Los diversos y complejos problemas que acarrean el crimen y el criminal no respetan días ni horarios, ni domingos, ni feriados y tampoco fiestas de guardar. El delito no sabe de siestas ni de descanso nocturno. Los criminales no tienen en cuenta cumpleaños ni velorios. Simplemente están ahí, esperando sorprender. Aquellos que elegimos la especialidad penal dentro del gigantesco mundo del Derecho sabíamos de antemano nuestro destino insomne. Como el pediatra, que sabía desde sus épocas de residente que iba a recibir llamados telefónicos todos los días, todas las noches, toda su vida profesional. Jueces, defensores, fiscales, funcionarios y empleados judiciales del fuero penal estamos para eso. Para dar respuesta desde el Poder Judicial y desde el Ministerio Público a las demandas de la comunidad que nos sostiene frente a las tropelías del criminal. Del mismo modo cumplen funciones análogas policías y fuerzas de seguridad, como auxiliares de la Justicia. Recibir llamadas telefónicas del personal policial en servicio es parte de nuestra función. Cuando estamos de turno, dormimos con el celular en la almohada, contestando las mismas preguntas una y otra vez, evacuando las mismas dudas. Los agentes judiciales no tenemos títulos de nobleza, solo diplomas de abogados. No estamos por encima del resto de la comunidad, sino a su servicio. Si preferimos el descanso nocturno pleno y placentero, podemos elegir otro fuero, otra especialidad. Nadie nos llamará de madrugada por una hipoteca o por la donación de una propiedad con reserva de usufructo. La Policía espera nuestras directivas en medio de los procedimientos. Ellos están en la calle, poniendo en juego su integridad física. Nosotros estamos en el despacho judicial o en nuestra cama. Aún con sueño y con cansancio, les debemos respeto y consideración. Paciencia y actitud docente. Por otra parte, la buena educación, los buenos modales, la más absoluta colaboración con nuestros auxiliares y la tolerancia, no se enseñan en la Universidad.
El doctor Marcelo Carlos Romero es Fiscal de la Provincia de Buenos Aires (Departamento Judicial La Plata) y Miembro de Usina de Justicia.
Escribe: Marcelo Carlos Romero.
Los diversos y complejos problemas que acarrean el crimen y el criminal no respetan días ni horarios, ni domingos, ni feriados y tampoco fiestas de guardar. El delito no sabe de siestas ni de descanso nocturno. Los criminales no tienen en cuenta cumpleaños ni velorios. Simplemente están ahí, esperando sorprender. Aquellos que elegimos la especialidad penal dentro del gigantesco mundo del Derecho sabíamos de antemano nuestro destino insomne. Como el pediatra, que sabía desde sus épocas de residente que iba a recibir llamados telefónicos todos los días, todas las noches, toda su vida profesional. Jueces, defensores, fiscales, funcionarios y empleados judiciales del fuero penal estamos para eso. Para dar respuesta desde el Poder Judicial y desde el Ministerio Público a las demandas de la comunidad que nos sostiene frente a las tropelías del criminal. Del mismo modo cumplen funciones análogas policías y fuerzas de seguridad, como auxiliares de la Justicia. Recibir llamadas telefónicas del personal policial en servicio es parte de nuestra función. Cuando estamos de turno, dormimos con el celular en la almohada, contestando las mismas preguntas una y otra vez, evacuando las mismas dudas. Los agentes judiciales no tenemos títulos de nobleza, solo diplomas de abogados. No estamos por encima del resto de la comunidad, sino a su servicio. Si preferimos el descanso nocturno pleno y placentero, podemos elegir otro fuero, otra especialidad. Nadie nos llamará de madrugada por una hipoteca o por la donación de una propiedad con reserva de usufructo. La Policía espera nuestras directivas en medio de los procedimientos. Ellos están en la calle, poniendo en juego su integridad física. Nosotros estamos en el despacho judicial o en nuestra cama. Aún con sueño y con cansancio, les debemos respeto y consideración. Paciencia y actitud docente. Por otra parte, la buena educación, los buenos modales, la más absoluta colaboración con nuestros auxiliares y la tolerancia, no se enseñan en la Universidad.
El doctor Marcelo Carlos Romero es Fiscal de la Provincia de Buenos Aires (Departamento Judicial La Plata) y Miembro de Usina de Justicia.
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Diciembre 11, 2016
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