Si bien la participación de China en la deuda estadounidense ya ha caído a su nivel más bajo en 12 años, expertos advierten que la reducción drástica, impulsada por los temores a más sanciones de Washington contra Rusia, está lejos de acabar.
Los bonos estatales estadounidenses tradicionalmente generaban gran interés en el mercado gracias a la “rentabilidad relativamente libre de riesgos” de la divisa nacional, el dólar. No obstante, la tendencia actual muestra que algunos de los inversores clave para la economía de EE.UU. como China buscan reducir sus activos en el país norteamericano.
Aunque el gigante asiático sigue siendo el segundo mayor tenedor de bonos estadounidenses, en mayo de 2022 la participación de China se redujo hasta los 980.800 millones de dólares, según datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. La cifra cayó por debajo del billón de dólares por primera vez desde 2010.
La mayor participación en la deuda nacional estadounidense sigue correspondiendo a Japón, con más de 1,2 billones de dólares, mientras que el Reino Unido, Suiza y las Islas Caimán siguen a China con participaciones de 634.000 millones, 294.100 millones y 293.200 millones de dólares, respectivamente.
En total, la deuda del país norteamericano asciende a unos 30,5 billones de dólares, un aumento de casi un billón desde finales de 2021 cuando se situaba por debajo de los 30 billones de dólares, indica Trading Economics en base a datos del Departamento del Tesoro.
Cabe señalar que no se trata de una tendencia nueva, ya que China empezó a retirar su dinero de los activos estadounidenses durante el mandato del expresidente de EE.UU. Donald Trump, que amenazaba con congelar las reservas chinas en el país. “Sin embargo, Pekín no puede vender todos los ingresos de una vez porque esto derrumbaría el mercado global de valores y llevaría a otra crisis económica mundial”, considera Alexánder Razuvaev, miembro de la junta de supervisión del Gremio de Analistas Financieros y Gestores de Riesgo de Rusia.
En la decisión de reducir la participación influye también la creciente inflación en EE.UU., que en junio alcanzó el 9,1 % y hace que las inversiones extranjeras sean menos rentables en el contexto de la subida de los tipos de interés. “Al aceptar los fondos desde fuera, el país simplemente obtiene ingresos y, con el paso del tiempo, devuelve el dinero devaluado”, explicó el economista jefe del centro informático y analítico TeleTrade, Mark Goijman.
Sin embargo, las restricciones financieras impuestas por Washington a Moscú por su operativo militar en Ucrania obligaron a China a acelerar sus esfuerzos. “Pekín sigue de cerca la situación en torno a las sanciones antirrusas de Washington”, afirmó Goijman, señalando que las autoridades chinas “temen posibles medidas similares en relación con sus activos” en EE.UU.
Desde este febrero, la Casa Blanca en repetidas ocasiones ha amenazado a Pekín con duras represalias en caso de que el país brinde ayuda a Rusia. Esta semana, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, reiteró que Washington había dejado claro que cualquier asistencia por parte de China que ayude a Moscú a “evadir las sanciones sin precedentes” tendrá un “costo alto”, palabras que la nación asiática tachó de “inadmisibles”.
Además, las autoridades chinas temen que Washington pueda tomar un paso similar en caso de otro tipo de crisis, como un conflicto militar en la región.
Las sanciones antirrusas son una “señal de alarma para China y otras naciones que pueden ser no alineados políticamente con EE.UU. en Europa”, afirmó Thomas Hogan, del Instituto Americano de Investigación Económica. “Entienden que el sistema SWIFT puede ser utilizado como un arma política para hacerles daño económico”, agregó.
“No están satisfechos con el modo en que EE.UU. sigue utilizando sanciones financieras por todo el mundo”, explicó por su parte el economista David Dollar, del Centro Chino de la Institución Brookings.
De acuerdo con Hogan, China continuará alejándose de la deuda estadounidense de manera “lenta y constante” para eliminar riesgos.
Por su parte, Razuvaev señala que, con gran probabilidad, Arabia Saudita y otras naciones islámicas también empezarán a retirar sus fondos de la economía estadounidense ya que las sanciones antirrusas adoptadas por Washington “socavaron la confianza en el mercado de valores de EE.UU. y el dólar”. “Ahora todos entienden que los bonos estadounidenses no son las inversiones más seguras del mundo, como pensaban antes los economistas”, subrayó.
El experto considera que este escenario hará que Washington no tenga fondos suficientes para financiar su déficit presupuestario, por lo que el país tendrá que reducir los gastos militares y los fondos asignados a programas sociales.
