-…así que Grant les ha dicho que vinieran a una fiesta fantástica y, bueno, ha sido así de fácil. La verdad, creo que ha sido una genialidad recogerlos, solo Dios sabe que podrían resucitarnos de la tumba.
La chica que estaba hablando dio unos golpecitos a su cigarrillo para que la ceniza cayera a la alfombrilla persa y miró con aire contrito a su anfitriona.
Esta enderezó su traje negro y elegante y frunció los labios, nerviosa. Era muy joven, menuda y perfecta. Un lustroso pelo negro enmarcaba su cara pálida, y su barra de labios era una pizca demasiado oscura. Eran más de las dos y estaba cansada y quería que se largasen todos, pero no era pan comido deshacerse de treinta personas, sobre todo cuando la mayoría estaba empapuzada del whisky escocés de su padre. El ascensorista había subido dos veces para quejarse del ruido y ella, entonces, le había dado un whisky, que era lo que él quería, a fin de cuentas. Y ahora los marineros… oh, al diablo todo.
-Está bien, Mildred, de verdad. ¿Qué son unos marinos de más o de menos? Dios, espero que no rompan nada. ¿Quieres volver a la cocina y ocuparte del hielo, por favor? Veré lo que puedo hacer con tus nuevos amigos.
-La verdad, querida, no creo que sea necesario. Por lo que he visto, se aclimatan con gran facilidad.
La anfitriona se encaminó hacia sus invitados repentinos.
Apiñados en un rincón de la sala, no hacían más que mirar y no tenían aspecto de sentirse muy a gusto.
El más guapo del sexteto giró su gorra, nervioso, y dijo:
-No sabíamos que había una fiesta así, señorita. Quiero decir que sobramos, ¿no?
-Pues claro que son bien recibidos. ¿Qué demonios pintarían aquí si yo no quisiera que se quedaran?
El marino estaba azorado.
-Esa chica, la tal Mildred y su amiga, nos han ligado en alguno de los bares y no teníamos la menor idea de que veníamos a una casa así.
-Qué ridiculez, qué ridiculez más absoluta -dijo la anfitriona-. Son del Sur, ¿verdad?
Él se encajó la gorra debajo del brazo y pareció más tranquilo.
-Yo soy de Misisipí. Supongo que nunca ha estado allí, ¿verdad, señorita?
Ella apartó la mirada hacia la ventana y se pasó la lengua por los labios. Estaba cansada, cansadísima de aquello.
-Oh, sí -mintió-. Un estado precioso.
Él sonrió.
-Debe de confundirlo con algún otro sitio, señorita. No hay gran cosa que ver en Misisipí, excepto quizás en la zona de Natchez.
-Claro, Natchez. Fui a la escuela con una chica de Natchez. Elizabeth Kimberly, ¿la conoces?
-No, no puedo decir que la conozca.
De repente ella se percató de que se había quedado sola con el marinero; todos sus compañeros se habían acercado al piano donde Les estaba tocando algo de Porten. Mildred tenía razón en lo de aclimatarse.
-Ven -dijo ella-. Te pondré una copa. Ellos saben apañárselas. Me llamo Louise, así que por favor no me llames señorita.
-Mi hermana también se llama Louise. Yo soy Jake.
-Vaya, ¿no es encantador? Me refiero a la coincidencia.
Se alisó el pelo y sonrió con los labios pintados de un tono demasiado oscuro.
Entraron en el tugurio y supo que el marinero estaba observando cómo se balanceaba su vestido alrededor de las caderas. Se agachó para pasar por la puerta que llevaba al otro lado del mostrador.
-Bueno -dijo-, ¿qué va a ser? Me olvidaba, tenemos escocés, whisky de centeno y ron; ¿qué te parece una copa de ron y Coca-Cola?
-Si tú lo dices -sonrió él, deslizando la mano a lo largo de la superficie del mostrador, que se reflejaba en el espejo-. ¿Sabes?, nunca había visto un sitio como este. Parece salido de una película.
Ella revolvió rápidamente con un bastoncillo el hielo dentro de un vaso.
-Si quieres, te lo enseño entero por cuarenta centavos. Es bastante grande; para ser un apartamento, me refiero. Tenemos una casa de campo que es mucho, mucho más grande.
No sonó bien. Era demasiado altanero. Se volvió y repuso en su hueco la botella de ron. Veía en el espejo que él la miraba, a ella o quizás a través de ella.
-¿Qué edad tienes? -preguntó él.
