Donald Trump ha logrado un amplio margen ante el resto de candidatos presidenciales republicanos y está listo para enfrentarse a un posible duelo contra Joe Biden.
El exmandatario estadounidense superó a más de una docena de rivales, muchos de ellos de alto perfil. Sus notables resultados se hicieron visibles el 5 de marzo, cuando se celebró el supermartes, una de las etapas más importantes de las primarias para determinar a los candidatos a la Presidencia.
Durante esa jornada, 16 estados y un territorio eligen a más de un tercio de los delegados necesarios para proclamar a los candidatos en las convenciones tanto demócratas como republicanas. Trump entró en racha y logró vencer de manera holgada en 14 de los 15 estados que estaban en juego.
Donald Trump se impuso de manera arrolladora entre el electorado republicano de Alabama (83 %), Oklahoma (82 %), Texas (78 %), Tennessee (78 %), California (78 %), Arkansas (75 %), Carolina del Norte (74 %), Maine (72 %), Minnesota (69 %) y Colorado (63 %). Cada una de estas victorias lo acerca más a medirse a Biden en noviembre y a la posibilidad de obtener una revancha por su derrota en 2020 ante el demócrata, una liza que, según las encuestas, tiene bastantes posibilidades de ganar.
Entre los votantes republicanos Trump consiguió especial apoyo en zonas donde gran parte de la población tiene más de 50 años, mientras que fue menos popular en áreas con votantes más jóvenes. El porcentaje de votos a favor del exmandatario también varió según la afiliación religiosa de los votantes, recibiendo Trump más aprobación en condados con más protestantes evangélicos blancos.
El único estado en el que Trump no se impuso fue Vermont, donde la mayoría de votos fue para su rival, la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley. No obstante, Haley no representa ningún peligro potencial para Trump, pues ya ha anunciado su retirada de la carrera presidencial por el Partido Republicano.
Cabe mencionar que, antes de que Haley se retirara, una larga lista de republicanos ya había suspendido sus campañas. Entre ellos se encuentran el senador de Carolina del Sur Tim Scott, el empresario Vivek Ramaswamy, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el exvicepresidente Mike Pence. Tanto Scott como Ramaswamy respaldaron a Trump y comenzaron a participar en eventos de su campaña.
También hubo quien, pese a recelar de la conducta personal de Trump, de todas formas apoyó su candidatura. Uno de ellos fue el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, que siempre ha sido muy crítico con el comportamiento del magnate.
Durante su campaña electoral, el expresidente se aferró a la postura de negarse a aparecer con sus rivales en los debates y en su lugar recurrió a las redes sociales y a grandes mítines para atacarlos.
En comparación con 2016, esta vez Trump tuvo “mucha menos interacción con el público, menos prensa y menos oportunidades de decir locuras”, opina Andrew Smith, director del Centro de Encuestas de la Universidad de New Hampshire. “Eso fue en parte deliberado y en parte debido a su preocupación por sus cuestiones legales. Pero si interactúas puedes cometer errores. ¿Por qué hacerlo si no es necesario? El reconocimiento de su nombre le permitió no interactuar”, agregó.
En este contexto, Dante Scala, profesor de ciencias políticas en la misma universidad, destacó que saltarse los debates puso al político “en su propio nivel en solitario y dejó que los demás pelearan entre ellos”, y agrega que la actual campaña de Trump es más sofisticada que la que hizo en 2016.
El exinquilino de la Casa Blanca hizo de la inmigración su principal tema de campaña nacional, una cuestión que actualmente preocupa a muchos estadounidenses, como demuestra la situación en Texas. EE.UU. registró en diciembre de 2023 un número récord de cruces ilegales de frontera. En particular, entre el 1 y el 31 de diciembre se documentó que más de 302.000 migrantes intentaron cruzar la frontera sur del país.
Por otra parte, muchos votantes vieron con aprobación las afirmaciones de Trump de que sus enemigos políticos lo están atacando en los tribunales. A pesar de enfrentar una gran cantidad de cargos en su contra, ese factor estuvo lejos de poder detener su avance hacia la nominación republicana.
“Vamos a ganar estas elecciones porque no tenemos otra opción”, dijo Trump en su ‘resort’ de Mar-a-Lago tras la celebración del supermartes. “Si perdemos estas elecciones, no vamos a tener país”, aseguró.
