Y DALE CON EL NEGACIONISMO, Y DALE CON EL GENOCIDIO
TERMÍNENLA Y DEDÍQUENSE A LO QUE LE IMPORTA A LA GENTE, LLEGAR A FIN DE MES, TENER UN TRABAJO DIGNO Y BIEN REMUNERADO Y QUE NO LA MATEN A LA VUELTA DE LA ESQUINA PARA ROBARLE EL CELULAR
En los meses anteriores a comenzar el Mundial de Futbol de 1978, se había instalado en la sociedad un gran debate sobre quien debía ser el lateral derecho de la defensa de la selección argentina.
Mientras la gran mayoría de la gente y casi todo el periodismo afirmaba que ese puesto debía ser cubierto por el jugador de Boca Pernía, el técnico de la selección argentina había convocado a un joven jugador de San Lorenzo, Olguín.
No hubo conferencia de prensa ni reportaje donde no se le preguntara al entonces director técnico de la divisa nacional por esa cuestión y siempre respondía: “Y dale con Pernía… y dale con Pernía, saben cómo me tienen con Pernía”. La frase cobró tanta popularidad, que en los años 80 fue inmortalizada por un popular imitador cómico de esa época.
45 años después y parafraseando aquella popular expresión, hoy se dice: “Y dale con el negacionismo, y dale con el genocidio, saben cómo nos tienen con eso”.
Es tal el cúmulo de sandeces y ridiculeces -evitando escribir groserías- que se dicen, que realmente ya cansan, Agota tener que demostrar que el agua moja.
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Dale con que en la década del 70 no hubo una guerra. Entérense, la Cámara Federal en el juicio a las Juntas, en la denominada Causa 13, sentenció con claridad: “En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria” (SIC). Es lo que se llama “guerra no convencional”, la que se libró en Afganistán contra Al-Qaeda o que la actualmente se libra en la franja de Gaza contra Hamas. Todo el mundo la llama guerra, menos acá. A pesar de esta realidad, hace unos días una opinóloga, en un artículo de un diario de tirada nacional dijo, insólitamente, que lo de los 70 no fue una guerra por más que los terroristas se “autopercibieran” como un ejército y hayan usado rangos, estrategias y hasta reglamentos militares y se “autopercibieran” en una guerra. No lo fue, simplemente porque no eran un Ejército. Con ese criterio entonces, un hombre que se autopercibe mujer no lo es, por más que así se sienta y se vista, simplemente porque es hombre, contradiciendo groseramente lo que seguramente piensa sobre la igualdad de género. Son tan cínicos que realmente alarman.
Siguen con lo de los 30.000. Ya se ha dicho hasta el hartazgo que tanto la CONADEP como el RUVTE (Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado), ambos documentos oficiales, señalan que hubo en Argentina 6.348 casos. Tanto Fernández Meijide (ex miembro de la CONADEP) como Luis Labraña (ex miembro de Montoneros) reconocieron en decenas de oportunidades que “La cifra de 30.000 desaparecidos en Argentina fue un invento de los exiliados en España”. Tan patéticos son que llegan al absurdo de decir que hubo un pacto social sobre la cifra real de los desaparecidos. ¿Que Pacto?. ¿Cuando? ¿Con quién?. Es tan solo una consigna que utilizan e intentan instalar como “la verdad”. Se piensan de izquierda, pero actúan como verdaderos fascistas al imponer un relato único, el de ellos claro, sin que el mismo pueda ser cuestionado. Un canto a la democracia y la libertad de expresión.
Y es que, es más fácil creer en algo que analizarlo críticamente. La verdad no puede quedar maniatada por imperio de un dogma. Y como el cascaron de su relato se está desquebrajando finalmente, recurren al inefable mote de “negacionistas”. Para ello, pretenden asimilar al proceso militar con el régimen nazi, un desquiciado exceso. Paradójicamente, al mismo tiempo, niegan cualquier similitud entre el ataque terrorista sufrido por Argentina en los 70 con los que sufre Israel hoy o sufrió Europa o EEUU por grupos terroristas. Allá es un tema complejo y acá no fueron terroristas. ¡Basta, por favor! Sáquense la careta y digan que apoyan al terrorismo, sea de donde sea; se llame Montoneros, ERP, Hamas o Al-Qaeda, sería más honesto y sincero.
