Érase una vez un enfrentamiento… si un enfrentamiento porque un grupo de guerrilleros estaban apostados esperando sus capturas tal como lo había ordenado un decreto del poder ejecutivo nacional. Pero para los jueces de hoy y sus pareceres, NO!!, pese a las pruebas que dan cuentan de todo lo contrario, lo que sucedió allí fue una masacre.
Según dicen, en 1977, en una esquina cualquiera de nuestra bella ciudad de Santa Fe, hubo un grupo de militares y policías dispuestos a asesinar a cuatro personas, a cuatro jóvenes idealistas, qué solamente eran la cúpula de montoneros en eso años… ah perdón eso último olvídenlo, porque es parte de la verdad de la que no se puede hacer memoria. Entonces seguimos el contando como dice el relato, eran jóvenes idealistas. Dicen que estas personas de las fuerzas armadas y de la policía se “pusieron de acuerdo” para matar a esos jóvenes. Seguramente se habían juntado a tomar un café antes para decidirlo, lo raro es que no se conocían, pero bueno estos detalles son los que la justicia obvia, porque de lo contrario se cae el relato. Continuamos…Habíamos dicho que las fuerzas armadas llegaron a la esquina, que a partir de ese momento pasó a ser una esquina famosa, y abrieron fuego contra un edificio. Edificio en el cual vivían estos cuatro jóvenes idealistas. Lo que llama un poco la atención es que estos jóvenes, que según la justicia no estaban armados y no tenían nada que ocultar, decidieron esconder a sus hijos en un ropero rodeados de colchones para que las balas del ejército no pudieran alcanzar a los niños. Cómo este, hay muchos datos que llaman la atención, pero los jueces prefieren omitirlos, porque como dijimos antes, si se los tiene en cuanta se les cae el relato.
Seguimos con esta historia… las fuerzas abrieron fuego durante tres horas sin parar, a gente que “no se defendía”. ¡Qué barbaridad! Hasta hay vecinos que lograron saltar el cordón policial y hoy pueden contar la “verdadera” historia. Y relatan que parados en la vereda veían como las fuerzas disparaban y disparaban contra un edificio. Otros vecinos reales, cuentan que era imposible violar el cordón policial, que no pudieron volver a su casa por muchas horas, pero la verdad de estos vecinos es la que no le interesa a los jueces. Lo bueno de la historia es que los niños sobrevivieron. Y lo mágico, porque en esta historia hay de todo, es que uno de los niños que al momento del enfrentamiento, perdón “masacre” un mes de vida, hoy 40 años después recuerda con todos los detalles como murieron sus padres, lo declaró y los jueces se conmovieron y lo creyeron. Obviamente porque esta narración, por más que la cuente una persona que al momento del hecho tenía un mes de vida, si le sirve a la “justicia” para mantener el relato que quieren sostener los Derechos Humanos, el relato no se cae y el curro también sigue.
¿Les gustó la historia? ¿Tierna no? ¿Disparatada no? ¿Ridícula no?… pero esta es la historia que sí quieren contar los jueces, las organizaciones de derechos humanos que “poquito” provecho han sacado de esta trágica época. Ahhhh y si llegan a escuchar por ahí que un miembro de las fuerzas armadas recibió un disparo en su cabeza, que no lo mató porque tenía un casco, no lo crean o mejor crean se disparó sólo. Recuerden que según la justicia los jóvenes idealistas no tenían armas.
Esa tarde, en esa esquina, para la justicia sólo hubo fuerzas militares y policiales disparando a mansalva contra un edificio y sólo son válidos los relatos de los “testigos” que proporciona la querella. Gracias a esta historia, a la historia que eligieron contarnos, y la historia que muchos eligen creer, hay policías y militares ilegalmente presos, a quienes no se les respetan sus derechos. Ni siquiera el derecho al principio de inocencia. Gracias a esta “historia” hay presos, policías que hicieron un cerco a tres o cuatro cuadras para proteger a los civiles que habitaban el barrio. Y policías y militares que ni siquiera estuvieron en el lugar en ese momento, pero ese día cometieron el gran error de trabajar horas más tarde.
Pero bueno, como dijimos antes la historia está contada para que perdure el curro de los derechos humanos, derechos que al acontecer real los policías y militares no tienen. Lo que le importa a la justicia es que no se caiga el relato, pese a quien le pese, cueste lo que cueste.
Ahora los invitamos a conocer la verdadera historia. Escuchen la otra campana. Gracias.
Escribe Grupo LA OTRA CAMPANA Santa Fe-Paraná.
