AFGANISTÁN PUEDE NO ESTAR TAN LEJOS

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  Por FRANCISCO CERVO.

HOY MAS QUE NUNCA SON IMPRESCINDIBLES PERSONAS EJEMPLARES Y

NO BANDIDOS, PARA DIRIGIR LOS DESTINOS DE LAS COMUNIDADES

Es realmente estremecedor lo que está ocurriendo en Afganistán. 

Las imágenes que se proyectan son extremadamente dramáticas y hasta inexplicables en un mundo del Siglo XXI en el cual la ciencia y la tecnología han alcanzado niveles portentosos.

Observar el terror de gente que visualiza como futuro inmediato la supresión de sus libertades básicas, especialmente las mujeres, y o como alternativa cierta la muerte atroz, es hasta cavernario y siniestro.

Una venganza indiscriminada e irracional se cierne sobre quienes han querido ser libres y ejercer su derecho a progresar.  La consigna impuesta con sangre, es volver al primitivismo bajo la voluntad omnímoda de patrones bestiales. Individuos que argumentan razones religiosas para erigirse en dueños y árbitros de todo lo que un ser humano normal pueda anhelar.

¿Qué doctrina religiosa que invoca al DIOS de todos, puede justificar y avalar esos desatinos.? 

Me resisto a pensar que la religión musulmana apoye esas atrocidades. No obstante, me sorprende mucho mas aun, que los altos dignatarios de esa FÉ no defiendan con vehemencia la vida y los derechos básicos de los seres humanos, independientemente de su idea particular. 

En todo caso el silencio convalida. Resulta lamentable para la convivencia y la paz del mundo. En estas condiciones el futuro es estremecedor. Nuestra jerarquía católica; ¿no tendrá algo que decir y hacer ante este actualizado holocausto?

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Para las organizaciones tribales que por ahora se han unido para tomar el poder, el concepto de vida o muerte, es una particularidad librada a la voluntad del individuo animal que ha logrado imponer sus caprichos sobre sus adeptos y los impulsa al festival de venganza irracional y muerte, ante la más mínima oposición y  justamente con pretextos religiosos. Según conocedores de esa realidad tan particular, esa impresionante involución se ha producido entre otros factores  principales, por la corrupción, incapacidad y venalidad de la clase política que tuvo la oportunidad del cambio profundo de esa sociedad desgraciada, durante los últimos veinte años. A su vez  también por el apoyo a los grupos fundamentalistas por parte de gobiernos extranjeros  y organismos delincuenciales en avances significativos para concretar sus intereses, aunque resulte necesario producir  el caos ajeno a fin de obtener esos propósitos.  Obviamente esta posibilidad se apoya en los servicios de cipayos y mercenarios traidores a su sociedad. Pero no quiero extenderme en la consideración de este fenómeno y entrar en análisis geopolíticos y estratégicos que me entusiasman, pero no son el objeto de estas reflexiones.

Si resulta esclarecedor analizar esas experiencias traumáticas, la pregunta decisiva sería; ¿podemos aprender de estas trágicas experiencias humanas, aunque estén físicamente lejanas y nuestra realidad no sea por ahora tan angustiante y extrema? No hay duda que por aquí, estamos mal y vamos peor. La anarquía puede estar en el próximo recodo del camino. Las instituciones de control están en desguace, despersonalización, manejo arbitrario y retirada.

Anarquía por desgobierno, demagogia, incapacidad general y hasta incentivada por grupos interesados de aquí y del exterior en generar el caos.  Situación que significa descontrol, caos, saqueos, violencia extrema sin capacidad de control, preeminencia de grupos tribales….

Desde hace más de ochenta años venimos apostando, hasta con dedicación enfermiza, a la instrumentación de políticas degradantes para favorecer ideas e intereses sectarios y caprichos personales, sin interesar su proyección negativa y la colección de fracasos en inusitado crecimiento y peligrosidad. ¿Es posible el progreso en una comunidad en la cual sus dirigentes y funcionarios son reclutados entre la peor especie humana existente, para nada más y nada menos que regir los destinos de todos y la administración de los recursos comunes?

Y eso ocurre por obra y gracia de esta ficción de democracia que hemos permitido irresponsablemente nos impusieran la cual, aunque falsa, parece estar cada vez más sólida.

Evidentemente aquello en el otro lado del mundo es estremecedor, pero lo nuestro en sus proyecciones puede terminar impredeciblemente mal.

No tenemos nivel de terroristas como ocurre en Afganistán, pero hemos producido con creatividad  talibanes (as) “made in Argentina”, que persisten y se multiplican.

