En el transcurso de una hora y en un radio de menos de una milla, un sujeto hispano armado con un rifle semiautomático efectuó disparos al azar en tres lugares distintos e hirió una persona. Entre las 6:20 y las 7:20 de la mañana del sábado, el sospechoso hirió a un hombre de unos 30 años, quien caminaba por la acera, entre Mission Road y Zonal Avenue, y se dio a la fuga. El hombre fue herido de gravedad y transportado a un hospital.
Un segundo tiroteo se registró el sábado en la intersección de las calles Primera y Cummings, a poca distancia de la Estación Hollenbeck del Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD). El sospechoso, de acuerdo con la policía de Los Ángeles, estaba enmascarado y disparó desde el interior de su automóvil y también huyó.
En un tercer incidente, un hombre se escapó de morir el sábado cuando uno de los proyectiles de fuego se estampó en su vehículo.
El autor de los tres atentados parece ser un mismo hombre, de entre 20 y 30 años. Conducía un sedán de cuatro puertas gris o azul que fue ubicado entre las calles Tercera y Gertrude.
A estas tres balaceras se le sumaron los disparos hechos en una fiesta en la playa de Santa Mónica, donde dos niñas, -de 14 y 17 años- resultaron heridas en la parte inferior de sus piernas que no pusieron en peligro sus vidas.
“El tirador se dio a la fuga”, declaró la teniente Erika Aklufi.
El sospechoso fue descrito como un hombre de 5.10 pies de estatura y usaba trenzas. Vestía pantalón negro, camisa blanca y una gorra negra.
En California, quienes deseen comprar un rifle o escopeta deben tener al menos 18 años para hacerlo. Las personas que quieran comprar armas de fuego deben tener al menos 21 años. Si uno de los padres da su consentimiento, un niño menor de 18 años puede tener una pistola de aire comprimido, e, independientemente de la edad, todos los que compran un arma de fuego de cualquier tipo deben pasar una verificación de antecedentes.
“Las leyes no están previniendo la proliferación de las armas; hay una gran proliferación en el tráfico ilegal de armas sin numeración”, criticó Miguel Tinker Salas, catedrático de Historia Latinoamericana y Estudios Chicanos en Pomona College de Claremont. “El aumento de las armas en manos de civiles ha aumentado drásticamente por ese sentimiento de la importancia de armarse, en caso de que el Estado tome acciones y los intereses de la maquinaria económica y el cabildeo que representa la Asociación Nacional del Rifle se vean comprometidos. Hay una proliferación de las armas de alto calibre AR-15 y las llamadas “armas fantasmas. Esperar a nivel federal leyes que regulen la venta de armas es como esperar a que caiga maná del cielo; a ello se suma que la derecha promueve que estamos al borde de una debacle, que habría una guerra civil e instan a la gente a que se arme”.
Tinker Salas expresó que en efecto, en Estados Unidos sí se vive un “terrorismo urbano”, que se incrementó después de los mortales ataques de Timothy McVeigh, en abril de 1995, cuando el exsoldado y guardia de seguridad hizo explotar un camión frente al edificio federal Alfred P. Murrah en Oklahoma City. Murieron 168 personas, incluyendo 19 niños y muchos más resultaron heridos. McVeight murió después que le aplicaron una inyección letal en junio 11 de 2001.
“El tema del terrorismo nacional existe con las matanzas que hay casi a diario”, dijo el catedrático. “En Florida, California y todo Estados Unidos critican al terrorismo en el exterior, pero se niegan a llamarle terrorismo interno a lo que sucede aquí”.
En 2021, arrestos por homicidios y por posesión de armas aumentaron 37 por ciento y 70 por ciento, respectivamente, según el reporte de criminalidad e iniciativas del LAPD.
En ese año, el departamento retiró casi 9,000 armas de fuego de las calles, la tasa de esclarecimiento de homicidios aumentó del 56 por ciento al 66 por ciento. Además, hubo 5,441 arrestos relacionados con armas en 2021, lo que representó un aumento del 53 por ciento desde 2020 (3565 arrestos).
Joanna, una mujer hondureña de 73 años, opinó que las armas poderosas o de alto calibre deberían estar solamente en poder del ejército.
¿Cómo puede ser que a un joven que apenas va comenzando a vivir le den la oportunidad de tener un arma de grueso calibre y convierta las calles en sitios de guerra para herir o matar gente inocente?”, se preguntó.
