Predecir el colapso de un país es como leer entre líneas la historia, la economía y la política. Sin embargo, algunas naciones caminan sobre hielo delgado, donde incluso una pequeña carga adicional podría llevarlas a la ruina. En este artículo, exploraremos 10 países que enfrentan graves riesgos que podrían ponerlos al borde del colapso en los próximos años. Algunos de ellos podrían ser sorpresa.
1. Líbano: un país donde ya nada funciona Aclamado alguna vez como la “Suiza de Oriente Medio”, Líbano se encuentra ahora en un caos económico absoluto. La hiperinflación, el colapso de la moneda y la corrupción política han puesto al estado de rodillas. Los ciudadanos comunes luchan por satisfacer necesidades básicas como alimentos y combustible.
¿Puede Líbano aún salvarse, o seguirá el destino de las naciones que se fragmentaron en entidades más pequeñas?
2. Afganistán: aislamiento y hambre de los talibanes Desde que los talibanes recuperaron el poder, Afganistán se ha hundido en el aislamiento internacional. Su economía se está derrumbando, la gente se muere de hambre y las organizaciones humanitarias no pueden satisfacer las necesidades abrumadoras.
Si la situación no mejora, el Estado corre el riesgo de fragmentarse en territorios controlados por facciones armadas.
3. Haití: De la libertad a una nación gobernada por pandillas Haití lleva años lidiando con una crisis. Sin un gobierno que funcione, las pandillas armadas dominan las ciudades.
Si a eso se suman desastres naturales como terremotos y huracanes, tenemos una receta para el colapso total. ¿Podrá Haití resurgir alguna vez?
4. Sudán: Una nación en conflicto perpetuo La guerra civil de Sudán entre el ejército y las milicias está desembocando en una catástrofe. Miles de personas han muerto, millones han sido desplazadas y la hambruna se cierne sobre ellas.
Si el conflicto continúa, Sudán podría desintegrarse en regiones más pequeñas controladas por caudillos locales.
5. Venezuela: De la riqueza a la miseria Venezuela, que alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, lleva años en caída libre. La hiperinflación, la escasez de alimentos y la emigración masiva han devastado la nación.
¿Podría caer el régimen de Nicolás Maduro o Venezuela permanecerá atrapada en este “colapso congelado” durante décadas?
6. Myanmar: un golpe que aplastó la esperanza El golpe militar de 2021 sumió a Myanmar en el caos. Las protestas, los levantamientos y los conflictos étnicos se han convertido en la norma.
Si la junta militar no cede el poder, el país corre el riesgo de dividirse en regiones en guerra.
7. Yemen: una nación donde la supervivencia es una batalla Yemen es el epítome del desastre. Su guerra civil entre los rebeldes hutíes y el gobierno reconocido internacionalmente ha durado años.
Millones de personas padecen hambre y enfermedades. Si el conflicto no se resuelve, Yemen podría desaparecer por completo como estado funcional.
8. Corea del Norte: tras la cortina del aislamiento El régimen de Kim Jong Un parece sólido, pero ¿y si no lo es? Las sanciones económicas, la hambruna y una posible lucha de poder después de su muerte podrían conducir a un colapso inesperado.
Si eso sucede, el caos podría ser inimaginable.
9. Pakistán: luchando contra tormentas económicas y políticas Pakistán está lidiando con una crisis económica profundizada por las deudas y la inestabilidad política.
El extremismo, la corrupción y el empeoramiento de las relaciones con los vecinos podrían debilitar al país hasta el punto de perder el control sobre sus regiones.
10. Somalia: un colapso que nunca terminó Somalia ha sido un estado fallido durante décadas. El grupo terrorista Al-Shabaab todavía controla grandes franjas de territorio, mientras que el gobierno central sigue siendo débil.
Sin un apoyo internacional mínimo, la desintegración total parece inevitable.
¿Por qué los países colapsan la mayor parte del tiempo? Normalmente, el colapso de un estado siempre es el resultado de una combinación de factores:
Inestabilidad económica: hiperinflación, deudas abrumadoras o escasez de recursos. Corrupción política: gobiernos débiles incapaces de abordar las crisis. Conflictos civiles: guerras, tensiones étnicas o levantamientos regionales. Cambio climático: empeoramiento de las condiciones, desastres naturales y agotamiento de los recursos. Aislamiento internacional: sanciones o pérdida de apoyo extranjero.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos publicó un informe este martes denunciando un alto nivel de las violaciones sexuales en el marco de la guerra civil de Sudán. El análisis fue realizado por la Misión Internacional Independiente de Investigación para este país africano.
