas, los diskettes y ahora tenemos gigas y megas en la mano en el celular o el IPad. Usamos pantalones cortos toda la niñez y después largos, Oxford, bermudas, etc. Esquivamos la parálisis infantil, la meningitis, la gripe H1N1 y ahora el COVID-19. Anduvimos en patines, triciclos, carritos inventados con bolilleros de autos usados, bicicletas, ciclomotores (Siambretta 48), autos a nafta o diesel y ahora conocemos y andamos en autos híbridos o 100% eléctricos. Sí, pasamos por muchas cosas pero que gran vida hemos tenido nada podrá borrarla no la tendrán ustedes. Nos podrían calificar de “exennials”; gente que nació en aquel mundo de los cincuenta, que tuvo una niñez analógica y una edad adulta digital. Somos una especie de “Yahevistodetodo”. Literalmente, nuestra generación ha vivido y presenciado mucho más que ninguna otra en cada dimensión de la vida. Es nuestra generación la que literalmente se ha adaptado al “CAMBIO” ustedes todavía no tienen claro que son. Un gran aplauso a todos los miembros de una generación muy especial, que será ÚNICA. Este es un mensaje precioso y muy verdadero que he recibido de un amigo y que vale la pena difundir:
EL TIEMPO NO SE DETIENE
LA VIDA ES UNA TAREA QUE NOS TRAJIMOS PARA HACER EN CASA
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 21, 2023
Devolviendo a la comunidad: MANNY PAQUIAO
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Manny Pacquiao es campeón del mundo de boxing, senador de Filipinas y uno de los atletas mejor pagados del mundo.
Al crecer en la pobreza, Pacquiao dormía en cajas de cartón y a menudo renunciaba a la escuela para trabajar para ayudar a su madre a llegar a fin de mes. El futuro boxeador profesional también fue criado muy religioso; su madre quería que se convirtiera en sacerdote.
Así que cuando Pacquiao luchó para salir de la pobreza, se juramentó ayudar a los suyos. En 2016, Pacquiao pagó de su bolsillo 1.000 viviendas para ser construidas para los pobres de su ciudad natal.
“Estoy muy feliz de dar estas casas gratis a mi gente en la provincia de Sarangani de mi propio bolsillo, más de mil familias son las beneficiarias”, dijo Pacquiao a la prensa. Según los contratos firmados con el estado, los nuevos propietarios deben mantener las viviendas en condiciones y al menos un miembro de la misma debe tener trabajo para afrontar los servicios públicos.
A pesar de perder su muy esperado 2015 ‘Pelea del Siglo’ contra Floyd Mayweather Jr., Pacquiao ganó más de $150 millones para su alcancía y usó gran parte del dinero para financiar las casas. Ha apoyado la implementación por parte del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo de un programa de antipobreza. De hecho, hay un Estado en Filipinas que se conoce como “Manny Pacquiao” debido a la obra de caridad que ha hecho.
En mayo de 2018, después de charlar con un vendedor de helados en Filipinas llamado Mang Marciano, Pacquiao se enteró de que Marciano había sufrido recientemente de un derrame cerebral. Pacquiao entonces le dio dinero al hombre, y más tarde le proporcionó un trabajo y un hogar.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 16, 2019
“…El Nuevo Orden…
Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON·
Hoy más que nunca, se está tratando permanentemente de plantearse la alternativa entre el orden y la transgresión. Lo natural, a través de los siglos, hubiera sido pronunciarse a favor del orden, que es lo correcto, lo bien concertado, la regla adecuada a la razón. Pero resulta que el orden está muy desvalorado en el mundo actual, se lo desprecia, resulta aburrido y falto de originalidad, de empuje, de vitalidad. En todo; en la música, en la vestimenta, en los modos sociales, en el lenguaje. La mayor parte de los que fijan normas y rumbos a la sociedad – políticos, deportistas, artistas consagrados, espectáculos multitudinarios, best sellers, (ejemplos del primer mundo), se inclinan decididamente por la transgresión.
