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  Por Tom Heffernan.

Entre 1910 y 1920, el sur de Texas presenció un capítulo brutal de su historia conocido como La Matanza. Este período estuvo marcado por la violencia generalizada contra los mexicoamericanos, en gran parte perpetrada por justicieros anglosajones y fuerzas del orden, incluyendo a los Texas Rangers.

Orígenes y contexto
La violencia coincidió con la Revolución Mexicana, que desató temores de rebelión e inestabilidad fronteriza.

El Plan de San Diego, redactado en 1915 por insurgentes mexicanos, exigía una guerra racial y la anexión de los estados fronterizos de Estados Unidos. Aunque nunca se materializó plenamente, alimentó la paranoia anglosajona.

En respuesta, los Texas Rangers y los justicieros locales lanzaron campañas agresivas contra presuntos simpatizantes, a menudo sin pruebas ni el debido proceso.

La magnitud de la violencia
Se estima que entre 300 y 5000 mexicoamericanos fueron asesinados durante esta década.

Entre las víctimas se encontraban Antonio Rodríguez, quemado vivo por una turba en 1910, y Antonio Gómez, un joven de 14 años linchado en 1911.

La Masacre de Porvenir en 1918 vio a Rangers y ganaderos ejecutar a 15 hombres y niños de una pequeña aldea sin juicio.

Métodos y Justificaciones
Los Rangers a menudo actuaban por meras sospechas, con informes de personas fusiladas o desaparecidas por supuestas simpatías rebeldes2.

En ocasiones, los cadáveres se dejaban sin enterrar como advertencia, y muchos asesinatos no se denunciaban o se ocultaban.

La violencia se justificaba por temores racializados y el deseo de suprimir la influencia mexicana en Texas.

Consecuencias y Legado

La Legislatura de Texas investigó la conducta de los Rangers en 1919, lo que condujo a una reorganización de la fuerza.

Los sucesos de La Matanza permanecieron enterrados durante mucho tiempo en las historias oficiales, pero han resurgido a través de tradiciones orales, documentales y marcadores históricos. Académicos y activistas siguen presionando por el reconocimiento y la rendición de cuentas, argumentando que el estado nunca ha reconocido plenamente su papel en las atrocidades.

La Matanza sigue siendo un doloroso recordatorio de cómo las fuerzas del orden pueden ser utilizadas como arma contra las comunidades marginadas bajo el pretexto de la seguridad nacional. Es una historia de miedo, poder y silencio, que aún resuena en la memoria cultural del sur de Texas.

 


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Julio 31, 2025