En el documento de 80 páginas se indica que los actos de violencia sexual fueron cometidos por las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán y los grupos armados aliados que luchan contra las Fuerzas Armadas sudanesas, en las zonas bajo su control. Se reporta que las mujeres y niñas de entre 17 y 35 años constituyen la mayoría de las víctimas, sin embargo, también se registraron casos de violencia contra niñas desde ocho años y mujeres de hasta 75 años.
Según el informe, los militantes usaron violencia para aterrorizar y castigar a civiles por supuestos vínculos con opositores y reprimir cualquier resistencia. Al mismo tiempo, no sólo se ha violado a mujeres, sino también a hombres y niños.
Se han registrado casos de la violencia sexual, incluida la desnudez forzada, golpes en los genitales y amenazas de violación. Muchas mujeres han sufrido violaciones individuales y grupales, explotación sexual y secuestros con fines sexuales. Del mismo modo, se denuncian matrimonios forzados y tráfico de personas a través de las fronteras.
El problema se agrava porque las víctimas de violación no siempre tienen acceso a la asistencia médica para recibir la ayuda que necesitan, y los investigadores han documentado muertes tras casos de violación, incluso por hemorragia excesiva. “La magnitud de la violencia sexual que hemos documentado en Sudán es asombrosa […] La situación a la que se enfrentan los civiles vulnerables, en particular las mujeres y las niñas de todas las edades, es profundamente alarmante y debe abordarse con urgencia”, declaró Mohamed Chande Othman, presidente de la Misión de Investigación.
Mientras tanto, las partes del conflicto también cometen otros crimines que constituyen violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Se reportan casos de torturas, trato cruel, inhumano o degradante de personas, abusos contra la dignidad personal, secuestro, encarcelamiento y detención con fines sexuales, lo que equivale a esclavitud sexual.
Othman instó a desplegar una fuerza de protección independiente en Sudán para proteger a la población civil, que se ve obligada a huir de las hostilidades y violaciones de sus derechos. “Ahora no hay ningún lugar seguro en Sudán”, indicó.
“Estas circunstancias también dejan muy claro que las víctimas necesitan apoyo urgente, incluida asistencia médica y jurídica, de la que carecen por completo en Sudán”, afirmó la experta Mona Rishmawi, quien propuso crear “una oficina de apoyo y reparación a las víctimas para ayudarlas”.
Ya no hay dudas de que el mundo se ha desquiciado como nunca antes desde la II Guerra Mundial, y pruebas sobran.
En un breve inventario, debemos pensar en los cada vez más calientes conflictos en el Mar de la China por la pretensión de Beijing de incorporar Taiwan a la soberanía territorial y el acoso permanente de las fuerzas armadas chinas a Filipinas; en el acceso desde el Océano Indico al Mar Rojo por los ataques permanentes de las milicias hutíes fieles a Irán y basadas en Yemen al comercio marítimo internacional; en la guerra desatada por el ataque terrorista de Hamás a Israel que derivó en la represión sobre la Franja de Gaza y su probable extensión al Líbano y a Irán; en la prolongada guerra producida por la cruel invasión de Rusia a Ucrania; en la antigua e invisibilizada guerra civil de Sudán; en los incendiarios incidentes que se están generando entre los inmigrantes musulmanes y los ultranacionalistas británicos; en los permanentes episodios de tiroteos y asesinatos de los enloquecidos militantes del Ejército Islámico en todo el mundo; y en la feroz represión de los regímenes tiránicos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En ese peligroso escenario global, tiene muchísima importancia la campaña electoral en los Estados Unidos, donde una creciente Kamala Harris parece estar superando a Donald Trump en las encuestas, cuando este último ha avisado que, de no triunfar, podría producirse un baño de sangre en la primera potencia del mundo.
Porque de esa definición, en noviembre, dependerá el rol que asumirá el nuevo Presidente ante la OTAN y con relación a la (ex) guerra fría que nuevamente amenaza la paz mundial.
