El independentismo mendocino hace referencia a los movimientos e ideas que han planteado, en distintos momentos históricos, la posibilidad de que la provincia de Mendoza, ubicada al oeste de Argentina, se separe del país y se constituya como un estado independiente. Aunque nunca se ha tratado de un movimiento masivo ni sostenido, ha resurgido ocasionalmente como expresión de descontento político, económico o cultural.
Históricamente, Mendoza ha tenido una identidad regional fuerte, en parte por su ubicación geográfica, separada del centro del país por la Cordillera de los Andes y la distancia con Buenos Aires. Durante el siglo XIX, en los años posteriores a la independencia de Argentina, existieron tensiones entre las provincias del interior y el poder central. En ese contexto, algunas voces en Cuyo, incluida Mendoza, consideraban alternativas federales más autónomas, aunque nunca llegaron a proponer una secesión formal.
En tiempos contemporáneos, el independentismo mendocino ha reaparecido en tono irónico o provocador. En 2020, durante el gobierno nacional de Alberto Fernández, se hizo viral en redes sociales el hashtag #MendoExit, inspirado en el “Brexit”. Surgió como reacción a políticas económicas que muchos mendocinos consideraban perjudiciales, en especial las relacionadas con la coparticipación federal de impuestos, los subsidios centralizados en Buenos Aires y la falta de autonomía para desarrollar actividades como la minería o la explotación de recursos naturales.
Detrás del reclamo subyace una percepción de injusticia fiscal y centralismo. Mendoza es una provincia con desarrollo agrícola, turístico y energético significativo, y sectores de su población creen que aportan más a la economía nacional de lo que reciben en servicios e infraestructura. No obstante, el independentismo no ha pasado de ser una expresión simbólica o retórica: no existe un partido político serio que promueva formalmente la secesión, y las instituciones mendocinas siguen firmemente integradas en la estructura nacional.
En resumen, el independentismo mendocino es más un síntoma del malestar federal que una amenaza real de ruptura. Refleja la tensión histórica entre Buenos Aires y las provincias del interior, un tema recurrente en la historia argentina. Si bien no tiene una base política concreta, sirve como recordatorio del desafío de construir un país verdaderamente federal, donde todas las regiones se sientan escuchadas y representadas.
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El independentismo mendocino hace referencia a los movimientos e ideas que han planteado, en distintos momentos históricos, la posibilidad de que la provincia de Mendoza, ubicada al oeste de Argentina, se separe del país y se constituya como un estado independiente. Aunque nunca se ha tratado de un movimiento masivo ni sostenido, ha resurgido ocasionalmente como expresión de descontento político, económico o cultural.
Históricamente, Mendoza ha tenido una identidad regional fuerte, en parte por su ubicación geográfica, separada del centro del país por la Cordillera de los Andes y la distancia con Buenos Aires. Durante el siglo
XIX, en los años posteriores a la independencia de Argentina, existieron tensiones entre las provincias del interior y el poder central. En ese contexto, algunas voces en Cuyo, incluida Mendoza, consideraban alternativas federales más autónomas, aunque nunca llegaron a proponer una secesión formal.
En tiempos contemporáneos, el independentismo mendocino ha reaparecido en tono irónico o provocador. En 2020, durante el gobierno nacional de Alberto Fernández, se hizo viral en redes sociales el hashtag #MendoExit, inspirado en el “Brexit”. Surgió como reacción a políticas económicas que muchos mendocinos consideraban perjudiciales, en especial las relacionadas con la coparticipación federal de impuestos, los subsidios centralizados en Buenos Aires y la falta de autonomía para desarrollar actividades como la minería o la explotación de recursos naturales.
Detrás del reclamo subyace una percepción de injusticia fiscal y centralismo. Mendoza es una provincia con desarrollo agrícola, turístico y energético significativo, y sectores de su población creen que aportan más a la economía nacional de lo que reciben en servicios e infraestructura. No obstante, el independentismo no ha pasado de ser una expresión simbólica o retórica: no existe un partido político serio que promueva formalmente la secesión, y las instituciones mendocinas siguen firmemente integradas en la estructura nacional.
En resumen, el independentismo mendocino es más un síntoma del malestar federal que una amenaza real de ruptura. Refleja la tensión histórica entre Buenos Aires y las provincias del interior, un tema recurrente en la historia argentina. Si bien no tiene una base política concreta, sirve como recordatorio del desafío de construir un país verdaderamente federal, donde todas las regiones se sientan escuchadas y representadas.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 8, 2025
Tags: Alberto Fernández, Mendoza
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