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PROF.MGTR. MARIA ELENA CISNEROS RUEDA.

 

Para ti Señor, por amarnos tanto

“La salud es el completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad o dolencia”

DEFINICIÓN DE SALUD DADA POR LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

GINEBRA, SUIZA

 

                                              INTRODUCCIÓN

Silencio. Lo que más golpea mi cotidianeidad es el silencio. No hay risas, ni vecinos turbulentos oyendo sus músicas estridentes a todo vapor. No hay risas de niños y cotilleos jocosos de mayores. Esporádicamente pasa un vehículo o un carro tracción a sangre o una bulliciosa moto… 

Silencio. Silencio humano. El sonido circundante de la vida animal no ha cesado, antes bien, ha crecido. Hasta se siente como crecen las plantas día a día. Mis caniches y mis mestizos y los 20 gatos que deambulan por la casa, sí se dejan oír. La música compacta, guardada en cientos de grabaciones  que activo cada  mañana mientras trabajo con el material para la nueva revista que estoy preparando para nuestra carrera de música, me trae memorias de otros tiempos, otras alegrías y de presencias ya ausentes.

Por cierto tiempo cerca del mediodía y hacia el atardecer se enciende el ojo rectangular  del mundo, donde puedo informarme de lo que está pasando un poco por todos lados.

Hemos dejado de ser ciudades, países, regiones, continentes, Somos realmente una aldea uniendo sus fuerzas contra un enemigo común. Un enemigo invisible a los ojos, pero esencialmente presente en la devastación.

Al principio, realmente, nadie le dio mucha importancia. Había otros temas de interés mundial. Fuerte verano en la latitud sur, vale decir días de ocio, playa, visitas, comidas al aire libre, sol, arena, bebidas…Mucho frío en la latitud norte. Mucha nieve, mucho cielo gris, mucha lluvia, poco sol, comidas calientes, reuniones con amigos en torno al fuego…

 Cambios de gobiernos, renuncias, viajes de personalidades, nuevas películas, alguna noticia terrible como los fuegos de Australia, imágenes desgarradoras de animales salvajes carbonizados, trabajo incansable de bomberos y voluntarios…

A lo sumo una expresión de tristeza, de incredulidad, de dolor…

Entonces surgió una noticia, pequeña. en una página final del periódico, en un comentario al pasar del noticiero, en una foto de Facebook, en un mensaje breve de Twitter, en una mención en nuestros grupos cotilleros- Algo que surgió y que pasaba lejos, muy lejos de nosotros, algo que jamás podría alcanzarnos,

Algo exótico ocurrido en un país exótico de Oriente, pero que a nosotros no podía alcanzarnos  porque somos muy diferentes, no comemos esas cosas, no vivimos de esa manera, no hablamos ese idioma, no comulgamos con sus vidas. De hecho, no nos importa un rábano lo que les pase, es más, algunos comentarios sugerían que se lo merecían por ser tan crueles con los animales que nosotros tenemos como mascotas e incluso defendemos a través de una Secretaría de Defensa. No, qué podía importarnos a nosotros, aquí en Paraguay; lejos de todo, pequeño y soleado país de América del Sur, devastado por dos guerras fratricidas pero puesto en pie una y otra vez por el valor y arrojo de su gente. Qué va, no podía importarnos, no a nosotros, considerado el país más feliz del mundo por la cantidad de días de sol en que vivimos, por la inmensa cantidad de juventud que pasea por nuestras calles, por la indolencia en que muchos viven. Claro que no podía importarnos…

Entonces todo comenzó a cambiar, paulatinamente primero, más rápido después, impensable al final. Lo improbable había llegado, nos había alcanzado, nos estaba atacando como al resto del mundo, teníamos que ponernos en guardia urgente, sin dilaciones, utilizando la fuerza si es necesario.

La peste golpeaba nuestra puerta…

El covid-19 había llegado hasta nosotros, desde sus lejanas latitudes para demostrarnos que en el planeta no existen fronteras porque al aire lo respiramos todos, el aire nos envuelve, nos permite vivir y conectarnos y ese mismo aire vital estaba transportando algo invisible pero mortífero. Algo que cambiaría el curso de nuestras vidas impulsando nuevos hábitos, nueva manera de vivir, nuevo valorar de lo cotidiano…

El Coronavirus había desembarcado tranquilamente y se aprestaba a cobrar su tributo pero…

ÑANDE PYAPY MBARETE OMBOTAPYKUÉTA CORONAVIRUS

(si nos cuidamos venceremos al Coronavirus)

                                                ANTECEDENTE

30 de diciembre de 2019. El Dr. Li Wenliang del Hospital de Wuhan ciudad populosa de China, descubre 7 casos de un virus muy parecido al SARS. Es un oftalmólogo muy reconocido. La policía del régimen lo investiga por “propagar rumores”- Es obligado a firmar un documento en el cual se compromete a no hablar más de la cuestión. Muere el 7 de febrero de 2020.