Pero, volviendo a nuestra tan triste realidad local, me sigue haciendo mucho ruido la insistencia en intentar incorporar a Lijo a la Corte, básicamente porque no le encuentro otra explicación que no sea la existencia de un espurio pacto de impunidad, sobre el cual pone aún más sospechosas sombras la clara morosidad del Ejecutivo y sus organismos competentes en denunciar ante la Justicia los mismos escándalos de corrupción que, hasta ahora, se limita a llevar a los medios de comunicación.
En materia económica, sigo compartiendo el optimismo que exhiben algunos de los más prestigiosos académicos y analistas, pero me preocupa la lentitud y lo desparejo de la recuperación.
Es innegable que – la soja siempre confirma que es peronista – los precios de nuestras commodities agropecuarias se han derrumbado, y también que los inquietos mercados financieros internacionales no permiten – el lunes pasado, desde Tokio, llegó un fuerte viento que, a Dios gracias, se calmó al día siguiente – hacerse demasiadas ilusiones a corto plazo, pero el Gobierno debiera dar más claros indicios acerca de su plan económico para tranquilizar a los potenciales inversores que, hasta ahora, se limitan a hacer grandes anuncios.
Por ahora, Milei sigue arropado por una aprobación mayoritaria, mientras que la oposición – sea ésta política o sindical – no consigue hacer pie ni, mucho menos, recuperar la capacidad para organizar una protesta social masiva.
Un querido amigo, el mayor “conurbanólogo” que conozco, me cuenta que la insólita paz que reina, más allá de la inseguridad derivada del narcotráfico que todo lo penetra, se debe a que la informalidad y quienes en ella trabajan y viven permite que las penurias económicas se sientan allí demasiado.
Me he extendido demasiado en esta respuesta, y pido disculpas por ello.
Hasta el sábado, si logramos sobrevivir hasta entonces.
Países que podrían colapsar
◘
Por Carl Harras.
Predecir el colapso de un país es como leer entre líneas la historia, la economía y la política. Sin embargo, algunas naciones caminan sobre hielo delgado, donde incluso una pequeña carga adicional podría llevarlas a la ruina. En este artículo, exploraremos 10 países que enfrentan graves riesgos que podrían ponerlos al borde del colapso en los próximos años. Algunos de ellos podrían ser sorpresa.
1. Líbano: un país donde ya nada funciona
Aclamado alguna vez como la “Suiza de Oriente Medio”, Líbano se encuentra ahora en un caos económico absoluto. La hiperinflación, el colapso de la moneda y la corrupción política han puesto al estado de rodillas. Los ciudadanos comunes luchan por satisfacer necesidades básicas como alimentos y combustible.
¿Puede Líbano aún salvarse, o seguirá el destino de las naciones que se fragmentaron en entidades más pequeñas?
2. Afganistán: aislamiento y hambre de los talibanes
Desde que los talibanes recuperaron el poder, Afganistán se ha hundido en el aislamiento internacional. Su economía se está derrumbando, la gente se muere de hambre y las organizaciones humanitarias no pueden satisfacer las necesidades abrumadoras.
Si la situación no mejora, el Estado corre el riesgo de fragmentarse en territorios controlados por facciones armadas.
3. Haití: De la libertad a una nación gobernada por pandillas
Haití lleva años lidiando con una crisis. Sin un gobierno que funcione, las pandillas armadas dominan las ciudades.
Si a eso se suman desastres naturales como terremotos y huracanes, tenemos una receta para el colapso total. ¿Podrá Haití resurgir alguna vez?
4. Sudán: Una nación en conflicto perpetuo
La guerra civil de Sudán entre el ejército y las milicias está desembocando en una catástrofe. Miles de personas han muerto, millones han sido desplazadas y la hambruna se cierne sobre ellas.
Si el conflicto continúa, Sudán podría desintegrarse en regiones más pequeñas controladas por caudillos locales.
5. Venezuela: De la riqueza a la miseria
Venezuela, que alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, lleva años en caída libre. La hiperinflación, la escasez de alimentos y la emigración masiva han devastado la nación.
