El terror y la violencia ha definido la consolidación del Estado israelí y la desaparición progresiva, de una salida negociada, en línea con la resolución 181 votada en la ONU en 1947, por la cual se dividía Palestina en dos Estados. Las disputas de soberanía sobre territorios estratégicos, la expansión israelí, la violencia desde y hacia la Franja de Gaza alejan la posibilidad de una salida negociada.
En la madrugada de este sábado, 7 de octubre, Hamás lanza el mayor ataque sorpresa desde Gaza y en consecuencia Israel declara el estado de guerra, logrando a acaparar así toda la preocupación internacional ante una rápida escalada de este conflicto.
Estas son cinco claves históricas para entender la tensión que cumple más de siete décadas en el medio oriente:
El antisemitismo que padecía el pueblo judío en diferentes países de Europa, a finales del siglo XIX y en el comienzo del siglo XX, dio razón y fuerza al movimiento sionista, que defendía la necesidad de establecer un Estado judío.
La migración judía, impulsada en parte por el movimiento sionista, empezaba a revelar las primeras resistencias entre la población local de la región de Palestina.
En aquella época, esta región localizada entre el afluente del Jordán y el mar Mediterráneo, formaba parte del Imperio Otomano y estaba habitada, en su mayoría, por poblaciones árabes y, en menor proporción, por comunidades musulmanas.
Tras la desintegración del Imperio Otomano, como resultado de la Primera Guerra Mundial, Reino Unido recibió el encargo de la Liga de las Naciones para administrar este territorio.
Sin embargo, la administración británica gestó los primeros enfrentamientos bélicos en la zona, porque se comprometió con grupos árabes y judíos a reconocerles tierras y soberanía a ambos, compromisos que no era realizables porque previamente ya había una repartición del territorio con Francia. Por lo que se registraron los primeros enfrentamientos entre nacionalistas árabes y judíos, a través de grupos paramilitares judíos y bandas árabes.
El fin de la Segunda Guerra Mundial reforzó el clamor de los grupos sionistas y aceleró los planes de repartición del territorio. De esta manera, en 1947 se votó en la ONU la resolución 181, que reconocía la necesidad de dividir este territorio en dos Estados independientes, y estableció la administración internacional de Jerusalén y de los lugares religiosos, considerados sagrados por el catolicismo, el judaísmo y el Islam.
Un día antes de que expirara el mandato británico en la región palestina, el 14 de mayo de 1948, Israel proclamó su independencia.
Menos de 24 horas más tarde, los ejércitos de países vecinos como Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak invadieron Israel. Este fue el primer conflicto que enfrentó el Estado israelí y mostró las principales debilidades y retos que debería enfrentar en materia militar y estratégica, en una región que se resistía a reconocerlo.
Desde la visión palestina, el nacimiento de Israel como Estado, representa la “Nakba”, también llamada “destrucción” o “catástrofe”. Cerca de 800.000 palestinos, según BBC, se exiliaron en países vecinos o fueron expulsados por tropas judías.
Tras la declaración de independencia, los enfrentamientos entre árabes y judíos continuaron.
Por ejemplo, en 1956, una crisis generada por la nacionalización del Canal del Suez en Egipto, desató una respuesta militar desde Israel con apoyo francés y británico. Y otros conflictos posteriores redefinieron la geopolítica de la región e internacionalizaron el conflicto.
De un lado, en 1967 en la Guerra de los Seis Días, entre el 5 y el 10 de junio de ese año, Israel obtuvo la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania (con Jerusalén Oriental) a Jordania y los Altos del Golán a Siria. Esto produjo que cerca de 500.000 palestinos huyeran de estas zonas.
Por otra parte, la victoria sobre la coalición árabe marca el comienzo oficial de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados, que ya cumple cinco décadas.
En 1973, otro conflicto denominado la guerra de Yom Kipur, enfrentó a Egipto y Siria contra Israel y permitió que el El Cairo retomara el Sinaí, sin Gaza, seis años después. Egipto es el primer país árabe en firmar un acuerdo de paz con Israel.
Las intifadas, en 1987 y 2000, han servido de termómetros sociales para mostrar la indignación del lado palestino, que ha derivado en hechos violentos, y ha puesto la lupa sobre acciones militares israelíes.
Con la constitución del Estado de Israel y el desplazamiento de palestinos de territorios anteriormente habitados, los movimientos nacionalistas palestinos empezaron a reagruparse en las zonas de Cisjordania, Gaza y en los campos para refugiados creados en Jordania y Egipto.
Estos lugares, a su vez, se convirtieron en los principales puntos de acción de organizaciones armadas, consideradas terroristas por Israel.
