A 42 años de un atentado terrorista: la justicia y el Estado se lavan las manos, la sociedad y la comunidad internacional guardan estricto silencio. Las victimas olvidadas de la Superintendencia de Seguridad Federal.
A 42 años de un atentado terrorista: la justicia y el Estado se lavan las manos, la sociedad y la comunidad internacional guardan estricto silencio. Las victimas olvidadas de la Superintendencia de Seguridad Federal.
A 42 años de un atentado terrorista: la justicia y el Estado se lavan las manos, la sociedad y la comunidad internacional guardan estricto silencio. Las victimas olvidadas de la Superintendencia de Seguridad Federal. Por Mario Sandoval[1]
El 2 de julio de 1976, las 13h20, la organización terrorista Montoneros perpetró un cobarde atentado en el salón comedor del edificio de la Superintendencia de Seguridad Federal, provocando la muerte de más de veinte personas, alrededor de setenta heridos y mutilados, varios de ellos fallecidos posteriormente como consecuencia de esas heridas. Esas víctimas indefensas eran también, padres, esposos, hijos, hermanos, amigos, camaradas, ciudadanos, que merecen el recuerdo permanente y extraordinario de la sociedad argentina.
Montoneros emitió el siguiente «parte de guerra»: Buenos Aires, 2 de julio de 1976
“A nuestro pueblo: En la mañana del día de la fecha, el pelotón de combate “Sergio Puiggros” del Ejército Montonero, aprovechando una falla en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex Coordinación Federal), colocó en su sede central un artefacto explosivo. Cumplida su misión, los compañeros se retiraron sin novedades y, posteriormente, tal como estaba planificado, el artefacto detonó a las 13.20 en el comedor de esa dependencia. Los medios de información del Ejército Montonero estiman en 85 el número de bajas causadas al enemigo, de los cuales 25 son muertos. No se descarta el que esta cifra pueda llegar a ser superior. Los daños causados al edificio son importantes, estimándose que la capacidad operativa de este centro represivo quedó seriamente afectada por un lapso de tres meses. Este hecho de guerra demuestra —como lo demostraron en su momento, las ejecuciones de los torturadores Villar y Cardozo— que no puede haber lugar seguro para los que responden a la resistencia de los trabajadores con el secuestro, el asesinato y la tortura. Viva la patria. Hasta la victoria final. MONTONEROS”
El horroroso atentado fue ejecutado por el terrorista José María Salgado, integrante de la organización Montoneros infiltrado en la Policía Federal. El macabro plan fue diseñado porRodolfo Walsh, Horacio Verbitsky Laura Silvia Sofovich, Miguel Ángel Lauletta, Lila Victoria Pastoriza, y otros terroristas de Montoneros, quienes fueron sobreseídos por la justicia como autores de ese hecho criminal http://www.cij.gov.ar/nota-6482-Confirman-sobreseimientos-en-causa-por-un-atentado-ocurrido-en-el-ano-1976.html. Es incomprensible que los representantes del Poder Judicial no utilicen estos mismos argumentos jurídicos en los procesos contra los 2800 hombres y mujeres acusados de supuestos delitos de lesa humanidad.
El terrorista Rodolfo Walsh es “homenajeado” bautizando una Estación de Subte con su nombre.
Los terroristas Sofovich, Lauletta, Pastoriza, son referentes en Derechos Humanos y testigos permanentes en los ilegales procesos de lesa humanidad.
El terrorista Horacio Verbitsky preside un Organismo autodeterminado de Derechos Humanos. Es un reconocido militante defensor de las acciones armadas de los 70’.
El nombre del autor material de la masacre, José María Salgado se encuentra grabado en el Parque de la Memoria situado en la Costanera y ha sido homenajeado por Macri, Obama, Hollande, Merkel, Rajoy, Reyes de Noruega, Michele Bachelet…Además, ese lugar integra la agenda diplomática de las visitas con los jefes de estado y de gobierno que participaran en la cumbre del G20.
Aún hoy se desconoce la nómina exacta de las víctimas del 02 julio 1976 por la cobardía y complicidad de las autoridades del Ministerio de Seguridad (cuya ministraPatricia Bullrich es ex miembro de Montoneros) y de la Policía Federal Argentina. Esta última (sus responsables institucionales son abogados) hipócritamente considera que ese atentado terrorista fue en realidad un “trágico y lamentable suceso” y que no puede comunicar los nombres de los muertos, heridos, mutilados, dado que esainformación es reservada. Es sorprendente la calificación de “reservada”, considerando que, en cambio, no fueron así calificadas, las informaciones enviadas a los organismos como: CELS, Museo de la Memoria, Asociaciones de ex-terroristas, HIJOS, Abuelas, Madres…contenidas en los legajos personales del personal que prestó servicios en la Superintendencia de Seguridad Federal y, además, acusados por supuestos delitos de lesa humanidad. Estas posiciones denotan la falta de interés por parte de las instituciones del Estado en homenajear a las victimas del atentado de Seguridad Federal. ¿Es por ideología, temor profesional o estar de acuerdo con las decisiones aplicadas?
