Estimado Garzón: He leido con toda atención tus últimos escritos. Y me han motivado profundas reflexiones sobre tu manera de pensar, referido a nuestro pueblo y a nuestra historia a las calificas con severidad.
Cada nación es el producto del quehacer de su pueblo, entre los cuales surgen sus dirigentes que pretenden ser los conductores del mismo. Y esto genera que la historia de cada nación, tenga originalidades, dentro de las cuales se manifiestan las virtudes y defectos que configuran la “personalidad” de la misma.
Yo he nacido en la Argentina. Mi Argentina. Y aunque falta dirigencia pese a estar sufriendo las injusticias que día a día me van acercando a la muerte, no reniego de la misma. Es mi país.
Esto no quita que sufra y sienta todas las cosas que una dirigencia incompetente e inmoral no solo hace con nosotros sino con su pueblo, que es mi pueblo.
Pero no podemos olvidar que la Patria sin su pueblo queda vacia. Y como todo grupo humano, con causa o sin ella va siguiendo día a día, lo que es forjar su destino. No vale usar la historia para atacar al pueblo, que es mi pueblo. No sirve atacar a personalidades, que mal o bien han hecho cosas que de un modo o de otro, el pueblo las ha asumido y como alguien que digiere lo que come, lo ha transformado en la configuración de nuestra personalidad. Por supuesto, se digiere lo malo y lo bueno. ¡Y vale si hemos comido muy mal!.
Yo quisiera que personas brillantes como tú, con mucha humildad, pusiera sus conocimientos y amor para su pueblo. Y te recuerdo que el amor es un dar sin esperar respuesta. Es un dar por el dar mismo.
Tenemos en nuestra historia cosas muy malas que ya digeridas forman parte de nosotros. Eso ya está. Ayuda a nuestro pueblo a como el rumiante, vaya masticando nuevamente lo ingerido, pero lo haga con amor. No pensando en su beneficio sino en el beneficio de todos. Es un dar sin esperar respuesta.
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No debo seguir escribiendo. Todo esto mereceria ser escrito con mucha dedicación que no puedo hacer, primero por mi incapacidad intelectual, por mi proceso vegetativo en decadencia, por lo sufrido que como el árbol no me permite ver el bosque. Pero que no es suficiente para sentir a mi pueblo y amarlo. Con sus defectos que quisiera haber corregido mediante la educación. Pero también con el orgullo de haber visto productos de este pueblo desde épicos, visionarios, valientes ante la adversidad, brillantes en su pensamiento, que hemos desperdiciado pero que han quedado imperterritos como aceros que no se quiebran ni pueden ser vencidos, como San Martín, Belgrano, pero mas allá como el estratega sin triunfos del general Paz, el insolente de Sarmiento, el filósofo como Mitre, el formidable luchador Carlos Pellegrini, el tenaz pícaro de Roca, el visionario Alberdi, el radical Alem, el austero Bernardo Irigoyen, y ya mezclados en las disputas que tanto daño nos hacen generales como Ramirez, Perón, Lonardi, Ongania, que no empalidecen a nada menos que a Favaloro, a nuestro pensador Bunge, a nuestro literato Borges, al austero Illia, al demócrata Alfonsín.
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Sarmiento
Favaloro
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Borges
Belgrano
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San Martin
Illia
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Bunge
Gay
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Alberdi
Seineldin
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¡Y cuantos que no cito pero que están ahí! El impacto que siento al recordar al coronel Seineldín, mi caro compañero coronel Arévalo, los mártires San Martino, Gay y Larrabure.
Y no menciono para no herir suceptibilidades a terroristas que en muchos casos, aun equivocados, ofrendaron sus vidas por lo que creian un destino mejor. Ni tampoco a los sufridos combatientes de las Malvinas. Y lamento no poder mencionar a todos.
Mi apreciado Garzón: la lista es inmensa. Y todos ellos salieron de nuestro pueblo. Como todos los humanos con errores y aciertos. Pero apretando los dientes por esa Argentina que es nuestra.
Es posible que estemos llenos de errores y por que no malas acciones. Pero se que ese pueblo no soportaria la invasión de quien fuera. Y creo que el mundo lo sabe. Yo te pido que con tu magnífica verba y luego de haber soportado las pruebas que en tu vida enfrentaste, trates de que te embarge el amor a tu pueblo, que es el amor a la Patria.
Por el My. Carlos Españadero
Estimado Garzón: He leido con toda atención tus últimos escritos. Y me han motivado profundas reflexiones sobre tu manera de pensar, referido a nuestro pueblo y a nuestra historia a las calificas con severidad.
