CAMPANA: UNA METRÓPOLI QUE DIO INICIO A LA INDUSTRIALIZACIÓN Y DONDE NACIERA EL ASADO DE TIRA

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  Por CLAUDIO VALERIO

Muchos son los ciudadanos de la ciudad de Campana que recuerdan viejas historias contadas por sus padres y abuelos, acerca de inmigrantes que miraban con asombro a los habitantes de este pueblo, situado muy lejos de sus hogares, sentados o parados alrededor de un fuego, comiendo un buen asado de tira, como tradición local. Sin embargo, el asado de tira que hoy conocemos, dista mucho de semejarse al ingerido por los pobladores de antaño… Para entender mejor esto, es preciso traer a colación una breve reseña histórica para entender la relación que existió entre el frigorífico y el asado.

En el entonces pueblo de Campana, allá por el año 1877, tuvo lugar la primera matanza histórica de hacienda que se realizó en América del Sur. Si bien esto pareciera un hecho aislado, sería de gran importancia para el futuro desarrollo económico de esta ciudad. Esta remesa de carne, iba a ser enviada a Europa a modo de ensayos en barcos con cámaras frigoríficas, que había descubierto el francés Charles Tellier (posteriormente se conocería como método Tellier). Es en los primeros meses de ese año (cinco años antes que se instale el primer frigorífico dela Argentina), el escenario de este acontecimiento histórico… Los hermanos Luis y Eduardo Costa se pusieron a disposición para el faenamiento de la hacienda en cuestión, acondicionando para ello, un galpón próximo a la rivera, a 100 metros de la prefectura, como también preparando el equipo para la matanza. Posteriormente, la Sra. Justa Lima de Atucha (terrateniente del pueblo de ciudad de Zárate) vendió a la sociedad rural 73 novillos mansos (señuelos), que rindieran 22.000 Kg. de carne, y que se cargaron en los muelles de los Costa. Además, la empresa Tellier compró 200 capones que faenaron los hnos. Costa; y el 18 de mayo de 1877 el barco frigorífico levó anclas para ir rumbo a Marsella; simultáneamente con esta partida, también salía para Buenos Aires el Paraguay” desde el puerto de Marsella.

Coincidentemente con nuevos procedimientos en el tratamiento de la carne vacuna para consumo a exportar, la estructura eminentemente pastoril de nuestro país iba transformándose en una sociedad más integrada de los demás rubros del quehacer productivo.

El comercio de la carne de vaca congelada tuvo importancia hacia fines del siglo XIX. Y es así que las nuevas técnicas, luego de algunos fracasos primerizos, se impondrían bien pronto, obligando a la instalación de plantas frigoríficas, estableciéndose la primera (con el apoyo de la Sociedad Rural Argentina, que accede a la exención impositiva para este nuevo emprendimiento), en el por aquellos tiempos, pueblo de Campana.

En la provincia de Buenos Aires se desarrolló esta importante industria cárnica y, para orgullo campanense, el primer frigorífico (The River Plate Fresh Meat Co. Ld.) se fundó en el año 1882; fue el que inició el comercio de carnes, en el año 1883, una vez finalizados los edificios, y puesta su maquinaria. Digamos también que, posteriormente, esto es entre los años 1884 y 1886, se fundaron otros frigoríficos:

– Compañía Sansinena de Congelación de carnes (Barracas)

– Frigorífico San Nicolás (San Nicolás

– Las palmas Produce Co. Ld. (Zárate).

Hablar del establecimiento frigorífico de Campana, implica destacar la importancia de su creación a partir del hecho de que el mismo contribuyó a la diversificación de las exportaciones ganaderas de carne congelada, hasta niveles nunca alcanzados con la carne salada… Por otro lado, el “The River Plate Fresh Meat Co. Ld.”, de los hermanos Drabble, habría permitido la motorización, futuro crecimiento, y desarrollo de la ciudad, desde el punto de vista poblacional y educacional.

Que los inversores y empresarios de la época decidieran instalar sus emprendimientos en la zona costera de Campana, no fue casual; varias fueron las razones por las que se optó por este lugar:

– La proximidad a la ciudad de Buenos Aires y las prósperas ciudades del litoral las líneas ferroviarias

– los puertos naturales

Todas éstas contribuyeron al auge de industrias pioneras en la zona, las que con el tiempo se convertirían en el pilar del crecimiento y desarrollo, tanto sea poblacional como cultural. Y claro está que dentro de estos emprendimientos se destacó el de la industria de la carne, específicamente la de “congelamiento de carnes”, lo que traería posteriormente (como se indicó), la aparición de los primeros frigoríficos, desplazando paulatinamente a los saladeros. El The River Plate Fresh Meat Co. Ld., no sólo fue el primer frigorífico de la zona sino que, también, puede ostentar ser el primer frigorífico de Sud América; y los hermanos Drabble, fueron los responsables de tal iniciativa (por cierto, visionaria).