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Estos hombres y mujeres asesinados durante el almuerzo, deben ser recordados por sus familias y la sociedad no solamente como víctimas de un atentado terrorista, sino que fueron revictimizados por la venganza de un gobierno con la complicidad de la justicia hasta la fecha.
Finalmente,
Los “intelectuales, las ONG, los supuestos defensores de Derechos Humanos, la justicia politizada, militante, los periodistas y otros expertos” prefieren “justificar el contexto” del porque se realizó el atentado sin interesarse en las victimas que provocó ese acto terrorista.
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Hasta para algunos es un diploma de honor haber participado en el hecho criminal. La justicia y el Estado argentino prefieren utilizar argumentos jurídicos para declarar inocentes los autores directos, indirectos, intelectuales que provocaron la muerte de numerosas personas, dejando otras gravemente heridas, con consecuencias traumáticas, psicológicas, de por vida. La sociedad las ignoró o las olvidó como si esos muertos nunca existieron. Para el Gobierno Argentino y el Poder Judicial, los hombres y mujeres víctimas del atentado de Seguridad Federal no tienen derechos, y aún menos derechos humanos. El hecho jamás existió, no hubo responsables, no es necesario investigar. Las obligaciones positivas del Estado son inexistentes.
Quizás para un sector de la comunicad internacional, algunos militantes de los derechos humanos y para ciertos miembros de la sociedad nacional, los que cometieron ese atentado en los 70’ eran terroristas buenos y los terroristas malos son los que hoy día actúan en Europa, América del Norte, etc….
Actualmente, el terrorismo internacional deja numerosas víctimas en diversas capitales del mundo, la comunidad internacional y los medios de comunicación se solidarizan con ellos, pero olvidan los atentados y sus víctimas de los años 70’ en otros países. En Argentina, más que nunca debemos tener presente aquellos que dejaron sus vidas en el comedor de Seguridad Federal y acompañar sus familias.
Por ello, recordamos las oraciones de esperanza del obispo Louis Bougaud[2] , quien, en homenajes similares, expresó:
“El gran y triste error de algunos, incluso buenos, es el de imaginar que aquellos que la muerte se lleva nos dejan. No nos dejan. Se quedan.
¿Dónde están? ¿En la sombra? ¡Oh, no! Somos nosotros los que estamos en la sombra. Ellos están a nuestro lado, bajo un velo, más presentes que nunca. No los vemos porque una nube oscura nos envuelve, pero ellos nos ven. Tienen sus ojos hermosos llenos de gloria puestos sobre nuestros ojos llenos de lágrimas. Oh, consolación inefable, los muertos son invisibles, no están ausentes.
Yo he pensado mucho en lo que podría consolar mejor a los que lloran. Helo aquí: es la fe de pensar en esta presencia auténtica e ininterrumpida de nuestros seres queridos, que han muerto. Es la intuición clara, penetrante de que, por la muerte, no se han apagado, ni alejado, ni están ni siquiera ausentes, sino vivos, cerca de nosotros; felices, transfigurados sin haber perdido en ese cambio glorioso ni una sola delicadeza de su alma, ni la ternura de su corazón, ni una sola preferencia de su amor; habiendo, por el contrario, en sus dulces y profundos sentimientos, crecido cien codos. La muerte para los buenos es una subida en la luz, en el poder y en el amor. ¡Aquellos que, hasta ahora, no eran más que cristianos ordinarios, son perfectos; los que no eran más que hermosos pasan a ser buenos; los que eran buenos son sublimes!”.
Yo elegí defender los derechos humanos de todos los hombres y mujeres por igual, la justicia, el gobierno y las ONG argentinas, no.
[1] Mario Sandoval, francés, nació en Buenos Aires. Formación y actividades en ciencias políticas y filosofía, habiendo ocupado funciones en la docencia superior y consultorías, a nivel nacional e internacional en los campos de las relaciones internacionales, la geopolítica y una trayectoria publica conocida. Regularmente realiza à nivel internacional conferencias, asesorías y publicaciones. Miembro de centros de investigaciones, asociaciones multidisciplinarias.
