“Quizás la única lección que nos enseña la historia es que los seres
humanos no aprendemos nada de las lecciones de la historia”.
Aldous Huxley
Finalmente, Donald Trump concretó sus públicas amenazas y declaró la guerra al mundo al aplicar, invocando la reciprocidad, fuertes aranceles aduaneros a los productos de todos los países, más pesados en el caso de sus mayores socios comerciales y excluyendo, llamativamente, a Rusia, Irán y Corea del Norte. Se dio un tiro en el pie. Esa actitud proteccionista, que busca que cada país negocie en directo con EEUU para aislar a China, golpea la globalización, que tanto progreso trajo a la humanidad; significa que las piezas de todos los artefactos que usamos – automóviles, celulares, computadoras, etc. – se fabriquen en los países más competitivos en cada rubro. A quien no lo haya hecho, sugiero leer un artículo de Thomas Friedman, en La Nación, que describe la realidad actual del desarrollo científico en ambos países: (https://edicionimpresa.lanacion.com.ar/la-nacion/20250403/page/6/textview) La intención de Trump es forzar a las industrias a mudar sus plantas a territorio norteamericano pero, hasta que eso eventualmente ocurra, traerá aparejado el alza de los precios internos con el lógico deterioro en el nivel de vida de sus ciudadanos, y no explica, aún si tuviera éxito, cómo harán esas fábricas para entrar en régimen rápidamente. El mundo comenzó a reaccionar, y ya ha generado hechos hasta ahora imposibles, como las conversaciones que encararán Japón y Corea del Sur – países aliados de EEUU y vitales en la defensa del Pacífico Sur – con China para planificar acciones comunes en respuesta a la decisión de Washington.
Por lo demás, la Unión Europea analiza aplicar represalias arancelarias a los productos de EEUU, y eso probablemente llevará a una estanflación global, tal vez repitiendo crisis de enorme magnitud como fueron, por ejemplo, el crack bursátil de 1929, el estallido de las hipotecas sub-prime en 2008 y la reciente pandemia. Las órdenes ejecutivas del Presidente han producido ya serios daños a la imagen del país en el exterior y derrumbes en las bolsas norteamericanas equivalentes a US$ 2,5 mil quinientos trillones de dólares, y eso afectará la popularidad del Presidente, ya que todos sus conciudadanos invierten masivamente en valores bursátiles. Pero, además, Trump ha olvidado aristas de gran importancia tanto para los propios EEUU cuanto para la economía global: el dólar es “la” moneda que el mundo usa como reserva de valor, pues confía en la solidez de la economía norteamericana, y con él se realizan todas las transacciones internacionales. En tanto reserva, traducida en billetes atesorados por individuos y empresas en el exterior, le permite a EEUU “exportar” su inflación interna y, así, disimular su sideral déficit comercial y, sobre todo, la enorme magnitud de su deuda pública, y los BRICS se proponen dejar de utilizarlo en el comercio entre los países miembros. Si uno de esos factores dejara de existir, esa cotización caería como un piano y es difícil imaginar el tamaño del cataclismo que se produciría.
En la agitada Argentina, los grandes titulares se los llevó la sesión del Senado del jueves, en la que fueron rechazados los pliegos de los candidatos del Ejecutivo a la Corte Suprema. Javier Milei se comió un sonoro sopapo, y la responsabilidad del inmenso conflicto institucional generado – agravado por haberse integrado ya, juramento mediante, Manuel García Mansilla al alto Tribunal y firmado sentencias que serán cuestionadas – sólo cabe al oxidado “triángulo de hierro”, que integra con “El Jefe” (Karina Milei) y Santiago Castín Caputo, el raro “asesor no oficial” todoterreno, que cada vez adquiere más poder dentro del aparato del Estado. Seguramente, éste fue el autor del disparatado comunicado con el cual la Oficina del Presidente respondió al fracaso legislativo; en él, el Gobierno pretendió utilizar el rechazo para demostrar que no existe pacto alguno con la “casta”, pero no consiguió explicar por qué ha insistido tanto en su deseo de encumbrar a alguien con las mayúsculas máculas morales y profesionales que porta el Juez Federal Ariel Lijo, como no sea un fallido pacto espurio con la condenada Cristina Fernández y los suyos.