¿Podría caer el régimen de Nicolás Maduro o Venezuela permanecerá atrapada en este “colapso congelado” durante décadas?
6. Myanmar: un golpe que aplastó la esperanza
El golpe militar de 2021 sumió a Myanmar en el caos. Las protestas, los levantamientos y los conflictos étnicos se han convertido en la norma.
Si la junta militar no cede el poder, el país corre el riesgo de dividirse en regiones en guerra.
7. Yemen: una nación donde la supervivencia es una batalla
Yemen es el epítome del desastre. Su guerra civil entre los rebeldes hutíes y el gobierno reconocido internacionalmente ha durado años.
Millones de personas padecen hambre y enfermedades. Si el conflicto no se resuelve, Yemen podría desaparecer por completo como estado funcional.
8. Corea del Norte: tras la cortina del aislamiento
El régimen de Kim Jong Un parece sólido, pero ¿y si no lo es? Las sanciones económicas, la hambruna y una posible lucha de poder después de su muerte podrían conducir a un colapso inesperado.
Si eso sucede, el caos podría ser inimaginable.
9. Pakistán: luchando contra tormentas económicas y políticas
Pakistán está lidiando con una crisis económica profundizada por las deudas y la inestabilidad política.
El extremismo, la corrupción y el empeoramiento de las relaciones con los vecinos podrían debilitar al país hasta el punto de perder el control sobre sus regiones.
10. Somalia: un colapso que nunca terminó
Somalia ha sido un estado fallido durante décadas. El grupo terrorista Al-Shabaab todavía controla grandes franjas de territorio, mientras que el gobierno central sigue siendo débil.
Sin un apoyo internacional mínimo, la desintegración total parece inevitable.
¿Por qué los países colapsan la mayor parte del tiempo?
Normalmente, el colapso de un estado siempre es el resultado de una combinación de factores:
Inestabilidad económica: hiperinflación, deudas abrumadoras o escasez de recursos.
Corrupción política: gobiernos débiles incapaces de abordar las crisis.
Conflictos civiles: guerras, tensiones étnicas o levantamientos regionales.
Cambio climático: empeoramiento de las condiciones, desastres naturales y agotamiento de los recursos.
Aislamiento internacional: sanciones o pérdida de apoyo extranjero.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 27, 2024
Violencia sexual en Sudán
○
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos publicó un informe este martes denunciando un alto nivel de las violaciones sexuales en el marco de la guerra civil de Sudán. El análisis fue realizado por la Misión Internacional Independiente de Investigación para este país africano.
En el documento de 80 páginas se indica que los actos de violencia sexual fueron cometidos por las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán y los grupos armados aliados que luchan contra las Fuerzas Armadas sudanesas, en las zonas bajo su control. Se reporta que las mujeres y niñas de entre 17 y 35 años constituyen la mayoría de las víctimas, sin embargo, también se registraron casos de violencia contra niñas desde ocho años y mujeres de hasta 75 años.
Según el informe, los militantes usaron violencia para aterrorizar y castigar a civiles por supuestos vínculos con opositores y reprimir cualquier resistencia. Al mismo tiempo, no sólo se ha violado a mujeres, sino también a hombres y niños.
Se han registrado casos de la violencia sexual, incluida la desnudez forzada, golpes en los genitales y amenazas de violación. Muchas mujeres han sufrido violaciones individuales y grupales, explotación sexual y secuestros con fines sexuales. Del mismo modo, se denuncian matrimonios forzados y tráfico de personas a través de las fronteras.
El problema se agrava porque las víctimas de violación no siempre tienen acceso a la asistencia médica para recibir la ayuda que necesitan, y los investigadores han documentado muertes tras casos de violación, incluso por hemorragia excesiva. “La magnitud de la violencia sexual que hemos documentado en Sudán es asombrosa […] La situación a la que se enfrentan los civiles vulnerables, en particular las mujeres y las niñas de todas las edades, es profundamente alarmante y debe abordarse con urgencia”, declaró Mohamed Chande Othman, presidente de la Misión de Investigación.
Mientras tanto, las partes del conflicto también cometen otros crimines que constituyen violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Se reportan casos de torturas, trato cruel, inhumano o degradante de personas, abusos contra la dignidad personal, secuestro, encarcelamiento y detención con fines sexuales, lo que equivale a esclavitud sexual.
