El artista Hamlet Lavastida, ahora exiliado, ha publicado un texto sobre su propia experiencia en los calabozos de Villa Marista para compararla con el maltrato sufrido por Sulmira Martínez Pérez y Daniel Moreno de la Peña, dos presos a quienes la Seguridad del Estado exhibió este miércoles en la televisión nacional como prueba de que “agentes extranjeros” financian a los activistas dentro de la Isla.
Detenida el pasado 10 de enero tras anunciar en redes su intención de hacer una protesta en las calles y confinada en Villa Marista, la sede de la policía política en La Habana, hasta que fue trasladada el 17 de marzo a la prisión del Guatao, Martínez apareció en un video en el programa oficialista Razones de Cuba en lo que parecen distintos momentos, editados, de un interrogatorio.
Así, la joven, de 21 años, se acusa de haber realizado publicaciones en Facebook con la intención de “sobresalir” y ganar fama. “Decidí abrirme una cuenta en contra del proceso revolucionario con el nombre de Salem Cuba Censura. La creé porque me hacía falta el dinero”, dice, evitando mirar a la cámara.
Martínez aseguró haber publicado contenidos contra Miguel Díaz-Canel, el Partido Comunista y varios dirigentes. Además, dijo haberse vinculado al perfil conocido como Yamila La Hija de Maceo, con quien estableció contacto a través de Messenger.
Además, advierten de que en la Isla hay “normas legales” para castigar a quien utilice internet para llevar a cabo “prácticas” contra la seguridad del Estado
Utilizado para calumniar y desprestigiar a la disidencia dentro de la Isla, el espacio prosigue con una voz en off que dice pomposamente: “La contrarrevolución radicada en el exterior destina cada día más fondos en busca de generar convocatorias en el espacio digital y físico para la desestabilización social de la nación cubana, en su eterno afán de destruir el sistema revolucionario”.
Además, advierten de que en la Isla hay “normas legales” para castigar a quien utilice internet para llevar a cabo “prácticas” contra la seguridad del Estado. El Código Penal, que entró en vigor en diciembre pasado, incrementó las penas contra los defensores de derechos humanos, el activismo y las críticas contestatarias en redes sociales. En su artículo 143, la normativa señala que quienes apoyen, fomenten o reciban recursos “con el propósito de sufragar actividades contra el Estado y su orden constitucional” incurren en sanción de privación de libertad de cuatro a diez años.
El programa acusa a quienes planifican presuntas “infiltraciones militares” en territorio cubano. “Tal parece que quisieran reeditar los actos terroristas y crímenes cometidos por las bandas contrarrevolucionarias armadas en el Escambray”, conjeturan.
A Daniel Moreno de la Peña, por su parte, lo presentan como un criminal vinculado al economista cubano Manuel Milanés. “Coordinamos que él debería mandarme un dinero, que recibí”, para que realizara “la quema de un ranchón en los límites de Sancti Spíritus y (San José de las) Lajas, en Cienfuegos” tras las protestas del 11 de julio de 2021. Moreno afirmó haber sido detenido el mes siguiente, mientras intentaba salir ilegalmente de Cuba, y liberado posteriormente en septiembre.
Sobre esta suerte de teatro de “autoinculpaciones”, Hamlet Lavastida, quien pasó tres meses en Villa Marista antes de ser empujado al exilio en Europa, escribió este jueves en Facebook: “Después de una extensiva y prolongada exposición a tortura psicológica durante meses, es que te llevan allí, que es en realidad hacia allá abajo, y esto ocurre sin previo aviso. Es la misma locación donde aparecen Sulmira Martínez y Daniel Moreno”.
“Uno sale aterrado de ese lugar, repensando y reparando en qué fue lo que uno dijo allí”, reflexionó. “Si tu testimonio puede o no ser usado y convertido en autoinculpación
Lavastida recordó los métodos de la policía política, como la desorientación a la que someten a los interrogados, el cambio de celdas y la manipulación psicológica para hacer sentir al prisionero que está a punto de “salir de allí”. “El pequeño cuarto está lleno de colchones sucios y trapos medio podridos”, detalló, donde tienen colgados los grilletes conocidos como chaquiras para “advertir” al prisionero de lo que está a punto de sucederle.
“Luego vas bajando escaleras, sigues bajando hasta llegar a lo que parece ser un sótano. Llegas a un largo pasillo sucio, oscuro y humedecido que se filtra de agua. La cabeza casi te choca con el techo, por lo pequeño y reducido de ese interminable pasillo”, aseguró, relatando el vaivén al que someten al preso antes del interrogatorio, realizado con “dos micrófonos abajo, dos cámaras en sus respectivos trípodes y otros dos focos de luz, todo enfocado hacia el ‘objetivo'”.
“Uno sale aterrado de ese lugar, repensando y reparando en qué fue lo que uno dijo allí”, reflexionó. “Si tu testimonio puede o no ser usado y convertido en autoinculpación. Si uno dijo una palabra de más, si uno inculpó a alguien más. Si fue uno llevado, a partir de esta desorientación, a decir algo erróneo o mencionó las mismas palabras que estos oficiales pusieron en tu boca”.
