El título de este artículo podrá generar rechazo en algunos lectores, pero es el reflejo de la triste realidad que vive Colombia.
Desde hace décadas la educación se convirtió en una mafia politizada dominada por Fecode, el sindicato de los maestros. Esta entidad se dedica a ideologizar a los estudiantes desde los cinco años de edad, para convertirlos en alucinados revolucionarios marxistas, promotores de la lucha de clases y de las más extravagantes teorías políticas que han demostrado ser un absoluto fracaso.
En las últimas décadas, Fecode y el Ministerio de Educación se han dedicado a demoler la educación en Colombia. La estocada final la dio la exministra de Educación, Gina Parody, cuando implantó las cartillas de Ideología de Género en todos los colegios y universidades de Colombia, asunto que se impuso porque así lo exigía el Acuerdo de paz de Juan Manuel Santos con las FARC.
Aparentemente, ésto nada tenía que ver con la paz. Pero los marxistas del Foro de Sao Paulo, que redactaron el funesto Acuerdo, saben lo que representa la educación para imponer el comunismo en una Nación. Esa es la razón por la cual la Ideología de Género quedó incluida en el Acuerdo infame que se le impuso a Colombia contra su voluntad, pues fue rechazado en el Plebiscito.
Los estudiantes son analfabetas
Desde entonces, el desmantelamiento de la educación ha sido total. El proceso incluye muchos aspectos, entre los cuales está el abandono del estudio de la historia, de la religión, de la ética y de la cívica. Ahora los estudiantes no tienen la menor idea de quienes fueron los personajes y los hechos principales de nuestra historia, y menos aun de la historia universal. Y lo que es todavía peor, no saben leer, no saben escribir, no tienen la más remota noción de ortografía y se les hace imposible redactar una frase lógica. Tampoco saben las elementales nociones de sumar, restar, multiplicar y dividir. En realidad, los estudiantes de colegios y de universidades son verdaderos analfabetas.
Ahora la educación se ha convertido en un conjunto de doctrinas marxistas, que pervierten los criterios morales y culturales de los alumnos y los llevan a aborrecer la propiedad privada, el emprendimiento, el trabajo, el esfuerzo, la investigación, el desarrollo de la inteligencia y de los valores.
Los maestros politizados se han convertido en profetas del marxismo y de la lucha de clases. Según ellos, nuestra sociedad se debe transformar profundamente, de tal forma que las actuales estructuras políticas, sociales y económicas deben ser reemplazadas por otras, inspiradas en el marxismo.
¿Cuál es el resultado de esta transformación? Pues que la calidad de la educación colombiana es una vergüenza y está entre las peores del mundo. La prueba son los resultados educativos del año 2022, reflejados en las Pruebas Saber que realiza el Ministerio de Educación.
Tenemos resultados educativos lamentables
Al observar esos resultados en Cali y en el Valle del Cauca, que son un poco mejores que el promedio nacional, encontramos lo siguiente. Sobre un puntaje máximo de 500 puntos, que equivalen a una nota de 5, el promedio de los 910 colegios del departamento, públicos y privados, es de apenas 240 puntos. Es decir, recibirían una calificación de 2,4. Lo cual quiere decir que el promedio de los colegios pierde el año, pues éste se gana con nota de 3 y se pierde con una calificación menor.
De esos 910 colegios del Valle del Cauca apenas 25 superan el promedio de 300 puntos. Los restantes 885 pierden el año, pues su promedio es inferior. De esos 25 colegios que ganan el año, 18 son privados y 7 son públicos.
Con respecto a Cali, donde hay 353 colegios, el promedio es de 242 puntos. O sea, también el promedio pierde el año. De esos 353 colegios, apenas 8 superan el promedio de 300 puntos y 345 están por debajo.
Para honor del mejor estudiante de Colombia el pasado año, el mayor puntaje lo obtuvo el joven Jerónimo Sánchez Gaviria, del Colegio Calenda, de Manizales (Caldas), quien obtuvo 492 de 500 puntos posibles.
En síntesis, en el Valle del Cauca apenas el 2.7% de los colegios aprobó el año escolar, pues apenas 25 colegios de un total de 910 superaron el promedio de 300 puntos. Y en Cali los resultados son casi idénticos, al igual que en el resto del País.
Una Nación donde apenas el 2,7% de los colegios gana el año, indica que la educación está en una profunda decadencia. Pero nadie dice nada y nadie hace nada para corregir esta hecatombe cultural. Este es el verdadero triunfo del marxismo cultural, que para llegar al poder, como acaba de pasar en nuestro País, necesita tener una juventud atrofiada, ignorante, analfabeta y profundamente politizada. Ese nuevo modelo de estudiante exige educación universitaria gratuita, subsidios para vivir sabroso, que el Estado les de empleo, sin que exista el menor deseo de superación y de responsabilidad.
Entonces, ¿cuál es la solución? Es muy sencillo de decir, pero muy difícil de ejecutar. Hay que cerrar a Fecode, cambiar el programa educativo y regresar a la educación verdadera, donde se enseñan los valores cristianos, cívicos y patrióticos. Donde las consignas políticas del marxismo sean reemplazadas por la enseñanza de las virtudes cristianas y cívicas, por la ciencia, las humanidades y la cultura. Sin eso, no esperemos un resultado diferente.
Los colombianos nos preguntamos cómo es que hemos llegado al abismo donde estamos, con un gobierno que quiere destruir todo lo que funciona, para reemplazarlo por entelequias absurdas que evidentemente no funcionan. Pues bien, aquí está la respuesta: hace décadas le entregamos la educación a los enemigos de la Patria. No esperemos algo bueno de ello.
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Por Eugenio Trujillo Villegas.
El título de este artículo podrá generar rechazo en algunos lectores, pero es el reflejo de la triste realidad que vive Colombia.