Othman instó a desplegar una fuerza de protección independiente en Sudán para proteger a la población civil, que se ve obligada a huir de las hostilidades y violaciones de sus derechos. “Ahora no hay ningún lugar seguro en Sudán”, indicó.
“Estas circunstancias también dejan muy claro que las víctimas necesitan apoyo urgente, incluida asistencia médica y jurídica, de la que carecen por completo en Sudán”, afirmó la experta Mona Rishmawi, quien propuso crear “una oficina de apoyo y reparación a las víctimas para ayudarlas”.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 2, 2024
POST DATA DE… ¡GRACIAS, ALBERTITO!
○
Por Dr. Enrique Guillermo Avogadro.
Ya no hay dudas de que el mundo se ha desquiciado como nunca antes desde la II Guerra Mundial, y pruebas sobran.
En un breve inventario, debemos pensar en los cada vez más calientes conflictos en el Mar de la China por la pretensión de Beijing de incorporar Taiwan a la soberanía territorial y el acoso permanente de las fuerzas armadas chinas a Filipinas; en el acceso desde el Océano Indico al Mar Rojo por los ataques permanentes de las milicias hutíes fieles a Irán y basadas en Yemen al comercio marítimo internacional; en la guerra desatada por el ataque terrorista de Hamás a Israel que derivó en la represión sobre la Franja de Gaza y su probable extensión al Líbano y a Irán; en la prolongada guerra producida por la cruel invasión de Rusia a Ucrania; en la antigua e invisibilizada guerra civil de Sudán; en los incendiarios incidentes que se están generando entre los inmigrantes musulmanes y los ultranacionalistas británicos; en los permanentes episodios de tiroteos y asesinatos de los enloquecidos militantes del Ejército Islámico en todo el mundo; y en la feroz represión de los regímenes tiránicos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En ese peligroso escenario global, tiene muchísima importancia la campaña electoral en los Estados Unidos, donde una creciente Kamala Harris parece estar superando a Donald Trump en las encuestas, cuando este último ha avisado que, de no triunfar, podría producirse un baño de sangre en la primera potencia del mundo.
Porque de esa definición, en noviembre, dependerá el rol que asumirá el nuevo Presidente ante la OTAN y con relación a la (ex) guerra fría que nuevamente amenaza la paz mundial.
Pero, volviendo a nuestra tan triste realidad local, me sigue haciendo mucho ruido la insistencia en intentar incorporar a Lijo a la Corte, básicamente porque no le encuentro otra explicación que no sea la existencia de un espurio pacto de impunidad, sobre el cual pone aún más sospechosas sombras la clara morosidad del Ejecutivo y sus organismos competentes en denunciar ante la Justicia los mismos escándalos de corrupción que, hasta ahora, se limita a llevar a los medios de comunicación.
En materia económica, sigo compartiendo el optimismo que exhiben algunos de los más prestigiosos académicos y analistas, pero me preocupa la lentitud y lo desparejo de la recuperación.
Es innegable que – la soja siempre confirma que es peronista – los precios de nuestras commodities agropecuarias se han derrumbado, y también que los inquietos mercados financieros internacionales no permiten – el lunes pasado, desde Tokio, llegó un fuerte viento que, a Dios gracias, se calmó al día siguiente – hacerse demasiadas ilusiones a corto plazo, pero el Gobierno debiera dar más claros indicios acerca de su plan económico para tranquilizar a los potenciales inversores que, hasta ahora, se limitan a hacer grandes anuncios.
Por ahora, Milei sigue arropado por una aprobación mayoritaria, mientras que la oposición – sea ésta política o sindical – no consigue hacer pie ni, mucho menos, recuperar la capacidad para organizar una protesta social masiva.
Un querido amigo, el mayor “conurbanólogo” que conozco, me cuenta que la insólita paz que reina, más allá de la inseguridad derivada del narcotráfico que todo lo penetra, se debe a que la informalidad y quienes en ella trabajan y viven permite que las penurias económicas se sientan allí demasiado.
Me he extendido demasiado en esta respuesta, y pido disculpas por ello.
Hasta el sábado, si logramos sobrevivir hasta entonces.
Un abrazo grande.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Agosto 12, 2024