Como Hitler planeó la transformación del debil Partido Obrero Alemán en un movimiento de masas

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  Por Darcy O’Brien.

El Partido Obrero Alemán (DAP) fue un pequeño grupo nacionalista de extrema derecha fundado en 1919 por Anton Drexler en Múnich. Surgió en círculos nacionalistas de la clase trabajadora, en particular aquellos que se oponían al marxismo y al capitalismo internacional.

El partido estaba mal organizado, con solo un puñado de miembros, principalmente ferroviarios y pequeños empresarios. Las reuniones se celebraban en cervecerías, donde los debates se centraban en el antisemitismo, el nacionalismo y las reivindicaciones económicas.

Drexler

 Drexler concibió el DAP como un movimiento de base, pero carecía de un liderazgo fuerte y de atractivo público. Cuando Hitler asistió a una reunión en septiembre de 1919, no quedó impresionado por su estructura, pero vio potencial en su ideología. Sus dotes oratorias lo convirtieron rápidamente en una figura central, y para 1920, había rebautizado el partido como Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), el Partido Nazi.

El ascenso de Adolf Hitler, de una figura política desconocida a líder de uno de los movimientos más infames de la historia, se basó en su capacidad para transformar el Partido Obrero Alemán (DAP) en una fuerza política de masas. Cuando se unió al partido en septiembre de 1919, era un pequeño grupo nacionalista con una organización mínima y un atractivo público limitado. Sin embargo, mediante su maestría retórica, propaganda, reestructuración organizativa y alianzas estratégicas, Hitler transformó el partido en el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), más conocido como el Partido Nazi, que con el tiempo dominaría la política alemana.

Fundado por Anton Drexler en 1919, el Partido Obrero Alemán era una organización nacionalista menor con unas pocas docenas de miembros. Su plataforma se oponía al marxismo, al capitalismo y al Tratado de Versalles, pero carecía de una visión clara y un liderazgo fuerte.

Hitler, entonces un veterano de guerra desilusionado, asistió a una reunión del partido por curiosidad y rápidamente impresionó a los líderes con sus dotes oratorias. Su capacidad para cautivar al público con discursos apasionados le granjeó una creciente influencia, y para 1920, convenció al grupo de cambiar su nombre a Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), enfatizando ideales nacionalistas, militaristas y autoritarios.

Una de las mayores fortalezas de Hitler era la propaganda. Reconociendo que el éxito político requería mensajes con una fuerte carga emocional, creó lemas, símbolos y mítines que atrajeron la atención del público descontento. Bajo su influencia, el Partido Nazi adoptó la esvástica, desarrolló un ala paramilitar uniformada Sturmabteilung (las SA) o Camisas Pardas y organizó concentraciones multitudinarias que exhibían disciplina y unidad nacional.

Los discursos de Hitler a menudo se centraban en la humillación de Alemania tras la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad económica y la “traición” de marxistas y judíos. Al presentar el movimiento nazi como la solución a los problemas de Alemania, expandió su alcance mucho más allá de los nacionalistas de clase trabajadora, abarcando a profesionales de clase media, agricultores y exsoldados.

Hitler comprendió la importancia de la jerarquía organizativa. Una vez que tomó el control del partido en 1921, centralizó la toma de decisiones y eliminó la disidencia interna, convirtiendo al NSDAP en un movimiento altamente disciplinado y leal. Introdujo criterios de afiliación rígidos, construyó una extensa maquinaria de propaganda y estableció delegaciones regionales para extender su influencia por toda Alemania.

Además, la creación de las SA (Sturmabteilung) proporcionó un brazo armado que intimidaba a los oponentes y proyectaba fuerza. Más tarde, Hitler formaría las SS (Schutzstaffel), asegurando el control y la lealtad totales dentro de las filas del partido.

Hitler

Más allá de la estructuración interna, Hitler buscó activamente alianzas con influyentes industriales y oficiales militares que temían el auge del comunismo. Este respaldo financiero permitió a los nazis financiar campañas electorales, distribuir propaganda y organizar mítines a gran escala.

Durante la crisis económica de finales de la década de 1920, Hitler aprovechó la desesperación pública presentando al Partido Nazi como una fuerza de renovación nacional, ampliando aún más su base de apoyo. Su mensaje resonó entre los alemanes frustrados por la inflación, el desempleo y la ineficacia de la democracia.

La transformación del Partido Obrero Alemán (PTA) en un movimiento de masas por parte de Hitler culminó en victorias electorales. Para 1932, los nazis se habían convertido en el partido político más grande de Alemania, capitalizando la inestabilidad económica, el caos político y el culto a la personalidad de Hitler. En enero de 1933, fue nombrado canciller de Alemania, lo que marcó la etapa final de su toma de control del estado alemán.

Mediante la retórica, la propaganda, la disciplina y el oportunismo, Hitler convirtió un oscuro club nacionalista en una fuerza revolucionaria que transformaría la historia alemana. Su capacidad para aprovechar la frustración pública y movilizar el apoyo de las masas condujo al dominio del Partido Nazi, sentando las bases para el Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 18, 2025


 

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