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En el transcurso de una hora y en un radio de menos de una milla, un sujeto hispano armado con un rifle semiautomático efectuó disparos al azar en tres lugares distintos e hirió una persona. Entre las 6:20 y las 7:20 de la mañana del sábado, el sospechoso hirió a un hombre de unos 30 años, quien caminaba por la acera, entre Mission Road y Zonal Avenue, y se dio a la fuga. El hombre fue herido de gravedad y transportado a un hospital.
Un segundo tiroteo se registró el sábado en la intersección de las calles Primera y Cummings, a poca distancia de la Estación Hollenbeck del Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD). El sospechoso, de acuerdo con la policía de Los Ángeles, estaba enmascarado y disparó desde el interior de su automóvil y también huyó.
En un tercer incidente, un hombre se escapó de morir el sábado cuando uno de los proyectiles de fuego se estampó en su vehículo.
El autor de los tres atentados parece ser un mismo hombre, de entre 20 y 30 años. Conducía un sedán de cuatro puertas gris o azul que fue ubicado entre las calles Tercera y Gertrude.
A estas tres balaceras se le sumaron los disparos hechos en una fiesta en la playa de Santa Mónica, donde dos niñas, -de 14 y 17 años- resultaron heridas en la parte inferior de sus piernas que no pusieron en peligro sus vidas.
“El tirador se dio a la fuga”, declaró la teniente Erika Aklufi.
El sospechoso fue descrito como un hombre de 5.10 pies de estatura y usaba trenzas. Vestía pantalón negro, camisa blanca y una gorra negra.
En California, quienes deseen comprar un rifle o escopeta deben tener al menos 18 años para hacerlo. Las personas que quieran comprar armas de fuego deben tener al menos 21 años. Si uno de los padres da su consentimiento, un niño menor de 18 años puede tener una pistola de aire comprimido, e, independientemente de la edad, todos los que compran un arma de fuego de cualquier tipo deben pasar una verificación de antecedentes.
“Las leyes no están previniendo la proliferación de las armas; hay una gran proliferación en el tráfico ilegal de armas sin numeración”, criticó Miguel Tinker Salas, catedrático de Historia Latinoamericana y Estudios Chicanos en Pomona College de Claremont. “El aumento de las armas en manos de civiles ha aumentado drásticamente por ese sentimiento de la importancia de armarse, en caso de que el Estado tome acciones y los intereses de la maquinaria económica y el cabildeo que representa la Asociación Nacional del Rifle se vean comprometidos. Hay una proliferación de las armas de alto calibre AR-15 y las llamadas “armas fantasmas. Esperar a nivel federal leyes que regulen la venta de armas es como esperar a que caiga maná del cielo; a ello se suma que la derecha promueve que estamos al borde de una debacle, que habría una guerra civil e instan a la gente a que se arme”.
Tinker Salas expresó que en efecto, en Estados Unidos sí se vive un “terrorismo urbano”, que se incrementó después de los mortales ataques de Timothy McVeigh, en abril de 1995, cuando el exsoldado y guardia de seguridad hizo explotar un camión frente al edificio federal Alfred P. Murrah en Oklahoma City. Murieron 168 personas, incluyendo 19 niños y muchos más resultaron heridos. McVeight murió después que le aplicaron una inyección letal en junio 11 de 2001.
“El tema del terrorismo nacional existe con las matanzas que hay casi a diario”, dijo el catedrático. “En Florida, California y todo Estados Unidos critican al terrorismo en el exterior, pero se niegan a llamarle terrorismo interno a lo que sucede aquí”.
En 2021, arrestos por homicidios y por posesión de armas aumentaron 37 por ciento y 70 por ciento, respectivamente, según el reporte de criminalidad e iniciativas del LAPD.
En ese año, el departamento retiró casi 9,000 armas de fuego de las calles, la tasa de esclarecimiento de homicidios aumentó del 56 por ciento al 66 por ciento. Además, hubo 5,441 arrestos relacionados con armas en 2021, lo que representó un aumento del 53 por ciento desde 2020 (3565 arrestos).
Joanna, una mujer hondureña de 73 años, opinó que las armas poderosas o de alto calibre deberían estar solamente en poder del ejército.
¿Cómo puede ser que a un joven que apenas va comenzando a vivir le den la oportunidad de tener un arma de grueso calibre y convierta las calles en sitios de guerra para herir o matar gente inocente?”, se preguntó.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 16, 2023