La verdad es que el DNU al que recurriera Milei para imponer su voluntad ante un Senado remiso a considerar los pliegos fue dictado con una endeble interpretación de la Constitución y, por ello, carecía tanto de legalidad cuanto de legitimidad. La Argentina necesita, con desesperación, de inversiones genuinas directas, capaces de generar empleo de calidad, para que los innegables éxitos macroeconómicos de la actual gestión trasciendan y se derramen sobre el día a día de sus habitantes; un requisito esencial para que lleguen es la seguridad jurídica y la posibilidad de tener una Corte a tiro de decreto conspiraba contra esa condición.
La celebración del 2 de abril de 1982, cuando nuestro país recuperó transitoriamente las Islas Malvinas obliga a resaltar, una vez más, la monstruosa y repugnante hipocresía de nuestra sociedad que, mientras se emociona y lagrimea recordando a los héroes de esa gesta, los que quedaron allí o en el fondo del mar y los que regresaron, mantiene en las cárceles a muchos de éstos, ya ancianos y enfermos, varios además condecorados por su excepcional valor en combate durante la guerra austral, y ha tolerado en silencio que a algunos de ellos, recurriendo a claras mentiras, esta administración diera de baja, privándolos de sueldos y asistencia médica.
A distancia remota del ‘fin de la historia’, la lucha de todos los tiempos por el poder sigue en auge, con una vivacidad y fuerza dignas de causas quizás más plausibles. Esa puja colea como pocas veces en el pasado. Lo hace sin rubor, hasta con desparpajo. Antecedentes sobran en nuestro hemisferio: la más próxima fue “la Centuria de América” que impulsaban Condollezza Rice y el jefe del Pentágono en la época de George Bush. En 1997 el ‘think tank’ Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense postulaba una neo Doctrina Monroe – 1823-, una novación de la postura de Teodoro Roosevelt -1904- y su garrote. Hoy Donald Trump arropa la misma ambición en el paraguas de la ‘seguridad nacional’. Lo que para Monroe, Roosevelt y Rice eran el Caribe, América Central y otras áreas de América del Sur, para Trump lo es el Ártico, devenido – cambio climático mediante – en el nuevo canal de Panamá. Por esos mares septentrionales se ha abierto la ruta más corta hacia Europa y al Asia, incluyendo la Lejana. Adicionalmente, allí puede instalarse la mejor base de alerta temprana antimisilítica. De ahí el no repentino interés por Groenlandia – ya en 1868 los norteamericanos, con innegable visión y también vocación territorialista, quisieron adquirir la enorme isla dinamarquesa desde hace 6 siglos. La incitación a la anexión de Canadá tiene otra dimensión. Se trata de que nos hallamos en un ciclo en el cual las fronteras políticas – algunas de ellas trazadas desde escritorios ubicados a miles de kilómetros – se tornan movibles, inestables, revisables.
Friedman
Thomas L. Friedman, columnista de The New York Times y que La Nación suele publicar, el 28 de diciembre pasado señaló que el desorden mundial tiene tres causas básicas: la Inteligencia Artificial desbocada, el cambio climático y los Estados que colapsan – fallidos. Los dos primeros exceden a este análisis. Hay que detenerse en el tercero. El articulista sorprendió al incluir a la Argentina en su enumeración de Estados fallidos al lado de países como Montenegro, Sri Lanka, Kenia y Tanzania, entre otros. La realidad de países que no pueden sostenerse por diversos motivos genera varios factores de inestabilidad o desorden mundial: migraciones, hambrunas, mutaciones de fronteras, guerras híbridas y también de las clásicas, puja por los recursos, tentación de expansionismo, incremento de la corrupción.
Detengámonos en la mención de Friedman a la Argentina como Estado fallido. Evidente y objetivamente, un país que hace siete décadas sufre una decadencia integral – único caso en el orbe en el cual el PBI cayó en términos reales- y que no puede darse un sistema de concordia – los tramoyistas de la discordia vienen triunfando una y otra vez -, tiene lógica que sea incorporado a esa ominosa lista. Para colmo, nosotros somos un enfermo político con antecedentes genéticos: nos llevó más de 50 años organizarnos como Estado, casi los mismos que en esta era contemporánea llevamos destruyendo al país. Afortunadamente, la ciudadanía rompió el molde en 2023 y dio un mandato resiliente de un cambio profundo, no sólo económico, sino moral y cultural. En eso se está. Si lo hacemos como corresponde, saldremos de esa nómina odiosa y, más aún, estaremos entre los actores de las transformaciones que el mundo exige.