                                          ENERO- FEBRERO

Primer día del Nuevo Año. Alegría, saludos, deseos positivos, mucha música alrededor, júbilo, olor a asado por todo el vecindario, brindis, algún grito, mucha pirotecnia. Lo pasé en la sala de estar. Rodeada de mis caniches y mestizos, una bandeja portando  alguna dulzura y una botella de sidra, porque adoro la sidra. La ventana completamente cerrada. La cortina corrida. El televisor a lo máximo. Los petardos aterran a los animales y trataba de alejarlos lo más posible. Cuando todo el estruendo comenzó corrieron a refugiarse entre mis brazos, bajo mi asiento, entre mis piernas temblando despavoridos…

“Tranquilos, tranquilos, estoy con ustedes, no están solitos, no los voy a dejar, tranquilos ya va a pasar” …al cabo de media hora ya estaba mejor. Algún que otro cohete olvidado seguía resonando, algunas luces de bengala cruzaban el cielo estrellado profusamente, algún grito de alegría aún se oía. Pero eso no impidió que los caniches se agredieran y que mi viejita Walkyria resultara con su ojito izquierdo ligeramente lastimado, no parecía grave, pero tenía que prestar atención.

 Los primeros días pasaron en la indolencia del verano tórrido, de las vacaciones, de la falta de horarios estrictos y la apreciación de la naturaleza circundante. Vivo en San Lorenzo, Paraguay, en un barrio sencillo apodado Rincón. Mi casa alquilada es un chalecito pequeño al que tuve que mudarme de improviso en 2018 desde Asunción,  porque en la casa en que vivía desde hacía 12 años, me echaron literalmente. Mi madre enfermó gravemente en 2011 y fue mi muñequita adorada durante cinco años y medio.

En algún momento y tan ocupada en el trajín de cuidar de una persona muy mayor y enferma, del personal que se ocupaban de ella, de los medicamentos, de las internaciones, de los tratamientos, olvidé de renovar el contrato de alquiler. Lo olvidé completamente y el dueño de casa no dijo una palabra. Usó el derecho que le daba esta falta para pedirme la vivienda el 2 de diciembre de 2018.

Veintidós días después iniciaba mi mudanza. Tuve mucha ayuda de mis vecinos, de colegas, de padres de mis alumnos. Como no tenía para pagar el depósito y primer mes de alquiler las compañeras de la célula de Estudios Bíblicos lo hicieron por mí. Vendí todo lo que más pude para poder pagar los fletes porque una mudanza verdadera no podía afrontar. Traje muchísimas cosas en mi autito. Mi vecina me trajo a casi todos los gatos. Yo traje a los perros. El 23 de diciembre volví a la casa a buscar a los dos perros grandes que habían quedado y a 3 gatos en una transportadora que me prestó Mirtha Ortigoza (hija del Coronel Napoleón Ortigoza, prisionero sin causa durante 26 años por oponerse al régimen de Stroessner) y libros, muchos libros. Tengo pocos muebles, pero muchos libros y material didáctico y partituras y pinturas. Sin ropero en el chalecito tuve que poner alguna ropa en el viejo perchero que habíamos comprado con mamá al llegar al Paraguay en 1995 luego plante dos clavos a distancia de metro y medio y tendí tres vueltas de alambre fino improvisando un tendedero y ahí colgué perchas con ropa y ahí está todavía porque no tengo cómo comprar un ropero y nadie me da crédito por tener ficha de morosa

Ese 24 de diciembre solo tuve para comer un trozo de queso viejo, un tomate y dos aceitunas. El 25 de diciembre los padres de una alumnita, vecinos cercanos, me invitaron para almorzar

El 29 de diciembre del mismo año vino el periodista LUIS GASULLA. para hacerme una entrevista para Infobae. No sabía cómo vestirme porque no encontraba ni la ropa.

El 31 de diciembre estaba tan mal que no pude comer nada. El primer día del 2019 vino mi vecina  ña Salomé a traerme un plato de comida. Así comencé el año, atrás quedaba el que terminaba y que fuera realmente aciago para mí.

