“…Porque estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”
2 Cor 4, 8-10
Si quisiéramos encontrar en el Nuevo Testamento la esencia misma de las condiciones morales y espirituales que atraviesan aquellos que hoy sufren la venganza de una justicia pervertida, nada describe mejor a quienes padecen injusta prisión en Argentina que las palabras de la Segunda Carta del Apóstol Pablo a los Corintios. En un solo párrafo, se resume el calvario que, tras vencer a la subversión, habrían de soportar.
Consumada en 1983 la traición de aquel que alguna vez arrastró por la bosta su honor defendiendo terroristas, el destino se tornó implacable. La persecución, lenta pero inexorable, comenzó. Desde entonces, la justicia dejó de existir para ellos. La venganza hizo que cualquier tribunal se convirtiera en inmundos escenarios de burla y escarnio, donde payasos togados que vendieron su honor a cambio de favores políticos y beneficios económicos prevaricaron con aleve determinación condenando a quienes, en su juventud, juraron defender a la Nación.
Sus vidas, y también sus muertes, están marcadas por tribulaciones ignominiosas, acechanzas viles y una persecución sin precedentes hacia aquellos cuyo único crimen fue cumplir con su juramento. Combatientes de la Patria, hombres de honor sometidos a la infamia, encarcelados por haber salvado la libertad de su pueblo.
Pero no los han podido abatir. Morirán presos, pero jamás vencidos. Ni los millones de pesos invertidos en esta maquinaria de odio, ni las energías puestas al servicio de la vil mentira, ni las promesas susurradas en las sombras lograron quebrantar su espíritu. Ninguno defeccionó. Ninguno pidió perdón por haber defendido a la Patria. Ninguno compró su libertad con la traición, como sí lo hicieron los cabecillas de la subversión, que vendieron por treinta denarios de plata falsa a los ingenuos que creyeron en ellos.
No es tozudez lo que lo sostiene; esta tenacidad que han demostrado desde que la cobardía de la sociedad a la que ellos salvaron de ser Cuba los condenó a ser parias dentro de su Patria no es una casualidad, es, simplemente, temple, un temple que es producto de una formación tanto profesional como espiritual sin fisuras.
Y en su grandeza, los que aún quedan, han elegido repetir día tras día, hasta el último aliento, la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. No como un castigo, sino como su última ofrenda a la Patria por la que lo dieron todo, sin esperar nada a cambio.
Buenos Aires, 17 de mayo de 2025, a doce años del asesinato del Tte. Gral. Jorge Rafael Videla en el penal federal de Marcos Paz
JOSE LUIS MILIA
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
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“…Porque estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”
2 Cor 4, 8-10
Si quisiéramos encontrar en el Nuevo Testamento la esencia misma de las condiciones morales y espirituales que atraviesan aquellos que hoy sufren la venganza de una justicia pervertida, nada describe mejor a quienes padecen injusta prisión en Argentina que las palabras de la Segunda Carta del Apóstol Pablo a los Corintios. En un solo párrafo, se resume el calvario que, tras vencer a la subversión, habrían de soportar.
Sus vidas, y también sus muertes, están marcadas por tribulaciones ignominiosas, acechanzas viles y una persecución sin precedentes hacia aquellos cuyo único crimen fue cumplir con su juramento. Combatientes de la Patria, hombres de honor sometidos a la infamia, encarcelados por haber salvado la libertad de su pueblo.
Pero no los han podido abatir. Morirán presos, pero jamás vencidos. Ni los millones de pesos invertidos en esta maquinaria de odio, ni las energías puestas al servicio de la vil mentira, ni las promesas susurradas en las
sombras lograron quebrantar su espíritu. Ninguno defeccionó. Ninguno pidió perdón por haber defendido a la Patria. Ninguno compró su libertad con la traición, como sí lo hicieron los cabecillas de la subversión, que vendieron por treinta denarios de plata falsa a los ingenuos que creyeron en ellos.
No es tozudez lo que lo sostiene; esta tenacidad que han demostrado desde que la cobardía de la sociedad a la que ellos salvaron de ser Cuba los condenó a ser parias dentro de su Patria no es una casualidad, es, simplemente, temple, un temple que es producto de una formación tanto profesional como espiritual sin fisuras.
Y en su grandeza, los que aún quedan, han elegido repetir día tras día, hasta el último aliento, la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. No como un castigo, sino como su última ofrenda a la Patria por la que lo dieron todo, sin esperar nada a cambio.
Buenos Aires, 17 de mayo de 2025, a doce años del asesinato del Tte. Gral. Jorge Rafael Videla en el penal federal de Marcos Paz
JOSE LUIS MILIA
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 18, 2025
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