Dos máquinas sistema De la Vergue, capaces de producir 5000 Kg. de hielo por día, eran las que proporcionaban el descenso de temperatura a -10°C, valor suficiente para el congelamiento y conservación de la carne, y que fuera causado por la evaporación del amoníaco anhidro en estado líquido. Es relevante mencionar el uso de la maquinaria, a partir de su incidencia en la iniciación de una actividad que, hasta poco tiempo atrás era manual, para dar lugar a un proceso industrial.

Los frigoríficos permitieron una mejor conservación de la carne, que mantenía inalterables sus características. Por lo tanto, el “The River Plate Fresh Meat Co. Ld.”, de Campana, como otros posteriormente instalados en otros lugares, habría permitido la diversificación de exportaciones que, hasta ese momento, consistían en lanas, cueros, y tasajo (carne salada destinada preferentemente a alimentar esclavos).

Como los principales clientes de las exportaciones eran ingleses, podríamos decir que con la carne congelada se refinaron las exportaciones de la misma. Los ingleses, con la compra de nuestra carne, buscaban maximizar la relación calidad-precio; y es por esto que preferían los cortes con más carne y menos hueso y grasa; por lo que los costillares por ejemplo, no les resultaban atractivos… Los empleados del frigorífico, en su mayoría criollos que venían del interior de la provincia, y maestros en el arte de asar carne, tomaron los desechados costillares y los asaron, dándose así inicio a este delicioso y novedoso corte, pudiendo surgir de esto, el que más adelante sería el popular asado de tira. Podemos decir que en la industria del frigorífico, se concibió un nuevo modo de procesar y preparar el corte del costillar, porque se introdujo una manera diferente de consumir al asado de campo.

Como dato anecdótico mencionemos que entre 1895 y 1900, The River Plate Fresh Meat Co. Ld., tuvo grandes pérdidas económicas, y de no ser por los aportes personales del Sr. George W. Drabble, esta compañía habría desaparecido. Otro dato que pone de importancia la pujanza del primer frigorífico, es que el mismo, en 1900, introduce una modificación en la preparación de la carne que iba a transportarse a Europa (por el vapor “Zuleika”) el 19 de abril; fueron 347 cuartos de novillo que se enfriaron en excelente estado por esta técnica y, debido a su éxito, la misma se generalizó en los otros establecimientos.

El sistema de trabajo en el The River Plate Fresh Meat Co. Ld., y hasta el momento de su cierre, que ocurriera en 1926, dependía mucho de la numerosa mano de obra que se movilizaba, y que crecía incipientemente en la población. Muchos eran lugareños de a pie, otros venían de lugares cercanos, sea a caballo, o por otros medios de transporte. Un dato que hoy resulta de curiosidad, es que la mayoría de los trabajadores portaban cuchillo, el que solían usar en el trabajo. En esa época, era común que el hombre lo llevara como elemento de uso común; con la naciente industria, el cuchillo pasó a ser una herramienta de trabajo.

La aparición de la sierra marcaría la diferencia conceptual entre el asado y el asado de tira, porque con la misma, al ser utilizada en el frigorífico para el corte de la res, se rebautizó y modernizó al asado, llevándolo de su modalidad campera (con cuero), a la actual; o sea con cortes diferenciados y sin cuero. De aquí que podemos suponer que el asado de tira tuvo su origen en nuestra ciudad.

Lo cierto es que podríamos suponer que los trabajadores del antiguo frigorífico Campanense aprovechaban los “descartes” de carne que no eran exportados, y que pasarían a ser asado sin cuero; con esto podemos afirmar que al asado “se lo urbanizó”. Y, también, es lícito pensar que el asado de tira se convirtió en una tradición entre los antiguos pobladores de la ciudad, y posteriormente, un plato que por excelencia, se consumiría en la Argentina, y que se sirve en las típicas parrillas. Sobre esto último podríamos deducir que el elemento “parrilla”, dispuesto horizontalmente, es una consecuencia del aprovechamiento de los cortes disponibles de carnes más pequeños.

