Catargate, y es uno de los mayores escándalos de corrupción que ha afectado al Parlamento Europeo a lo largo de su historia y por añadidura a las instituciones de la Unión Europea, que hasta ahora parecían indemnes a esa lacra. Sin embargo, la Justicia belga investiga una red de sobornos cuyo epicentro es Catar, que supuestamente habría pagado importantes sumas de dinero y regalos a destacados diputados europeos, asesores y lobistas que pululan por Bruselas para que vendieran de forma positiva la imagen del país y presionaran en su favor ante las autoridades europeas.
La investigación judicial, abierta hace cuatro meses, se ha saldado de momento con la imputación de seis personas, entre ellas la que hasta este mismo martes era vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili, socialista griega que permanece bajo arresto acusada de delitos de corrupción, blanqueo de capitales y participación en organización criminal.
Kaili es la figura destacada de una trama que ha convulsionado los cimientos de la Unión Europea. De hecho, en Bruselas no se habla de otra cosa desde que el viernes la prensa belga destapara el escándalo. La Eurocámara es un hervidero de sospechas, temores, desconfianza y recelos. La investigación de la trama sólo acaba de empezar y nadie se atreve a pronosticar hasta dónde llegan los tentáculos de la misma.
Mientras tanto, las principales autoridades europeas, Ursula von der Leyen –presidenta de la Comisión Europea y Roberta Metsola –presidenta del Parlamento Europeo– se afanan en defender la integridad de las instituciones de la Unión Europea y anuncian una amplia investigación para depurar responsabilidades, caiga quien caiga. “No habrá impunidad. Los responsables encontrarán a este Parlamento al lado de la ley. Estoy orgullosa de nuestro papel y nuestra ayuda en esta investigación. No se barrerá nada debajo de la alfombra. Lanzaremos una investigación interna sobre todos los hechos relacionados con el Parlamento”, dijo este martes Metsola.
El pasado viernes, 9 de diciembre, los principales diarios belgas destaparon este caso de corrupción. Ese mismo día la Fiscalía belga confirmaba la noticia. “Desde hace varios meses, los investigadores de la policía judicial federal sospechan que un país del Golfo influye en las decisiones económicas y políticas del Parlamento Europeo, y lo hace mediante sumas considerables de dinero u ofreciendo importantes regalos a personas con una posición política y/o estratégica significativa en el seno de la Eurocámara”, explicaba una nota informativa de la autoridad judicial belga.
Desde el viernes han tenido lugar 20 registros, 19 de ellos en residencias particulares y oficinas y uno en la propia sede del Parlamento Europeo. En estos registros se ha incautado cerca de un millón de euros en metálico.
En su nota la Fiscalía belga no citaba expresamente a Catar, pero desde el primer momento quedó meridianamente claro que se trataba de ese país a pesar de que las autoridades cataríes han negado categóricamente estar detrás de esta trama. “Cualquier asociación del Gobierno de Catar con las afirmaciones denunciadas es infundada y gravemente mal informada”, ha dicho el Ministerio de Exteriores catarí en un comunicado difundido en Twitter.
Los principales señalados son por ahora seis: cuatro de las personas investigadas siguen arrestadas y dos han quedado en libertad con cargos.
La cabeza más visible de la trama es la socialdemócrata Eva Kaili, defenestrada este martes como vicepresidenta del Parlamento Europeo. Ella niega tajantemente las acusaciones pero en su apartamento bruselense los investigadores encontraron 150.000 euros. También se ha sabido que en apenas dos años duplicó sus depósitos bancarios. Pese a las evidencias en su contra, Kaili todavía mantiene su escaño de eurodiputada.
Además de Kaili, el otro gran implicado es el italiano y también socialista Pier Antonio Panzeri, quien actualmente dirige la ONG Fight Impunity, una organización orientada a la lucha contra la corrupción. La Policía encontró 600.000 euros en metálico en su casa. También está imputado un antiguo asistente de Panzeri, también italiano, cofundador de esa ONG y actual novio de Kaili, Francesco Giorgi. Hay otra persona bajo arresto: un lobista que trabaja en Bruselas y del que por ahora se desconoce su identidad.
Los otros dos imputados que han quedado en libertad son el padre de Kaili, arrestado cuando pretendía abandonar Bélgica con cientos de miles euros en la maleta, y el italiano Luca Visentini, secretario general de la Confederación Sindical Internacional (CIS).
