El fenómeno electoral conocido como la ‘sorpresa de octubre’ en los años que hay comicios surge de repente en vísperas de las presidenciales en EE.UU. en forma de noticias o revelaciones de impacto que logran alterar el balance de las simpatías de los votantes estadounidenses.
“Esencialmente es algo inesperado que sucede muy tarde, generalmente en octubre, en la fase de campaña, para influir en el resultado”, explica el especialista en política estadounidense del Instituto de Estudios Avanzados de Turku (Finlandia), Oscar Winberg.
De acuerdo con este experto, existen tres categorías de ‘sorpresas de octubre’:
EE.UU. realiza un repentino paso diplomático en el escenario internacional.
Una filtración sobre el pasado de un candidato provoca un escándalo político.
Una catástrofe natural, una pandemia, el inicio de una investigación criminal, etc. que se convierte en un evento noticioso de escala nacional.
La primera de estas ‘sorpresas’ se registró en EE.UU. el 26 de octubre de 1972. Unos días antes de que los votantes estadounidenses fueran a votar en las elecciones, Henry Kissinger —el asesor presidencial de seguridad de Richard Nixon— de repente declaró que la paz estaba “al alcance de la mano” en la costosa y prolongada campaña bélica de EE.UU. en Vietnam.
Esta perspectiva de paz permitió que Nixon ganara a su oponente con una abrumadora mayoría, superándole por 18 millones de votos. El hecho de que menos de dos meses después las conversaciones iniciales de paz fracasaran, ya es otra historia.
De acuerdo con el medio, una de las ‘sorpresas de octubre’ más agitadas se produjo en 2016, cuando las carreras presidenciales de la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se vieron agitadas por cuatro noticias de gran alcance en un plazo de 28 días.
La primera vino de las páginas de The New York Times, que publicó una declaración fiscal de 1995 de Trump en la que se indicaba que había sufrido pérdidas por valor de 916 millones de dólares, lo que le habría permitido no pagar impuestos federales durante los 18 años siguientes. La segunda llegó una semana después con la filtración por WikiLeaks de unos 2.000 correos electrónicos de John Podesta, el jefe de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de EE.UU.
Al día siguiente, el diario estadounidense The Washington Post rememoró un video de Trump que databa de 2005 donde el multimillonario presumía de besar y manosear a las mujeres. En él, Trump realizó diversos comentarios vejatorios y malsonantes sobre las mujeres durante una conversación informal con el presentador de televisión Billy Bush.
Y luego, el 28 de octubre, el entonces director del FBI, James Comey, envió a varios miembros del Congreso una carta en la que anunció que se investigarían nuevos correos del servidor privado de Hillary Clinton para determinar si contenían información clasificada y evaluar su relevancia. Y a pesar de que Comey no reveló en aquel momento el contenido de ninguna de las cartas investigadas de Hillary Clinton, la noticia en sí sobre la investigación del FBI “le costó la carrera” a la candidata demócrata, indicó el periodista de The Washington Post Devlin Barrett en su libro ‘October Surprise’ (‘La sorpresa de octubre’, en español).
También hay ejemplos de ‘sorpresas de octubre’ que no lograron influir lo suficiente en la opinión pública con respecto a los candidatos presidenciales. Así, en 2000 se reveló que George W. Bush, en la década de los 70, había sido arrestado por conducir ebrio, pero igualmente logró ser el presidente de EE.UU.
Sin embargo, en opinión de Winberg, las ‘sorpresas de octubre’ con el paso de los años están perdiendo su ‘efecto guau’ y se han vuelto “menos importantes que antes”. Esto se debe al sistema bipartidista polarizado de EE.UU., en el cual actualmente tanto el bando demócrata como el republicano ya cuenta con el apoyo del 45 % al 47 % de los votantes, por lo que de hecho quedan pocos electores indecisos.
Además, las noticias impactantes de última hora, “que antes podrían haber sido percibidas como un punto de inflexión” en vísperas de las elecciones, no sirven de nada si el voto ya está emitido de manera anticipada, por ejemplo mediante el voto por correo, una práctica que ha aumentado desde la época de la pandemia de covid-19.