Durante todo el siglo XIX al asado se lo asaba en costillares enteros, incluido el matambre, o sea era bien distinto al de hoy, puesto que se lo hacía sobre asadores, en cruz… También debemos indicar que el asado así concebido, era muy popular para la gente del campo (y muchos eran los que consideraban esta forma de comer como bárbara, ya que no utilizaban utensilios; sólo se utilizaba el cuchillo para cortar la carne, sin protocolos citadinos). A veces al matambre, que estaba incluido en el costillar, se lo cortaba a lo largo formando tiras… Pero el verdadero gaucho, nunca comió asado de tira. La razón es muy sencilla: para comer asado de tira era necesario tener una sierra o un serrucho para cortar el hueso y la carne.

Podemos decir que los conocimientos que influyeron para el cambio de concepto del asado, al asado urbano (o de tira), fueron:

_ Que la carne no tenía cuero (la carne que se consumía era el resultado de la industrialización de la res).

_ El inicio de la utilización de sierras o serruchos para el corte de los huesos.

Es de destacar que hoy en día el asado de tira convive con el asado con cuero, dado que son dos costumbres arraigadas a nuestra tradición: Una asociada al campo; la otra, al pueblo/ciudad.

La incorporación de la electricidad en los procesos productivos, permitió mejorar tiempos de faena, como también una mejor calidad de producto, conduciendo ambos factores al mejor aprovechamiento de los cortes. A partir de lo expuesto, también se puede suponer que el asado de tira se empezó a generalizar en el entonces pueblo de Campana, hacia los inicios de la década de 1910, con el advenimiento de la electricidad, ocurrido en setiembre de 1912 y, posteriormente, las sierras eléctricas en las carnicerías (tener en cuenta, además, que hasta ese mismo año las exportaciones de carne ovina superaban a la bobina). También señalemos que el concepto de carnicería para esta época, difiere del utilizado en épocas del antiguo matadero y saladero (el carnicero era, ya en tiempos de Rosas, el encargado de matar y faenar al animal).

La realidad es que el frigorífico campanense marcó un antes y un después en la sociedad, produjo una mutación en la vida y costumbres de las personas; no solo desde el punto de vista económico, sino también en lo social. Fue el que diera inicio a la industria del pueblo (ahora ciudad); también fue motor de una actividad paralela (y que aún hoy resulta rentable), como lo es la cerealera.

Los frigoríficos del siglo XIX eran emprendimientos monumentales que implicaba la creación de grandes estructuras edilicias, y la masiva movilización de trabajadores.

Pero un día el frigorífico de Campana cerró. Quedaron los restos de la urbanización que se construyera alrededor del mismo; chalets, galpones, talleres, cepos, corrales; y hasta el muelle… Los trabajadores que de él dependían se vieron forzados a irse, a los fines de buscar nuevos puestos de trabajo; y con ellos también se trasladaban las tradiciones del pueblo a otras ciudades.

Sí; la población de desocupados del ex frigorífico, migró en busca de trabajo hacia nuevos horizontes, llevando consigo un bagaje cultural del lugar tales como nuevas palabras, usos y costumbres; como, por ejemplo, la de comer un buen asado de tira cocido sobre las brasas.

Si bien el The River Plate Fresh Meat Co. Ld. cerró, quedaron en la ciudad las bases para el futuro nacimiento de un nuevo proceso de industrialización. No ocurrió lo mismo con el frigorífico “Las Palmas”, de la ciudad de Zárate; que, si bien fue propulsor del crecimiento periférico de un pueblo (Las Palmas), al punto tal que éste llegaría a ser mucho más grande de lo que es hoy Lima, cuando se cerraron las puertas del establecimiento industrial, todo quedó reducido al olvido, porque con el correr del tiempo se convirtió en un lugar fantasma. Llegó a contar con un destacamento de policía, usina propia, cuerpo de bomberos, escuela, cine; y hasta una cancha de tenis (en la actualidad se puede ver, por ejemplo, restos de la vieja usina).

Siempre aparecen esas personas que traen el recuerdo del viejo frigorífico de Campana, destacando su gran aporte al desarrollo industrial de la ciudad. Pero, también cabe señalar, que la vida urbana continuó su progreso; para ello hizo falta la valiosa contribución de muchos trabajadores del área industrial que, como sus pares de antaño, llegados de distintos lugares, con mucho esfuerzo, y llenos de humanidad y técnica, apostaron a hacer crecer la ciudad.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 24, 2020


 

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