Érase una vez un enfrentamiento… si un enfrentamiento porque un grupo de guerrilleros estaban apostados esperando sus capturas tal como lo había ordenado un decreto del poder ejecutivo nacional. Pero para los jueces de hoy y sus pareceres, NO!!, pese a las pruebas que dan cuentan de todo lo contrario, lo que sucedió allí fue una masacre.
Según dicen, en 1977, en una esquina cualquiera de nuestra bella ciudad de Santa Fe, hubo un grupo de militares y policías dispuestos a asesinar a cuatro personas, a cuatro jóvenes idealistas, qué solamente eran la cúpula de montoneros en eso años… ah perdón eso último olvídenlo, porque es parte de la verdad de la que no se puede hacer memoria. Entonces seguimos el contando como dice el relato, eran jóvenes idealistas.
Dicen que estas personas de las fuerzas armadas y de la policía se “pusieron de acuerdo” para matar a esos jóvenes. Seguramente se habían juntado a tomar un café antes para decidirlo, lo raro es que no se conocían, pero bueno estos detalles son los que la justicia obvia, porque de lo contrario se cae el relato. Continuamos…Habíamos dicho que las fuerzas armadas llegaron a la esquina, que a partir de ese momento pasó a ser una esquina famosa, y abrieron fuego contra un edificio. Edificio en el cual vivían estos cuatro jóvenes idealistas. Lo que llama un poco la atención es que estos jóvenes, que según la justicia no estaban armados y no tenían nada que ocultar, decidieron esconder a sus hijos en un ropero rodeados de colchones para que las balas del ejército no pudieran alcanzar a los niños. Cómo este, hay muchos datos que llaman la atención, pero los jueces prefieren omitirlos, porque como dijimos antes, si se los tiene en cuanta se les cae el relato.
Seguimos con esta historia… las fuerzas abrieron fuego durante tres horas sin parar, a gente que “no se defendía”. ¡Qué barbaridad! Hasta hay vecinos que lograron saltar el cordón policial y hoy pueden contar la “verdadera” historia. Y relatan que parados en la vereda veían como las fuerzas disparaban y disparaban contra un edificio. Otros vecinos reales, cuentan que era imposible violar el cordón policial, que no pudieron volver a su casa por muchas horas, pero la verdad de estos vecinos es la que no le interesa a los jueces.
Lo bueno de la historia es que los niños sobrevivieron. Y lo mágico, porque en esta historia hay de todo, es que uno de los niños que al momento del enfrentamiento, perdón “masacre” un mes de vida, hoy 40 años después recuerda con todos los detalles como murieron sus padres, lo declaró y los jueces se conmovieron y lo creyeron. Obviamente porque esta narración, por más que la cuente una persona que al momento del hecho tenía un mes de vida, si le sirve a la “justicia” para mantener el relato que quieren sostener los Derechos Humanos, el relato no se cae y el curro también sigue.
¿Les gustó la historia? ¿Tierna no? ¿Disparatada no? ¿Ridícula no?… pero esta es la historia que sí quieren contar los jueces, las organizaciones de derechos humanos que “poquito” provecho han sacado de esta trágica época.
Ahhhh y si llegan a escuchar por ahí que un miembro de las fuerzas armadas recibió un disparo en su cabeza, que no lo mató porque tenía un casco, no lo crean o mejor crean se disparó sólo. Recuerden que según la justicia los jóvenes idealistas no tenían armas.
Esa tarde, en esa esquina, para la justicia sólo hubo fuerzas militares y policiales disparando a mansalva contra un edificio y sólo son válidos los relatos de los “testigos” que proporciona la querella. Gracias a esta historia, a la historia que eligieron contarnos, y la historia que muchos eligen creer, hay policías y militares ilegalmente presos, a quienes no se les respetan sus derechos. Ni siquiera el derecho al principio de inocencia. Gracias a esta “historia” hay presos, policías que hicieron un cerco a tres o cuatro cuadras para proteger a los civiles que habitaban el barrio. Y policías y militares que ni siquiera estuvieron en el lugar en ese momento, pero ese día cometieron el gran error de trabajar horas más tarde.
Pero bueno, como dijimos antes la historia está contada para que perdure el curro de los derechos humanos, derechos que al acontecer real los policías y militares no tienen. Lo que le importa a la justicia es que no se caiga el relato, pese a quien le pese, cueste lo que cueste.
Ahora los invitamos a conocer la verdadera historia. Escuchen la otra campana. Gracias.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 20, 2017
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