Y los vemos y soportamos todos los días dilapidando a su arbitrio los recursos de todos y legislando para beneficio de sus clanes y o corporaciones, llevando por delante cualquier institución, ejemplo o principio. Para justificarse hasta gritan y gesticulan  desaforadamente ante aplaudidores de turno, buscando imponernos sus basurientas convicciones con argumentos tan endebles como su triste personalidad de traidores seriales. Inclusive proclamando hasta con soberbia que van a seguir cometiendo las mismas trapisondas. 

Haz lo que yo digo y por cierto no lo que yo hago. Directiva estratégica fundacional.

¿Existen muchos pueblos sobre la Tierra que como el nuestro, contemplen la dilapidación arbitraria de sus recursos espirituales, morales y materiales sin una reacción digna para poner freno a tanta inmundicia y a través de un tiempo tan prolongado?

¿Resulta normal la proliferación del patoterismo discursivo y de hecho a través de hordas creadas con ese fin, para justificar de cualquier forma visiones absurdas y falaces  de una política retrógrada y selectiva, para el bien de sectores mafiosos?

¿No llama la atención el crecimiento inusitado e innecesario de políticos, gremialistas y manejadores de medios de difusión pública, con incontable y creciente riqueza mal habida, sostenida en el aumento imparable de la miseria visible en forma dramática, hasta en las calles de nuestras ciudades y pueblos?

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¿Es justificable manejar a legiones incontables de pobres borregos educándolos con dádivas para que sirvan disciplinadamente a sujetos (as) caprichosos y siniestros, a fin de preservar y acrecentar sus bienes sibaríticos, instrumentándolos inclusive para la violencia cuando resulte utilitario y funcional?

¿Es racional en un país civilizado que jueces y funcionarios diversos, se coticen en el mercado de la venta de conciencias y que el delito, especialmente en los niveles más encumbrados, no pague sus costos?

Es evidente, no tenemos en nuestra deficiente organización dirigencial terroristas bestiales al estilo de Afganistán pero ¡¡¡¡cuidado!!!, no subestimemos la maldad y falsedad de los principales dirigentes de nuestra “corpo” política, capaces de cualquier subterfugio y estratagema para engañar, hasta victimizarse y perdurar. 

Y están alegremente a cargo de nuestros destinos y nos conducen al colapso final. Para tranquilidad estúpida de nuestras conciencias maleables, pueden hacer lo que quieren, porque “estamos en democracia”. 

¿Patriotismo? ¿Virtud republicana? ¿Solidaridad? ¿Responsabilidad? ¿Idoneidad? ¿Honradez? ¿Humildad? ¿Trascendencia? ¿Justicia?

Más aun aquellos valores que alguna vez concitaron convergencia del pueblo, como SOBERANÍA POLÍTICA, INDEPENDENCIA ECONÓMICA Y JUSTICIA SOCIAL, hoy pese a ser muchas veces recitados, están muertos y sepultados por la mentira.  Quienes los traicionan todos los días, se disfrazan con versatilidad e hipocresía con la etiqueta más conveniente a sus propósitos y nosotros pobres ingenuos lo aceptamos y soportamos. 

Por todo lo expresado, y aunque muchos piensen que estoy dramatizando, Afganistán y su realidad macabra no están tan alejados. 

Un fenómeno en esencia similar, aunque con características exteriores distintas, puede estar esperándonos en este camino de sistemático y deliberado fracaso. 

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¿Qué hacer? 

¡¡¡Despertar!!!!, no creer en los relatos melodramáticos, mentiras y traiciones.

 No dejarnos amedrentar y menos convencer por los gritos frenéticos vacíos de contenido y propaladores de incongruencias, de los jerarcas de turno y o acciones deliberadas y aplicativas para distraer nuestra atención.,

Por ello, ejercer nuestra propia soberanía de pensamiento, no dejarnos comprar y si por cierto difundir esclarecer, denunciar, despreciar, desenmascarar, reaccionar; cuando, como y donde sea posible. 

Nuestro sagrado edificio nacional se está derrumbando porque están corroídos sus cimientos. Es aún tiempo de apuntalar sus fundamentos. 

No vendrán los talibanes a ajusticiarnos por querer ser libres, pero si malones de indios autóctonos incontrolables y acompañados de buitres carroñeros que terminarán de consumir  los restos de nuestro patrimonio espiritual y material, en un marco dramático de vale todo y sálvese quien pueda.

 

Por lo menos, así, lo veo yo.

Paciencia, FÉ, esperanza, convicción, discernimiento, valores, lucha…Resignación y menos complacencia¡¡¡¡NUNCA!!!

Francisco Cervo.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 19, 2021


 

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