ALBERTO FERNÁNDEZ Y EL 24 DE MARZO DE 2022

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   Por Juan Armando Giovarruscio.

Señor ALBERTO ANGEL FERNÁNDEZ:

Como verá me dirijo al señor Alberto Ángel Fernández y, no al señor Presidente de la Nación Argentina. Lo hago de esta manera para evitar lastimar, más aún, la investidura presidencial. Nuestra patria no tiene culpa de haber dado un hijo vil y que, además, tiene odio y resentimientos que los refleja en improvisados discursos como el pronunciado en el CONICET este 24 de marzo. Allí, rodeado de referentes que son el símbolo del terrorismo que, en el pasado, se llevaron la vida de 29 niños inocentes, se refirió con términos injuriosos contra miembros de las FFAA, FFSS, que otrora dieron la vida en defensa de la Constitución y libertad de la Nación. Los tildó de “genocidas”.

Como hombre formado en el derecho, bien debería saber, que en argentina no hubo genocidio. Ello de acuerdo al Estatuto de Roma. No seré quien debe explicarle cuando se comete tan aberrante delito.

Dicho esto, resultado de la indignación provocada por sus expresiones, trataré de aportar una visión prudente y objetiva. Observación esta, que surge de “haber vivido” aquella guerra.

Al respecto debe saber y, así reconocerlo y destacarlo como presidente, por respeto a aquellos seres que fueron víctimas de la violencia generada por una guerra que nos impuso un imperio totalitario como la ex URSS, hoy Federación Rusa y su satélite Cuba. Colaboró en ello, el cuadro de situación anárquico creado por un gobierno conducido por Juan Domingo Perón y sus acólitos. Aquel nefasto líder, desde el exterior, incentivó a la juventud a manifestarse y organizarse contra los poderes públicos, con la finalidad de allanar el camino de su regreso al país. 

Así, cuando lo hizo, encontró una juventud estructurada.  Sus dirigentes educados y entrenados en paraísos comunistas, al tiempo que declararon una guerra contra el estado argentino. Una guerra cobarde y traicionera. Su método clandestino se basó en la utilización de sus familias, madres, padres, hijos, esposas hermanos y amigos. Indujo a éstos modificar sus filiaciones e ingresar a sus ejércitos ilegales y fuera de la ley. En una palabra, los hizo “desaparecerjurídicamente.

Es acá lo interesante que Ud. debería destacar como un hombre de estado y no como folklorista. Para lo cual, debe estar más allá de todo desencuentro.  No es como expresó que, “…en este tema, refiriéndose al festejo del 24 de marzo, “pensamos igual, no hay grieta”. Como es habitual en Ud. se equivoca de diagnóstico. Es todo lo contrario, la herida abierta por aquella guerra aún no se ha cerrado por la hipocresía de la dirigencia política que nos representa.

Quienes propusieron una guerra clandestina, a espalda de la sociedad fueron aquellos delincuentes, muchos de ellos o sus hijos, hoy, son funcionarios, los cuales se reconocen a sí mismo como militantes o, “juventud maravillosa”. Es dable recordar que quienes decidieron el camino de la “desaparición”, fueron sus jerarcas al disponer cambiarse los nombres y trabajar en la oscuridad de sus “cárceles del pueblo”, secuestrando trabajadores, empresarios, dirigentes gremiales, jueces, policías y miembros de las FFAA. Con aquella modalidad “clandestina”, atacaron las instituciones del estado y, mediante atentados a la población civil desarmada y desprevenida intentaron sembrar el terror con la finalidad de someterla. Así mataron 29 niños entre ellos bebes de meses y otros de muy escasa edad, sin olvidar a una niña adolescente de 15 años, Laura Lambruschini, quien murió en un atentado dirigido a matar a su padre quien era miembro de la armada argentina

Es decir, fue el terrorismo traicionero que, llevado de la mano de ideólogos marxistas que lavaron y formatearon el cerebro a la “juventud maravillosa” con ideas criminales como que “para alcanzar el poder en argentina había que eliminar un millón de personas “o, como la frase del Che, “…que un revolucionario debe ser una fría máquina de matar por odio puro”. Así, se inmolaron en la clandestinidad y se “auto desaparecieron”. Por voluntad propia dejaron de existir y por esa misma voluntad atacaron y mataron a miles de personas y cometieron aproximadamente 22 mil atentados a razón de uno por día.

