En el cálido verano siempre es bienvenida la lluvia que venga a restituir la humedad que se robaron los secos vientos del norte. Es en los últimos días del mes de Diciembre en donde las nubes se levantan y cae un chaparrón. Un chubasco siempre modesto pero que alcanza para que las plantas gocen de un alivio y se asiente la tierra agobiada con ganas de más agua. Que Llueva…Que llueva… La gente baquiana se da cuenta como un radar viviente que está por caer el aguacero. Es el ruido que suele anteceder como un trueno que en vez de ir degradando se mantiene continuo y grave. Al instante observo embelesado las miríadas de piedritas que chocan contra el suelo. El caer de cristales de hielo desde un alto cirrus que atraviesan la humedad de un cúmulo, suenan como una melodía cuando las piedritas entrechocan entre si formando una cortina de cristal. Llueve y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. La cuestión es que a las tres de la tarde, cuando mi cuerpo se transformaba nuevamente en un pájaro errante para abrazar y descubrir el universo, se largó la granizada en seco como si de repente se abrieran la puerta del cielo. Feroz… Fulminante… Piedras del tamaño de un huevo de gallina. Al ruido de la pedrea sobre los techos en el acto se le sumó el de las plantas que se desgajaban y de los árboles que se venían abajo. Qué habrá durado…no más de quince minutos…un cuarto de hora. La verdad que la tormenta que iba a ser un simple borrasca a pesar de mi metamorfosis cósmica llevado por mi asombrosa bilocación me dejo impresionado. Una tormenta mayor de viento y piedra. Una lluvia de verano que al fin ceso. Con mi cuerpo sin mojarse pero en estado de meditación incorpórea y volatín percibo con absoluta claridad que son los movimientos de la naturaleza que en cualquier estado nos adelantan un año nuevo de esperanza y prosperidad insospechada. Es que el cielito necesita llorar de vez en cuando… Después de la tormenta siempre llega la calma. El sol sale…Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia. Las nubes vienen flotando hacia mi vida, ya no para traer la lluvia o acompañar la tormenta, sino para agregar color a mi puesta de sol. En mi trasformación etérea se desprende como un rayo un grito de optimismo. Todo mi cuerpo en este verano se siente crepúsculo en la lluvia.
Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas, nos espera. La sed de los recuerdos tendrá lluvia de olvido. Un calendario, con 365 días virginales, aguarda el color de nuestra ilusión. De inmediato mi cuerpo astral toma la posición de súplica. Mi mente en un ruego vivo y penetrante implora para que, la Paz que nos ha brindado la Navidad no se apague con el cañón de la violencia…Ni se marchite el anhelo que el hombre abriga. Que los 12 meses que nos saludan, sean oportunidades para ser mejores. Piedras de amor para construir un nuevo mundo, dejando atrás el no puedo más y él no te metas. Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo. Huele la lluvia y siento el viento. Celebraremos juntos el verdor de los cuerpos, el sexo de las flores, el polen de la risa y todas las estrellas que vienen confundidas en la gota de lluvia. El Señor, con su Nacimiento, ya está alumbrando con 12 lámparas cada mes de este Año Nuevo. El Espíritu, con su brisa suave nos infundirá 365 soplos de aliento divino. La Virgen María, Madre de Dios, marchará delante de nosotros, sus hijos e hijas, ayudándonos a vivir dignamente cada hora y cada segundo, cada día y cada instante de este Nuevo año que ahora se inicia. Desde la altura mirando la tormenta que se apacigua lentamente y los cristales de hielo hundirse en el suelo ávido, una enorme paz me cubre. Desde esa serenidad y silencio brindo y saludo a mis lectores añorando que la bienaventuranza se anide en el corazón de cada uno y puedan seguir acompañándome en un vuelo de pájaro y sueño. La vida es lluvia, fuego que arde y viento, trueno en el cielo y sol que da luz. Vive mi querido amigo tu vida al máximo potencial, y lucha siempre por tus sueños. Feliz año. Un enorme abrazo en mi último escrito del año para descanso de mis leyentes si es que los tengo.
Escribe Jorge B. Lobo Aragón.