Trump siempre se ha referido a sus años de mandato como una especie de época dorada tanto a nivel político como económico, y no dudó en hacer de su famoso lema ‘Make America Great Again’ un sinónimo del argumento de que el país necesita recuperar algo vital que perdió.
Sus mítines siempre atrajeron a grandes multitudes y tuvieron una amplia cobertura mediática. Trump supo llamar la atención con declaraciones escandalosas, poco convencionales y extravagantes, llegando de ese modo a muchos votantes que lo ven como una alternativa a los miembros del Partido Republicano con una imagen más seria.
Los resultados de las primarias de este año pusieron de manifiesto su absoluto dominio en el Partido Republicano y su impermeabilidad ante los escándalos. Los demócratas se enfrentarán a Trump en la revancha final con unos bajos índices de aprobación de Biden, quien genera dudas de si es capaz de cumplir un segundo mandato debido a su avanzada edad.
Tras la derrota de Trump en 2020, los votantes republicanos se dividieron en tres grupos: quienes le siguieron apoyando, quienes se posicionaron en su contra y aquellos a los que les gustaban sus políticas pero no su personalidad, explica Smith. Inicialmente esos últimos fueron el objetivo directo del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien posteriormente resultó ser “un candidato terrible”. “No tenía las habilidades sociales necesarias. No parecía agradable ni comprensivo con las preocupaciones de los votantes”, dijo el experto.
A su vez, David Niven, politólogo de la Universidad de Cincinnati, destacó que DeSantis era “incómodo y aburrido”. En enero acabó retirándose de la carrera presidencial de Estados Unidos de 2024. “La teoría del ‘trumpismo sin Trump’ pasa por alto la alegría y el vínculo que la gente del MAGA tiene con Trump”, explicó Scala. “Esa alegría es algo real. Nadie nunca disfrutó de ir a ver a Ron DeSantis”, agregó.
“Trump es a la vez el líder de un partido y el líder de un movimiento. Es a la vez una figura establecida del ‘establishment’ y un ‘outsider’ consumado. ¿Cómo se logra eso? Pero lo hizo”, concluye Scala.
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Donald Trump ha logrado un amplio margen ante el resto de candidatos presidenciales republicanos y está listo para enfrentarse a un posible duelo contra Joe Biden.
El exmandatario estadounidense superó a más de una docena de rivales, muchos de ellos de alto perfil. Sus notables resultados se hicieron visibles el 5 de marzo, cuando se celebró el supermartes, una de las etapas más importantes de las primarias para determinar a los candidatos a la Presidencia.
Durante esa jornada, 16 estados y un territorio eligen a más de un tercio de los delegados necesarios para proclamar a los candidatos en las convenciones tanto demócratas como republicanas. Trump entró en racha y logró vencer de manera holgada en 14 de los 15 estados que estaban en juego.
Donald Trump se impuso de manera arrolladora entre el electorado republicano de Alabama (83 %), Oklahoma (82 %), Texas (78 %), Tennessee (78 %), California (78 %), Arkansas (75 %), Carolina del Norte (74 %), Maine (72 %), Minnesota (69 %) y Colorado (63 %). Cada una de estas victorias lo acerca más a medirse a Biden en noviembre y a la posibilidad de obtener una revancha por su derrota en 2020 ante el demócrata, una liza que, según las encuestas, tiene bastantes posibilidades de ganar.
Entre los votantes republicanos Trump consiguió especial apoyo en zonas donde gran parte de la población tiene más de 50 años, mientras que fue menos popular en áreas con votantes más jóvenes. El porcentaje de votos a favor del exmandatario también varió según la afiliación religiosa de los votantes, recibiendo Trump más aprobación en condados con más protestantes evangélicos blancos.
El único estado en el que Trump no se impuso fue Vermont, donde la mayoría de votos fue para su rival, la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley. No obstante, Haley no representa ningún peligro potencial para Trump, pues ya ha anunciado su retirada de la carrera presidencial por el Partido Republicano.
Cabe mencionar que, antes de que Haley se retirara, una larga lista de republicanos ya había suspendido sus campañas. Entre ellos se encuentran el senador de Carolina del Sur Tim Scott, el empresario Vivek Ramaswamy, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el exvicepresidente Mike Pence. Tanto Scott como Ramaswamy respaldaron a Trump y comenzaron a participar en eventos de su campaña.
