Hace pocas horas murió en Bahía Blanca el Comisario Mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aire, ATILIO ROSAS, a la edad de 90 años, quien en el año 1976 siendo Comisario Inspector se desempeñaba como segundo Jefe de la Unidad Regional de Policía y luego interinamente fue su jefe por varios meses. Eran años de plomo y tiempo muy difíciles para todos. Seguramente miembros de esta institución presentarán hipócritas condolencias, otros callarán mientras que yo con pleno derecho puedo decir que era una mala persona. Que, si bien no sea correcto, mi deseo es que si existe un más allá espero que se pudra en el infierno, que bien ganado lo tiene. En esa ciudad nadie ignora quien fue y que hizo este personaje en los años 70 cuando ocupó el cargo de segundo jefe regional, con una jurisdicción de 510 kilómetros de largo que comenzaba en Gonzales Chávez y terminaba en Carmen de Patagones. Desesperado por ascender fue un lamebotas de quienes detentaban el poder, al punto que entregó a su yerno militante de Montoneros, a las autoridades militares, lo que trajo aparejado tiempo después el suicidio de su hija. Pasaron los años y cuando en el año 2011 tomé conocimiento que me habían involucrado en un hecho de los bien o mal llamados delito de lesa humanidad, me presenté ante la justicia federal bahiense. En el Circulo Policial de esa me encontré con varios camaradas, entre ellos él que había sido jefe superior de la dependencia donde yo prestara servicio. Realmente me sorprendió dándome un beso, cosa que nunca había hecho con nadie. En el viaje de regreso me pregunté si no sería el BESO DE JUDAS. Con el correr de los meses trascendió que ROSAS desde el año 2000, había estado en contacto con fiscales de “justicia legítima” con los que, en reiteradas oportunidades, declaró contra los militares del proceso al tiempo que decía ser su víctima. Siguió transcurriendo el tiempo, se iniciaron los procesos de lesa humanidad y la justicia consideró que no existía mérito para detenerlo por más jefe del área que hubiera sido, quedando en evidencia que el hombre tenía “comprada” su protección y libertad.
Luego supe que falazmente había declarado que yo había sido enlace entre policía y ejército, cargo de verdad ocupado por un oficial de nombre GUILLERMO GOENAGA. Al respecto debe haber 30 o más “camaradas” que saben de esto, pero siendo imposible solicitarles su testimonio ante el riesgo que correrían con una justicia prevaricadora, con mi abogado defensor el Dr. GONZALO MIÑO, lograrnos una audiencia de careo con este jefe del pasado para el día 18 de mayo de 2018. En ella el juez WALTER LOPEZ DA SILVA tuvo un comportamiento arbitrario y de protección a ROSAS, lo cual quedó registrado en la cámara espía que yo introdujera en la audiencia. Por supuesto de nada sirvió ya que con imputaciones de este tipo se pierden los derechos a la defensa y la misma es un mero simulacro. Hoy su muerte hace que me siga preguntando ¿que impulsó a este miserable a mentir en contra de mi persona? Quizás si yo mismo llego con vida al juicio, por terceros lo pueda llegar a saber.
Lamento comunicar en el día de la fecha falleció Comisario Mayor (R) JORGE ATILIO ROSAS. No se realiza sepelio, inhumación día mañana jueves 7 cementerio local.
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Por CLAUDIO KUSSMAN
LA MALDAD DE UN POLICÍA
[ezcol_1half]Hace pocas horas murió en Bahía Blanca el Comisario Mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aire, ATILIO ROSAS, a la edad de 90 años, quien en el año 1976 siendo Comisario Inspector se desempeñaba como segundo Jefe de la Unidad Regional de Policía y luego interinamente fue su jefe por varios meses. Eran años de plomo y tiempo muy difíciles para todos. Seguramente miembros de esta institución presentarán hipócritas condolencias, otros callarán mientras que yo con pleno derecho puedo decir que era una mala persona. Que, si bien no sea correcto, mi deseo es que si existe un más allá espero que se pudra en el infierno, que bien ganado lo tiene. En esa ciudad nadie ignora quien fue y que hizo este personaje en los años 70 cuando ocupó el cargo de segundo jefe regional, con una jurisdicción de 510 kilómetros de largo que comenzaba en Gonzales Chávez y terminaba en Carmen de Patagones. Desesperado por ascender fue un lamebotas de quienes detentaban el poder, al punto que entregó a su yerno militante de Montoneros, a las autoridades militares, lo que trajo aparejado tiempo después el suicidio de su hija. Pasaron los años y cuando en el año 2011 tomé conocimiento que me habían involucrado en un hecho de los bien o mal llamados delito de lesa humanidad, me presenté ante la justicia federal bahiense. En el Circulo Policial de esa me encontré con varios camaradas, entre ellos él que había sido jefe superior de la dependencia donde yo prestara servicio. Realmente me sorprendió dándome un beso, cosa que nunca había hecho con nadie. En el viaje de regreso me pregunté si no sería el BESO DE JUDAS. Con el correr de los meses trascendió que ROSAS desde el año 2000, había estado en contacto con fiscales de “justicia legítima” con los que, en reiteradas oportunidades, declaró contra los militares del proceso al tiempo que decía ser su víctima. Siguió transcurriendo el tiempo, se iniciaron los procesos de lesa humanidad y la justicia consideró que no existía mérito para detenerlo por más jefe del área que hubiera sido, quedando en evidencia que el hombre tenía “comprada” su protección y libertad.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Luego supe que falazmente había declarado que yo había sido enlace entre policía y ejército, cargo de verdad ocupado por un oficial de nombre GUILLERMO GOENAGA. Al respecto debe haber 30 o más “camaradas” que saben de esto, pero siendo imposible solicitarles su testimonio ante el riesgo que correrían con una justicia prevaricadora, con mi abogado defensor el Dr. GONZALO MIÑO, lograrnos una audiencia de careo con este jefe del pasado para el día 18 de mayo de 2018. En ella el juez WALTER LOPEZ DA SILVA tuvo un comportamiento arbitrario y de protección a ROSAS, lo cual quedó registrado en la cámara espía que yo introdujera en la audiencia. Por supuesto de nada sirvió ya que con imputaciones de este tipo se pierden los derechos a la defensa y la misma es un mero simulacro. Hoy su muerte hace que me siga preguntando ¿que impulsó a este miserable a mentir en contra de mi persona? Quizás si yo mismo llego con vida al juicio, por terceros lo pueda llegar a saber.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Mayo 09, 2020
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
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Albert Einstein (1879-1955)
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 9, 2020