CLAUDIO AVRUJ EL GRAN FARSANTE

OPORTUNISMO POLÍTICO POR EL VOTO MILITAR
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Por CLAUDIO KUSSMAN

 

Febrero 17, 2012, Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad, junto con María Eugenia Vidal vicejefe del gobierno porteño en el Parque de la Memoria.

Las  declaraciones de CLAUDIO AVRUJ,  Secretario de Derechos Humanos (para algunos), en este nuevo aniversario del ataque terrorista al Regimiento 29 de Formosa  demuestran que es un verdadero farsante más, de los que tanto abundan en la función  pública. Las hace en circunstancias muy especiales, como son  las elecciones presidenciales que se llevaran a cabo en unos días y en donde los pronósticos para su prebendaría estabilidad burocrática,  no son favorables. Al aclarar que el ataque en Formosa fue durante el gobierno democrático, habría que preguntar. ¿Por qué no realizaron actos de homenaje a las víctimas del luctuoso hecho desde el mismo día que asumieron el gobierno en el año 2015? ¿En caso de que las victimas en vez de ser en mayoría soldados conscriptos (no menciona  al policía asesinado y olvidado, Argentino Alegre) hubieran sido militares de graduación, existiría la misma consideración? Más allá de este hecho, en democracia hubo numerosos asesinados por el terrorismo que son totalmente ignorados. Cuando dice: ser el primer  Secretario de Derechos Humanos en asistir a un acto de este tipo, es verdad, lo que no aclara que fue recién el año pasado, luego de cansarse en los anteriores  de arrojar flores en homenaje a terroristas y tratar inútilmente de hacer mérito con miembros de organizaciones radicalizadas, que hoy no les aportarán UN SOLO VOTO. Tampoco contestó ningún tipo de correspondencia que le enviáramos, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos al que pertenece, algunos de los que los que sobrevivimos hasta hoy, e inclusive otros que ya murieron en condiciones carcelarias  inhumanas a las que es completamente ciego.  Más que evidente el oportunismo político del momento detrás del voto militar, es que estos valientes del Regimiento 29 de estar vivos, hoy también estarían en prisión. Generosa la Argentina que tanto premia a los farsantes.

 

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Claudio Kussman

Interno L.P.U. 345.349  

Servicio Penitenciario Federal

Octubre 04, 2019

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“Nunca los cetros y coronas de los emperadores farsantes fueron de oro puro, sino de oropel y hoja de lata”

Miguel de Cervantes (1547-1616)

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La guerrilla de los 70 no nos deja nada para rescatar

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La violencia nunca tiene un costado positivo. El crimen siempre merece un repudio explícito. Ahí donde habitan el dolor y la pérdida no hay lugar para segundas lecturas ni para aventuras intelectuales más típicas de una trasnoche desafortunada que de la toma de conciencia sobre la dimensión real del baño de sangre de los 70. Reconocer las atrocidades de la guerrilla no significa avalar la represión de la dictadura. Ni tampoco las iguala. La aclaración no sería necesaria, si no fuera porque el kirchnerismo y sus intelectuales le tendieron una trampa a la sociedad: con su categorización binaria de la mayoría de los asuntos públicos, nos sometieron a la lógica que esquiva las discusiones, las transforma en disputas bizantinas, dejando de lado cualquier posibilidad del pensamiento crítico.

Hoy se cumplen 44 años del intento de compamiento en democracia del Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa. La organización Montoneros pretendió tomar el control del cuartel para hacerse de armamento y equipos. Doce miembros del Ejército murieron durante lo que fue el primer combate con la guerrilla. Muchos de ellos eran conscriptos que cumplían el servicio militar obligatorio y estaban de guardia. En estas más de cuatro décadas las víctimas fueron invisibilizadas y sus familiares desoídos. Hemos cambiado esa historia, escuchamos a quienes habían tenido al Estado de espaldas. Quien escribe fue el primer secretario de Derechos Humanos que participó de uno de los actos de reparación y reconocimiento que se hizo en el cuartel, en el marco de nuestro nuevo paradigma de estar cerca de las víctimas, para acompañarlas y asistirlas. Por eso, seguiremos recordando y homenajeando hoy en este aniversario a quienes cumplieron su deber de defender la democracia y sus instituciones. Todos deberíamos coincidir en que la violencia ejercida por las organizaciones civiles armadas contra la democracia fue una tragedia sin ningún costado destacable. 

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Durante 12 años nos hicieron creer que la condena insustituible del contexto previo al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 era un aval encubierto a los horrores cometidos por los militares que tomaron el poder ese día y reprimieron ferozmente en el marco de un Terrorismo de Estado, cuyos hechos fueron debidamente juzgados y sus autores condenados en el recordado Juicio a las Juntas de 1985. Escrutar sin mezquindad y con honestidad de criterio aquella historia significa condenar a los que atentaron contra la democracia apuntando sus armas contra las instituciones y la sociedad civil. Ser coherente implica la valentía de visibilizar a las víctimas que durante muchos años fueron despreciadas y quedaron, al igual que sus seres queridos, atrapadas en el callejón sin salida de la historia. Hay que decirlo con total contundencia: nadie quiso nunca reconocerlas por temor al castigo de ese falso discurso público que se instaló en la sociedad y que impedía hablar de los hechos previos al golpe sin caer en el redil de la teoría de los dos demonios. Como nunca debatimos sin prejuicios y con profundidad lo que nos pasó, hoy escuchamos peligrosos mensajes que reivindican la violencia armada. Buscarle un aspecto positivo es tentar a la historia para que se repita. Es prestarse a una confusión, fomentar el odio y promocionar una etapa que nos enlutó a todos. O a casi todos, por lo visto. En 1983, la sociedad consiguió una vez más la democracia, la defendió en los momentos más oscuros y sigue cuidándola del regreso de asesinos y dictadores. Debemos comprometernos en ese camino, promoviendo la paz, el diálogo, la convivencia y el fortalecimiento de las instituciones. A esta altura de los acontecimientos, tenemos que hacer un llamado a la madurez. Estamos frente a un momento decisivo de nuestra Nación. Pronto elegiremos una vez más. Tengamos claro al momento de hacerlo que ciertos pensamientos no pueden hacernos sentir representados. Son los que aún hoy confían en que el derramamiento de sangre fue un método razonable para dirimir nuestras diferencias. De ese lado de la historia nunca nos van a encontrar. Claudio Avruj PARA EL DIARIO “LA NACION”

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PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 4, 2019


 

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