Ella tuvo que pensarlo un minuto, pensarlo de verdad. Mentía tan continuamente sobre su edad que a veces ella misma olvidaba la verdadera. ¿En qué cambiaba las cosas que él supiera o no su edad? Así que se la dijo.
-Dieciséis.
-¿Y nunca te han besado…?
Ella se rió, no del tópico sino de su propia respuesta.
-O sea, violado.
Ella estaba frente a él y vio en su cara sobresalto y después diversión y después algo distinto.
-Oh, por lo que más quieras, no me mires así. No soy mala chica.
Él se sonrojó y ella volvió a cruzar la puerta y le tomó de la mano.
-Ven, te enseñaré todo esto.
Le llevó por un largo pasillo flanqueado de espejos a intervalos y le mostró una habitación tras otra. Él admiró las alfombras mullidas, de color pastel, y la discreta mezcla de mobiliario modernista con muebles de época.
-Esta es mi habitación -dijo ella, manteniendo la puerta abierta para que él la viera-. No mires el desorden, no todo lo he hecho yo, casi todas las chicas se han arreglado aquí.
Para él no había nada fuera de su sitio, la habitación estaba en perfecto orden. La cama, las mesas, la lámpara eran blancas, pero las paredes y la alfombra eran de un verde oscuro y frío.
-Bueno, Jake… ¿qué te parece, me va bien este cuarto?
-No he visto nunca uno igual, mi hermana no me creería si se lo contara… pero no me gustan las paredes, si me disculpas que te lo diga… ese verde… parece tan frío…
Ella pareció perpleja y, sin saber del todo por qué, extendió la mano y tocó la pared al lado de su tocador.
-Tienes razón en lo de las paredes: están frías.
Levantó la vista hacia él y por un momento su cara compuso una expresión tal que él no supo con certeza si iba a reírse o a llorar.
-No quería decir eso. Mierda, ¡no sé muy bien qué quiero decir!
-¿No lo sabes o solo estamos empleando un eufemismo?
Como no obtuvo respuesta, ella se sentó en el lado de su cama blanca.
-Siéntate aquí y fuma un cigarrillo -dijo ella-. ¿Qué ha sido de tu bebida?
Él se sentó a su lado.
-La he dejado en el mostrador. Aquí detrás se está muy tranquilo, después de todo ese jaleo de ahí delante.
-¿Cuánto tiempo llevas en la marina?
-Ocho meses.
-¿Te gusta?
-No importa mucho si me gusta o no… He visto muchos sitios que de otro modo no habría visto.
-¿Por qué te alistaste, entonces?
-Oh, iban a reclutarme y la marina era más de mi gusto.
-¿Lo es?
-Bueno, te diré, no me acostumbro a este tipo de vida, no me gusta que me mandoneen otros. ¿Y a ti?
En lugar de responder, ella se metió un cigarrillo en la boca. Él le sostuvo la cerilla y ella dejó que su mano rozara la de él. La mano de él temblaba y la luz no era muy firme. Ella inhaló y dijo:
-Quieres besarme, ¿verdad?
Ella le miró atentamente y vio cómo se extendía lentamente el rubor por su cara.
-¿Por qué no lo haces?
-No eres de esa clase de chicas. Me daría miedo besar a una chica como tú. Además, solo me estás tomando el pelo.
Ella se rió y expulsó una nube de humo hacia el techo.
-Ya basta, lo que dices suena a melodrama barato. De todos modos, ¿qué significa «esa clase de chicas»? Solo una idea. Que me beses o no es intrascendente. Lo podría explicar, pero ¿para qué? Seguramente acabarás pensando que soy una ninfómana.
-Ni siquiera sé lo que es eso.
-Mierda, a eso me refiero. Eres un hombre, un hombre de verdad, y yo estoy harta de chicos afeminados y débiles como Les. Solo quería saber qué se siente, eso es todo.
Él se inclinó hacia ella.
-Eres una niña rara -dijo, y ella se le echó en los brazos. Él la besó y deslizó la mano por su hombro y le apretó un seno.
Ella se volvió y le asestó un empujón violento, y él cayó despatarrado sobre la alfombra verde y fría.
Ella se levantó, se puso a su lado y los dos se miraron de frente.
-Eres una basura -dijo ella. Y le abofeteó en la cara desconcertada.