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Si bien la participación de China en la deuda estadounidense ya ha caído a su nivel más bajo en 12 años, expertos advierten que la reducción drástica, impulsada por los temores a más sanciones de Washington contra Rusia, está lejos de acabar.
Los bonos estatales estadounidenses tradicionalmente generaban gran interés en el mercado gracias a la “rentabilidad relativamente libre de riesgos” de la divisa nacional, el dólar. No obstante, la tendencia actual muestra que algunos de los inversores clave para la economía de EE.UU. como China buscan reducir sus activos en el país norteamericano.
Aunque el gigante asiático sigue siendo el segundo mayor tenedor de bonos estadounidenses, en mayo de 2022 la participación de China se redujo hasta los 980.800 millones de dólares, según datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. La cifra cayó por debajo del billón de dólares por primera vez desde 2010.
La mayor participación en la deuda nacional estadounidense sigue correspondiendo a Japón, con más de 1,2 billones de dólares, mientras que el Reino Unido, Suiza y las Islas Caimán siguen a China con participaciones de 634.000 millones, 294.100 millones y 293.200 millones de dólares, respectivamente.
En total, la deuda del país norteamericano asciende a unos 30,5 billones de dólares, un aumento de casi un billón desde finales de 2021 cuando se situaba por debajo de los 30 billones de dólares, indica Trading Economics en base a datos del Departamento del Tesoro.
Cabe señalar que no se trata de una tendencia nueva, ya que China empezó a retirar su dinero de los activos estadounidenses durante el mandato del expresidente de EE.UU. Donald Trump, que amenazaba con congelar las reservas chinas en el país. “Sin embargo, Pekín no puede vender todos los ingresos de una vez porque esto derrumbaría el mercado global de valores y llevaría a otra crisis económica mundial”, considera Alexánder Razuvaev, miembro de la junta de supervisión del Gremio de Analistas Financieros y Gestores de Riesgo de Rusia.
En la decisión de reducir la participación influye también la creciente inflación en EE.UU., que en junio alcanzó el 9,1 % y hace que las inversiones extranjeras sean menos rentables en el contexto de la subida de los tipos de interés. “Al aceptar los fondos desde fuera, el país simplemente obtiene ingresos y, con el paso del tiempo, devuelve el dinero devaluado”, explicó el economista jefe del centro informático y analítico TeleTrade, Mark Goijman.
Sin embargo, las restricciones financieras impuestas por Washington a Moscú por su operativo militar en Ucrania obligaron a China a acelerar sus esfuerzos. “Pekín sigue de cerca la situación en torno a las sanciones antirrusas de Washington”, afirmó Goijman, señalando que las autoridades chinas “temen posibles medidas similares en relación con sus activos” en EE.UU.
Desde este febrero, la Casa Blanca en repetidas ocasiones ha amenazado a Pekín con duras represalias en caso de que el país brinde ayuda a Rusia. Esta semana, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, reiteró que Washington había dejado claro que cualquier asistencia por parte de China que ayude a Moscú a “evadir las sanciones sin precedentes” tendrá un “costo alto”, palabras que la nación asiática tachó de “inadmisibles”.
Además, las autoridades chinas temen que Washington pueda tomar un paso similar en caso de otro tipo de crisis, como un conflicto militar en la región.
Las sanciones antirrusas son una “señal de alarma para China y otras naciones que pueden ser no alineados políticamente con EE.UU. en Europa”, afirmó Thomas Hogan, del Instituto Americano de Investigación Económica. “Entienden que el sistema SWIFT puede ser utilizado como un arma política para hacerles daño económico”, agregó.
“No están satisfechos con el modo en que EE.UU. sigue utilizando sanciones financieras por todo el mundo”, explicó por su parte el economista David Dollar, del Centro Chino de la Institución Brookings.
De acuerdo con Hogan, China continuará alejándose de la deuda estadounidense de manera “lenta y constante” para eliminar riesgos.
Por su parte, Razuvaev señala que, con gran probabilidad, Arabia Saudita y otras naciones islámicas también empezarán a retirar sus fondos de la economía estadounidense ya que las sanciones antirrusas adoptadas por Washington “socavaron la confianza en el mercado de valores de EE.UU. y el dólar”. “Ahora todos entienden que los bonos estadounidenses no son las inversiones más seguras del mundo, como pensaban antes los economistas”, subrayó.
El experto considera que este escenario hará que Washington no tenga fondos suficientes para financiar su déficit presupuestario, por lo que el país tendrá que reducir los gastos militares y los fondos asignados a programas sociales.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 30, 2022