Si algo ha dejado claro la Fiscalía belga es que la investigación sigue abierta y que no descarta que haya más implicados. En el registro que se realizó el lunes en la sede del Parlamento Europeo, los investigadores recabaron datos informáticos de 10 asistentes parlamentarios cuyas oficinas habían sido precintadas el viernes para evitar la fuga de pruebas.
El grupo socialdemócrata en el Parlamento Europeo, al que pertenecen todos los investigados e involucrados en el caso, parece ser el corazón de la trama.
Varios miembros de la de la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo también están en el ojo del huracán. Todos son del grupo socialdemócrata. La eurodiputada socialista belga Maria Arena, que tiene una asistente involucrada en el caso, ha tenido que dejar temporalmente su cargo como presidenta de dicha subcomisión de Derechos Humanos, y el también belga y socialista Marc Tarabella ha pedido su propia suspensión después de que los agentes registraran su domicilio, aunque de momento no ha sido imputado.
Otros dos eurodiputados italianos, Pietro Bartolo y Andrea Cozzolino, también se han apartado de sus labores legislativas o internas dentro del grupo socialista ante los indicios que les señalan. Bartolo era el representante del grupo socialdemócrata en las negociaciones de la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo sobre la liberalización de visados para los ciudadanos de Catar en Europa.
Ante la gravedad de los hechos, ahora se miran con lupa los gestos, las declaraciones y las actitudes de todos los implicados hacia Catar.
En este sentido, el eurodiputado italiano Dino Giarrusso ha reconocido que él y otros compañeros recibieron varios acercamientos cataríes en 2019. “Esperaban mejorar la reputación del país, especialmente en el período previo al Mundial”, ha dicho Giarrusso. Manon Aubry, eurodiputada francesa adscrita al Grupo de la Izquierda en el Parlamento Europeo, también ha denunciado a raíz de las noticias de los últimos días que ella misma presenció en primera persona “la injerencia catarí en el Parlamento Europeo”.
En su caso la cosa no fue a más. No todas pueden decir lo mismo. No puede decirlo Kaili, al menos. La eurodiputada griega apoyó sin rubor a Catar hace poco más de un mes en la sede del Parlamento Europeo. Al calor del Mundial de fútbol que acaba de empezar, los parlamentarios debatían una resolución contra la muerte de miles de trabajadores migrantes en Catar durante la construcción de las infraestructuras. Kaili tomó la palabra para declarar de forma solemne que este país es “innovador” en materia de derechos laborales.
Kaili llegó incluso a afirmar que Catar se había convertido en objeto de bullying por parte de Occidente. Y una semana antes de ser detenida, votó a favor de la liberalización de visados para los ciudadanos cataríes que entren en Europa, una decisión que de momento ha sido paralizada.
De hecho, tanto Kaili como Tarabella han mantenido encuentros recientes con representantes de Catar –Kaili viajó a Doha el 31 de octubre– y ambos han defendido siempre que el país del Golfo ha hecho avances en materia laboral.
Tras hacerse público el escándalo, la conmoción ha sido total en Bruselas. Tras proclamar que quienes intentaban sacar beneficio con este escándalo “han fracasado”, Roberta Metsola ha prometido una batería de medidas para impulsar la transparencia del Parlamento Europeo y poner así la lupa sobre qué entidades tienen acceso a las instalaciones parlamentarias y quién financia a personas como las que, supuestamente, habrían contactado a los implicados en la trama para ofrecerles dinero o regalos a cambio de influencia.
Pese a las evidencias en su contra, Kaili todavía mantiene su escaño de eurodiputada.
Los líderes de los principales grupos políticos del Parlamento Europeo han salido en tropel a defender la honradez y limpieza de una “inmensa mayoría” de los diputados, asistentes y trabajadores del Parlamento Europeo y coincidieron en que la labor de la institución no debe verse cuestionada por “unas pocas manzanas podridas”.
Incluso la presidenta del grupo socialdemócrata, la española Iratxe García, ha anunciado que los socialistas europeos se personarán en el proceso y explorarán presentar cargos a quienes han “dañado” a su grupo político y al Parlamento Europeo.
Este caso recuerda el primer Catargate que afectó directamente a la FIFA entre 2010 y 2015. Estas últimas acusaciones se suman a las que en su día lanzó de la Justicia estadounidense contra dirigentes de la FIFA por dejarse sobornar por Catar para ser sede del Mundial de fútbol que se disputa estos días.
Son muchos los trabajos periodísticos que han contado que el proceso de selección de Catar estuvo trufado de corrupción y lo que primaron fueron los intereses económicos. Ni los dirigentes cataríes ni los de la FIFA salen bien parados.