¿Cómo no ha de resultar natural, entonces, que se prefiera el reemplazo del matrimonio? Pero el matrimonio está ligado a las religiones. Implica un proyecto, una tarea a realizar en el futuro, un compromiso con aceptación de deberes y de consecuencias, la responsabilidad de emprender un programa, conforme a la naturaleza, que se concreta en la constitución de una familia. Incluye, por supuesto, el concúbito, las relaciones sexuales que afirman el amor y originan la prole. Una de las características generales de la sociedad actual, del nuevo orden, es el rechazo de las responsabilidades, de los deberes, de todo lo que no sea causa de un gozo inmediato. Por eso la sociedad ha cambiado sus normas, adecuándolas a las nuevas apetencias. Ni pensar en Virginidad, pureza, castidad, que son pronósticos de fidelidad, constancia, lealtad, devoción. Para nada. La nueva sociedad quiere experiencia sexual, adiestramiento en la satisfacción de los placeres, desarrollo de la líbido, entrenamiento en lo hedonístico. ¿Fidelidad? ¿Para qué la fidelidad del otro si no se está dispuesto a mantener la propia? ¿Constancia? ¡No! ¡Que la pasión estalle como un fuego de artificio y dure lo que dura el apetito carnal! ¿Lealtad? ¿Y cómo se va a valorar la lealtad si se ha preferido una experiencia en tálamos ajenos? ¿Dejar en libertad al matrimonio para quiénes lo prefieran y “uniones convivenciales”para los otros? No, dice la moderna sociedad.
El ofrecimiento de matrimonio haría que se inclinen por él los deseosos de la seguridad que representa la permanencia, y mostraría como respetables a quienes asumen un compromiso de por vida. Para eliminar desigualdades, para nivelar por lo bajo, se ha prohibido el matrimonio civil. Sigue llamándosele matrimonio, pero la ley ha dispuesto que no pueda realizarse con una promesa de permanencia; que todos se igualen en que ha de durar mientras buenamente se les dé la gana -o les dure el placer- es decir, que todos han de ser uniones convivenciales con sólo el nombre de matrimonio. Por la legislación la nueva sociedad transgresora se empeña en buscar el modo de borrar toda diferencia y que la nueva vida en común sea tan legal, tan bien visto, tan respetable, como el matrimonio. Que entre matrimonio y la unión convivencial no haya diferencias, que el matrimonio con las antiguas características del matrimonio religioso no tenga posibilidad de existir. ¿Por qué nos hemos de extrañar, entonces, que los jóvenes miren con indiferencia a ese matrimonio que la sociedad ha degradado y ridiculizado? El matrimonio era sacramento, era sagrado, era bendito, era una institución querida por Dios y que se proponía cumplir los planes de la Providencia. Era un asunto religioso. Hoy no existe ese compromiso sagrado. Es lo que el nuevo orden percibe como normal y lógico pues desecha el vínculo religioso como parámetro comparativo. Habiéndose apartado la sociedad de la religión que ha quedado relegada a la vida más íntima, como si se tratara de algo vergonzoso, resulta lógico que las nuevas generaciones , que en general no tienen ni noticias de la religión, prefieran la unión convivencial que ofrece satisfacciones, al matrimonio que presenta un compromiso. En el siglo pasado, cuando nuestros presidentes masones lograron la separación de la Iglesia y del Estado, y tomaron el santo nombre del matrimonio para adjudicárselo a una relación civil, profana, ya se pensó que se llegaría a esto: a una sociedad que rechaza, que repele, que desprecia lo sagrado. Es curioso que la sociedad, de algún modo misterioso, aún conserve en el subconsciente algunos comportamientos antiguos. Por ejemplo: las parejas no fornican en la calle, a la vista del público; por lo menos en esta ciudad de Tucumán. ¿Por qué? ¿Hoy se llenan la boca con la palabra amor, con el matrimonio igualitario pretendiendo enlodazar a lo que, sí fue verdaderamente excelso? Antes se enseñaban los mandamientos que Dios les dio a los hombres. El sexto, no fornicar.
Ahora ni se lo quiere nombrar. El matrimonio es la nobilísima función propia de las madres, el ámbito en el que las madres desarrollan la más alta tarea que puede desempeñar una mujer. Por eso fue muy bien visto durante los siglos pasados. Hoy en este nuevo orden la cámara de diputados aprobó el aborto y la muerte del indefenso, del desprotegido, negándole dignidad al niño concebido. En este nuevo orden un hijo abortado no puede ni despedirse de su madre. Niños que siguen muriendo en silencio. Niños abortados que son vidas cobradas por nuestro quebranto como entorno, sociedad y Estado. Vida a imagen y semejanza de Dios que exige reverencia y afirmación. Esto es el nuevo orden que se quiere arraigar. Que Tata Dios se apiade de nuestra Patria.
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 26, 2018