Regresemos al examen geopolítico. Se marcha hacia la superfusión de espacios. Ni las epidemias, ni el crimen organizado, ni las migraciones, ni los cambios climáticos ni la corrupción sistémica reconocen fronteras políticas. La fuga de capitales tampoco. O se erigen fuertes Estados – o confederaciones que los orbiten – o así es prácticamente imposible continuar. Es para reflexionar y sobre todo para conmover las actitudes aldeanas o de pequeña comarca que nos han fragmentado, tornando todo más complejo, incluyendo la mera posibilidad de progresar. No puede ser que un río disocie la materia tributaria: de la margen derecha 33% a las exportaciones, 21% de IVA, 35% de ganancias; en la otra, 0%, 10 y 10%. Esas asimetrías son inadmisibles. Es irracional que la colaboración para prevenir la actividad del crimen organizado transnacional dependa de la buena voluntad de los gobiernos de turno. La situación implora por un régimen, por un sistema coordinado. Por una articulación.
Marx
Por otra parte, no hay que quedar atrapado por la supuesta nueva guerra fría EEUU-China. En Norteamérica están estudiando 270 mil chinos. Ninguno tiene como modelo a Carlos Marx. La mayoría ambiciona parecerse a Elon Musk. Eso es un condicionante para cualquier escalada descontrolada en la competencia. Se está más cerca de la línea del comunicado de Nixon y Zhou Enlai de 1972 que de una conflagración abierta. El primer interesado en la estabilidad económico-financiera mundial es China, el máximo acreedor del Tesoro norteamericano. Dos hechos recientes confirman la distensión en las cumbres políticas del antagonismo global: Biden y Xi firmaron en Lima el 16 de noviembre pasado, en ocasión de la cita de la APEC – ¿por qué nosotros no participamos de las convocatorias del Pacífico, si hasta nuestra Ushuaia es geográficamente una ciudad bañada por ese océano?-, un convenio para que jamás el botón nuclear esté en manos de la IA, de modo que siempre sea controlado por personas humanas; y Trump – que invitó a un selecto lote de mandatarios extranjeros, entre ellos al nuestro, a su asunción-, al convidar a Jimping para que asista y mantenido una larga conversación telefónica. No hay casualidad en este convite y en ese diálogo.
Xi
Cualquier movimiento de las fronteras en los países centrales tendrá efecto dominó, desde Taiwan hasta hacer crujir a la OTAN. Nosotros mismos podríamos replantear varias reivindicaciones, al norte, al oeste, al este y al sur. Empero, es infinitamente mejor recurrir a añejas, pero aún lozanas ideas geopolíticas como el ABC – Argentina, Brasil y Chile. Desde el Cono Sur para todo el gran subcontinente sudamericano y del Caribe, una propuesta hacia adelante, convocante.
A las guerras, paz fructífera, creadora, enamorante, con futuro. A los Estados fallidos, la respuesta es acuerdos tan ambiciosos como osados – la osadía de las utopías que se realizan; al desorden, simplemente la contestación es un nuevo y sólido orden mundial.
Diputado nacional m.c.; Secretario General del partido nacional UNIR
“TODOS PONEN”
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“Quizás la única lección que nos enseña la historia es que los seres
humanos no aprendemos nada de las lecciones de la historia”.
Aldous Huxley
Finalmente, Donald Trump concretó sus públicas amenazas y declaró la guerra al mundo al aplicar, invocando la reciprocidad, fuertes aranceles aduaneros a los productos de todos los países, más pesados en el caso de sus mayores socios comerciales y excluyendo, llamativamente, a Rusia, Irán y Corea del Norte. Se dio un tiro en el pie. Esa actitud proteccionista, que busca que cada país negocie en directo con EEUU para aislar a China, golpea la globalización, que tanto progreso trajo a la humanidad; significa que las piezas de todos los artefactos que usamos – automóviles, celulares, computadoras, etc. – se fabriquen en los países más competitivos en cada rubro. A quien no lo haya hecho, sugiero leer un artículo de Thomas Friedman, en La Nación, que describe la realidad actual del desarrollo científico en ambos países: (https://edicionimpresa.lanacion.com.ar/la-nacion/20250403/page/6/textview) La intención de Trump es forzar a las industrias a mudar sus plantas a territorio norteamericano pero, hasta que eso eventualmente ocurra, traerá aparejado el alza de los precios internos con el lógico deterioro en el nivel de vida de sus ciudadanos, y no explica, aún si tuviera éxito, cómo harán esas fábricas para entrar en régimen rápidamente. El mundo comenzó a reaccionar, y ya ha generado hechos hasta ahora imposibles, como las conversaciones que encararán Japón y Corea del Sur – países aliados de EEUU y vitales en la defensa del Pacífico Sur – con China para planificar acciones comunes en respuesta a la decisión de Washington.