Fue así, que el estado, un estado agredido, vapuleado y, casi groguis, apeló al derecho que le confiere la Constitución Nacional en el uso de la fuerza. En tal sentido, es bueno tener presente que cuando el estado emplea su brazo armado, este lo hace con toda su fuerza, con todos sus recursos y no existe límites para lograr el objetivo de vencer. Sin analizar ya, quien esta primero, la “acción o el sujeto. Se avocó a cumplir la misión. En este caso, la guerra planteada por aquellos dirigentes entrenados en “guerrillas urbanas y rurales”, mandaron cobardemente a su gente, previamente “desaparecidas en la clandestinidad” a enfrentar una fuerza superior a sabiendas que iban a ser aniquilados, tal, la orden, del poder político constitucional del momento.

Al respecto, es bueno recodar, lo dicho por el líder de la UCR, Dr. Ricardo Balbín quien, en octubre de 1975 dijo “…La guerrilla metida en los montes carece de banderas y de sentimiento; no tiene sentimientos porque destruye y no tiene banderas porque es antinacional. Hay un seguro de vida contra ellos; cuando atacan no miran a quienes matan y cuando los toma la justicia reclaman solidaridad del pueblo para sacarlos; es decir que la guerrilla con seguro de vida es la guerrilla de los cobardes”. “Cuando los padres entierran a sus hijos, los países se quedan parados…y parece que al país lo quieren parar… enterrando agentes de seguridad, militares, marinos a sencillos hombres de la democracia, a los cuales les regalamos discursos cuando mueren, y yo quiero contarles los seguros de la victoria cuando viven”.

Por ello, si pretende dejar una argentina mejor de lo que la recibió, sería importante que reconozca públicamente que Ud. ha sido uno de los hombres, junto a su mentor Carlos Kirchner, que trabajaron para reflotar este tema y, permitir, se reiniciaran los juicios pese a estar cerrado el tema con las leyes constitucionales de obediencia y punto final y posterior indulto presidencial, abarcativo para todas las partes. Nefasta conducta, la suya, que se precia ser “profesor de derecho”. ¿Con qué cara les explica a sus alumnos el “principio de legalidad”, después de haber operado para que se aplique la ley de manera retroactiva?

Para ir cerrando, se me ocurre que, sería importante, revisar el tema de “los desaparecidos”. Pues, sus “comandantes, cobardemente, utilizaron a las mujeres como escudos humanos y les ordenaron quedar embarazadas para evitar ser interrogadas. Además, por si existen dudas del desprecio que sentían por la vida de su gente, les proveyeron pastillas de cianuro para que se auto eliminaran antes que dejarse detener. Como se ve y así está escrito y reconocido, fue voluntad propia la de pasar a la clandestinidad para librar una lucha basada en la traición, el engaño y el desprecio por la vida.

Otro aspecto no menos importante, es la actuación de los ministros políticos que firmaron los decretos de aniquilamiento en el conocimiento que estaban sentenciando a muerte a muchos de sus propios “compañeros”. Hoy, el único sobreviviente de aquellos infames decretos, cobardemente lo niega, refiero a Carlos Ruckauf. Así, con su negación cínica, nuevamente sentenció a muerte a miles de integrantes de las FFSS y FFPP, subalternos en aquella época. Sometidos hoy, a tribunales “populares”, son condenados a perpetua, con más de 70 años. (¿Violación de DDHH?).