En 1993, se produce el primer acuerdo de paz, conocido como los Acuerdos de Oslo. En estos se dan los primeros avances a décadas de enfrentamientos entre árabes y judíos: el punto más importante es el reconocimiento de la Autoridad Nacional Palestina. Una organización que representaría los intereses palestinos.
En los Acuerdos firmados en la capital noruega no se reconoció la integridad de Cisjordania como región palestina y fue dividida en tres zonas: Zona A, bajo control civil y militar de la Autoridad Nacional Palestina; Zona B, controlada por civiles y fuerzas militares israelíes y palestinas; y Zona C, bajo control civil y militar israelí (a menudo los palestinos se refieren a esta zona como “Cisjordanía ocupada”).
No obstante, los puntos inamovibles, como el reclamo de la soberanía de Jerusalén del este como propia por ambas partes, los refugiados palestinos, los asentamientos israelíes en expansión, las seguridad y las fronteras no se alteraron en esta negociación y se mostraron como los principales puntos de renuencia para alcanzar un acuerdo final.
Los puntos más álgidos, que han bloqueado el avance hacia un acuerdo duradero, han sido:
Jerusalén, que tanto palestinos como israelíes reclaman su soberanía, dado su valor histórico y religioso que recae en este enclave.
Las fronteras de un eventual Estado palestino, punto de resistencia entre ambas partes.
Las probabilidades de que Israel retorne territorios que otrora estaban ocupados por palestinos y comunidades árabes que es cada vez más baja.
Y el desarrollo de los asentamientos judíos, especialmente desde 1967, pone mayor tensión sobre zonas cisjordanas y comunidades palestinas que han sido desalojadas con el respaldo oficial, según documenta la Corte Penal Internacional,miembros del Parlamento Europeo.
En 2012, la ONU brindó reconocimiento a Palestina como “Estado observador no miembro”. Este cambio, en la práctica no implica que Palestina cuente con un escaño y reconocimiento pleno por parte de este organismo multilateral, pero brinda mayor visibilidad y participación en las discusiones. Además, abre la puerta a que Palestina pueda recibir apoyo de agencias de la ONU.
Sin embargo, el poder de veto de Estados Unidos, el mayor aliado histórico de Israel, en el Consejo de Seguridad bloquea un avance hacia el reconocimiento pleno de Palestina en las Naciones Unidas. También, en 2012, este país de América del Norte se convirtió en el primero en el mundo en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
En el plano del derecho internacional se ha impulsado el reconocimiento de Palestina por parte de países del ‘sur global’, se destaca una campaña impulsada por la Liga Árabe conocida como “Palestina 194”, que pretendía impulsar la votación a favor en la Asamblea General de la ONU.
Paralelamente, los países del Mercosur y la región latinoamericana y del Caribe, así como los integrantes de BRICS y países de la Liga Árabe albergan el mayor número de Estados que reconocen a Palestina como un país. En contraste, la Unión Europea y América del Norte (incluido México) no reconocen a Palestina.
Hamás es una organización palestina que se declara como yihadista, nacionalista e islamista. No reconoce a Israel como Estado. El objetivo de Hamás es crear un Estado palestino fundamentalista islámico.
La organización radical se distancia de la opositora Organización para la Liberación de Palestina (OLP), precedida de Yasir Arafat, porque a diferencia de la OLP, niega el reconocimiento del Estado israelí.
Hamás se compone de varios grupos militares entre ellos las Brigadas Qassam, que han realizado varios atentados suicidas contra Israel en los últimos años. Además, la organización cuenta con un partido político y organizaciones de ayuda humanitaria.
Este grupo, denominado como terrorista por parte de Israel, la Unión Europea, Estados Unidos y algunos países árabes, fue fundado en diciembre de 1987, en los territorios palestinos tomando como inspiración a los Hermanos Musulmanes, otro grupo armado radical, de su vecino Egipto.
El 25 de enero de 2006, el grupo islamista Hamás se impuso en las elecciones parlamentarias. En 2007, tomó el control de la Franja de Gaza, tras intensos enfrentamientos contra el movimiento palestino Al Fatah.
Desde ese momento, este territorio es visto como enemigo desde Tel-Aviv e Israel le impuso un bloqueo por tierra, mar y aire, que ha dejado a aislado a 1.9 millones de habitantes.
En la práctica, este cierre impide todo movimiento de palestinos hacia o desde esa región, salvo en un reducido número de casos humanitarios excepcionales.
El actual líder de Hamás es Ismail Haniya. Fue elegido en 2017 y reelegido en 2021. El 14 de junio de 2007 el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, lo destituyó y fue sustituido por Salam Fayyad, exfuncionario del Fondo Monasterio Internacional. Haniya no admitió la destitución y continúa gobernando de facto la Franja de Gaza.
