La semana pasada nuestro embajador ante la OEA, CARLOS RAIMUNDI, en una sesión del Consejo Permanente de dicho organismo, no solo criticó sino que hasta puso en duda, el informe Bachelet que denuncia graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela y que fuera presentado ante la ONU.
Esta semana, nuestro embajador ante la ONU, FEDERICO VILLEGAS voto a favor de dicho informe, condenado la violación de derechos humanos en Venezuela, en un acrobático giro de último momento.
Ante este papelón, y sin eyectar al embajador ante la OEA de su cargo, solo se ensayaron tibias y erráticas explicaciones, desde el gobierno, sobre que lo dijo, arguyéndose que no dijo lo que en realidad si dijo. A la vez que el sector más radicalizado criticó duramente el voto ante la ONU, hablando de desencanto, traición; llegándose incluso a pedir perdón al pueblo venezolano y hasta se deslizó que “Venezuela era el límite”. La gran mayoría de los dirigentes oficialistas optaron por el “silenzio stampa” y solo una pequeña minoría intentó frías y apáticas justificaciones, pero avalando en el fondo el régimen impuesto en Venezuela.
Ello demuestra que el voto argentino ante la ONU no fue un voto convencido sino a “regañadientes” por pura conveniencia coyuntural, que desnuda una sórdida interna dentro del gobierno, en cómo llevar adelante el modelo ideológico que pretenden instalar y que todos están de acuerdo, siendo la única discusión al respecto, la forma de implementarlo, si gradual o veloz.
Mientras tanto la realidad nos golpea duramente y sin piedad, con un dólar libre que ya ronda los $ 170, una pobreza que supera el 50% de la población, muchos jóvenes (más de lo que creemos) que piensan en emigrar del país, cada vez más inseguridad, y según un informe de la propia AFIP casi 25.000 PYMES cerraron sus puertas durante los primeros meses de esta gestión.
Bancan todo, justifican todo. Pero los “trapos” no se tocan, por eso “Venezuela es el límite”. Eso sí, lo exclaman desde sus opulentos pisos en Puerto Madero o desde el exclusivo departamento de Recoleta, con sus bolsillos llenos de obscenos sueldos.
Precisamente, que sigan empecinados en mantener el relato de una revolución imaginaria para tapar la construcción de esta nueva aristocracia y con olor a corrupción; muestra lo alejado y desconcertado que están de la realidad de la enorme mayoría del pueblo.
Como dijo Aristóteles y popularizó el General Perón: “la realidad es la única verdad”.
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MIENTRAS TANTO LA REALIDAD GOLPEA.
La semana pasada nuestro embajador ante la OEA, CARLOS RAIMUNDI, en una sesión del Consejo Permanente de dicho organismo, no solo criticó sino que hasta puso en duda, el informe Bachelet que denuncia graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela y que fuera presentado ante la ONU.
Ante este papelón, y sin eyectar al embajador ante la OEA de su cargo, solo se ensayaron tibias y erráticas explicaciones, desde el gobierno, sobre que lo dijo, arguyéndose que no dijo lo que en realidad si dijo. A la vez que el sector más radicalizado criticó duramente el voto ante la ONU, hablando de desencanto, traición; llegándose incluso a pedir perdón al pueblo venezolano y hasta se deslizó que “Venezuela era el límite”. La gran mayoría de los dirigentes oficialistas optaron por el “silenzio stampa” y solo una pequeña minoría intentó frías y apáticas justificaciones, pero avalando en el fondo el régimen impuesto en Venezuela.
Ello demuestra que el voto argentino ante la ONU no fue un voto convencido sino a “regañadientes” por pura conveniencia coyuntural, que desnuda una sórdida interna dentro del gobierno, en cómo llevar adelante el modelo ideológico que pretenden instalar y que todos están de acuerdo, siendo la única discusión al respecto, la forma de implementarlo, si gradual o veloz.
Mientras tanto la realidad nos golpea duramente y sin piedad, con un dólar libre que ya ronda los $ 170, una pobreza que supera el 50% de la población, muchos jóvenes (más de lo que creemos) que piensan en emigrar del país, cada vez más inseguridad, y según un informe de la propia AFIP casi 25.000 PYMES cerraron sus puertas durante los primeros meses de esta gestión.
Bancan todo, justifican todo. Pero los “trapos” no se tocan, por eso “Venezuela es el límite”. Eso sí, lo exclaman desde sus opulentos pisos en Puerto Madero o desde el exclusivo departamento de Recoleta, con sus bolsillos llenos de obscenos sueldos.
Precisamente, que sigan empecinados en mantener el relato de una revolución imaginaria para tapar la construcción de esta nueva aristocracia y con olor a corrupción; muestra lo alejado y desconcertado que están de la realidad de la enorme mayoría del pueblo.
Como dijo Aristóteles y popularizó el General Perón: “la realidad es la única verdad”.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 12, 2020