Necesitamos crecer en cultura cívica para involucrarnos en el control de la gestión gubernativa. Es importante que el ciudadano esté alerta para que se respete la vida, don de Dios y el primero de todos los derechos, desde el momento de la concepción hasta su fin natural. Busquemos afianzar el bien común con leyes justas cumplidas en conciencia por cada uno. Movamos los mecanismos oportunos para que la gestión social, política y económica se oriente a una mayor equidad en la participación de los bienes espirituales, culturales y materiales, buscando el progreso de todos y, por lo tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos.
Godofredo Daireaux (Geoffroy François Daireaux) nació en París en 1849 y falleció en Buenos Aires en 1916.
Fue ganadero y agricultor, además de docente, funcionario público, mecenas de artistas y crítico de arte. Aunque su faceta más conocida fue la de escritor.
Todos debemos revalorizar la Política como arte de la convivencia humana. Con paso acompasado, iba la cigüeña matando y tragando por familias enteras los sapos, las lagartijas y demás inocentes bichos del pantano. La llanura resonaba con el triste coro de sus ayes y de sus maldiciones. La cigüeña, impasible, seguía su obra indiferente a las quejas. Le parecía que todos esos infelices metían demasiada bulla y que harían mejor en callarse… Junto al bañado, conversaban la mulita, la vizcacha y el zorrino. —Ahí está la cigüeña,- dijo la mulita… Ha venido a pasar su temporada. Da gusto estar un rato con tan buena persona. —Cierto, es muy buena persona, -afirmó el zorrino. —¡Excelente persona! -dijo la vizcacha. Y los tres repitieron convencidos: —¡Excelente persona! “Según el juez, es el juicio”. (Daireaux). Y, con todo esto, de pronto la vida te detiene, te sienta porque quiere hablar contigo, y no le has hecho caso. Y te habla, te recuerda cosas que tal vez habías olvidado. Y te abraza… Y en ese abrazo te recuerda que tan solo has venido a vivir. No a luchar, no a salvar, no a pagar ninguna deuda. Solo a vivir…Pero no vivas solamente para ti. Vive también para los demás.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), envío un Abrazo, y mi deseo
que Dios les bendiga, y permita que prosperen en todo, derramando
Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
♦
Por CLAUDIO VALERIO
Necesitamos crecer en cultura cívica para involucrarnos en el control de la gestión gubernativa. Es importante que el ciudadano esté alerta para que se respete la vida, don de Dios y el primero de todos los derechos, desde el momento de la concepción hasta su fin natural. Busquemos afianzar el bien común con leyes justas cumplidas en conciencia por cada uno. Movamos los mecanismos oportunos para que la gestión social, política y económica se oriente a una mayor equidad en la participación de los bienes espirituales, culturales y materiales, buscando el progreso de todos y, por lo tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos.
Godofredo Daireaux (Geoffroy François Daireaux) nació en París en 1849 y falleció en Buenos Aires en 1916.
Fue ganadero y agricultor, además de docente, funcionario público, mecenas de artistas y crítico de arte. Aunque su faceta más conocida fue la de escritor.
Todos debemos revalorizar la Política como arte de la convivencia humana. Con paso acompasado, iba la cigüeña matando y tragando por familias enteras los sapos, las lagartijas y demás inocentes bichos del pantano. La llanura resonaba con el triste coro de sus ayes y de sus maldiciones. La cigüeña, impasible, seguía su obra indiferente a las quejas. Le parecía que todos esos infelices metían demasiada bulla y que harían mejor en callarse… Junto al bañado, conversaban la
mulita, la vizcacha y el zorrino.
—Ahí está la cigüeña,- dijo la mulita… Ha venido a pasar su temporada. Da gusto estar un rato con tan buena persona.
—Cierto, es muy buena persona, -afirmó el zorrino.
—¡Excelente persona! -dijo la vizcacha.
Y los tres repitieron convencidos:
—¡Excelente persona!
“Según el juez, es el juicio”. (Daireaux).
Y, con todo esto, de pronto la vida te detiene, te sienta porque quiere hablar contigo, y no le has hecho caso. Y te habla, te recuerda cosas que tal vez habías olvidado. Y te abraza… Y en ese abrazo te recuerda que tan solo has venido a vivir. No a luchar, no a salvar, no a pagar ninguna deuda. Solo a vivir…Pero no vivas solamente para ti. Vive también para los demás.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), envío un Abrazo, y mi deseo
que Dios les bendiga, y permita que prosperen en todo, derramando
Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 24, 2020