Jamás imaginé que algún día podía llegar a coincidir plenamente y sin remordimiemtos con expresiones del magnate y futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pero estas declaraciones respecto al fallecimiento del nonagenario líder cubano: “Hoy, el mundo marca la muerte de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas. El legado de Fidel Castro es de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales”, no solo me inspiran concordar, sino que también me tientan a agregar que fue un tirano fanático y despiadado que sembró la ponzonia del odio y la violencia extrema, la homofobia, la persecución religiosa y el antisemitismo, originando con sus apologías revolucionarias, verdaderos baños de sangre en casi toda la América Latina, y tal vez en algunos casos, hasta la nefasta semilla del narcotráfico.
Mis creencias cristianas me dictan que todas las almas tienen derecho a un juicio divino y al perdón de Dios. Ojalá que El Señor, en su infinita omnipotencia y sabiduría, le otorgue en el más allá, la paz que no promovió, ni disfrutó en la tierra.
Por Alejo Uribe.
Jamás imaginé que algún día podía llegar a coincidir plenamente y sin remordimiemtos con expresiones del magnate y futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pero estas declaraciones respecto al fallecimiento del
nonagenario líder cubano: “Hoy, el mundo marca la muerte de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas. El legado de Fidel Castro es de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales”, no solo me inspiran concordar, sino que también me tientan a agregar que fue un tirano fanático y despiadado que sembró la ponzonia del odio y la violencia extrema, la homofobia, la persecución religiosa y el antisemitismo, originando con sus apologías revolucionarias, verdaderos baños de sangre en casi toda la América Latina, y tal vez en algunos casos, hasta la nefasta semilla del narcotráfico.
Mis creencias cristianas me dictan que todas las almas tienen derecho a un juicio divino y al perdón de Dios. Ojalá que El Señor, en su infinita omnipotencia y sabiduría, le otorgue en el más allá, la paz que no promovió, ni disfrutó en la tierra.
Alejo Uribe
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