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El fenómeno electoral conocido como la ‘sorpresa de octubre’ en los años que hay comicios surge de repente en vísperas de las presidenciales en EE.UU. en forma de noticias o revelaciones de impacto que logran alterar el balance de las simpatías de los votantes estadounidenses.
“Esencialmente es algo inesperado que sucede muy tarde, generalmente en octubre, en la fase de campaña, para influir en el resultado”, explica el especialista en política estadounidense del Instituto de Estudios Avanzados de Turku (Finlandia), Oscar Winberg.
De acuerdo con este experto, existen tres categorías de ‘sorpresas de octubre’:
La primera de estas ‘sorpresas’ se registró en EE.UU. el 26 de octubre de 1972. Unos días antes de que los votantes estadounidenses fueran a votar en las elecciones, Henry Kissinger —el asesor presidencial de seguridad de Richard Nixon— de repente declaró que la paz estaba “al alcance de la mano” en la costosa y prolongada campaña bélica de EE.UU. en Vietnam.
Esta perspectiva de paz permitió que Nixon ganara a su oponente con una abrumadora mayoría, superándole por 18 millones de votos. El hecho de que menos de dos meses después las conversaciones iniciales de paz fracasaran, ya es otra historia.
De acuerdo con el medio, una de las ‘sorpresas de octubre’ más agitadas se produjo en 2016, cuando las carreras presidenciales de la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se vieron agitadas por cuatro noticias de gran alcance en un plazo de 28 días.
La primera vino de las páginas de The New York Times, que publicó una declaración fiscal de 1995 de Trump en la que se indicaba que había sufrido pérdidas por valor de 916 millones de dólares, lo que le habría permitido no pagar impuestos federales durante los 18 años siguientes. La segunda llegó una semana después con la filtración por WikiLeaks de unos 2.000 correos electrónicos de John Podesta, el jefe de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de EE.UU.
Al día siguiente, el diario estadounidense The Washington Post rememoró un video de Trump que databa de 2005 donde el multimillonario presumía de besar y manosear a las mujeres. En él, Trump realizó diversos comentarios vejatorios y malsonantes sobre las mujeres durante una conversación informal con el presentador de televisión Billy Bush.
Y luego, el 28 de octubre, el entonces director del FBI, James Comey, envió a varios miembros del Congreso una carta en la que anunció que se investigarían nuevos correos del servidor privado de Hillary Clinton para determinar si contenían información clasificada y evaluar su relevancia. Y a pesar de que Comey no reveló en aquel momento el contenido de ninguna de las cartas investigadas de Hillary Clinton, la noticia en sí sobre la investigación del FBI “le costó la carrera” a la candidata demócrata, indicó el periodista de The Washington Post Devlin Barrett en su libro ‘October Surprise’ (‘La sorpresa de octubre’, en español).
También hay ejemplos de ‘sorpresas de octubre’ que no lograron influir lo suficiente en la opinión pública con respecto a los candidatos presidenciales. Así, en 2000 se reveló que George W. Bush, en la década de los 70, había sido arrestado por conducir ebrio, pero igualmente logró ser el presidente de EE.UU.
Sin embargo, en opinión de Winberg, las ‘sorpresas de octubre’ con el paso de los años están perdiendo su ‘efecto guau’ y se han vuelto “menos importantes que antes”. Esto se debe al sistema bipartidista polarizado de EE.UU., en el cual actualmente tanto el bando demócrata como el republicano ya cuenta con el apoyo del 45 % al 47 % de los votantes, por lo que de hecho quedan pocos electores indecisos.
Además, las noticias impactantes de última hora, “que antes podrían haber sido percibidas como un punto de inflexión” en vísperas de las elecciones, no sirven de nada si el voto ya está emitido de manera anticipada, por ejemplo mediante el voto por correo, una práctica que ha aumentado desde la época de la pandemia de covid-19.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 3, 2024
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