ESPEREMOS que no quede esto nuevamente en UNA ETERNA nebulosa, sin ninguna definición, como EN EL caso Nisman, AMIA, Embajada o hechos de corrupción política que mancharon, manchan y mancharan para siempre los destinos de la Nación.
Un hilo en la red social Twitter “sacudió” la modorra de un fin de semana largo en la Argentina.
Quien fuera una víctima de la conocida secta Escuela de Yoga de Buenos Aires, quien valerosamente y en soledad ha venido denunciado los gravísimos ilícitos cometidos en el seno de la misma, reveló en las últimas horas que organismos de derechos humanos, periodistas vinculados a dicha secta y hasta un ex miembro de la Suprema Corte, la han defendido durante el curso de la investigación judicial.
Pérez EsquivelCarlotto
Esta secta, que se escondía tras la cobertura de estudios de filosofía, yoga y la conocida cultura de la “new age”, tenía en realidad macabras prácticas, entre ellas: trata de personas, reducción a la servidumbre, ejercicio de la prostitución, corrupción de menores, practicas incestuosas, lavado de dinero, asociación ilícita y hasta ejercicio ilegal de la medicina. En las últimas horas fueron allanadas varias viviendas, 19 personas fueron detenidas y aparentemente desbaratada su accionar.
Ello no pasaría de ser una noticia policial más, sino fuera, reiteramos, porque una de las víctimas de esa secta, el primer niño captado por la misma cuando tenía 8 años de edad, denunciara el encubrimiento de organismos y referentes de los derechos humanos de su accionar.
Veamos.
Las primeras denuncias contra la secta, datan del año 1991 y 1992, abriéndose una investigación judicial en el año 1993, que tras diez años de tramitación, quedó en la nada, dictándose auto de falta de mérito para todos los denunciados.
En el año 2001 una presentación de los organismos de Derechos Humanos, encabezada por Adolfo Pérez Esquivel de la Fundación Servicio Paz y Justicia; el párroco Luis Farinello; Estela de Carlotto; José Federico Weterkamp (Miembro Fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales-Presidente del Movimiento por la Vida y por la Paz); el fiscal Ricardo Molinas, (Presidente de la Asociación Americana de Juristas Rama Argentina-Presidente Honorario de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos); Julio Strassera, (Miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y el presidente del Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo, Eugenio Zaffaroni; solicitó al Fiscal a Cámara de Casación Penal Ricardo Weschler que investigara a uno de los denunciantes del caso de la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA).
FarinelloWaterkamp
Sin mayor esfuerzo intelectual vemos que la razón le asiste al denunciante.
Y es que, los organismos y referentes de los derechos humanos, en vez de colocarse del lado de las víctimas, optaron por hacerlo del lado de los victimarios. Llamativamente, en vez de presentarse a la Justicia y solicitar que se profundice la investigación, prefirieron denunciar a los denunciantes.
Más aun, el mismo denunciante ha narrado en sus redes sociales que: “después de un episodio en el que un grupo de familiares de víctimas increpó y agredió al líder de la secta y su esposa en un restaurante del barrio de Belgrano, varias organizaciones de derechos humanos se movilizaron para apoyarlo y pedir por él…. el premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, llamó desesperado al comisario y se presenta en la comisaría exigiendo que liberen al “maestro” pedófilo, el mismo que ordenaba que abusen de nosotros”.
Pareciera una vez más, que las violaciones a los derechos humanos, son las que “ellos” digan. Que hay hijos y entenados. Que los derechos humanos están solamente direccionados a los hechos ocurridos en la década del 70 y ahora al caso Maldonado, exclusivamente reservados para atacar militares, policías, gendarmes y políticos de la actual oposición.
Muy pocos medios de comunicación se hicieron eco de esta grave denuncia y solo algunos se atrevieron a difundirla.
Muchos son los comentarios “off the record” que circulan y los más atrevidos, sindican a los líderes de los organismos de los derechos humanos como asiduos participantes de las sesiones de la secta; mencionándose incluso hasta actuales políticos de todos los colores, entre los concurrentes.
StrasseraZaffaroni
Si se sabe que los miembros de la secta debían prostituirse para “atraer gente de poder”, en una red de prostitución VIP, que incluía menores, tanto niñas como niños.
Por ahora, los organismos de derechos humanos y sus referentes guardan “silenzio stampa” al respecto.
Frente a un acontecimiento como el que se ha denunciado, claramente se debe investigar el mismo hasta las últimas consecuencias, para tranquilidad y seguridad de todas las partes (denunciante, denunciados, interesados) y poder así transmitir a la sociedad el mensaje de que las instancias judiciales intervinientes en el caso agotaron todos los recursos y herramientas disponibles para esclarecer los hechos y sancionar o desvincular a los responsables y sus encubridores.
Y es que una hipótesis criminal de tamaña gravedad y trascendencia institucional, debe demandar la realización de todos los esfuerzos posibles, por parte del Poder Judicial, para intentar alcanzar la verdad real de lo sucedido, y no quede nuevamente en el manto de la nebulosa y una eterna indefinición, como es el caso Nisman, AMIA, Embajada o tantos hechos de corrupción política, que mancharon, manchan y mancharán para siempre los destinos de la Nación.