Hasta recurren ahora a afirmar alegremente que está en riesgo la democracia y la estabilidad de las instituciones. En serio, ¡ya basta!. No está en riesgo la democracia ni las instituciones republicanas. La sociedad está más que vacunada contra el autoritarismo. Prueba de ello es que impidió el proyecto de “Cristina eterna” en el 2015 o que el kirchnerismo se llevara puesta la Justicia en el 2013. No hay peligro alguno, no mientan más. Los únicos que despreciaron la democracia fueron los terroristas de Montoneros y ERP a la cual tildaban de “arma de la burguesía” y debía ser reemplaza por una dictadura del pueblo. Peligroso pensamiento que vuelve, en algunos trasnochados, ante un eventual triunfo de la oposición en las próximas elecciones presidenciales.
Termínenla ya con estas patrañas y dedíquense a lo que realmente le importa a la gente, poder llegar a fin de mes, tener un trabajo digno y bien remunerado y que no la maten a la vuelta de la esquina para robarle el celular. Dejen de usar estos exasperantes engaños para intentar disimular que los funcionarios del gobierno viven como jeques árabes, en medio de lujos y fastuosidades, dignos de multimillonarios; mientras el pueblo se hunde en la pobreza y la miseria.
Es hora de gobernar hacia el futuro y dejar de hacerlo mirando el espejo retrovisor. ¡En los 70 Argentina vivió lo mismo que vive hoy Israel. Vayan allá a defender los derechos humanos de los integrantes de Hamas y denunciar “la represión” que ejerce el gobierno israelí –legítimamente- contra la bestialidad que están cometiendo los terroristas. Es más, vayan a decirle a los familiares de los civiles asesinados, niños y mujeres (la mayoría también violadas) que quieren enjuiciar a los militares que los defienden y que repudian el genocidio contra los jóvenes inocentes que la derecha capitalista y pro yankee israelí llama terroristas.
Ya fue suficiente. El “roban, pero juzgan” ya hartó a la ciudadanía.
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En los meses anteriores a comenzar el Mundial de Futbol de 1978, se había instalado en la sociedad un gran debate sobre quien debía ser el lateral derecho de la defensa de la selección argentina.
Mientras la gran mayoría de la gente y casi todo el periodismo afirmaba que ese puesto debía ser cubierto por el jugador de Boca Pernía, el técnico de la selección argentina había convocado a un joven jugador de San Lorenzo, Olguín.
No hubo conferencia de prensa ni reportaje donde no se le preguntara al entonces director técnico de la divisa nacional por esa cuestión y siempre respondía: “Y dale con Pernía… y dale con Pernía, saben cómo me tienen con Pernía”. La frase cobró tanta popularidad, que en los años 80 fue inmortalizada por un popular imitador cómico de esa época.
45 años después y parafraseando aquella popular expresión, hoy se dice: “Y dale con el negacionismo, y dale con el genocidio, saben cómo nos tienen con eso”.
Es tal el cúmulo de sandeces y ridiculeces -evitando escribir groserías- que se dicen, que realmente ya cansan, Agota tener que demostrar que el agua moja.
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[/ezcol_1half_end]Dale con que en la década del 70 no hubo una guerra. Entérense, la Cámara Federal en el juicio a las Juntas, en la denominada Causa 13, sentenció con claridad: “En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso y a las características que asumió el terrorismo en la República Argentina cabe concluir que, dentro de los criterios de clasificación expuestos, el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria” (SIC). Es lo que se llama “guerra no convencional”, la que se libró en Afganistán contra Al-Qaeda o que la actualmente se libra en la franja de Gaza contra Hamas. Todo el mundo la llama guerra, menos acá. A pesar de esta realidad, hace unos días una opinóloga, en un artículo de un diario de tirada nacional dijo, insólitamente, que lo de los 70 no fue una guerra por más que los terroristas se “autopercibieran” como un ejército y hayan usado rangos, estrategias y hasta reglamentos militares y se “autopercibieran” en una guerra. No lo fue, simplemente porque no eran un Ejército. Con ese criterio entonces, un hombre que se autopercibe mujer no lo es, por más que así se sienta y se vista, simplemente porque es hombre, contradiciendo groseramente lo que seguramente piensa sobre la igualdad de género. Son tan cínicos que realmente alarman.
