Finalmente llegó ese 24 de marzo de 1976 tan esperado. Todos esperaban ansiosos el pronunciamiento militar que pusiera fin al descalabro político, económico y social. Pero que de una vez por todas pusiera fin al accionar criminal de esos psicópatas terroristas que querían tomar el poder por las armas, pese a que el país estaba gobernado por autoridades electas en comicios democráticos.
El pueblo no soportaba más vivir bajo el temor de los continuos actos de terrorismo y por ese temor, ellos mismos denunciaban los “movimientos sospechosos de los nuevos vecinos”.
La clase política veía horrorizada que los terroristas que de manera irresponsable habían liberado la misma noche que asumieron el poder, envalentonados, habían incrementado su accionar criminal, matando a dirigentes políticos y gremiales. Comprendieron que las armas de la democracia no alcanzaban para acabar con la barbarie terrorista y abiertamente o de manera encubierta pedían a las FFAA que tomaran el poder.
Los mismos terroristas trataban de provocar el golpe de estado para poder justificar su accionar, alegando “luchar contra la dictadura militar”.
Pero del mismo modo en que aquel enfermo grave ruega continuamente a Dios por su salud y cuando se cura se olvida de Dios; recuperada la paz, derrotados los terroristas; los políticos se olvidaron de las FFAA que les “habían sacado las castañas del fuego”.
Hoy la MALDITA CLASE POLÍTICA nos quiere hacer olvidar que fueron ellos los que fueron a golpear a la puerta de los cuarteles y descaradamente instituyeron al 24 de marzo como “Día de la Memoria”.
Pero ocultan sus pedidos a las fuerzas armadas para que tomaran el poder, del mismo modo que pretenden silenciar los criminales atentados de las bandas terroristas, a los que han victimizar, llamándolos “jóvenes idealistas”.
Para hoy los secuaces de esos grupos terroristas, ante la imposibilidad de realizar, una “multitudinaria marcha con planeros arreados como ganado” han hecho una convocatoria:
“El 24 de marzo compartí en redes sociales fotos con pañuelos blancos. Ponelo en tu balcón, puerta o ventana. Sin marcha, pero con memoria”, dice la convocatoria de los organismos que organizan el “pañuelazo”.
Pero el PUEBLO no los acompañó.
¿Adonde está el pañuelazo?
En la mente enfermiza de los que quieren imponernos una doctrina cosmopolita y atea.
El PUEBLO los desprecia, al igual que desprecia a la MALDITA CLASE POLÍTICA que solo aspira llegar a un cargo para llenarse los bolsillos.
El pueblo no soportaba más vivir bajo el temor de los continuos actos de terrorismo y por ese temor, ellos mismos denunciaban los “movimientos sospechosos de los nuevos vecinos”.