En el cálido verano siempre es bienvenida la lluvia que venga a restituir la humedad que se robaron los secos vientos del norte. Es en los últimos días del mes de Diciembre en donde las nubes se levantan y cae un chaparrón. Un chubasco siempre modesto pero que alcanza para que las plantas gocen de un alivio y se asiente la tierra agobiada con ganas de más agua. Que Llueva…Que llueva… La gente baquiana se da cuenta como un radar viviente que está por caer el aguacero. Es el ruido que suele anteceder como un trueno que en vez de ir degradando se mantiene continuo y grave. Al instante observo embelesado las miríadas de piedritas que chocan contra el suelo. El caer de cristales de hielo desde un alto cirrus que atraviesan la humedad de un cúmulo, suenan como una melodía cuando las piedritas entrechocan entre si formando una cortina de cristal. Llueve y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. La cuestión es que a las tres de la tarde, cuando mi cuerpo se transformaba nuevamente en un pájaro errante para abrazar y descubrir el universo, se largó la granizada en seco como si de repente se abrieran la puerta del cielo. Feroz… Fulminante… Piedras del tamaño de un huevo de gallina. Al ruido de la pedrea sobre los techos en el acto se le sumó el de las plantas que se desgajaban y de los árboles que se venían abajo. Qué habrá durado…no más de quince minutos…un cuarto de hora. La verdad que la tormenta que iba a ser un simple borrasca a pesar de mi metamorfosis cósmica llevado por mi asombrosa bilocación me dejo impresionado. Una tormenta mayor de viento y piedra. Una lluvia de verano que al fin ceso. Con mi cuerpo sin mojarse pero en estado de meditación incorpórea y volatín percibo con absoluta claridad que son los movimientos de la naturaleza que en cualquier estado nos adelantan un año nuevo de esperanza y prosperidad insospechada. Es que el cielito necesita llorar de vez en cuando… Después de la tormenta siempre llega la calma. El sol sale…Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia. Las nubes vienen flotando hacia mi vida, ya no para traer la lluvia o acompañar la tormenta, sino para agregar color a mi puesta de sol. En mi trasformación etérea se desprende como un rayo un grito de optimismo. Todo mi cuerpo en este verano se siente crepúsculo en la lluvia.
Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas, nos espera. La sed de los recuerdos tendrá lluvia de olvido. Un calendario, con 365 días virginales, aguarda el color de nuestra ilusión. De inmediato mi cuerpo astral toma la posición de súplica. Mi mente en un ruego vivo y penetrante implora para que, la Paz que nos ha brindado la Navidad no se apague con el cañón de la violencia…Ni se marchite el anhelo que el hombre abriga. Que los 12 meses que nos saludan, sean oportunidades para ser mejores. Piedras de amor para construir un nuevo mundo, dejando atrás el no puedo más y él no te metas. Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo. Huele la lluvia y siento el viento. Celebraremos juntos el verdor de los cuerpos, el sexo de las flores, el polen de la risa y todas las estrellas que vienen confundidas en la gota de lluvia. El Señor, con su Nacimiento, ya está alumbrando con 12 lámparas cada mes de este Año Nuevo. El Espíritu, con su brisa suave nos infundirá 365 soplos de aliento divino. La Virgen María, Madre de Dios, marchará delante de nosotros, sus hijos e hijas, ayudándonos a vivir dignamente cada hora y cada segundo, cada día y cada instante de este Nuevo año que ahora se inicia. Desde la altura mirando la tormenta que se apacigua lentamente y los cristales de hielo hundirse en el suelo ávido, una enorme paz me cubre. Desde esa serenidad y silencio brindo y saludo a mis lectores añorando que la bienaventuranza se anide en el corazón de cada uno y puedan seguir acompañándome en un vuelo de pájaro y sueño. La vida es lluvia, fuego que arde y viento, trueno en el cielo y sol que da luz. Vive mi querido amigo tu vida al máximo potencial, y lucha siempre por tus sueños. Feliz año. Un enorme abrazo en mi último escrito del año para descanso de mis leyentes si es que los tengo.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 29, 2017
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