Abrió la puerta, se detuvo, se alisó el vestido y volvió a la fiesta. Él se quedó sentado en el suelo un momento y luego se levantó y encontró el camino hasta el vestíbulo y entonces se acordó de que se había dejado la gorra en la habitación blanca, pero le dio igual, porque lo único que quería era marcharse de allí.
La anfitriona miró dentro de la sala e hizo una seña a Mildred de que saliera.
-Por el amor de Dios, Mildred, saca a esa gente de aquí; esos marineros, ¿qué se piensan que es esto… la función para la tropa?
-¿Qué pasa, te estaba molestando ese chico?
-No, no, no es más que un campesino ignorante que nunca ha visto nada como esto y al que le ha hecho un efecto raro en la sesera. Es solo un pelmazo insoportable y me duele la cabeza. ¿Quieres sacarlos de aquí, por favor… a todos?
Ella asintió y la anfitriona desanduvo el pasillo y entró en la habitación de su madre. Estaba tendida en la chaise longue de terciopelo y miraba al Picasso abstracto. Cogió una diminuta almohada de encaje y la apretó contra su cara lo más fuerte que pudo. Iba a dormir allí aquella noche, donde las paredes eran de un rosa pálido y estaban calientes.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 1, 2020
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Claudio Barritta
7 years ago
María, no se donde visis, hermana pero a menos que no vivas en las Oslas Seychelles, no creo que se te aparezca…
Así la estaremos esperando! Y tengo plantas de ruda, las estaré mirando si empiezan a marchitarse puede deberse a que están absorbiendo las malas energías. jajaja las cosas que tengo que aprender para dar respuestas.
Popurri de Ritmo,Amor y Primavera
7 years ago
Tantas subvenciones y no hay una para comprar Té YIYA , para agasajar a la arquitecta egipcia?
Yo la verdad es que vivi equivocado. Yo si antes odiaba a las ratas ,la verdad me daban asco ,pero despues de 12 años de vivir bajo las garras de los KK ahora las las amo y hasta la alimento…
La visita en puesta en escena, no es real, miren atentamente el video, esta guionado. Todo es falso en esta gente, en toda la clase política, tienen varias provincias inundadas, ahora la ciudad de La Platay no se les mueve un pelo, el único problema es Santiago. Nos estan desviando la atención, saquemos la vista del payaso y busquemos al gerente.
Patricio lo que dice es exacto. Desaparecen adolescentes o alguna maestra, que luego de violadas son muertas y nadie dice nada. Con este Maldonado han logrado una gigantesca movilización y una distracción monumental. Causa desagrado en muchos, pero en honor a la verdad, este gobierno también lleva adelante operaciones maquiavélicas. No son nenes de pecho como en general se cree. Cordialmente. CLAUDIO KUSSMAN
Si Patricio, totalmente una puesta en escena. De cualquier forma yo la quiero tener cara a cara, cosa que ella jamás hará. Con su política de D.D.H.H durante sus dos períodos presidenciales, no quiso matarnos de una vez, sino atormentarnos para al fin llevarnos a la muerte. Una verdugo al fin.
Un conocido…antes amigo, en común con la Porota me dijo” que te crees vos que estás haciendo, te tiras contra ella y es como tirarse contra un camión cargado de piedras” Si lee esto él lo recordará. Pero lo que él no sabe, es que me tiró contra el camión con piedras, contra la muralla china, contra lo que sea por mi marido.Bue amigos son los amigos!!!
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-…así que Grant les ha dicho que vinieran a una fiesta fantástica y, bueno, ha sido así de fácil. La verdad, creo que ha sido una genialidad recogerlos, solo Dios sabe que podrían resucitarnos de la tumba.
La chica que estaba hablando dio unos golpecitos a su cigarrillo para que la ceniza cayera a la alfombrilla persa y miró con aire contrito a su anfitriona.
Esta enderezó su traje negro y elegante y frunció los labios, nerviosa. Era muy joven, menuda y perfecta. Un lustroso pelo negro enmarcaba su cara pálida, y su barra de labios era una pizca demasiado oscura. Eran más de las dos y estaba cansada y quería que se largasen todos, pero no era pan comido deshacerse de treinta personas, sobre todo cuando la mayoría estaba empapuzada del whisky escocés de su padre. El ascensorista había subido dos veces para quejarse del ruido y ella, entonces, le había dado un whisky, que era lo que él quería, a fin de cuentas. Y ahora los marineros… oh, al diablo todo.
-Está bien, Mildred, de verdad. ¿Qué son unos marinos de más o de menos? Dios, espero que no rompan nada. ¿Quieres volver a la cocina y ocuparte del hielo, por favor? Veré lo que puedo hacer con tus nuevos amigos.
