La más famosa de las batallas de la antigüedad, la batalla de Cannas, tuvo lugar el 2 de agosto del 216 a.C. En ella, Hannibal Barca, el militar cartaginés hijo de Amilcar, venció a un ejército que le doblaba en número.
La victoria, después de las obtenidas en Tesino, Trebia y el lago Trasimeno, dejó vía libre al cartaginés para que arrasara la ciudad de Roma, lo cual sorprendentemente no hizo. Ningún ejército romano se encontraba cerca por lo que la caballería cartaginesa llegó a acercarse hasta las murallas de la ciudad provocando el pánico entre los ciudadanos que gritaban con miedo: «Hannibal ad portas» (Aníbal está a las puertas).
Largo seria ennumerar las veces que en la historia se repitieron hechos similares. La llegada de un peligro a los umbrales de tu casa te producirá no solo pánico sino te verás sometido a una realidad que no creías posible que sucediera.
Hoy nos encontramos con esa realidad y podemos decir ¡cuidado! “el comunismo esta a nuestra puerta”. Y digo comunismo como una síntesis que engloba esa peste política que mimetizada en los inmensos abismos camaleónicos la encontramos disfrazada de socialismo, marxismo, populismo, kischnerismo o camporismo.
Quiza el “comunismo” haya logrado ser adoptado en países como Rusia, China, Corea del Norte, Vietnam. Alli nos encontramos mas que con un hecho político, con un síndrome sociológico, pero no adentremos pues ese es otro cantar.
Los avances del “comunismo” en estas latitudes americanas no ha cuajado como imaginaron sus mentores.Solo podríamos contar con Cuba o Nicaragua, pero ya vemos como le va. Los intentos como el de Chile con Allende, no fue mas alla, fue derrocado por otra dictadura, hasta que todo volvió a su cauce.
En estas latitudes, donde ya hemos probado algo de libertad y de una endeble “democracia” los extremos políticos no funcionan como pretenden algunos.
Si en Argentina hemos adoptado la “democracia” y la pongo entre comillas por que para mi es como un barniz que nos permite integrarnos al mundo, por lo menos occidental, pero en realidad se trata de un carnet que encubre a una recua de pseudopolíticos que viven alegremente su englobado mundo sin importarles mucho el cacareado “pueblo”,
El exagerado numero de legisladores, nacionales y provinciales, junto con sus asesores y su grosas “cajas chicas” de libre uso, cuestan sumas inimaginables que erogan del anémico Estado. No dejamos tampoco de ver que dichos “elegidos” gozan de abultados sueldos y jubilaciones millonarias por el solo hecho de estar sentado en una banca durante cuatro años. Todo eso también lo pagamos quienes vamos de a pié.
Yo no digo que lleguemos ser una democracia como Atenas, donde el valor principal consistía en el cuidado de la ética personal y de allí llegar al humanismo pleno, pero al menos copiemos algo parecido a algunas democracias europeas donde ser nombrado legislador es una carga publica que el ciudadano acepta con honor y mucha honradez. Ese ciudadano vive modestamente, cumple con su deber y no beneficia cuantiosamente con nada que no sea su modesto pago semejante a un viático. Cumplido su período vuelven a sus trabajos sin ostentar honores ni beneficios de por vida.
Aquí cuando se habla de modificar las especiales condiciones en que viven nuestros políticos, pegan el grito en el cielo “¡No me toquen la democracia” que en buen romance quiere decir “No me dejen afuera del negocio”.
Pronto llega la hora de que el “comunismo” este “ante portas” es decir en el umbral de nuestra casa. Pero así como Anibal no logro entrar a Roma, así también nosotros ejerciendo el arma de nuestro voto debemos impedir que esa peste nos lleve por delante.
Es la hora, del peligro, es la hora de que pongamos junto a esa papeleta, todo nuestro empuje de hombre o mujer, sino terminaremos repitiendo la historia de Aixa la madre de Boabdil que recriminó a su vencido hijo, cuando camino del exilio marchaban de Granada para no volver, mirar hacia Granada llorando y escuchar de los labios de su propia madre, y con toda la hiel del mundo: “Llora como una mujer, lo que no has sabido defender como un hombre. Algo que en ese momento debió animar mucho a Boabdil, al comprobar que habiendo perdido todo en la vida, quien se lo recordaba era la que le había dado el ser y la murga durante toda su vida.
Si el resultado de la elección no fuera el que esperamos no me vengan con llantos. A llorar a Cristo, pues no hemos tenido ni los cojones ni los ovarios para contener la marea roja en nuestra Patria.