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Un hilo en la red social Twitter “sacudió” la modorra de un fin de semana largo en la Argentina.
Quien fuera una víctima de la conocida secta Escuela de Yoga de Buenos Aires, quien valerosamente y en soledad ha venido denunciado los gravísimos ilícitos cometidos en el seno de la misma, reveló en las últimas horas que organismos de derechos humanos, periodistas vinculados a dicha secta y hasta un ex miembro de la Suprema Corte, la han defendido durante el curso de la investigación judicial.
Esta secta, que se escondía tras la cobertura de estudios de filosofía, yoga y la conocida cultura de la “new age”, tenía en realidad macabras prácticas, entre ellas: trata de personas, reducción a la servidumbre, ejercicio de la prostitución, corrupción de menores, practicas incestuosas, lavado de dinero, asociación ilícita y hasta ejercicio ilegal de la medicina. En las últimas horas fueron allanadas varias viviendas, 19 personas fueron detenidas y aparentemente desbaratada su accionar.
Ello no pasaría de ser una noticia policial más, sino fuera, reiteramos, porque una de las víctimas de esa secta, el primer niño captado por la misma cuando tenía 8 años de edad, denunciara el encubrimiento de organismos y referentes de los derechos humanos de su accionar.
Veamos.
Las primeras denuncias contra la secta, datan del año 1991 y 1992, abriéndose una investigación judicial en el año 1993, que tras diez años de tramitación, quedó en la nada, dictándose auto de falta de mérito para todos los denunciados.
En el año 2001 una presentación de los organismos de Derechos Humanos, encabezada por Adolfo Pérez Esquivel de la Fundación Servicio Paz y Justicia; el párroco Luis Farinello; Estela de Carlotto; José Federico Weterkamp (Miembro Fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales-Presidente del Movimiento por la Vida y por la Paz); el fiscal Ricardo Molinas, (Presidente de la Asociación Americana de Juristas Rama Argentina-Presidente Honorario de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos); Julio Strassera, (Miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y el presidente del Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo, Eugenio Zaffaroni; solicitó al Fiscal a Cámara de Casación Penal Ricardo Weschler que investigara a uno de los denunciantes del caso de la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA).
Sin mayor esfuerzo intelectual vemos que la razón le asiste al denunciante.
Y es que, los organismos y referentes de los derechos humanos, en vez de colocarse del lado de las víctimas, optaron por hacerlo del lado de los victimarios. Llamativamente, en vez de presentarse a la Justicia y solicitar que se profundice la investigación, prefirieron denunciar a los denunciantes.
Más aun, el mismo denunciante ha narrado en sus redes sociales que: “después de un episodio en el que un grupo de familiares de víctimas increpó y agredió al líder de la secta y su esposa en un restaurante del barrio de Belgrano, varias organizaciones de derechos humanos se movilizaron para apoyarlo y pedir por él…. el premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, llamó desesperado al comisario y se presenta en la comisaría exigiendo que liberen al “maestro” pedófilo, el mismo que ordenaba que abusen de nosotros”.
Pareciera una vez más, que las violaciones a los derechos humanos, son las que “ellos” digan. Que hay hijos y entenados. Que los derechos humanos están solamente direccionados a los hechos ocurridos en la década del 70 y ahora al caso Maldonado, exclusivamente reservados para atacar militares, policías, gendarmes y políticos de la actual oposición.
Muy pocos medios de comunicación se hicieron eco de esta grave denuncia y solo algunos se atrevieron a difundirla.
Muchos son los comentarios “off the record” que circulan y los más atrevidos, sindican a los líderes de los organismos de los derechos humanos como asiduos participantes de las sesiones de la secta; mencionándose incluso hasta actuales políticos de todos los colores, entre los concurrentes.
Si se sabe que los miembros de la secta debían prostituirse para “atraer gente de poder”, en una red de prostitución VIP, que incluía menores, tanto niñas como niños.
Por ahora, los organismos de derechos humanos y sus referentes guardan “silenzio stampa” al respecto.
Frente a un acontecimiento como el que se ha denunciado, claramente se debe investigar el mismo hasta las últimas consecuencias, para tranquilidad y seguridad de todas las partes (denunciante, denunciados, interesados) y poder así transmitir a la sociedad el mensaje de que las instancias judiciales intervinientes en el caso agotaron todos los recursos y herramientas disponibles para esclarecer los hechos y sancionar o desvincular a los responsables y sus encubridores.
Y es que una hipótesis criminal de tamaña gravedad y trascendencia institucional, debe demandar la realización de todos los esfuerzos posibles, por parte del Poder Judicial, para intentar alcanzar la verdad real de lo sucedido, y no quede nuevamente en el manto de la nebulosa y una eterna indefinición, como es el caso Nisman, AMIA, Embajada o tantos hechos de corrupción política, que mancharon, manchan y mancharán para siempre los destinos de la Nación.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 16, 2022