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Catargate, y es uno de los mayores escándalos de corrupción que ha afectado al Parlamento Europeo a lo largo de su historia y por añadidura a las instituciones de la Unión Europea, que hasta ahora parecían indemnes a esa lacra. Sin embargo, la Justicia belga investiga una red de sobornos cuyo epicentro es Catar, que supuestamente habría pagado importantes sumas de dinero y regalos a destacados diputados europeos, asesores y lobistas que pululan por Bruselas para que vendieran de forma positiva la imagen del país y presionaran en su favor ante las autoridades europeas.
La investigación judicial, abierta hace cuatro meses, se ha saldado de momento con la imputación de seis personas, entre ellas la que hasta este mismo martes era vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili, socialista griega que permanece bajo arresto acusada de delitos de corrupción, blanqueo de capitales y participación en organización criminal.
Kaili es la figura destacada de una trama que ha convulsionado los cimientos de la Unión Europea. De hecho, en Bruselas no se habla de otra cosa desde que el viernes la prensa belga destapara el escándalo. La Eurocámara es un hervidero de sospechas, temores, desconfianza y recelos. La investigación de la trama sólo acaba de empezar y nadie se atreve a pronosticar hasta dónde llegan los tentáculos de la misma.
Mientras tanto, las principales autoridades europeas, Ursula von der Leyen –presidenta de la Comisión Europea y Roberta Metsola –presidenta del Parlamento Europeo– se afanan en defender la integridad de las instituciones de la Unión Europea y anuncian una amplia investigación para depurar responsabilidades, caiga quien caiga. “No habrá impunidad. Los responsables encontrarán a este Parlamento al lado de la ley. Estoy orgullosa de nuestro papel y nuestra ayuda en esta investigación. No se barrerá nada debajo de la alfombra. Lanzaremos una investigación interna sobre todos los hechos relacionados con el Parlamento”, dijo este martes Metsola.
El pasado viernes, 9 de diciembre, los principales diarios belgas destaparon este caso de corrupción. Ese mismo día la Fiscalía belga confirmaba la noticia. “Desde hace varios meses, los investigadores de la policía judicial federal sospechan que un país del Golfo influye en las decisiones económicas y políticas del Parlamento Europeo, y lo hace mediante sumas considerables de dinero u ofreciendo importantes regalos a personas con una posición política y/o estratégica significativa en el seno de la Eurocámara”, explicaba una nota informativa de la autoridad judicial belga.
Desde el viernes han tenido lugar 20 registros, 19 de ellos en residencias particulares y oficinas y uno en la propia sede del Parlamento Europeo. En estos registros se ha incautado cerca de un millón de euros en metálico.
En su nota la Fiscalía belga no citaba expresamente a Catar, pero desde el primer momento quedó meridianamente claro que se trataba de ese país a pesar de que las autoridades cataríes han negado categóricamente estar detrás de esta trama. “Cualquier asociación del Gobierno de Catar con las afirmaciones denunciadas es infundada y gravemente mal informada”, ha dicho el Ministerio de Exteriores catarí en un comunicado difundido en Twitter.
Los principales señalados son por ahora seis: cuatro de las personas investigadas siguen arrestadas y dos han quedado en libertad con cargos.
La cabeza más visible de la trama es la socialdemócrata Eva Kaili, defenestrada este martes como vicepresidenta del Parlamento Europeo. Ella niega tajantemente las acusaciones pero en su apartamento bruselense los investigadores encontraron 150.000 euros. También se ha sabido que en apenas dos años duplicó sus depósitos bancarios. Pese a las evidencias en su contra, Kaili todavía mantiene su escaño de eurodiputada.
Además de Kaili, el otro gran implicado es el italiano y también socialista Pier Antonio Panzeri, quien actualmente dirige la ONG Fight Impunity, una organización orientada a la lucha contra la corrupción. La Policía encontró 600.000 euros en metálico en su casa. También está imputado un antiguo asistente de Panzeri, también italiano, cofundador de esa ONG y actual novio de Kaili, Francesco Giorgi. Hay otra persona bajo arresto: un lobista que trabaja en Bruselas y del que por ahora se desconoce su identidad.
Los otros dos imputados que han quedado en libertad son el padre de Kaili, arrestado cuando pretendía abandonar Bélgica con cientos de miles euros en la maleta, y el italiano Luca Visentini, secretario general de la Confederación Sindical Internacional (CIS).
Si algo ha dejado claro la Fiscalía belga es que la investigación sigue abierta y que no descarta que haya más implicados. En el registro que se realizó el lunes en la sede del Parlamento Europeo, los investigadores recabaron datos informáticos de 10 asistentes parlamentarios cuyas oficinas habían sido precintadas el viernes para evitar la fuga de pruebas.
