Thomas Nast es conocido como el Padre de los dibujos -animados y satíricos-, habiendo creado arte político durante el siglo 19, criticando la corrupción, la esclavitud y sosteniendo los derchos del indio americano tanto como de los afroamericanos en su lucha contra el KKK.
En el Museo de los Emigrantes de Hamburgo se presenta una exhibición dedicada a Thomas Nast, el dibujante de origen alemán que le dio cuerpo a San Nicolás con la fisonomía que se le conoce hoy día en una gran porción del planeta Tierra.
El museo honra la memoria de los cinco millones de emigrantes que entre 1850 y 1939 zarparon desde Hamburgo hacia todas partes del mundo. Uno de ellos fue Thomas Nast, el ilustrador estadounidense de origen teutón al que se le atribuye la creación del Santa Claus moderno.
Thomas Nast nació en Landau in der Pfalz, el 27 de setiembre de 1840. Cuando tenía seis años arribó a Nueva York con su familia procurando dejar atrás la pobreza que los castigaba en su lugar natal. Tras estudiar brevemente en la Academia Nacional de Diseño, pasó a trabajar como diseñador en la imprenta de un periódico se unió al equipo de la revista “Harper’s”, en cuya portada apareció su primera versión de Santa Claus el 3 de enero de 1863, probablemente inspirada por la figura secular del San Nicolás de Mira en la Alemania protestante–, un personaje cubierto de pieles, panzón, barbudo y de bigotes pronunciados que él recordaba de su niñez.
Desde entonces y durante tres décadas consecutivas, Nast estuvo dibujando un Santa Claus diferente cada año.
Pero Thomas Nast no solamente le dio cara y cuerpo a Santa Claus; fue un comprometido activista por los derechos humanos y sus dibujos también reivindicaron los derechos de los indios americanos y los inmigrantes chinos, criticaron la violencia del Ku Klux Klan y abogaron por la abolición de la esclavitud, erigiéndolo en uno de los precursores de la caricatura política en Estados Unidos de América: Nast dibujó el primer elefante emblemático del partido republicano, el primer asno representativo del partido demócrata y una de las primeras personificaciones del Tío Sam. Nast desarrolló un discurso visual mordaz que lo convirtió en el comentarista político más temido en la segunda mitad del siglo XIX.
Las ilustraciones de Nast contribuyeron a la caída del político William Tweed, también conocido como “Boss” (Jefe). Tweed temía tanto el lápiz de Nast que envió un emisario que le propuso un soborno de 500 000 dólares para terminar su campaña anti-Tweed y para abandonar el país. Nast rechazó la oferta y redobló sus ataques. Tweed fue arrestado en 1873 y condenado por fraude. Cuando el Boss intentó escaparse de la justicia en diciembre de 1875, huyendo hacia Cuba y de allí a España, los funcionarios encargados de detenerlo en Vigo pudieron identificarlo gracias a los dibujos de Nast.
Nast se hizo popular por dibujar sus viñetas directamente desde los campos de batalla durante la guerra civil estadounidense. Según historiadores, el mismísimo Abraham Lincoln observaba en Nast al mejor agente de reclutamiento. Thomas Nast compartía las opiniones políticas de su amigo Mark Twain y permaneció numerosos años fiel a las ideas republicanas.
Nast se oponía a la inflación de la moneda y, para ilustrar la situación, caricaturizó a un bebé en andrajos. Desempeñó un rol importante en la elección presidencial de Rutherford B. Hayes en 1876. Rutherford B. Hayes, decimonoveno presidente de la Unión, encontraba en él al más potente de sus aliados.
Thomas Nast murió a los 62 años tras contraer la fiebre amarilla en Guayaquil, Ecuador, adonde había sido enviado por Theodore Roosevelt como cónsul general de los Estados Unidos en 1902.
Ciento catorce años después, su sobrino nieto, Lucio Nast, habita una de las cárceles federales argentinas acusado de delitos contra la humanidad, sin pruebas, con múltiples prisiones preventivas vencidas, víctima de otra creación -esta vez macabra- del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, célebres inventores de un “relato” que hace trizas esos derechos humanos que su tío abuelo, Thomas Nast desde su lugar en el mundo, tanto luchó por establecer.