Hoy, causa tristeza ver como en programas periodísticos, (que se precian de “liberales e independientes”), se lo presente como un “brillante dirigente. Hipócrita. Ser despreciable si los hay, se pasea, cual vedet de cafetín barato, por distintos programas de TV ante complacientes conductores que, por ignorancia o conveniencia no le hacen notar tal actuación cobarde y traicionera para con sus propios correligionarios.

Por eso es importante que un presidente cuente bien la historia. Cada día que pasa la espuma del pasado baja más y deja ver con mayor claridad el origen y el desarrollo de aquel enfrentamiento.

Ha pasado el tiempo y, efectivas campañas de acción psicológica modificaron los hechos. Han ocultado lo importante, “la clandestinidad”, por ejemplo, o, los responsables de aquel ataque a los poderes de la nación, los dirigentes terroristas.

 Mientras tanto, por otro lado, los mandos de las FFAA, se escondieron detrás de un traicionero silencio, no tuvieron ni tienen la templanza y coraje para sostener orgullosos a los ojos de la ciudadanía aquella gesta. Festejan con vergüenza y escondidos en los cuarteles algunos hechos, obligados porque aún está fresca la sangre de soldados y cuadros que fueron secuestrados y asesinados por el enemigo terrorista.

Dicho silencio ha llevado a la cárcel a miles de sus miembros. Enfermos y viejos ya, éstos, mueren en cárceles inmundas. Previamente, son sometidos a juicios por tribunales compuestos por jueces prevaricadores, que violan la Constitución Nacional y las leyes, condenan sin pruebas, por el solo hecho de haber estado o pertenecido a las FFAA y FFSS.  Verdaderas parodias, donde todo el aparato judicial está en su contra, incluyendo la defensoría oficial, quien, bajo una sutil extorsión funciona como un objeto decorativo. Tales profesionales argumentan que, solo “realizan una defensa técnica”, lo que significa que a ellos la modificación de la historia no les interesa por lo cual el acusado queda a merced de una acusación histórica deformada y mentirosa.

Señor Fernández, si va a pronunciar discursos, en su condición de Presidente de la Nación, referido a aquel pasado, (no es historia aún), dado que la guerra continúa por otros métodos, es conveniente que primero convoque a “TODAS LAS PARTES EN CONFLICTO”, INCLUSIVE LOS ENCARCELADOS POR LOS MAL LLAMADOS DDLLHH”, es probable que, al tener la carta de situación bien pintada, lo más prudente será, “CALLARSE LA BOCA”, por respeto a los miles de víctimas involucradas en esta infructuosa contienda.

La conclusión de dicha “carta pintada”, sugiere un solo camino que se llama ACUERDO. Lamentablemente Ud. no es la figura que pueda convocar a dicha gesta. Su palabra perdió credibilidad.  Por ello, al menos, utilice la prudencia en sus expresiones y, antes de pronunciar alegremente el término genocidio, piense dado que, sin la victoria de las FFAA y FFPP hoy, Ud., no ostentaría la primera magistratura.

Por último, como hombre de bien, corresponde le cuente que, quien esto escribe, se encuentra condenado con prisión perpetua por haber sido Sargento del Ejército Argentino. Sentenciado, sin pruebas, por un tribunal compuesto por tres personas vinculadas familiarmente a ex convictos, condenados por delitos de terrorismo. Otros, casados con militantes de organizaciones de DDHH. (¿y la imparcialidad? ¡Bien gracias!!). ¿Los tribunales de alzada y CSJN? ¡¡miran para el costado, siguen el corso detrás del curro!!

A pesar de ello, no siento odio y tengo la esperanza que un día, dejemos de agredirnos en aras y por el bien de las nuevas generaciones.

Cordialmente.

 JUAN ARMANDO GIOVARRUSCIO

Preso del estado argentino

Provincia de Mendoza, Argentina

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 31, 2022


 

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