NIÑA DE AYOHUMA – CAPITANA DEL EJÉRCITO DEL NORTE – SARGENTO MAYOR DE CABALLERÍA
Al año siguiente, el General Viamonte, ya como Vicepresidente Primero de la Nueva Legislatura, insiste junto a otros compañeros de armas, para que se hiciera justicia con la querida María, cuatro generales informan el expediente mencionado en la Contaduría General: Díaz Vélez, Pueyrredón, Rodríguez y Viamonte, junto a los Coroneles Hipólito Videla, Manuel Ramírez y Bernardo de Anzoátegui, y consiguió que se elevara a consideración de la Legislatura en la Sesión del 18 de julio de 1828, donde fue, cosa harto conocida entre los políticos, tanto actuales como pasados, objetada la solicitud. Según el diario de sesiones nro. 115 de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, al abrirse el tratamiento, Marcelo Gamboa (diputado por la ciudad) solicitó “documentos que acreditaran el merecimiento de la pensión”, a lo que Viamonte respondió: “Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida; presenta su cuerpo lleno de heridas de bala y lleno, además, de cicatrices de azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna. Es singular mujer en su patriotismo. Ella ha seguido al Ejército del Perú en todo el tiempo que tuve mando en él; salió de ésta con las tropas que abrieron los cimientos de la Independencia del País; fue natural conocerla, como debe serlo, por cuantos hayan servido en el Perú…Infiero las calamidades que ha sufrido, pues manifiesta las heridas que ha recibido; no puede negársele un respeto patriótico. Es lo menos que puedo decir sobre la desgraciada María Remedios, que mendiga su subsistencia. Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos”.
Para el diputado por la ciudad Diego Alcorta no le alcanzan los argumentos ni las cartas que presentaron quienes conocían a María, insistió entonces que debían presentar documentación respaldatoria, con lo que el debate se tornó áspero. Ambos argumentos, el de Alcorta y Gamboa, inhabilitaban pensiones que recibían otros soldados de su categoría.
Pero el diputado por la ciudad, Hermenegildo Aguirre, fue más lejos, objetó entonces que, aunque del Valle hubiera rendido efectivamente esos servicios a la Nación, la Junta representaba a la Provincia de Buenos Aires y no a la Nación, por lo que correspondía no acceder a lo solicitado.
El representante por Pilar y Exaltación de la Cruz, Justo García Valdés, refuto la objeción sobre las atribuciones, afirmando que: “el gobierno de la Provincia solo conseguiría parecer cruel e insensible si dejaba a la Nación la tarea de premiar tales servicios a la Libertad”
“Yo no conozco a esta infeliz mujer que está en estado de mendigues y esto es una vergüenza para nosotros. Ella es una heroína y si no fuera porsu condición, se habría hecho célebre en todo el mundo. Sirvió a la Nación, pero también a la Provincia de Buenos Aires, empuñando el fusil y atendiendo y asistiendo a los soldados enfermos” Francisco Silveyra, diputado por Quilmes, Ensenada y Magdalena.
Miguel Rabelo, sostenía “Los señores generales y subalternos que llevaron los estandartes de libertad al Perú, aseguran que sus trabajos y servicios marcables son acreedores a la seria consideración de un Gobierno que hasta ahora no ha hecho más que recibir en su regazo y llamar su asilo a todos cuantos han trabajado por la libertad del país, dándoles como subsistir. Solo la Heroína Remedios del Valle yace bajo la más inenarrable e inesperada necesidad. Seis cicatrices feroces de bala y sable. Su caro esposo, un hijo y un entenado que han expirado en las filas de los libres; es todo el haber de esta desgraciada. Esto, Señor, excede en valor y virtud de los Espartanos y Romanos, porque esta mendiga en el país por el que ha sufrido y tanto ha trabajado. ¿Y es posible, Señor Inspector General, que para compensar los servicios de esta desgraciada haya de ser necesario justificación de clase? No me parece, Señor, basta sólo su mérito para su recompensa”.