-La verdad, querida, no creo que sea necesario. Por lo que he visto, se aclimatan con gran facilidad.
La anfitriona se encaminó hacia sus invitados repentinos.
Apiñados en un rincón de la sala, no hacían más que mirar y no tenían aspecto de sentirse muy a gusto.
El más guapo del sexteto giró su gorra, nervioso, y dijo:
-No sabíamos que había una fiesta así, señorita. Quiero decir que sobramos, ¿no?
-Pues claro que son bien recibidos. ¿Qué demonios pintarían aquí si yo no quisiera que se quedaran?
El marino estaba azorado.
-Esa chica, la tal Mildred y su amiga, nos han ligado en alguno de los bares y no teníamos la menor idea de que veníamos a una casa así.
-Qué ridiculez, qué ridiculez más absoluta -dijo la anfitriona-. Son del Sur, ¿verdad?
Él se encajó la gorra debajo del brazo y pareció más tranquilo.
-Yo soy de Misisipí. Supongo que nunca ha estado allí, ¿verdad, señorita?
Ella apartó la mirada hacia la ventana y se pasó la lengua por los labios. Estaba cansada, cansadísima de aquello.
-Oh, sí -mintió-. Un estado precioso.
Él sonrió.
-Debe de confundirlo con algún otro sitio, señorita. No hay gran cosa que ver en Misisipí, excepto quizás en la zona de Natchez.
-Claro, Natchez. Fui a la escuela con una chica de Natchez. Elizabeth Kimberly, ¿la conoces?
-No, no puedo decir que la conozca.
De repente ella se percató de que se había quedado sola con el marinero; todos sus compañeros se habían acercado al piano
donde Les estaba tocando algo de Porten. Mildred tenía razón en lo de aclimatarse.
-Ven -dijo ella-. Te pondré una copa. Ellos saben apañárselas. Me llamo Louise, así que por favor no me llames señorita.
-Mi hermana también se llama Louise. Yo soy Jake.
-Vaya, ¿no es encantador? Me refiero a la coincidencia.
Se alisó el pelo y sonrió con los labios pintados de un tono demasiado oscuro.
Entraron en el tugurio y supo que el marinero estaba observando cómo se balanceaba su vestido alrededor de las caderas. Se agachó para pasar por la puerta que llevaba al otro lado del mostrador.
-Bueno -dijo-, ¿qué va a ser? Me olvidaba, tenemos escocés, whisky de centeno y ron; ¿qué te parece una copa de ron y Coca-Cola?
-Si tú lo dices -sonrió él, deslizando la mano a lo largo de la superficie del mostrador, que se reflejaba en el espejo-. ¿Sabes?, nunca había visto un sitio como este. Parece salido de una película.
Ella revolvió rápidamente con un bastoncillo el hielo dentro de un vaso.
-Si quieres, te lo enseño entero por cuarenta centavos. Es bastante grande; para ser un apartamento, me refiero. Tenemos una casa de campo que es mucho, mucho más grande.
No sonó bien. Era demasiado altanero. Se volvió y repuso en su hueco la botella de ron. Veía en el espejo que él la miraba, a ella o quizás a través de ella.
-¿Qué edad tienes? -preguntó él.
Ella tuvo que pensarlo un minuto, pensarlo de verdad. Mentía tan continuamente sobre su edad que a veces ella misma olvidaba la verdadera. ¿En qué cambiaba las cosas que él supiera o no su edad? Así que se la dijo.
-Dieciséis.
-¿Y nunca te han besado…?
Ella se rió, no del tópico sino de su propia respuesta.
-O sea, violado.
Ella estaba frente a él y vio en su cara sobresalto y después diversión y después algo distinto.
-Oh, por lo que más quieras, no me mires así. No soy mala chica.
Él se sonrojó y ella volvió a cruzar la puerta y le tomó de la mano.
-Ven, te enseñaré todo esto.
Le llevó por un largo pasillo flanqueado de espejos a intervalos y le mostró una habitación tras otra. Él admiró las alfombras mullidas, de color pastel, y la discreta mezcla de mobiliario modernista con muebles de época.
-Esta es mi habitación -dijo ella, manteniendo la puerta abierta para que él la viera-. No mires el desorden, no todo lo he hecho yo, casi todas las chicas se han arreglado aquí.
