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 Por Fabian Kussman

La creación de un “Gran Hermano” gubernamental observando y juzgando todos los aspectos de la vida y controlando el revisionismo histórico en su significado peyorativo, fue inmortalizado por el gran George Orwell en el libro 1984. Un gobierno totalitario es una dictadura de un puñado de víboras que controla todas las circunstancias de la vida pública y privada. Los ciudadanos no disfrutan de derechos individuales como la libertad de expresión o de pensamiento. Ellos ven trastornados aspectos de hechos históricos que nunca ocurrieron como la administración reinante indica. Esta forma de gobierno promueve y emplea tácticas brutales y lamentablemente muy eficaces para silenciar, no sólo los residentes están sujetos a las más increíbles posturas oficiales, sino el flujo de información en el país, incluso a través de periódicos, medios audiovisuales o Internet, severamente controlado y estratégicamente modificado. El control totalitario del gobierno no se limita a la política, sino que también se extiende sobre los aspectos sociales, culturales y deportivos, económicos y privados de la vida y en los medios de comunicación. Ejemplos actuales y recientes de lugares bajo gobierno absolutista incluyen China, Venezuela e Irak, en su versión fanática-religiosa. En el pasado, la lista es enorme. La Unión Soviética fue uno de los pilares de la ideología. Corea del Norte, en estado permanente.

Orwell
Frederic

Estos gobiernos toman posesión de las debilidades de los ciudadanos. Aprovechan la desesperación de los pobres y compran voluntades. En Argentina, una gran parte de la población está comprada. Subvenciones, puestos de trabajo inexistentes o promesas que nunca se cumplirán son motivos atractivos para lograr una tendencia. Mientras tanto, el gobierno se adjudica pequeños triunfos que quedaran instalados en tanto van por mayores objetivos. Al fin de estos procesos, la sociedad se encuentra con un nuevo sistema contra el cual es muy difícil reaccionar. El habitante oprimido se debe limitar a esperar que el propio gobierno se derrumbe y no pueda sostener un aparato de descontrol financiero.

Dinero debe estar invirtiéndose (derrochándose) desde el Ministerio de Seguridad a cargo de una mujer que decidió dar a conocer estas ideas totalitarias que el gobierno piensa utilizar en pos de oscuros objetivos. Sería muy poco inteligente decir que esto nunca fue empleado, pero exponerlo es una manera de decir que oficialmente el ciudadano común será puesto bajo la lupa de un autóctono O’brien.

Nuestra tendencia a protestar tímidamente las coerciones de gobiernos hace que “O’brien” Frederic allane terreno fácilmente. Ya se concedió en el pasado que el terrorismo argentino era en realidad un conjunto de patriotas superiores a los revolucionarios de mayo. La leyenda de los Treinta mil desaparecidos llegó para quedarse. El “Ministerio de la Verdad” continúa pateando puertas. Ahora el ciberpatrullaje viene por nosotros.

Es la instrumentación del miedo. La idea de que alguien pueda controlar lo que se dice, lo que piensa, que sea dueño de una persona, es afirmar que moralmente no se es capaz de desarrollarse como ser humano y elegir la ruta deseada por la cual transitar. Bajar la cabeza es dar el primer paso hacia aceptar la imposición de la esclavitud.

 

O’brien (1984, George Orwell) representa al partido y a todas sus contradicciones y crueldades. Funciona en gran medida para conocer las más oscuras e internas ideas del Partido.

Ministerio de la Verdad (1984, George Orwell) entidad utilizada para tergiversar o destruir los documentos históricos para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 10, 2020


 

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