Tomás de Anchorena expresó en la Sala de Representantes: “Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército y no había acción en que ella pudiera tomar parte, que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; admiraba al general, a los oficiales y a todos cuantos acompañaban al Ejército, y en medio de este valor tenía una virtud a prueba […] Yo los he oído a todos a voz pública hacer elogios de esta mujer por su oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en desgracia y miseria en que quedan los hombres después de una acción de guerra, sin piernas unos y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer […] y que una mujer tan singular como ésta en nosotros, debe ser objeto de la admiración de cada ciudadano de todas las provincias; y adonde quiera que vaya de ellas, debería ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General…”
El diputado Lagos pidió formar una comisión para que “componga una biografía de esta mujer y se mande imprimir y publicar en los periódicos, que se haga un monumento y que la comisión presente el diseño de él y el presupuesto”. Bueno, otra vez nada nuevo en la politiquería de nuestro país, viene de lejos; muchos años han pasado desde que Lagos falleció y la mencionada “Comisión” debe estar discutiendo quienes la integran y será su presidente. “Si quieren que un proyecto no funcione, lo mejor es crear una Comisión”, Juan D. Perón. Continuará…
LA MADRE DE LA PATRIA – MARÍA REMEDIOS DEL VALLE – Parte 3
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NIÑA DE AYOHUMA – CAPITANA DEL EJÉRCITO DEL NORTE – SARGENTO MAYOR DE CABALLERÍA
Al año siguiente, el General Viamonte, ya como Vicepresidente Primero de la Nueva Legislatura, insiste junto a otros compañeros de armas, para que se hiciera justicia con la querida María, cuatro generales informan el expediente mencionado en la Contaduría General: Díaz Vélez, Pueyrredón, Rodríguez y Viamonte, junto a los Coroneles Hipólito Videla, Manuel Ramírez y Bernardo de Anzoátegui, y consiguió que se elevara a consideración de la Legislatura en la Sesión del 18 de julio de 1828, donde fue, cosa harto conocida entre los políticos, tanto actuales como pasados, objetada la solicitud. Según el diario de sesiones nro. 115 de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, al abrirse el tratamiento, Marcelo Gamboa (diputado por la ciudad) solicitó “documentos que acreditaran el merecimiento de la pensión”, a lo que Viamonte respondió: “Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida; presenta su cuerpo lleno de heridas de bala y lleno, además, de cicatrices de azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna. Es singular mujer en su patriotismo. Ella ha seguido al Ejército del Perú en todo el tiempo que tuve mando en él; salió de ésta con las tropas que abrieron los cimientos de la Independencia del País; fue natural conocerla, como debe serlo, por cuantos hayan servido en el Perú…Infiero las calamidades que ha sufrido, pues manifiesta las heridas que ha recibido; no puede negársele un respeto patriótico. Es lo menos que puedo decir sobre la desgraciada María Remedios, que mendiga su subsistencia. Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos”.
Para el diputado por la ciudad Diego Alcorta no le alcanzan los argumentos ni las cartas que presentaron quienes conocían a María, insistió entonces que debían presentar documentación respaldatoria, con lo que el debate se tornó áspero. Ambos argumentos, el de Alcorta y Gamboa, inhabilitaban pensiones que recibían otros soldados de su categoría.
Pero el diputado por la ciudad, Hermenegildo Aguirre, fue más lejos, objetó entonces que, aunque del Valle hubiera rendido efectivamente esos servicios a la Nación, la Junta representaba a la Provincia de Buenos Aires y no a la Nación, por lo que correspondía no acceder a lo solicitado.
El representante por Pilar y Exaltación de la Cruz, Justo García Valdés, refuto la objeción sobre las atribuciones, afirmando que: “el gobierno de la Provincia solo conseguiría parecer cruel e insensible si dejaba a la Nación la tarea de premiar tales servicios a la Libertad”
“Yo no conozco a esta infeliz mujer que está en estado de mendigues y esto es una vergüenza para nosotros. Ella es una heroína y si no fuera por su condición, se habría hecho célebre en todo el mundo. Sirvió a la Nación, pero también a la Provincia de Buenos Aires, empuñando el fusil y atendiendo y asistiendo a los soldados enfermos” Francisco Silveyra, diputado por Quilmes, Ensenada y Magdalena.
Miguel Rabelo, sostenía “Los señores generales y subalternos que llevaron los estandartes de libertad al Perú, aseguran que sus trabajos y servicios marcables son acreedores a la seria consideración de un Gobierno que hasta ahora no ha hecho más que recibir en su regazo y llamar su asilo a todos cuantos han trabajado por la libertad del país, dándoles como subsistir. Solo la Heroína Remedios del Valle yace bajo la más inenarrable e inesperada necesidad. Seis cicatrices feroces de bala y sable. Su caro esposo, un hijo y un entenado que han expirado en las filas de los libres; es todo el haber de esta desgraciada. Esto, Señor, excede en valor y virtud de los Espartanos y Romanos, porque esta mendiga en el país por el que ha sufrido y tanto ha trabajado. ¿Y es posible, Señor Inspector General, que para compensar los servicios de esta desgraciada haya de ser necesario justificación de clase? No me parece, Señor, basta sólo su mérito para su recompensa”.
Tomás de Anchorena expresó en la Sala de Representantes: “Efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército y no había acción en que ella pudiera tomar parte, que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; admiraba al general, a los oficiales y a todos cuantos acompañaban al Ejército, y en medio de este valor tenía una virtud a prueba […] Yo los he oído a todos a voz pública hacer elogios de esta mujer por su oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en desgracia y miseria en que quedan los hombres después de una acción de guerra, sin piernas unos y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer […] y que una mujer tan singular como ésta en nosotros, debe ser objeto de la admiración de cada ciudadano de todas las provincias; y adonde quiera que vaya de ellas, debería ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General…”
El diputado Lagos pidió formar una comisión para que “componga una biografía de esta mujer y se mande imprimir y publicar en los periódicos, que se haga un monumento y que la comisión presente el diseño de él y el presupuesto”. Bueno, otra vez nada nuevo en la politiquería de nuestro país, viene de lejos; muchos años han pasado desde que Lagos falleció y la mencionada “Comisión” debe estar discutiendo quienes la integran y será su presidente. “Si quieren que un proyecto no funcione, lo mejor es crear una Comisión”, Juan D. Perón. Continuará…
Patricio Anderson
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 7, 2021