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Por Jorge Muñoz
La más famosa de las batallas de la antigüedad, la batalla de Cannas, tuvo lugar el 2 de agosto del 216 a.C. En ella, Hannibal Barca, el militar cartaginés hijo de Amilcar, venció a un ejército que le doblaba en número.
La victoria, después de las obtenidas en Tesino, Trebia y el lago Trasimeno, dejó vía libre al cartaginés para que arrasara la ciudad de Roma, lo cual sorprendentemente no hizo. Ningún ejército romano se encontraba cerca por lo que la caballería cartaginesa llegó a acercarse hasta las murallas de la ciudad provocando el pánico entre los ciudadanos que gritaban con miedo: «Hannibal ad portas» (Aníbal está a las puertas).
Largo seria ennumerar las veces que en la historia se repitieron hechos similares. La llegada de un peligro a los umbrales de tu casa te producirá no solo pánico sino te verás sometido a una realidad que no creías posible que sucediera.
Hoy nos encontramos con esa realidad y podemos decir ¡cuidado! “el comunismo esta a nuestra puerta”. Y digo comunismo como una síntesis que engloba esa peste política que mimetizada en los inmensos abismos camaleónicos la encontramos disfrazada de socialismo, marxismo, populismo, kischnerismo o camporismo.
Quiza el “comunismo” haya logrado ser adoptado en países como Rusia, China, Corea del Norte, Vietnam. Alli nos encontramos mas que con un hecho político, con un síndrome sociológico, pero no adentremos pues ese es otro cantar.
Los avances del “comunismo” en estas latitudes americanas no ha cuajado como imaginaron sus mentores.Solo podríamos contar con Cuba o Nicaragua, pero ya vemos como le va. Los intentos como el de Chile con Allende, no fue mas alla, fue derrocado por otra dictadura, hasta que todo volvió a su cauce.
En estas latitudes, donde ya hemos probado algo de libertad y de una endeble “democracia” los extremos políticos no funcionan como pretenden algunos.
Si en Argentina hemos adoptado la “democracia” y la pongo entre comillas por que para mi es como un barniz que nos permite integrarnos al mundo, por lo menos occidental, pero en realidad se trata de un carnet que encubre a una recua de pseudopolíticos que viven alegremente su englobado mundo sin importarles mucho el cacareado “pueblo”,
El exagerado numero de legisladores, nacionales y provinciales, junto con sus asesores y su grosas “cajas chicas” de libre uso, cuestan sumas inimaginables que erogan del anémico Estado. No dejamos tampoco de ver que dichos “elegidos” gozan de abultados sueldos y jubilaciones millonarias por el solo hecho de estar sentado en una banca durante cuatro años. Todo eso también lo pagamos quienes vamos de a pié.
Yo no digo que lleguemos ser una democracia como Atenas, donde el valor principal consistía en el cuidado de la ética personal y de allí llegar al humanismo pleno, pero al menos copiemos algo parecido a algunas democracias europeas donde ser nombrado legislador es una carga publica que el ciudadano acepta con honor y mucha honradez. Ese ciudadano vive modestamente, cumple con su deber y no beneficia cuantiosamente con nada que no sea su modesto pago semejante a un viático. Cumplido su período vuelven a sus trabajos sin ostentar honores ni beneficios de por vida.
Aquí cuando se habla de modificar las especiales condiciones en que viven nuestros políticos, pegan el grito en el cielo “¡No me toquen la democracia” que en buen romance quiere decir “No me dejen afuera del negocio”.
Pronto llega la hora de que el “comunismo” este “ante portas” es decir en el umbral de nuestra casa. Pero así como Anibal no logro entrar a Roma, así también nosotros ejerciendo el arma de nuestro voto debemos impedir que esa peste nos lleve por delante.
Es la hora, del peligro, es la hora de que pongamos junto a esa papeleta, todo nuestro empuje de hombre o mujer, sino terminaremos repitiendo la historia de Aixa la madre de Boabdil que recriminó a su vencido hijo, cuando camino del exilio marchaban de Granada para no volver, mirar hacia Granada llorando y escuchar de los labios de su propia madre, y con toda la hiel del mundo: “Llora como una mujer, lo que no has sabido defender como un hombre. Algo que en ese momento debió animar mucho a Boabdil, al comprobar que habiendo perdido todo en la vida, quien se lo recordaba era la que le había dado el ser y la murga durante toda su vida.
Si el resultado de la elección no fuera el que esperamos no me vengan con llantos. A llorar a Cristo, pues no hemos tenido ni los cojones ni los ovarios para contener la marea roja en nuestra Patria.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 27, 2021