Por eso recuerdo con  tanta certeza el comienzo del  Nuevo Año 2020. El año de la visión perfecta. A pesar de todo muchas cosas buenas pasaron en el año que partía por eso recibí al Nuevo Año con máxima alegría y expectación.

El ojito de mi caniche  viejita fue empeorando y complicándose. Recibió todo lo necesario gracias a la generosidad del veterinario que me dio crédito para todo hasta para el suero, pero ella no resistió y el 10 de enero cruzó el Arco Iris.

 Fue mi primer gran dolor del 2020. Mi vecino don Román  esposo de ña Salomé  me hizo el pozo pequeño y profundo en un ángulo del patio delantero donde ella siempre se recostaba y ahí descansa muy cerca de su hermanita Cocó Chanel  que había partido el 10 de junio del 2019, otro dolor en ese año…

El 15 de enero comenzamos las actividades con mi escuela de música con talleres diferentes y con clases en la sucursal de la ciudad misma donde el local de la iglesia sirve como escuela de música para los futuros levitas.

Esas primeras semanas de enero las pasé leyendo libros que tenía desde hacía años y que por una u otra razón no había podido leer. Muchas noches cerca del amanecer me despertaba y mi mente estaba tan lúcida que podía hacer mi devocional, leer la Palabra, reflexionar sobre lo leído y volver a dormir. Hacía el final del mes una noche en que curiosamente dormía yo plácidamente ocurrió un suceso que me puso sobre aviso. De pronto y de manera intempestiva todos mis perros comenzaron a aullar, largo lastimero, triste, desolador. Salté de la cama y los amonesté con fuerza:

”¿Pero qué les pasa, están locos o qué? ¡Nadie va a morir aquí, nadie! Comencé una batalla espiritual a grandes voces y los saqué a todos afuera, sería eso de las 3 y media de la madrugada y levanté los ojos al cielo y vi los signos en las nubes…cuando las nubes están de una determinada manera alguien va a morir o una catástrofe va a suceder. Es una vieja enseñanza de mi padre y es infalible. Los caniches todos conmigo y los mestizos en el patio de atrás comenzaron a aullar otra vez. Fueron replicados lastimeramente por todos los perros del vecindario una y otra vez. Los hice entrar y los reprendí una vez más-

”-Cállense que molestan al vecindario y voy a tener problemas” -.Johnny un mestizo petiso que pasa por caniche pero que no es, se acercó y me miró con ojitos tristes y sin mover la cola metió su hocico entre mis pantorrillas. Me arrodillé y todos vinieron a refugiarse en mis brazos y les aseguro que todos temblaban y ninguno movía la cola.

.-”Cuando el perro tiembla y su aullido es lastimero es que ve cosas que nosotros no podemos ver”- decía mi padre que era un hombre criado en la vastedad del campo Argentino. Siempre me dijo que para ver lo que el perro veía tenía que ubicarme a su espalda y mirar entre sus orejas  cuando aullaba pero que tuviera cuidado porque mucha gente había perdido el juicio por ponerlo en práctica.

Los besé a cada uno en el hocico y les permití venir al dormitorio. Todos se escondieron debajo de la cama…Era el 22 de Enero… De la ciudad de Wuhan, salía  una pareja miembros del Partido Comunista con destino a Milán. Italia…

23 de enero,  se da a conocer que en Wuhan, China hay un brote viral muy fuerte. Se aísla  a los pacientes, se cree que todo tuvo su origen en un mercado de esa ciudad donde se consiguen comidas exóticas como murciélagos, serpientes, perros, gatos, lagartos, especies de armadillos, lobos. Se muestran imágenes del mercado y es angustiante ver la precariedad en que los animales se encuentran sin control sanitario, enfermos, famélicos, deshidratados, sufriendo tormentos indecibles…nos horrorizamos todos y consideramos que eso es “cosa de chinos”, es algo demasiado lejano de nosotros, algo que jamás nos podría pasar a nosotros. De hecho la gente del lugar considera esto muy  normal y los vemos paseando sin problema entre los pasillos atestados de sangre, suciedad, deshechos, pieles, cueros, dientes, pelos, excrementos…nos cae tan mal que todas las amantes de animales ya queremos ir a liberar a esos inocentes.

Ese día la ciudad de Wuhan es declarada en cuarentena… días después comenzamos a ver en los noticieros televisivos las fuertes medidas de aislamiento que comienzan a tomarse en Wuhan, los pacientes comienzan a acercarse a los hospitales por cientos y estos no dan abasto.

CONTINUARÁ…

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 8, 2021


 

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