Cada nación es el producto del quehacer de su pueblo, entre los cuales surgen sus dirigentes que pretenden ser los conductores del mismo. Y esto genera que la historia de cada nación, tenga originalidades, dentro de las cuales se manifiestan las virtudes y defectos que configuran la “personalidad” de la misma.
Yo he nacido en la Argentina. Mi Argentina. Y aunque falta dirigencia pese a estar sufriendo las injusticias que día a día me van acercando a la muerte, no reniego de la misma. Es mi país.
Esto no quita que sufra y sienta todas las cosas que una dirigencia incompetente e inmoral no solo hace con nosotros sino con su pueblo, que es mi pueblo.
Pero no podemos olvidar que la Patria sin su pueblo queda vacia. Y como todo grupo humano, con causa o sin ella va siguiendo día a día, lo que es forjar su destino. No vale usar la historia para atacar al pueblo, que es mi pueblo. No sirve atacar a personalidades, que mal o bien han hecho cosas que de un modo o de otro, el pueblo las ha asumido y como alguien que digiere lo que come, lo ha transformado en la configuración de nuestra personalidad. Por supuesto, se digiere lo malo y lo bueno. ¡Y vale si hemos comido muy mal!.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]Yo quisiera que personas brillantes como tú, con mucha humildad, pusiera sus conocimientos y amor para su pueblo. Y te recuerdo que el amor es un dar sin esperar respuesta. Es un dar por el dar mismo.
Tenemos en nuestra historia cosas muy malas que ya digeridas forman parte de nosotros. Eso ya está. Ayuda a nuestro pueblo a como el rumiante, vaya masticando nuevamente lo ingerido, pero lo haga con amor. No pensando en su beneficio sino en el beneficio de todos. Es un dar sin esperar respuesta.
[/ezcol_1half_end]No debo seguir escribiendo. Todo esto mereceria ser escrito con mucha dedicación que no puedo hacer, primero por mi incapacidad intelectual, por mi proceso vegetativo en decadencia, por lo sufrido que como el árbol no me permite ver el bosque. Pero que no es suficiente para sentir a mi pueblo y amarlo. Con sus defectos que quisiera haber corregido mediante la educación. Pero también con el orgullo de haber visto productos de este pueblo desde épicos, visionarios, valientes ante la adversidad, brillantes en su pensamiento, que hemos desperdiciado pero que han quedado imperterritos como aceros que no se quiebran ni pueden ser vencidos, como San Martín, Belgrano, pero mas allá como el estratega sin triunfos del general Paz, el insolente de Sarmiento, el filósofo como Mitre, el formidable luchador Carlos Pellegrini, el tenaz pícaro de Roca, el visionario Alberdi, el radical Alem, el austero Bernardo Irigoyen, y ya mezclados en las disputas que tanto daño nos hacen generales como Ramirez, Perón, Lonardi, Ongania, que no empalidecen a nada menos que a Favaloro, a nuestro pensador Bunge, a nuestro literato Borges, al austero Illia, al demócrata Alfonsín.
[ezcol_1fifth]Sarmiento
Favaloro
[/ezcol_1fifth] [ezcol_1fifth]Borges
Belgrano
[/ezcol_1fifth] [ezcol_1fifth]San Martin
Illia
[/ezcol_1fifth] [ezcol_1fifth]Bunge
Gay
[/ezcol_1fifth] [ezcol_1fifth_end]Alberdi
Seineldin
[/ezcol_1fifth_end]¡Y cuantos que no cito pero que están ahí! El impacto que siento al recordar al coronel Seineldín, mi caro compañero coronel Arévalo, los mártires San Martino, Gay y Larrabure.
Y no menciono para no herir suceptibilidades a terroristas que en muchos casos, aun equivocados, ofrendaron sus vidas por lo que creian un destino mejor. Ni tampoco a los sufridos combatientes de las Malvinas. Y lamento no poder mencionar a todos.
Mi apreciado Garzón: la lista es inmensa. Y todos ellos salieron de nuestro pueblo. Como todos los humanos con errores y aciertos. Pero apretando los dientes por esa Argentina que es nuestra.
Es posible que estemos llenos de errores y por que no malas acciones. Pero se que ese pueblo no soportaria la invasión de quien fuera. Y creo que el mundo lo sabe. Yo te pido que con tu magnífica verba y luego de haber soportado las pruebas que en tu vida enfrentaste, trates de que te embarge el amor a tu pueblo, que es el amor a la Patria.
Buenos Aires, 14 de enero de 2019
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Enero 14, 2019
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