Desde hace décadas la educación se convirtió en una mafia politizada dominada por Fecode, el sindicato de los maestros. Esta entidad se dedica a ideologizar a los estudiantes desde los cinco años de edad, para convertirlos en alucinados revolucionarios marxistas, promotores de la lucha de clases y de las más extravagantes teorías políticas que han demostrado ser un absoluto fracaso.
En las últimas décadas, Fecode y el Ministerio de Educación se han dedicado a demoler la educación en Colombia. La estocada final la dio la exministra de Educación, Gina Parody, cuando implantó las cartillas de Ideología de Género en todos los colegios y universidades de Colombia, asunto que se impuso porque así lo exigía el Acuerdo de paz de Juan Manuel Santos con las FARC.
Aparentemente, ésto nada tenía que ver con la paz. Pero los marxistas del Foro de Sao Paulo, que redactaron el funesto Acuerdo, saben lo que representa la educación para imponer el comunismo en una Nación. Esa es la razón por la cual la Ideología de Género quedó incluida en el Acuerdo infame que se le impuso a Colombia contra su voluntad, pues fue rechazado en el Plebiscito.
Los estudiantes son analfabetas
Desde entonces, el desmantelamiento de la educación ha sido total. El proceso incluye muchos aspectos, entre los cuales está el abandono del estudio de la historia, de la religión, de la ética y de la cívica. Ahora los estudiantes no tienen la menor idea de quienes fueron los personajes y los hechos principales de nuestra historia, y menos aun de la historia universal. Y lo que es todavía peor, no saben leer, no saben escribir, no tienen la más remota noción de ortografía y se les hace imposible redactar una frase lógica. Tampoco saben las elementales nociones de sumar, restar, multiplicar y dividir. En realidad, los estudiantes de colegios y de universidades son verdaderos analfabetas.
Ahora la educación se ha convertido en un conjunto de doctrinas marxistas, que pervierten los criterios morales y culturales de los alumnos y los llevan a aborrecer la propiedad privada, el emprendimiento, el trabajo, el esfuerzo, la investigación, el desarrollo de la inteligencia y de los valores.
Los maestros politizados se han convertido en profetas del marxismo y de la lucha de clases. Según ellos, nuestra sociedad se debe transformar profundamente, de tal forma que las actuales estructuras políticas, sociales y económicas deben ser reemplazadas por otras, inspiradas en el marxismo.
¿Cuál es el resultado de esta transformación? Pues que la calidad de la educación colombiana es una vergüenza y está entre las peores del mundo. La prueba son los resultados educativos del año 2022, reflejados en las Pruebas Saber que realiza el Ministerio de Educación.
Tenemos resultados educativos lamentables
Al observar esos resultados en Cali y en el Valle del Cauca, que son un poco mejores que el promedio nacional, encontramos lo siguiente. Sobre un puntaje máximo de 500 puntos, que equivalen a una nota de 5, el promedio de los 910 colegios del departamento, públicos y privados, es de apenas 240 puntos. Es decir, recibirían una calificación de 2,4. Lo cual quiere decir que el promedio de los colegios pierde el año, pues éste se gana con nota de 3 y se pierde con una calificación menor.
De esos 910 colegios del Valle del Cauca apenas 25 superan el promedio de 300 puntos. Los restantes 885 pierden el año, pues su promedio es inferior. De esos 25 colegios que ganan el año, 18 son privados y 7 son públicos.
Con respecto a Cali, donde hay 353 colegios, el promedio es de 242 puntos. O sea, también el promedio pierde el año. De esos 353 colegios, apenas 8 superan el promedio de 300 puntos y 345 están por debajo.
Para honor del mejor estudiante de Colombia el pasado año, el mayor puntaje lo obtuvo el joven Jerónimo Sánchez Gaviria, del Colegio Calenda, de Manizales (Caldas), quien obtuvo 492 de 500 puntos posibles.
En síntesis, en el Valle del Cauca apenas el 2.7% de los colegios aprobó el año escolar, pues apenas 25 colegios de un total de 910 superaron el promedio de 300 puntos. Y en Cali los resultados son casi idénticos, al igual que en el resto del País.
Una Nación donde apenas el 2,7% de los colegios gana el año, indica que la educación está en una profunda decadencia. Pero nadie dice nada y nadie hace nada para corregir esta hecatombe cultural. Este es el verdadero triunfo del marxismo cultural, que para llegar al poder, como acaba de pasar en nuestro País, necesita tener una juventud atrofiada, ignorante, analfabeta y profundamente politizada. Ese nuevo modelo de estudiante exige educación universitaria gratuita, subsidios para vivir sabroso, que el Estado les de empleo, sin que exista el menor deseo de superación y de responsabilidad.
Entonces, ¿cuál es la solución? Es muy sencillo de decir, pero muy difícil de ejecutar. Hay que cerrar a Fecode, cambiar el programa educativo y regresar a la educación verdadera, donde se enseñan los valores cristianos, cívicos y patrióticos. Donde las consignas políticas del marxismo sean reemplazadas por la enseñanza de las virtudes cristianas y cívicas, por la ciencia, las humanidades y la cultura. Sin eso, no esperemos un resultado diferente.
Los colombianos nos preguntamos cómo es que hemos llegado al abismo donde estamos, con un gobierno que quiere destruir todo lo que funciona, para reemplazarlo por entelequias absurdas que evidentemente no funcionan. Pues bien, aquí está la respuesta: hace décadas le entregamos la educación a los enemigos de la Patria. No esperemos algo bueno de ello.
Marzo 28 de 2023 – trujillo.eugenio@gmail.com
Eugenio Trujillo Villegas es Director de la Sociedad Colombiana Tradición y Acción
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 3, 2023