CLAUDIO AVRUJ ES PEOR Y MÁS LETAL QUE UN TERRORISTA

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claudio-kussman-cartelPor Claudio Kussman.

 

A esta conclusión llego cada vez que sé de sus “sabias” definiciones reiterando que: “los 30.000 desaparecidos son un símbolo emblemático que la sociedad abrazó”. En esta oportunidad el  secretario de Derechos Humanos de la Nación, CLAUDIO AVRUJ, las hizo  durante una charla dada en la provincia de La Pampa, sobre “Discriminación y acoso a los alumnos de la escuela normal”.

http://www.lanacion.com.ar/1951110-un-simbolo-emblematico-de-la-mentira

 

UN BURÓCRATA FALAZ

Este burócrata  miente en forma descarada, ya que una grosera diferencia de nada menos  que 23.000 desaparecidos  en 30.000 no es un símbolo sino simplemente una burda falacia. Mas cuando mucho murieron en combate, detonación de sus propias bombas o atacando establecimientos del estado. También lo es, que la sociedad haya abrazado tal cifra. Lamentable que no se pueda realizar una encuesta al respecto, seguramente la sorpresa sería mayúscula. Así a través de su persona el ejecutivo del CAMBIEMOS tiene un pregonero del demonio que a criterio del gobierno, no es demonio, sino “juventud maravillosa”.

 

NO A LOS DESAPARECIDOS

avruj1Condeno la desaparición de personas,  que es más que evidente, ocurrieron. Fue la parte nada noble e innecesaria  de una guerra que existió, a pesar de que el “relato” lo niegue.  También lo fue el asesinato traicionero de hombres, mujeres y niños por parte de los sanguinarios terroristas que enlutaron la vida de una y varias naciones de la región en forma simultánea. Cuando expreso que este AVRUJ es peor y más letal que un terrorista, lo hago porque el mismo sin riesgo alguno desde un cómodo despacho, volcado y abrazado solo a uno de los dos demonios, por supuesto el peor, sigue adelante con la labor iniciada por los “jóvenes idealistas” del pasado. Acá soy magnánimo y quizás en forma incorrecta reconozco dos demonios. Hago como ellos que tratan de demonio a los que defendieron  la nación de un ataque externo con terroristas  camuflados en la misma población. Hoy matan con  los medios del estado en nombre de la verdad y la justicia,  deteniendo gente al barrer culpables o inocentes, con miembros de un poder judicial corrupto como nunca  y sin ver el sufrimiento y la muerte de persona mayor alguna.

 

SIN RESPETO A LOS CAMALEONES

avruj2Lo puedo entender de quienes gobernaron durante la década ganada, estaban totalmente consustanciados con los asesinos seriales del pasado, pero esta gente llegó al poder pregonando un CAMBIEMOS, el fin del curro de los DDHH, lo ilegal de los jueces militantes, etc. etc.  Esta gente no existiría si quienes se impusieran en la guerra hubieran sido los que la perdieron. O quizás sí. Ante un accionar tan camaleónico como se da en este periodo democrático, todo es posible y quizás embuidos en una ideología radicalizada, también ostentarían el poder.  Desde ya, si MACRI y su equipo tienen éxito en lo económico, lo demás y en espacial nosotros, no importaremos. Pero eso no quita que tanto AVRUJ como los miembros de los 3 poderes no tengan hoy sus manos manchadas con sangre. Los 42 prisioneros fallecidos durante este mandato y el no reconocimiento a los asesinados por el terrorismo en los 70, así lo certifican. Esto hace que yo no sienta respeto alguno por ellos.

 

SIN MORAL

avruj3Dado su hipócrita accionar, es evidente que esos muertos los tiene sin cuidado alguno. A su inmoral entender nosotros los adultos mayores,  relativamente pocos, disciplinados, y con el silencio cómplice de la iglesia y muchos medios de difusión que nos ignoran o tienen una mirada sesgada, somos sacrificables “por el bien de la Nación”.

 

 

“El sentido moral es de gran importancia. Cuando desaparece de una

nación, toda la estructura social va hacia el derrumbe”.