Siguen con lo de los 30.000. Ya se ha dicho hasta el hartazgo que tanto la CONADEP como el RUVTE (Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado), ambos documentos oficiales, señalan que hubo en Argentina 6.348 casos. Tanto Fernández Meijide (ex miembro de la CONADEP) como Luis Labraña (ex miembro de Montoneros) reconocieron en decenas de oportunidades que “La cifra de 30.000 desaparecidos en Argentina fue un invento de los exiliados en España”. Tan patéticos son que llegan al absurdo de decir que hubo un pacto social sobre la cifra real de los desaparecidos. ¿Que Pacto?. ¿Cuando? ¿Con quién?. Es tan solo una consigna que utilizan e intentan instalar como “la verdad”. Se piensan de izquierda, pero actúan como verdaderos fascistas al imponer un relato único, el de ellos claro, sin que el mismo pueda ser cuestionado. Un canto a la democracia y la libertad de expresión.
Y es que, es más fácil creer en algo que analizarlo críticamente. La verdad no puede quedar maniatada por imperio de un dogma. Y como el cascaron de su relato se está desquebrajando finalmente, recurren al inefable mote de “negacionistas”. Para ello, pretenden asimilar al proceso militar con el régimen nazi, un desquiciado exceso. Paradójicamente, al mismo tiempo, niegan cualquier similitud entre el ataque terrorista sufrido por Argentina en los 70 con los que sufre Israel hoy o sufrió Europa o EEUU por grupos terroristas. Allá es un tema complejo y acá no fueron terroristas. ¡Basta, por favor! Sáquense la careta y digan que apoyan al terrorismo, sea de donde sea; se llame Montoneros, ERP, Hamas o Al-Qaeda, sería más honesto y sincero.
Hasta recurren ahora a afirmar alegremente que está en riesgo la democracia y la estabilidad de las instituciones. En serio, ¡ya basta!. No está en riesgo la democracia ni las instituciones republicanas. La sociedad está más que vacunada contra el autoritarismo. Prueba de ello es que impidió el proyecto de “Cristina eterna” en el 2015 o que el kirchnerismo se llevara puesta la Justicia en el 2013. No hay peligro alguno, no mientan más. Los únicos que despreciaron la democracia fueron los terroristas de Montoneros y ERP a la cual tildaban de “arma de la burguesía” y debía ser reemplaza por una dictadura del pueblo. Peligroso pensamiento que vuelve, en algunos trasnochados, ante un eventual triunfo de la oposición en las próximas elecciones presidenciales.
Termínenla ya con estas patrañas y dedíquense a lo que realmente le importa a la gente, poder llegar a fin de mes, tener un trabajo digno y bien remunerado y que no la maten a la vuelta de la esquina para robarle el celular. Dejen de usar estos exasperantes engaños para intentar disimular que los funcionarios del gobierno viven como jeques árabes, en medio de lujos y fastuosidades, dignos de multimillonarios; mientras el pueblo se hunde en la pobreza y la miseria.
Es hora de gobernar hacia el futuro y dejar de hacerlo mirando el espejo retrovisor. ¡En los 70 Argentina vivió lo mismo que vive hoy Israel. Vayan allá a defender los derechos humanos de los integrantes de Hamas y denunciar “la represión” que ejerce el gobierno israelí –legítimamente- contra la bestialidad que están cometiendo los terroristas. Es más, vayan a decirle a los familiares de los civiles asesinados, niños y mujeres (la mayoría también violadas) que quieren enjuiciar a los militares que los defienden y que repudian el genocidio contra los jóvenes inocentes que la derecha capitalista y pro yankee israelí llama terroristas.
Ya fue suficiente. El “roban, pero juzgan” ya hartó a la ciudadanía.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 8, 2023