[2] Monseñor Louis-Victor-Emile Bougaud, (28-02-1823 / 07-11-1888), Obispo de Laval en Mayenne, Francia.
Por MARIO SANDOVAL.
A 42 años de un atentado terrorista: la justicia y el Estado se lavan las manos, la sociedad y la comunidad internacional guardan estricto silencio. Las victimas olvidadas de la Superintendencia de Seguridad Federal. Por Mario Sandoval[1]
El 2 de julio de 1976, las 13h20, la organización terrorista Montoneros perpetró un cobarde atentado en el salón comedor del edificio de la Superintendencia de Seguridad Federal, provocando la muerte de más de veinte personas, alrededor de setenta heridos y mutilados, varios de ellos fallecidos posteriormente como consecuencia de esas heridas. Esas víctimas indefensas eran también, padres, esposos, hijos, hermanos, amigos, camaradas, ciudadanos, que merecen el recuerdo permanente y extraordinario de la sociedad argentina.
Montoneros emitió el siguiente «parte de guerra»: Buenos Aires, 2 de julio de 1976
“A nuestro pueblo: En la mañana del día de la fecha, el pelotón de combate “Sergio Puiggros” del Ejército Montonero, aprovechando una falla en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex Coordinación Federal), colocó en su sede central un artefacto explosivo. Cumplida su misión, los compañeros se retiraron sin novedades y, posteriormente, tal como estaba planificado, el artefacto detonó a las 13.20 en el comedor de esa dependencia. Los medios de información del Ejército Montonero estiman en 85 el número de bajas causadas al enemigo, de los cuales 25 son muertos. No se descarta el que esta cifra pueda llegar a ser superior. Los daños causados al edificio son importantes, estimándose que la capacidad operativa de este centro represivo quedó seriamente afectada por un lapso de tres meses. Este hecho de guerra demuestra —como lo demostraron en su momento, las ejecuciones de los torturadores Villar y Cardozo— que no puede haber lugar seguro para los que responden a la resistencia de los trabajadores con el secuestro, el asesinato y la tortura. Viva la patria. Hasta la victoria final. MONTONEROS”
El horroroso atentado fue ejecutado por el terrorista José María Salgado, integrante de la organización Montoneros infiltrado en la Policía Federal. El macabro plan fue diseñado por Rodolfo Walsh, Horacio Verbitsky Laura Silvia Sofovich, Miguel Ángel Lauletta, Lila Victoria Pastoriza, y otros terroristas de Montoneros, quienes fueron sobreseídos por la justicia como autores de ese hecho criminal http://www.cij.gov.ar/nota-6482-Confirman-sobreseimientos-en-causa-por-un-atentado-ocurrido-en-el-ano-1976.html. Es incomprensible que los representantes del Poder Judicial no utilicen estos mismos argumentos jurídicos en los procesos contra los 2800 hombres y mujeres acusados de supuestos delitos de lesa humanidad.
El terrorista Rodolfo Walsh es “homenajeado” bautizando una Estación de Subte con su nombre.
Los terroristas Sofovich, Lauletta, Pastoriza, son referentes en Derechos Humanos y testigos permanentes en los ilegales procesos de lesa humanidad.
El terrorista Horacio Verbitsky preside un Organismo autodeterminado de Derechos Humanos. Es un reconocido militante defensor de las acciones armadas de los 70’.
El nombre del autor material de la masacre, José María Salgado se encuentra grabado en el Parque de la Memoria situado en la Costanera y ha sido homenajeado por Macri, Obama, Hollande, Merkel, Rajoy, Reyes de Noruega, Michele Bachelet…Además, ese lugar integra la agenda diplomática de las visitas con los jefes de estado y de gobierno que participaran en la cumbre del G20.
Aún hoy se desconoce la nómina exacta de las víctimas del 02 julio 1976 por la cobardía y complicidad de las autoridades del Ministerio de Seguridad (cuya ministra Patricia Bullrich es ex miembro de Montoneros) y de la Policía Federal Argentina. Esta última (sus responsables institucionales son abogados) hipócritamente considera que ese atentado terrorista fue en realidad un “trágico y lamentable suceso” y que no puede comunicar los nombres de los muertos, heridos, mutilados, dado que esa información es reservada. Es sorprendente la calificación de “reservada”, considerando que, en cambio, no fueron así calificadas, las informaciones enviadas a los organismos como: CELS, Museo de la Memoria, Asociaciones de ex-terroristas, HIJOS, Abuelas, Madres…contenidas en los legajos personales del personal que prestó servicios en la Superintendencia de Seguridad Federal y, además, acusados por supuestos delitos de lesa humanidad. Estas posiciones denotan la falta de interés por parte de las instituciones del Estado en homenajear a las victimas del atentado de Seguridad Federal. ¿Es por ideología, temor profesional o estar de acuerdo con las decisiones aplicadas?