Thomas Nast es conocido como el Padre de los dibujos -animados y satíricos-, habiendo creado arte político durante el siglo 19, criticando la corrupción, la esclavitud y sosteniendo los derchos del indio americano tanto como de los afroamericanos en su lucha contra el KKK.
En el Museo de los Emigrantes de Hamburgo se presenta una exhibición dedicada a Thomas Nast, el dibujante de origen alemán que le dio cuerpo a San Nicolás con la fisonomía que se le conoce hoy día en una gran porción del planeta Tierra.
El museo honra la memoria de los cinco millones de emigrantes que entre 1850 y 1939 zarparon desde Hamburgo hacia todas partes del mundo. Uno de ellos fue Thomas Nast, el ilustrador estadounidense de origen teutón al que se le atribuye la creación del Santa Claus moderno.
Thomas Nast nació en Landau in der Pfalz, el 27 de setiembre de 1840. Cuando tenía seis años arribó a Nueva York con su familia procurando dejar atrás la pobreza que los castigaba en su lugar natal. Tras estudiar brevemente en la Academia Nacional de Diseño, pasó a trabajar como diseñador en la imprenta de un periódico se unió al equipo de la revista “Harper’s”, en cuya portada apareció su primera versión de Santa Claus el 3 de enero de 1863, probablemente inspirada por la figura secular del San Nicolás de Mira en la Alemania protestante–, un personaje cubierto de pieles, panzón, barbudo y de bigotes pronunciados que él recordaba de su niñez.
Desde entonces y durante tres décadas consecutivas, Nast estuvo dibujando un Santa Claus diferente cada año.
Pero Thomas Nast no solamente le dio cara y cuerpo a Santa Claus; fue un comprometido activista por los derechos humanos y sus dibujos también reivindicaron los derechos de los indios americanos y los inmigrantes chinos, criticaron la violencia del Ku Klux Klan y abogaron por la abolición de la esclavitud, erigiéndolo en uno de los precursores de la caricatura política en Estados Unidos de América: Nast dibujó el primer elefante emblemático del partido republicano, el primer asno representativo del partido demócrata y una de las primeras personificaciones del Tío Sam. Nast desarrolló un discurso visual mordaz que lo convirtió en el comentarista político más temido en la segunda mitad del siglo XIX.
Las ilustraciones de Nast contribuyeron a la caída del político William Tweed, también conocido como “Boss” (Jefe). Tweed temía tanto el lápiz de Nast que envió un emisario que le propuso un soborno de 500 000 dólares para terminar su campaña anti-Tweed y para abandonar el país. Nast rechazó la oferta y redobló sus ataques. Tweed fue arrestado en 1873 y condenado por fraude. Cuando el Boss intentó escaparse de la justicia en diciembre de 1875, huyendo hacia Cuba y de allí a España, los funcionarios encargados de detenerlo en Vigo pudieron identificarlo gracias a los dibujos de Nast.
Nast se hizo popular por dibujar sus viñetas directamente desde los campos de batalla durante la guerra civil estadounidense. Según historiadores, el mismísimo Abraham Lincoln observaba en Nast al mejor agente de reclutamiento. Thomas Nast compartía las opiniones políticas de su amigo Mark Twain y permaneció numerosos años fiel a las ideas republicanas.
Nast se oponía a la inflación de la moneda y, para ilustrar la situación, caricaturizó a un bebé en andrajos. Desempeñó un rol importante en la elección presidencial de Rutherford B. Hayes en 1876. Rutherford B. Hayes, decimonoveno presidente de la Unión, encontraba en él al más potente de sus aliados.
Thomas Nast murió a los 62 años tras contraer la fiebre amarilla en Guayaquil, Ecuador, adonde había sido enviado por Theodore Roosevelt como cónsul general de los Estados Unidos en 1902.
Ciento catorce años después, su sobrino nieto, Lucio Nast, habita una de las cárceles federales argentinas acusado de delitos contra la humanidad, sin pruebas, con múltiples prisiones preventivas vencidas, víctima de otra creación -esta vez macabra- del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, célebres inventores de un “relato” que hace trizas esos derechos humanos que su tío abuelo, Thomas Nast desde su lugar en el mundo, tanto luchó por establecer.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 24, 2016
Tags: Derechos Humanos, Lucio Nast, Papá Noel, PrisioneroEnArgentina.com, Santa Claus, Thomas Nast
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