El grupo socialdemócrata en el Parlamento Europeo, al que pertenecen todos los investigados e involucrados en el caso, parece ser el corazón de la trama.
Varios miembros de la de la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo también están en el ojo del huracán. Todos son del grupo socialdemócrata. La eurodiputada socialista belga Maria Arena, que tiene una asistente involucrada en el caso, ha tenido que dejar temporalmente su cargo como presidenta de dicha subcomisión de Derechos Humanos, y el también belga y socialista Marc Tarabella ha pedido su propia suspensión después de que los agentes registraran su domicilio, aunque de momento no ha sido imputado.
Otros dos eurodiputados italianos, Pietro Bartolo y Andrea Cozzolino, también se han apartado de sus labores legislativas o internas dentro del grupo socialista ante los indicios que les señalan. Bartolo era el representante del grupo socialdemócrata en las negociaciones de la Comisión de Libertades del Parlamento Europeo sobre la liberalización de visados para los ciudadanos de Catar en Europa.
Ante la gravedad de los hechos, ahora se miran con lupa los gestos, las declaraciones y las actitudes de todos los implicados hacia Catar.
En este sentido, el eurodiputado italiano Dino Giarrusso ha reconocido que él y otros compañeros recibieron varios acercamientos cataríes en 2019. “Esperaban mejorar la reputación del país, especialmente en el período previo al Mundial”, ha dicho Giarrusso. Manon Aubry, eurodiputada francesa adscrita al Grupo de la Izquierda en el Parlamento Europeo, también ha denunciado a raíz de las noticias de los últimos días que ella misma presenció en primera persona “la injerencia catarí en el Parlamento Europeo”.
En su caso la cosa no fue a más. No todas pueden decir lo mismo. No puede decirlo Kaili, al menos. La eurodiputada griega apoyó sin rubor a Catar hace poco más de un mes en la sede del Parlamento Europeo. Al calor del Mundial de fútbol que acaba de empezar, los parlamentarios debatían una resolución contra la muerte de miles de trabajadores migrantes en Catar durante la construcción de las infraestructuras. Kaili tomó la palabra para declarar de forma solemne que este país es “innovador” en materia de derechos laborales.
Kaili llegó incluso a afirmar que Catar se había convertido en objeto de bullying por parte de Occidente. Y una semana antes de ser detenida, votó a favor de la liberalización de visados para los ciudadanos cataríes que entren en Europa, una decisión que de momento ha sido paralizada.
De hecho, tanto Kaili como Tarabella han mantenido encuentros recientes con representantes de Catar –Kaili viajó a Doha el 31 de octubre– y ambos han defendido siempre que el país del Golfo ha hecho avances en materia laboral.
Tras hacerse público el escándalo, la conmoción ha sido total en Bruselas. Tras proclamar que quienes intentaban sacar beneficio con este escándalo “han fracasado”, Roberta Metsola ha prometido una batería de medidas para impulsar la transparencia del Parlamento Europeo y poner así la lupa sobre qué entidades tienen acceso a las instalaciones parlamentarias y quién financia a personas como las que, supuestamente, habrían contactado a los implicados en la trama para ofrecerles dinero o regalos a cambio de influencia.
Pese a las evidencias en su contra, Kaili todavía mantiene su escaño de eurodiputada.
Los líderes de los principales grupos políticos del Parlamento Europeo han salido en tropel a defender la honradez y limpieza de una “inmensa mayoría” de los diputados, asistentes y trabajadores del Parlamento Europeo y coincidieron en que la labor de la institución no debe verse cuestionada por “unas pocas manzanas podridas”.
Incluso la presidenta del grupo socialdemócrata, la española Iratxe García, ha anunciado que los socialistas europeos se personarán en el proceso y explorarán presentar cargos a quienes han “dañado” a su grupo político y al Parlamento Europeo.
Este caso recuerda el primer Catargate que afectó directamente a la FIFA entre 2010 y 2015. Estas últimas acusaciones se suman a las que en su día lanzó de la Justicia estadounidense contra dirigentes de la FIFA por dejarse sobornar por Catar para ser sede del Mundial de fútbol que se disputa estos días.
Son muchos los trabajos periodísticos que han contado que el proceso de selección de Catar estuvo trufado de corrupción y lo que primaron fueron los intereses económicos. Ni los dirigentes cataríes ni los de la FIFA salen bien parados.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 15, 2022