[ezcol_2fifth]Estos hombres y mujeres asesinados durante el almuerzo, deben ser recordados por sus familias y la sociedad no solamente como víctimas de un atentado terrorista, sino que fueron revictimizados por la venganza de un gobierno con la complicidad de la justicia hasta la fecha.
Finalmente,
Los “intelectuales, las ONG, los supuestos defensores de Derechos Humanos, la justicia politizada, militante, los periodistas y otros expertos” prefieren “justificar el contexto” del porque se realizó el atentado sin interesarse en las victimas que provocó ese acto terrorista.
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Hasta para algunos es un diploma de honor haber participado en el hecho criminal. La justicia y el Estado argentino prefieren utilizar argumentos jurídicos para declarar inocentes los autores directos, indirectos, intelectuales que provocaron la muerte de numerosas personas, dejando otras gravemente heridas, con consecuencias traumáticas, psicológicas, de por vida. La sociedad las ignoró o las olvidó como si esos muertos nunca existieron. Para el Gobierno Argentino y el Poder Judicial, los hombres y mujeres víctimas del atentado de Seguridad Federal no tienen derechos, y aún menos derechos humanos. El hecho jamás existió, no hubo responsables, no es necesario investigar. Las obligaciones positivas del Estado son inexistentes.
Quizás para un sector de la comunicad internacional, algunos militantes de los derechos humanos y para ciertos miembros de la sociedad nacional, los que cometieron ese atentado en los 70’ eran terroristas buenos y los terroristas malos son los que hoy día actúan en Europa, América del Norte, etc….
Actualmente, el terrorismo internacional deja numerosas víctimas en diversas capitales del mundo, la comunidad internacional y los medios de comunicación se solidarizan con ellos, pero olvidan los atentados y sus víctimas de los años 70’ en otros países. En Argentina, más que nunca debemos tener presente aquellos que dejaron sus vidas en el comedor de Seguridad Federal y acompañar sus familias.
Por ello, recordamos las oraciones de esperanza del obispo Louis Bougaud[2] , quien, en homenajes similares, expresó:
“El gran y triste error de algunos, incluso buenos, es el de imaginar que aquellos que la muerte se lleva nos dejan. No nos dejan. Se quedan.
¿Dónde están? ¿En la sombra? ¡Oh, no! Somos nosotros los que estamos en la sombra. Ellos están a nuestro lado, bajo un velo, más presentes que nunca. No los vemos porque una nube oscura nos envuelve, pero ellos nos ven. Tienen sus ojos hermosos llenos de gloria puestos sobre nuestros ojos llenos de lágrimas. Oh, consolación inefable, los muertos son invisibles, no están ausentes.
Yo he pensado mucho en lo que podría consolar mejor a los que lloran. Helo aquí: es la fe de pensar en esta presencia auténtica e ininterrumpida de nuestros seres queridos, que han muerto. Es la intuición clara, penetrante de que, por la muerte, no se han apagado, ni alejado, ni están ni siquiera ausentes, sino vivos, cerca de nosotros; felices, transfigurados sin haber perdido en ese cambio glorioso ni una sola delicadeza de su alma, ni la ternura de su corazón, ni una sola preferencia de su amor; habiendo, por el contrario, en sus dulces y profundos sentimientos, crecido cien codos. La muerte para los buenos es una subida en la luz, en el poder y en el amor. ¡Aquellos que, hasta ahora, no eran más que cristianos ordinarios, son perfectos; los que no eran más que hermosos pasan a ser buenos; los que eran buenos son sublimes!”.
Yo elegí defender los derechos humanos de todos los hombres y mujeres por igual, la justicia, el gobierno y las ONG argentinas, no.
Paris, Prof. Mario Sandoval,
marios46@hotmail.com.
[1] Mario Sandoval, francés, nació en Buenos Aires. Formación y actividades en ciencias políticas y filosofía, habiendo ocupado funciones en la docencia superior y consultorías, a nivel nacional e internacional en los campos de las relaciones internacionales, la geopolítica y una trayectoria publica conocida. Regularmente realiza à nivel internacional conferencias, asesorías y publicaciones. Miembro de centros de investigaciones, asociaciones multidisciplinarias.
[2] Monseñor Louis-Victor-Emile Bougaud, (28-02-1823 / 07-11-1888), Obispo de Laval en Mayenne, Francia.
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 30, 2018
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