Al mariscal Ferdinand Foch, Comandante Supremo Aliado durante la Primera Guerra Mundial, se le atribuye a menudo la ominosa predicción de que el Tratado de Versalles (1919) era simplemente una pausa temporal en las hostilidades, en lugar de una paz duradera. Su supuesta declaración: «Esto no es paz. Es un armisticio de 20 años», resultó inquietantemente acertada, ya que la Segunda Guerra Mundial estalló en 1939, exactamente dos décadas después de la firma del tratado.
Foch
El Tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919, puso fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial. Impuso duras sanciones a Alemania, incluyendo pérdidas territoriales, restricciones militares y cuantiosas reparaciones. Si bien el tratado pretendía prevenir futuros conflictos, muchos críticos, incluido Foch, lo consideraron demasiado punitivo para fomentar la reconciliación, pero demasiado indulgente para debilitar permanentemente a Alemania.
Foch había abogado por medidas de seguridad territorial más estrictas, en particular la ocupación permanente de Renania, para impedir que Alemania reconstruyera su poderío militar. Sin embargo, las concesiones del tratado dejaron a Alemania humillada, pero no incapacitada, alimentando el resentimiento que posteriormente contribuyó al ascenso de Adolf Hitler y al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Si bien la cita se atribuye ampliamente a Foch, su autenticidad sigue siendo objeto de debate. Algunos historiadores argumentan que la frase fue popularizada por Winston Churchill en sus escritos después de la Segunda Guerra Mundial, en lugar de ser una declaración directa de Foch al momento de la firma del tratado. Otros sugieren que Foch expresó sentimientos similares con otras palabras, advirtiendo que el fracaso del tratado en neutralizar por completo el potencial militar de Alemania conduciría a futuros conflictos.
ChurchillHitler
La supuesta advertencia de Foch reflejaba una preocupación más amplia entre los estrategas militares de que las quejas de Alemania sobre Versalles conducirían a una nueva agresión. Las cargas económicas del tratado contribuyeron a la hiperinflación y la inestabilidad política, allanando el camino para el ascenso de Hitler en la década de 1930.
Para 1936, Alemania había remilitarizado Renania, violando los términos del tratado. Para 1939, Hitler había anexado Austria y Checoslovaquia, y su invasión de Polonia desencadenó la Segunda Guerra Mundial, confirmando el sombrío pronóstico de Foch.
Independientemente de si Foch hizo la declaración explícitamente o no, sus preocupaciones sobre las deficiencias del tratado estaban justificadas. Su legado sirve como recordatorio de que los acuerdos de paz deben abordar tanto la seguridad como la reconciliación para prevenir futuros conflictos. Las lecciones de Versalles influyeron en el proceso de paz posterior a la Segunda Guerra Mundial, lo que condujo a esfuerzos de reconstrucción más equilibrados en Alemania y Japón.
Ferdinand Foch y la advertencia profética
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Al mariscal Ferdinand Foch, Comandante Supremo Aliado durante la Primera Guerra Mundial, se le atribuye a menudo la ominosa predicción de que el Tratado de Versalles (1919) era simplemente una pausa temporal en las hostilidades, en lugar de una paz duradera. Su supuesta declaración: «Esto no es paz. Es un armisticio de 20 años», resultó inquietantemente acertada, ya que la Segunda Guerra Mundial estalló en 1939, exactamente dos décadas después de la firma del tratado.
El Tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919, puso fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial. Impuso duras sanciones a Alemania, incluyendo pérdidas territoriales, restricciones militares y cuantiosas reparaciones. Si bien el tratado pretendía prevenir futuros conflictos, muchos críticos, incluido Foch, lo consideraron demasiado punitivo para fomentar la reconciliación, pero demasiado indulgente para debilitar permanentemente a Alemania.
Foch había abogado por medidas de seguridad territorial más estrictas, en particular la ocupación permanente de Renania, para impedir que Alemania reconstruyera su poderío militar. Sin embargo, las concesiones del tratado dejaron a Alemania humillada, pero no incapacitada, alimentando el resentimiento que posteriormente contribuyó al ascenso de Adolf Hitler y al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Si bien la cita se atribuye ampliamente a Foch, su autenticidad sigue siendo objeto de debate. Algunos historiadores argumentan que la frase fue popularizada por Winston Churchill en sus escritos después de la Segunda Guerra Mundial, en lugar de ser una declaración directa de Foch al momento de la firma del tratado. Otros sugieren que Foch expresó sentimientos similares con otras palabras, advirtiendo que el fracaso del tratado en neutralizar por completo el potencial militar de Alemania conduciría a futuros conflictos.
La supuesta advertencia de Foch reflejaba una preocupación más amplia entre los estrategas militares de que las quejas de Alemania sobre Versalles conducirían a una nueva agresión. Las cargas económicas del tratado contribuyeron a la hiperinflación y la inestabilidad política, allanando el camino para el ascenso de Hitler en la década de 1930.
Para 1936, Alemania había remilitarizado Renania, violando los términos del tratado. Para 1939, Hitler había anexado Austria y Checoslovaquia, y su invasión de Polonia desencadenó la Segunda Guerra Mundial, confirmando el sombrío pronóstico de Foch.
Independientemente de si Foch hizo la declaración explícitamente o no, sus preocupaciones sobre las deficiencias del tratado estaban justificadas. Su legado sirve como recordatorio de que los acuerdos de paz deben abordar tanto la seguridad como la reconciliación para prevenir futuros conflictos. Las lecciones de Versalles influyeron en el proceso de paz posterior a la Segunda Guerra Mundial, lo que condujo a esfuerzos de reconstrucción más equilibrados en Alemania y Japón.
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 14, 2025