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Un legado que nos llama

Padre de la decencia, del valor sin medida.
Belgrano alzó la bandera como quien siembra vida.
No fue sólo tela, no fue solo un color,
fue patria en lo alto, fue justicia y honor.

Hoy, los vientos soplan distintos y confusos,
la unión se disuelve en intereses difusos.
Pero su ejemplo –claro como el alba en Tucumán–
nos recuerda que aún podemos ser un solo clan.

No basta un facón ni un grito de guerra,
basta el coraje de amar esta tierra.
Que no se negocie el alma del interior,
ni se apague en el norte su justo clamor.

La bandera flamea, con dolores y glorias,
con pueblos hermanos tejidos en historias.
Y aún nos ampara, como entonces, su voz,
la de Belgrano… ¡la que nos nombra a todos, hoy yen Dios!

Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón

Jorgeloboaragon@gmail.com

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 20, 2025


 

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