Para él no había nada fuera de su sitio, la habitación estaba en perfecto orden. La cama, las mesas, la lámpara eran blancas, pero las paredes y la alfombra eran de un verde oscuro y frío.
-Bueno, Jake… ¿qué te parece, me va bien este cuarto?
-No he visto nunca uno igual, mi hermana no me creería si se lo contara… pero no me gustan las paredes, si me disculpas que te lo diga… ese verde… parece tan frío…
Ella pareció perpleja y, sin saber del todo por qué, extendió la mano y tocó la pared al lado de su tocador.
-Tienes razón en lo de las paredes: están frías.
Levantó la vista hacia él y por un momento su cara compuso una expresión tal que él no supo con certeza si iba a reírse o a llorar.
-No quería decir eso. Mierda, ¡no sé muy bien qué quiero decir!
-¿No lo sabes o solo estamos empleando un eufemismo?
Como no obtuvo respuesta, ella se sentó en el lado de su cama blanca.
-Siéntate aquí y fuma un cigarrillo -dijo ella-. ¿Qué ha sido de tu bebida?
Él se sentó a su lado.
-La he dejado en el mostrador. Aquí detrás se está muy tranquilo, después de todo ese jaleo de ahí delante.
-¿Cuánto tiempo llevas en la marina?
-Ocho meses.
-¿Te gusta?
-No importa mucho si me gusta o no… He visto muchos sitios que de otro modo no habría visto.
-¿Por qué te alistaste, entonces?
-Oh, iban a reclutarme y la marina era más de mi gusto.
-¿Lo es?
-Bueno, te diré, no me acostumbro a este tipo de vida, no me gusta que me mandoneen otros. ¿Y a ti?
En lugar de responder, ella se metió un cigarrillo en la boca. Él le sostuvo la cerilla y ella dejó que su mano rozara la de él. La mano de él temblaba y la luz no era muy firme. Ella inhaló y dijo:
-Quieres besarme, ¿verdad?
Ella le miró atentamente y vio cómo se extendía lentamente el rubor por su cara.
-¿Por qué no lo haces?
-No eres de esa clase de chicas. Me daría miedo besar a una chica como tú. Además, solo me estás tomando el pelo.
Ella se rió y expulsó una nube de humo hacia el techo.
-Ya basta, lo que dices suena a melodrama barato. De todos modos, ¿qué significa «esa clase de chicas»? Solo una idea. Que me beses o no es intrascendente. Lo podría explicar, pero ¿para qué? Seguramente acabarás pensando que soy una ninfómana.
-Ni siquiera sé lo que es eso.
-Mierda, a eso me refiero. Eres un hombre, un hombre de verdad, y yo estoy harta de chicos afeminados y débiles como Les. Solo quería saber qué se siente, eso es todo.
Él se inclinó hacia ella.
-Eres una niña rara -dijo, y ella se le echó en los brazos. Él la besó y deslizó la mano por su hombro y le apretó un seno.
Ella se volvió y le asestó un empujón violento, y él cayó despatarrado sobre la alfombra verde y fría.
Ella se levantó, se puso a su lado y los dos se miraron de frente.
-Eres una basura -dijo ella. Y le abofeteó en la cara desconcertada.
Abrió la puerta, se detuvo, se alisó el vestido y volvió a la fiesta. Él se quedó sentado en el suelo un momento y luego se levantó y encontró el camino hasta el vestíbulo y entonces se acordó de que se había dejado la gorra en la habitación blanca, pero le dio igual, porque lo único que quería era marcharse de allí.
La anfitriona miró dentro de la sala e hizo una seña a Mildred de que saliera.
-Por el amor de Dios, Mildred, saca a esa gente de aquí; esos marineros, ¿qué se piensan que es esto… la función para la tropa?
-¿Qué pasa, te estaba molestando ese chico?
-No, no, no es más que un campesino ignorante que nunca ha visto nada como esto y al que le ha hecho un efecto raro en la sesera. Es solo un pelmazo insoportable y me duele la cabeza. ¿Quieres sacarlos de aquí, por favor… a todos?
Ella asintió y la anfitriona desanduvo el pasillo y entró en la habitación de su madre. Estaba tendida en la chaise longue de terciopelo y miraba al Picasso abstracto. Cogió una diminuta almohada de encaje y la apretó contra su cara lo más fuerte que pudo. Iba a dormir allí aquella noche, donde las paredes eran de un rosa pálido y estaban calientes.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 1, 2020
María, no se donde visis, hermana pero a menos que no vivas en las Oslas Seychelles, no creo que se te aparezca…
Revisala con un detector de metales, que no se lleve nada de recuerdo
Mira que a su paso se mueren las plantas…
Así la estaremos esperando! Y tengo plantas de ruda, las estaré mirando si empiezan a marchitarse puede deberse a que están absorbiendo las malas energías. jajaja las cosas que tengo que aprender para dar respuestas.
