Luego de haber pasado un año en prisión, hace cinco años que estoy cumpliendo mi condena de prisión perpetua en mi domicilio. Asi lo decidió el juez luego de analizar las reiteradas evaluaciones de los Peritos Forenses de la Suprema Corte de Justicia, quienes llegaron a la conclusión de que mi estado de salud, a los 85 años, esta completamente deteriorada y mi mente no se correspondía con la realidad. En una palabra estaba descartado como persona hábil para cualquier acto jurídico.
Estas manifestaciones que leen están escritas a través de mi escasa capacidad por mis hijos y mi esposa que sabe mejor que nadie los avatares de mi situación.
Hoy vejeto, habitualmente en una silla de ruedas, dado que he perdido el sentido del equilibrio, mirando mis plantas, viendo volar los pájaros o recibiendo la visita de algún pariente o amigo.
Las posibilidades de lograr una libertad o revisión de mi causa es cero. No porque se hayan cumplido todas las instancias legales, ya que la Suprema Corte no dio vistas a los actuados y los envió al Tribunal de Casación (sin dar lugar a una revisión), que en ese momento era, como ahora un hervidero de hombres de “justicia legítima”. Es decir un vaciadero de juicios irritos en causas cuya sentencia estaban dictadas de antemano.
No siendo acusado de ningún delito, ni prueba de ello, no habiendo sido señalado por ningún testigo como autor de nada, me incluyeron a la sentencia como “autor mediato”, mentira suprema de la “política de estado”.
Tan ingrata e hipócrita resultó la “justicia legitima” que obvio decir que habiendo rescatado el dicente a un niño de 5 meses el cual había sido abandonado por su madre guerrillera, entregue al mismo a las autoridades judiciales de menores y hoy es un nieto “recuperado”.
En fin, ha llegado la Navidad y yo seguiré esperando en mi jardín el paso del poco tiempo que me queda. Pienso que mi casa es un buen lugar para morir.
Jorge Muñoz, Comisario General (R) Policía Federal Argentina.
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Por JORGE MUÑOZ
Luego de haber pasado un año en prisión, hace cinco años que estoy cumpliendo mi condena de prisión perpetua en mi domicilio. Asi lo decidió el juez luego de analizar las reiteradas evaluaciones de los Peritos Forenses de la Suprema Corte de Justicia, quienes llegaron a la conclusión de que mi estado de salud, a los 85 años, esta completamente deteriorada y mi mente no se correspondía con la realidad. En una palabra estaba descartado como persona hábil para cualquier acto jurídico.
Estas manifestaciones que leen están escritas a través de mi escasa capacidad por mis hijos y mi esposa que sabe mejor que nadie los avatares de mi situación.
Hoy vejeto, habitualmente en una silla de ruedas, dado que he perdido el sentido del equilibrio, mirando mis plantas, viendo volar los pájaros o recibiendo la visita de algún pariente o amigo.
Las posibilidades de lograr una libertad o revisión de mi causa es cero. No porque se hayan cumplido todas las instancias legales, ya que la Suprema Corte no dio vistas a los actuados y los envió al Tribunal de Casación (sin dar lugar a una revisión), que en ese momento era, como ahora un hervidero de hombres de “justicia legítima”. Es decir un vaciadero de juicios irritos en causas cuya sentencia estaban dictadas de antemano.
No siendo acusado de ningún delito, ni prueba de ello, no habiendo sido señalado por ningún testigo como autor de nada, me incluyeron a la sentencia como “autor mediato”, mentira suprema de la “política de estado”.
Tan ingrata e hipócrita resultó la “justicia legitima” que obvio decir que habiendo rescatado el dicente a un niño de 5 meses el cual había sido abandonado por su madre guerrillera, entregue al mismo a las autoridades judiciales de menores y hoy es un nieto “recuperado”.
En fin, ha llegado la Navidad y yo seguiré esperando en mi jardín el paso del poco tiempo que me queda. Pienso que mi casa es un buen lugar para morir.
Jorge Muñoz, Comisario General (R) Policía Federal Argentina.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 24, 2019