En la agitada Argentina, los grandes titulares se los llevó la sesión del Senado del jueves, en la que fueron rechazados los pliegos de los candidatos del Ejecutivo a la Corte Suprema. Javier Milei se comió un sonoro sopapo, y la responsabilidad del inmenso conflicto institucional generado – agravado por haberse integrado ya, juramento mediante, Manuel García Mansilla al alto Tribunal y firmado sentencias que serán cuestionadas – sólo cabe al oxidado “triángulo de hierro”, que integra con “El Jefe” (Karina Milei) y Santiago Castín Caputo, el raro “asesor no oficial” todoterreno, que cada vez adquiere más poder dentro del aparato del Estado. Seguramente, éste fue el autor del disparatado comunicado con el cual la Oficina del Presidente respondió al fracaso legislativo; en él, el Gobierno pretendió utilizar el rechazo para demostrar que no existe pacto alguno con la “casta”, pero no consiguió explicar por qué ha insistido tanto en su deseo de encumbrar a alguien con las mayúsculas máculas morales y profesionales que porta el Juez Federal Ariel Lijo, como no sea un fallido pacto espurio con la condenada Cristina Fernández y los suyos.
La verdad es que el DNU al que recurriera Milei para imponer su voluntad ante un Senado remiso a considerar los pliegos fue dictado con una endeble interpretación de la Constitución y, por ello, carecía tanto de legalidad cuanto de legitimidad. La Argentina necesita, con desesperación, de inversiones genuinas directas, capaces de generar empleo de calidad, para que los innegables éxitos macroeconómicos de la actual gestión trasciendan y se derramen sobre el día a día de sus habitantes; un requisito esencial para que lleguen es la seguridad jurídica y la posibilidad de tener una Corte a tiro de decreto conspiraba contra esa condición.
La celebración del 2 de abril de 1982, cuando nuestro país recuperó transitoriamente las Islas Malvinas obliga a resaltar, una vez más, la monstruosa y repugnante hipocresía de nuestra sociedad que, mientras se emociona y lagrimea recordando a los héroes de esa gesta, los que quedaron allí o en el fondo del mar y los que regresaron, mantiene en las cárceles a muchos de éstos, ya ancianos y enfermos, varios además condecorados por su excepcional valor en combate durante la guerra austral, y ha tolerado en silencio que a algunos de ellos, recurriendo a claras mentiras, esta administración diera de baja, privándolos de sueldos y asistencia médica.
Bs.As., 4 Abr 25
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
Cel. en Brasil (+5521) 98128 7896
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PrisioneroEnArgentina.com
Abril 4, 2025
GUERRAS HÍBRIDAS, ESTADOS FALLIDOS, DESORDEN MUNDIAL
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A distancia remota del ‘fin de la historia’, la lucha de todos los tiempos por el poder sigue en auge, con una vivacidad y fuerza dignas de causas quizás más plausibles. Esa puja colea como pocas veces en el pasado. Lo hace sin rubor, hasta con desparpajo. Antecedentes sobran en nuestro hemisferio: la más próxima fue “la Centuria de América” que impulsaban Condollezza Rice y el jefe del Pentágono en la época de George Bush. En 1997 el ‘think tank’ Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense postulaba una neo Doctrina Monroe – 1823-, una novación de la postura de Teodoro Roosevelt -1904- y su garrote. Hoy Donald Trump
arropa la misma ambición en el paraguas de la ‘seguridad nacional’. Lo que para Monroe, Roosevelt y Rice eran el Caribe, América Central y otras áreas de América del Sur, para Trump lo es el Ártico, devenido – cambio climático mediante – en el nuevo canal de Panamá. Por esos mares septentrionales se ha abierto la ruta más corta hacia Europa y al Asia, incluyendo la Lejana. Adicionalmente, allí puede instalarse la mejor base de alerta temprana antimisilítica. De ahí el no repentino interés por Groenlandia – ya en 1868 los norteamericanos, con innegable visión y también vocación territorialista, quisieron adquirir la enorme isla dinamarquesa desde hace 6 siglos. La incitación a la anexión de Canadá tiene otra dimensión. Se trata de que nos hallamos en un ciclo en el cual las fronteras políticas – algunas de ellas trazadas desde escritorios ubicados a miles de kilómetros – se tornan movibles, inestables, revisables.