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El terror y la violencia ha definido la consolidación del Estado israelí y la desaparición progresiva, de una salida negociada, en línea con la resolución 181 votada en la ONU en 1947, por la cual se dividía Palestina en dos Estados. Las disputas de soberanía sobre territorios estratégicos, la expansión israelí, la violencia desde y hacia la Franja de Gaza alejan la posibilidad de una salida negociada.
En la madrugada de este sábado, 7 de octubre, Hamás lanza el mayor ataque sorpresa desde Gaza y en consecuencia Israel declara el estado de guerra, logrando a acaparar así toda la preocupación internacional ante una rápida escalada de este conflicto.
Estas son cinco claves históricas para entender la tensión que cumple más de siete décadas en el medio oriente:
El antisemitismo que padecía el pueblo judío en diferentes países de Europa, a finales del siglo XIX y en el comienzo del siglo XX, dio razón y fuerza al movimiento sionista, que defendía la necesidad de establecer un Estado judío.
La migración judía, impulsada en parte por el movimiento sionista, empezaba a revelar las primeras resistencias entre la población local de la región de Palestina.
En aquella época, esta región localizada entre el afluente del Jordán y el mar Mediterráneo, formaba parte del Imperio Otomano y estaba habitada, en su mayoría, por poblaciones árabes y, en menor proporción, por comunidades musulmanas.
Tras la desintegración del Imperio Otomano, como resultado de la Primera Guerra Mundial, Reino Unido recibió el encargo de la Liga de las Naciones para administrar este territorio.
Sin embargo, la administración británica gestó los primeros enfrentamientos bélicos en la zona, porque se comprometió con grupos árabes y judíos a reconocerles tierras y soberanía a ambos, compromisos que no era realizables porque previamente ya había una repartición del territorio con Francia. Por lo que se registraron los primeros enfrentamientos entre nacionalistas árabes y judíos, a través de grupos paramilitares judíos y bandas árabes.
El fin de la Segunda Guerra Mundial reforzó el clamor de los grupos sionistas y aceleró los planes de repartición del territorio. De esta manera, en 1947 se votó en la ONU la resolución 181, que reconocía la necesidad de dividir este territorio en dos Estados independientes, y estableció la administración internacional de Jerusalén y de los lugares religiosos, considerados sagrados por el catolicismo, el judaísmo y el Islam.
Un día antes de que expirara el mandato británico en la región palestina, el 14 de mayo de 1948, Israel proclamó su independencia.
Menos de 24 horas más tarde, los ejércitos de países vecinos como Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak invadieron Israel. Este fue el primer conflicto que enfrentó el Estado israelí y mostró las principales debilidades y retos que debería enfrentar en materia militar y estratégica, en una región que se resistía a reconocerlo.
Desde la visión palestina, el nacimiento de Israel como Estado, representa la “Nakba”, también llamada “destrucción” o “catástrofe”. Cerca de 800.000 palestinos, según BBC, se exiliaron en países vecinos o fueron expulsados por tropas judías.
Tras la declaración de independencia, los enfrentamientos entre árabes y judíos continuaron.
Por ejemplo, en 1956, una crisis generada por la nacionalización del Canal del Suez en Egipto, desató una respuesta militar desde Israel con apoyo francés y británico. Y otros conflictos posteriores redefinieron la geopolítica de la región e internacionalizaron el conflicto.
De un lado, en 1967 en la Guerra de los Seis Días, entre el 5 y el 10 de junio de ese año, Israel obtuvo la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania (con Jerusalén Oriental) a Jordania y los Altos del Golán a Siria. Esto produjo que cerca de 500.000 palestinos huyeran de estas zonas.
Por otra parte, la victoria sobre la coalición árabe marca el comienzo oficial de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados, que ya cumple cinco décadas.
En 1973, otro conflicto denominado la guerra de Yom Kipur, enfrentó a Egipto y Siria contra Israel y permitió que el El Cairo retomara el Sinaí, sin Gaza, seis años después. Egipto es el primer país árabe en firmar un acuerdo de paz con Israel.
Las intifadas, en 1987 y 2000, han servido de termómetros sociales para mostrar la indignación del lado palestino, que ha derivado en hechos violentos, y ha puesto la lupa sobre acciones militares israelíes.
Con la constitución del Estado de Israel y el desplazamiento de palestinos de territorios anteriormente habitados, los movimientos nacionalistas palestinos empezaron a reagruparse en las zonas de Cisjordania, Gaza y en los campos para refugiados creados en Jordania y Egipto.
Estos lugares, a su vez, se convirtieron en los principales puntos de acción de organizaciones armadas, consideradas terroristas por Israel.