Tantas subvenciones y no hay una para comprar Té YIYA , para agasajar a la arquitecta egipcia?
Tiene la Porota hipertensdiòn? Tè verde.
Yo la verdad es que vivi equivocado. Yo si antes odiaba a las ratas ,la verdad me daban asco ,pero despues de 12 años de vivir bajo las garras de los KK ahora las las amo y hasta la alimento…
Siempre mejor los animales no humanos. salvo aquellos humanos que amamos.
Por casualidad (Y suerte) No tendras pelados los cables del timbre…? Seria re bueno
Pasaste por mi casa? siiii está en reparaciòn con los cables pelados….con un letrero no meta el dedo.
Y si se queda?
Me manda al manicomio ya que no para de hablar.
Por dos mangos está va a visitar a yak el destripador
El tema que aca no los hay.
La delincuenta mayor quiere garronear en cualquier lado
Descartables y tè vencido.
Descargando cumbia viyera para la recepción
Cumbia viyera es mucha clase para esta sabandija mugrienta.
Te afana hasta el timbre
jajaja esta en reparaciòn
Esto se parece a la charla con el empresario metalúrgico al que le tuvo q cortar el rostro por cupamedias
Siiiiiii . totalmente armado. Ni Abel Santa Cruz, viejo
Noooo! Le desvalija la casa, señora!!!!!
Si viene, la condiciòn entra sola sin custodia. Y manos sobre la mesa.
Cristina 2020 acuérdense
Nooooooooooo
No la invite
No se preocupe, no va a venir.
Que se llevará de recuerdo de las casas? Billeteras o almas?
En este hogar? Ni una ni otra.
Pacto con el diablo no e!!!
La visita en puesta en escena, no es real, miren atentamente el video, esta guionado. Todo es falso en esta gente, en toda la clase política, tienen varias provincias inundadas, ahora la ciudad de La Platay no se les mueve un pelo, el único problema es Santiago. Nos estan desviando la atención, saquemos la vista del payaso y busquemos al gerente.
Patricio lo que dice es exacto. Desaparecen adolescentes o alguna maestra, que luego de violadas son muertas y nadie dice nada. Con este Maldonado han logrado una gigantesca movilización y una distracción monumental. Causa desagrado en muchos, pero en honor a la verdad, este gobierno también lleva adelante operaciones maquiavélicas. No son nenes de pecho como en general se cree. Cordialmente. CLAUDIO KUSSMAN
Si Patricio, totalmente una puesta en escena. De cualquier forma yo la quiero tener cara a cara, cosa que ella jamás hará. Con su política de D.D.H.H durante sus dos períodos presidenciales, no quiso matarnos de una vez, sino atormentarnos para al fin llevarnos a la muerte. Una verdugo al fin.
Un conocido…antes amigo, en común con la Porota me dijo” que te crees vos que estás haciendo, te tiras contra ella y es como tirarse contra un camión cargado de piedras” Si lee esto él lo recordará. Pero lo que él no sabe, es que me tiró contra el camión con piedras, contra la muralla china, contra lo que sea por mi marido.Bue amigos son los amigos!!!
Ya se le acaba ya se le acaba
¡Uhm…qué bueno sería!
No tiene cara la arquitecta egipcia
Exacto! Pero fue elegida dos veces. Nadie se dió cuenta del historial Kirchner? Duhalde nos dejó un premio…
La bipo te va a dejar la casa con olor a bagre
Yo que vos la invito a que se de una ducha urgente.
Después tira el pan de federal eh!?!?!?!
En un viaje a Chile en avión, al llegar nos tiraron un desinfectante. Nadie se ofendió.
Yo les mando una bebida para que le conviden…….
Empieza con cíc y termina con uta ?
Si uta que la pario
Hay un cachamai con sabor a arsenico que mata mil…!
Tenés KuKarachicida suficiente?
Ya fui al super y compre varios!!!
Mira q los kukas son inmunes……
Desinfectá después !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Con cloro!!!
Si te va a visitar, mejor ponele un ojo a tru vajilla…
ajaja, por supuesto!!! Mejor todo descartable.