También hubo quien, pese a recelar de la conducta personal de Trump, de todas formas apoyó su candidatura. Uno de ellos fue el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, que siempre ha sido muy crítico con el comportamiento del magnate.
Durante su campaña electoral, el expresidente se aferró a la postura de negarse a aparecer con sus rivales en los debates y en su lugar recurrió a las redes sociales y a grandes mítines para atacarlos.
En comparación con 2016, esta vez Trump tuvo “mucha menos interacción con el público, menos prensa y menos oportunidades de decir locuras”, opina Andrew Smith, director del Centro de Encuestas de la Universidad de New Hampshire. “Eso fue en parte deliberado y en parte debido a su preocupación por sus cuestiones legales. Pero si interactúas puedes cometer errores. ¿Por qué hacerlo si no es necesario? El reconocimiento de su nombre le permitió no interactuar”, agregó.
En este contexto, Dante Scala, profesor de ciencias políticas en la misma universidad, destacó que saltarse los debates puso al político “en su propio nivel en solitario y dejó que los demás pelearan entre ellos”, y agrega que la actual campaña de Trump es más sofisticada que la que hizo en 2016.
El exinquilino de la Casa Blanca hizo de la inmigración su principal tema de campaña nacional, una cuestión que actualmente preocupa a muchos estadounidenses, como demuestra la situación en Texas. EE.UU. registró en diciembre de 2023 un número récord de cruces ilegales de frontera. En particular, entre el 1 y el 31 de diciembre se documentó que más de 302.000 migrantes intentaron cruzar la frontera sur del país.
Por otra parte, muchos votantes vieron con aprobación las afirmaciones de Trump de que sus enemigos políticos lo están atacando en los tribunales. A pesar de enfrentar una gran cantidad de cargos en su contra, ese factor estuvo lejos de poder detener su avance hacia la nominación republicana.
“Vamos a ganar estas elecciones porque no tenemos otra opción”, dijo Trump en su ‘resort’ de Mar-a-Lago tras la celebración del supermartes. “Si perdemos estas elecciones, no vamos a tener país”, aseguró.
Trump siempre se ha referido a sus años de mandato como una especie de época dorada tanto a nivel político como económico, y no dudó en hacer de su famoso lema ‘Make America Great Again’ un sinónimo del argumento de que el país necesita recuperar algo vital que perdió.
Sus mítines siempre atrajeron a grandes multitudes y tuvieron una amplia cobertura mediática. Trump supo llamar la atención con declaraciones escandalosas, poco convencionales y extravagantes, llegando de ese modo a muchos votantes que lo ven como una alternativa a los miembros del Partido Republicano con una imagen más seria.
Los resultados de las primarias de este año pusieron de manifiesto su absoluto dominio en el Partido Republicano y su impermeabilidad ante los escándalos. Los demócratas se enfrentarán a Trump en la revancha final con unos bajos índices de aprobación de Biden, quien genera dudas de si es capaz de cumplir un segundo mandato debido a su avanzada edad.
Tras la derrota de Trump en 2020, los votantes republicanos se dividieron en tres grupos: quienes le siguieron apoyando, quienes se posicionaron en su contra y aquellos a los que les gustaban sus políticas pero no su personalidad, explica Smith. Inicialmente esos últimos fueron el objetivo directo del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien posteriormente resultó ser “un candidato terrible”. “No tenía las habilidades sociales necesarias. No parecía agradable ni comprensivo con las preocupaciones de los votantes”, dijo el experto.
A su vez, David Niven, politólogo de la Universidad de Cincinnati, destacó que DeSantis era “incómodo y aburrido”. En enero acabó retirándose de la carrera presidencial de Estados Unidos de 2024. “La teoría del ‘trumpismo sin Trump’ pasa por alto la alegría y el vínculo que la gente del MAGA tiene con Trump”, explicó Scala. “Esa alegría es algo real. Nadie nunca disfrutó de ir a ver a Ron DeSantis”, agregó.
“Trump es a la vez el líder de un partido y el líder de un movimiento. Es a la vez una figura establecida del ‘establishment’ y un ‘outsider’ consumado. ¿Cómo se logra eso? Pero lo hizo”, concluye Scala.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 8, 2024
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