Alexis Carrel (1873-1944)

 

PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 28, 2016


Nota del Periódico la-nacion-logo

Un símbolo emblemático de la mentira

El debate por los derechos humanos no es propiedad de ningún sector político; pretenderlo es desconocer, precisamente, los derechos de todos a saber la verdad

VIERNES 28 DE OCTUBRE DE 2016

El debate sobre el verdadero número de desaparecidos durante la última dictadura militar, sin duda el más trágico desencuentro en la historia de los argentinos, amenaza no sólo con aferrarse al presente, sino también con extender esa dolorosa controversia a las próximas generaciones. La evidencia más reciente de este conflicto no resuelto tuvo como protagonista al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, quien al ser consultado en La Pampa durante una charla sobre “Discriminación y acoso a los alumnos de la escuela normal”, reiteró que “los 30.000 desaparecidos son un símbolo emblemático que la sociedad abrazó”. Avruj planteó la necesidad de hablar sin ideologías sobre el tema y de que el debate no esté nunca viciado por la política. Recordó, además, que “el kirchnerismo no es dueño de los derechos humanos en el país ni de los juicios por los delitos de lesa humanidad, que, debemos reconocer, se llevaron adelante con el ex presidente Raúl Alfonsín”.

La polémica sobre el número de desaparecidos, que los gobiernos del matrimonio Kirchner elevaron en forma oficial al número de 30.000, sin mayores explicaciones, remite a las advertencias que primero Maquiavello y más tarde Joseph Goebbel expresaron con aquello de “miente, miente y miente que algo siempre quedará”. El riesgo con esta estrategia, en política sobre todo, es que cuando se trata de instalar en la opinión pública una mentira, nadie sabe, en verdad, el riesgo que asume, porque estará obligado a inventar veinte mentiras más para sostener la certeza de la primera.

Graciela Fernández Meijide -miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep); madre de Pablo, a quien, con 17 años, los militares arrancaron para siempre de sus manos, y autora de Historia íntima de los derechos humanos en la Argentina hizo algo mucho más efectivo y honesto que entrar en la confrontación de los números oficiales. Averiguó de dónde salió y a quién se le ocurrió la decisión de poner sobre la mesa una cifra que fue homologada desde lo más alto del poder sin mediar ninguna precisión. En su libro, ella describe que los exiliados en España habían formado la Comisión Argentina de Derechos Humanos, pero sabiendo que por entonces no existía la figura de la desaparición forzada. Fue Eduardo Luis Duhalde quien le confirmó que pusieron ese número, el de 30.000, con el propósito de poder apelar a la figura del genocidio y denunciar lo que estaba ocurriendo en la Argentina. Posteriormente, Duhalde fue nombrado secretario de Derechos Humanos en el gobierno kirchnerista y convirtió la ficción en versión oficial al colocar la cifra de 30.000 en un nuevo prólogo del Nunca Más que escribió para colocar por delante del original, el de Ernesto Sabato.

Los 7954 casos documentados por la Conadep, argumenta Meijide, son un número que deja sin respuestas dos grandes preguntas. ¿Dónde están los nombres de esos veinte mil más? ¿Dónde sus familias y las correspondientes denuncias? Esa y no otra es la explicación por las que había tantas placas vacías cuando los presidentes Barack Obama y Mauricio Macri visitaron este año el Parque de la Memoria. El monumento fue concebido como un homenaje no sólo a las víctimas de la dictadura, sino también a 1053 personas que murieron antes del golpe de Estado, en democracia, muchos de ellas mientras atacaban cuarteles, comisarías, atentaban con explosivos o fueron fusiladas por sus propios compañeros, acusadas de traidoras o delatoras.

El periodista Ceferino Reato, en su libro Operación Primicia, nombre con el que Montoneros denominó el primer ataque de la guerrilla peronista a un cuartel del Ejército -el Regimiento 29 de Infantería de Monte, en Formosa, rescata un ejemplo que ilustra hasta límites extremos la volatilidad y la incoherencia con las que un hombre puede ser presentado al derecho o al revés ante la historia. Es el caso de Roberto Mayol, un soldado de 21 años, de clase media, formado con los jesuitas santafecinos, que un domingo, a la hora de la siesta, atacó el pabellón de la guardia, traicionó a sus camaradas y facilitó el ingreso de seis vehículos para que un grupo armado convirtiera el cuartel en un baño de sangre. Hubo 28 muertos, Mayol entre ellos. Pasó el tiempo y, en agosto de 2006, el nombre de Roberto Mayol fue grabado, junto al de otros compañeros, en una placa de bronce: es el recordatorio con el que la Facultad de Derecho de la Universidad del Litoral rinde homenaje “a las víctimas del terrorismo de Estado”. No es sencillo decodificar el mensaje. ¿Qué impulso autista puede hermanar a las víctimas con los victimarios? ¿Cómo equiparar a los que entregan a sus compañeros a la muerte con aquellos que defienden el Estado de Derecho?

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