En 1993, se produce el primer acuerdo de paz, conocido como los Acuerdos de Oslo. En estos se dan los primeros avances a décadas de enfrentamientos entre árabes y judíos: el punto más importante es el reconocimiento de la Autoridad Nacional Palestina. Una organización que representaría los intereses palestinos.
En los Acuerdos firmados en la capital noruega no se reconoció la integridad de Cisjordania como región palestina y fue dividida en tres zonas: Zona A, bajo control civil y militar de la Autoridad Nacional Palestina; Zona B, controlada por civiles y fuerzas militares israelíes y palestinas; y Zona C, bajo control civil y militar israelí (a menudo los palestinos se refieren a esta zona como “Cisjordanía ocupada”).
No obstante, los puntos inamovibles, como el reclamo de la soberanía de Jerusalén del este como propia por ambas partes, los refugiados palestinos, los asentamientos israelíes en expansión, las seguridad y las fronteras no se alteraron en esta negociación y se mostraron como los principales puntos de renuencia para alcanzar un acuerdo final.
Los puntos más álgidos, que han bloqueado el avance hacia un acuerdo duradero, han sido:
Jerusalén, que tanto palestinos como israelíes reclaman su soberanía, dado su valor histórico y religioso que recae en este enclave.
Las fronteras de un eventual Estado palestino, punto de resistencia entre ambas partes.
Las probabilidades de que Israel retorne territorios que otrora estaban ocupados por palestinos y comunidades árabes que es cada vez más baja.
Y el desarrollo de los asentamientos judíos, especialmente desde 1967, pone mayor tensión sobre zonas cisjordanas y comunidades palestinas que han sido desalojadas con el respaldo oficial, según documenta la Corte Penal Internacional, miembros del Parlamento Europeo.
En 2012, la ONU brindó reconocimiento a Palestina como “Estado observador no miembro”. Este cambio, en la práctica no implica que Palestina cuente con un escaño y reconocimiento pleno por parte de este organismo multilateral, pero brinda mayor visibilidad y participación en las discusiones. Además, abre la puerta a que Palestina pueda recibir apoyo de agencias de la ONU.
Sin embargo, el poder de veto de Estados Unidos, el mayor aliado histórico de Israel, en el Consejo de Seguridad bloquea un avance hacia el reconocimiento pleno de Palestina en las Naciones Unidas. También, en 2012, este país de América del Norte se convirtió en el primero en el mundo en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
En el plano del derecho internacional se ha impulsado el reconocimiento de Palestina por parte de países del ‘sur global’, se destaca una campaña impulsada por la Liga Árabe conocida como “Palestina 194”, que pretendía impulsar la votación a favor en la Asamblea General de la ONU.
Paralelamente, los países del Mercosur y la región latinoamericana y del Caribe, así como los integrantes de BRICS y países de la Liga Árabe albergan el mayor número de Estados que reconocen a Palestina como un país. En contraste, la Unión Europea y América del Norte (incluido México) no reconocen a Palestina.
Hamás es una organización palestina que se declara como yihadista, nacionalista e islamista. No reconoce a Israel como Estado. El objetivo de Hamás es crear un Estado palestino fundamentalista islámico.
La organización radical se distancia de la opositora Organización para la Liberación de Palestina (OLP), precedida de Yasir Arafat, porque a diferencia de la OLP, niega el reconocimiento del Estado israelí.
Hamás se compone de varios grupos militares entre ellos las Brigadas Qassam, que han realizado varios atentados suicidas contra Israel en los últimos años. Además, la organización cuenta con un partido político y organizaciones de ayuda humanitaria.
Este grupo, denominado como terrorista por parte de Israel, la Unión Europea, Estados Unidos y algunos países árabes, fue fundado en diciembre de 1987, en los territorios palestinos tomando como inspiración a los Hermanos Musulmanes, otro grupo armado radical, de su vecino Egipto.
El 25 de enero de 2006, el grupo islamista Hamás se impuso en las elecciones parlamentarias. En 2007, tomó el control de la Franja de Gaza, tras intensos enfrentamientos contra el movimiento palestino Al Fatah.
Desde ese momento, este territorio es visto como enemigo desde Tel-Aviv e Israel le impuso un bloqueo por tierra, mar y aire, que ha dejado a aislado a 1.9 millones de habitantes.
En la práctica, este cierre impide todo movimiento de palestinos hacia o desde esa región, salvo en un reducido número de casos humanitarios excepcionales.
El actual líder de Hamás es Ismail Haniya. Fue elegido en 2017 y reelegido en 2021. El 14 de junio de 2007 el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, lo destituyó y fue sustituido por Salam Fayyad, exfuncionario del Fondo Monasterio Internacional. Haniya no admitió la destitución y continúa gobernando de facto la Franja de Gaza.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 8, 2023