Thomas L. Friedman, columnista de The New York Times y que La Nación suele publicar, el 28 de diciembre pasado señaló que el desorden mundial tiene tres causas básicas: la Inteligencia Artificial desbocada, el cambio climático y los Estados que colapsan – fallidos. Los dos primeros exceden a este análisis. Hay que detenerse en el tercero. El articulista sorprendió al incluir a la Argentina en su enumeración de Estados fallidos al lado de países como Montenegro, Sri Lanka, Kenia y Tanzania, entre otros. La realidad de países que no pueden sostenerse por diversos motivos genera varios factores de inestabilidad o desorden mundial: migraciones, hambrunas, mutaciones de fronteras, guerras híbridas y también de las clásicas, puja por los recursos, tentación de expansionismo, incremento de la corrupción.
Detengámonos en la mención de Friedman a la Argentina como Estado fallido. Evidente y objetivamente, un país que hace siete décadas sufre una decadencia integral – único caso en el orbe en el cual el PBI cayó en términos reales- y que no puede darse un sistema de concordia – los tramoyistas de la discordia vienen triunfando una y otra vez -, tiene lógica que sea incorporado a esa ominosa lista. Para colmo, nosotros somos un enfermo político con antecedentes genéticos: nos llevó más de 50 años organizarnos como Estado, casi los mismos que en esta era contemporánea llevamos destruyendo al país. Afortunadamente, la ciudadanía rompió el molde en 2023 y dio un mandato resiliente de un cambio profundo, no sólo económico, sino moral y cultural. En eso se está. Si lo hacemos como corresponde, saldremos de esa nómina odiosa y, más aún, estaremos entre los actores de las transformaciones que el mundo exige.
Regresemos al examen geopolítico. Se marcha hacia la superfusión de espacios. Ni las epidemias, ni el crimen organizado, ni las migraciones, ni los cambios climáticos ni la corrupción sistémica reconocen fronteras políticas. La fuga de capitales tampoco. O se erigen fuertes Estados – o confederaciones que los orbiten – o así es prácticamente imposible continuar. Es para reflexionar y sobre todo para conmover las actitudes aldeanas o de pequeña comarca que nos han fragmentado, tornando todo más complejo, incluyendo la mera posibilidad de progresar. No puede ser que un río disocie la materia tributaria: de la margen derecha 33% a las exportaciones, 21% de IVA, 35% de ganancias; en la otra, 0%, 10 y 10%. Esas asimetrías son inadmisibles. Es irracional que la colaboración para prevenir la actividad del crimen organizado transnacional dependa de la buena voluntad de los gobiernos de turno. La situación implora por un régimen, por un sistema coordinado. Por una articulación.
Por otra parte, no hay que quedar atrapado por la supuesta nueva guerra fría EEUU-China. En Norteamérica están estudiando 270 mil chinos. Ninguno tiene como modelo a Carlos Marx. La mayoría ambiciona parecerse a Elon Musk. Eso es un condicionante para cualquier escalada descontrolada en la competencia. Se está más cerca de la línea del comunicado de Nixon y Zhou Enlai de 1972 que de una conflagración abierta. El primer interesado en la estabilidad económico-financiera mundial es China, el máximo acreedor del Tesoro norteamericano. Dos hechos recientes confirman la distensión en las cumbres políticas del antagonismo global: Biden y Xi firmaron en Lima el 16 de noviembre pasado, en ocasión de la cita de la APEC – ¿por qué nosotros no participamos de las convocatorias del Pacífico, si hasta nuestra Ushuaia es geográficamente una ciudad bañada por ese océano?-, un convenio para que jamás el botón nuclear esté en manos de la IA, de modo que siempre sea controlado por personas humanas; y Trump – que invitó a un selecto lote de mandatarios extranjeros, entre ellos al nuestro, a su asunción-, al convidar a Jimping para que asista y mantenido una larga conversación telefónica. No hay casualidad en este convite y en ese diálogo.
Cualquier movimiento de las fronteras en los países centrales tendrá efecto dominó, desde Taiwan hasta hacer crujir a la OTAN. Nosotros mismos podríamos replantear varias reivindicaciones, al norte, al oeste, al este y al sur. Empero, es infinitamente mejor recurrir a añejas, pero aún lozanas ideas geopolíticas como el ABC – Argentina, Brasil y Chile. Desde el Cono Sur para todo el gran subcontinente sudamericano y del Caribe, una propuesta hacia adelante, convocante.
A las guerras, paz fructífera, creadora, enamorante, con futuro. A los Estados fallidos, la respuesta es acuerdos tan ambiciosos como osados – la osadía de las utopías que se realizan; al desorden, simplemente la contestación es un nuevo y sólido orden mundial.
Diputado nacional m.c.; Secretario General del partido nacional UNIR
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 19, 2025