La Asociación Argentina de Actores a través de un comunicado repudió las declaraciones del actor Alfredo Casero. Por idénticos motivos el empresario que contrató al actor para una presentación de su espectáculo unipersonal en Salta, canceló el evento. Casero puso en duda la identidad de los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo y, en especial, cuestionó a Estela de Carlotto. Esta, a juicio del actor, se vale de la bandera de los derechos humanos para hacer política. La reacción del gremio no se hizo esperar y calificó sus dichos de “inadmisibles declaraciones públicas” que ponen “en duda la honorabilidad de nuestras Abuelas de Plaza de Mayo”, y de “incomprensible odio, atacando lo que es un patrimonio moral de nuestro país” y “su negacionismo perverso y consuetudinario, termina siendo una versión peligrosamente cercana a la apología del delito.”
Pues bien, en primer lugar, digo que coincido con todo lo que dijo Casero en ese programa y festejo la forma genial en que lo logró. En segundo lugar, manifiesto mi solidaridad hacia él por el ataque fascista que sufre por parte del gremio del cual es afiliado y que, se supone, está para ampararlo. Vamos a ver, Alfredo Casero dijo lo que dijo a título personal y no en representación de la Asociación Argentina de Actores. En una república, un camionero, un médico o un jugador de bochas deben gozar del derecho de ser dueños de decir lo que mejor les parezca sin la perturbación latente de verse difamados por la asociación profesional a la que pertenecen. ¿Qué autoridad moral tienen las autoridades de la AAA para llamar “negacionista” y “perverso” al que no piensa (“correctamente”) como ellos? Y ¿por qué motivo Casero debe considerar “patrimonio moral de nuestro país” a Estela de Carlotto” y a las Abuelas de Plaza de Mayo? Carlotto se abrazó a dictadores asesinos de la calaña de Fidel Castro y Hugo Chávez y, como es público, fue y es una defensora de primera línea del ex gobierno kirchnerista, el más ladrón de la historia argentina. Defender ladrones es incompatible con quien exalta la moral. En cuanto a que Alfredo Casero, por sus declaraciones, estaría rozando “la apología del delito” no queda otra que tomarlo como lo que es, una amenaza cobarde del poder corporativo contra el individuo a quien, solapadamente, le dice: “la próxima te denuncio por apología del delito”. También es grave que, por el simple y soberano derecho de decir lo que piensa, Alfredo Casero haya sido censurado en Salta. El totalitarismo, por lo general, se impone por un asalto al poder; pero también gradualmente. Por ejemplo, a través del trabajo hormiga de acumular pequeñas actitudes totalitarias que llevan a naturalizar el atropello. Entonces, es tarde para reaccionar.
Por último, es revelador que la Asociación Argentina de Actores que acusa de “negacionismo perverso” culmine su nota con la mentira de que los desaparecidos son 30.000. Así también, la senadora Cristina Kirchner, responsable del último conteo de desaparecidos que dio 6.348, cerró su discurso en el Senado de la Nación afirmando su hermandad generacional con los “30.000”. Tan convencidos lo dicen, que pareciera que se creen sus propias mentiras.
Por Mauricio Ortín
La Asociación Argentina de Actores a través de un comunicado repudió las declaraciones del actor Alfredo Casero. Por idénticos motivos el empresario que contrató al actor para una presentación de su espectáculo unipersonal en Salta, canceló el evento. Casero puso en duda la identidad de los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo y, en especial, cuestionó a Estela de Carlotto. Esta, a juicio del actor, se vale de la bandera de los derechos humanos para hacer política. La reacción del gremio no se hizo esperar y calificó sus dichos de “inadmisibles declaraciones públicas” que ponen “en duda la honorabilidad de nuestras Abuelas de Plaza de Mayo”, y de “incomprensible odio, atacando lo que es un patrimonio moral de nuestro país” y “su negacionismo perverso y consuetudinario, termina siendo una versión peligrosamente cercana a la apología del delito.”
Pues bien, en primer lugar, digo que coincido con todo lo que dijo Casero en ese programa y festejo la forma genial en que lo logró. En segundo lugar, manifiesto mi solidaridad hacia él por el ataque fascista que sufre por parte del gremio del cual es afiliado y que, se supone, está para ampararlo. Vamos a ver, Alfredo Casero dijo lo que dijo a título personal y no en representación de la Asociación Argentina de Actores. En una república, un camionero, un médico o un jugador de bochas deben gozar del derecho de ser dueños de decir lo que mejor les parezca sin la perturbación latente de verse difamados por la asociación profesional a la que pertenecen. ¿Qué autoridad moral tienen las autoridades de la AAA para llamar “negacionista” y “perverso” al que no piensa (“correctamente”) como ellos? Y ¿por qué motivo Casero debe considerar “patrimonio moral de nuestro país” a Estela de Carlotto” y a las Abuelas de Plaza de Mayo? Carlotto se abrazó a dictadores asesinos de la calaña de Fidel Castro y Hugo Chávez y, como es público, fue y es una defensora de primera línea del ex gobierno kirchnerista, el más ladrón de la historia argentina. Defender ladrones es incompatible con quien exalta la moral. En cuanto a que Alfredo Casero, por sus declaraciones, estaría rozando “la apología del delito” no queda otra que tomarlo como lo que es, una amenaza cobarde del poder corporativo contra el individuo a quien, solapadamente, le dice: “la próxima te denuncio por apología del delito”. También es grave que, por el simple y soberano derecho de decir lo que piensa, Alfredo Casero haya sido censurado en Salta. El totalitarismo, por lo general, se impone por un asalto al poder; pero también gradualmente. Por ejemplo, a través del trabajo hormiga de acumular pequeñas actitudes totalitarias que llevan a naturalizar el atropello. Entonces, es tarde para reaccionar.
Por último, es revelador que la Asociación Argentina de Actores que acusa de “negacionismo perverso” culmine su nota con la mentira de que los desaparecidos son 30.000. Así también, la senadora Cristina Kirchner, responsable del último conteo de desaparecidos que dio 6.348, cerró su discurso en el Senado de la Nación afirmando su hermandad generacional con los “30.000”. Tan convencidos lo dicen, que pareciera que se creen sus propias mentiras.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 23, 2018
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