La clave, expone Lavastida, es la humillación en la televisión nacional. Presentar al detenido como un criminal y un paria, tal y como han hecho con Martínez y Moreno, manipulando la grabación para que se adapte al relato de Razones de Cuba o de algún vocero oficialista, como Humberto López. El artista añadió que aún estaba esperando ver cómo Televisión Cubana manipulaba el video que también él fue obligado a grabar, y conjeturó que aún no había llegado el momento de que esa grabación le fuera útil a la Seguridad del Estado. “En Villa Marista nunca se sabe”, sentenció.
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El artista Hamlet Lavastida, ahora exiliado, ha publicado un texto sobre su propia experiencia en los calabozos de Villa Marista para compararla con el maltrato sufrido por Sulmira Martínez Pérez y Daniel Moreno de la Peña, dos presos a quienes la Seguridad del Estado exhibió este miércoles en la televisión nacional como prueba de que “agentes extranjeros” financian a los activistas dentro de la Isla.
Detenida el pasado 10 de enero tras anunciar en redes su intención de hacer una protesta en las calles y confinada en Villa Marista, la sede de la policía política en La Habana, hasta que fue trasladada el 17 de marzo a la prisión del Guatao, Martínez apareció en un video en el programa oficialista Razones de Cuba en lo que parecen distintos momentos, editados, de un interrogatorio.
Así, la joven, de 21 años, se acusa de haber realizado publicaciones en Facebook con la intención de “sobresalir” y ganar fama. “Decidí abrirme una cuenta en contra del proceso revolucionario con el nombre de Salem Cuba Censura. La creé porque me hacía falta el dinero”, dice, evitando mirar a la cámara.
Martínez aseguró haber publicado contenidos contra Miguel Díaz-Canel, el Partido Comunista y varios dirigentes. Además, dijo haberse vinculado al perfil conocido como Yamila La Hija de Maceo, con quien estableció contacto a través de Messenger.
Además, advierten de que en la Isla hay “normas legales” para castigar a quien utilice internet para llevar a cabo “prácticas” contra la seguridad del Estado
Utilizado para calumniar y desprestigiar a la disidencia dentro de la Isla, el espacio prosigue con una voz en off que dice pomposamente: “La contrarrevolución radicada en el exterior destina cada día más fondos en busca de generar convocatorias en el espacio digital y físico para la desestabilización social de la nación cubana, en su eterno afán de destruir el sistema revolucionario”.
Además, advierten de que en la Isla hay “normas legales” para castigar a quien utilice internet para llevar a cabo “prácticas” contra la seguridad del Estado. El Código Penal, que entró en vigor en diciembre pasado, incrementó las penas contra los defensores de derechos humanos, el activismo y las críticas contestatarias en redes sociales. En su artículo 143, la normativa señala que quienes apoyen, fomenten o reciban recursos “con el propósito de sufragar actividades contra el Estado y su orden constitucional” incurren en sanción de privación de libertad de cuatro a diez años.
El programa acusa a quienes planifican presuntas “infiltraciones militares” en territorio cubano. “Tal parece que quisieran reeditar los actos terroristas y crímenes cometidos por las bandas contrarrevolucionarias armadas en el Escambray”, conjeturan.
A Daniel Moreno de la Peña, por su parte, lo presentan como un criminal vinculado al economista cubano Manuel Milanés. “Coordinamos que él debería mandarme un dinero, que recibí”, para que realizara “la quema de un ranchón en los límites de Sancti Spíritus y (San José de las) Lajas, en Cienfuegos” tras las protestas del 11 de julio de 2021. Moreno afirmó haber sido detenido el mes siguiente, mientras intentaba salir ilegalmente de Cuba, y liberado posteriormente en septiembre.
Sobre esta suerte de teatro de “autoinculpaciones”, Hamlet Lavastida, quien pasó tres meses en Villa Marista antes de ser empujado al exilio en Europa, escribió este jueves en Facebook: “Después de una extensiva y prolongada exposición a tortura psicológica durante meses, es que te llevan allí, que es en realidad hacia allá abajo, y esto ocurre sin previo aviso. Es la misma locación donde aparecen Sulmira Martínez y Daniel Moreno”.
“Uno sale aterrado de ese lugar, repensando y reparando en qué fue lo que uno dijo allí”, reflexionó. “Si tu testimonio puede o no ser usado y convertido en autoinculpación
Lavastida recordó los métodos de la policía política, como la desorientación a la que someten a los interrogados, el cambio de celdas y la manipulación psicológica para hacer sentir al prisionero que está a punto de “salir de allí”. “El pequeño cuarto está lleno de colchones sucios y trapos medio podridos”, detalló, donde tienen colgados los grilletes conocidos como chaquiras para “advertir” al prisionero de lo que está a punto de sucederle.
“Luego vas bajando escaleras, sigues bajando hasta llegar a lo que parece ser un sótano. Llegas a un largo pasillo sucio, oscuro y humedecido que se filtra de agua. La cabeza casi te choca con el techo, por lo pequeño y reducido de ese interminable pasillo”, aseguró, relatando el vaivén al que someten al preso antes del interrogatorio, realizado con “dos micrófonos abajo, dos cámaras en sus respectivos trípodes y otros dos focos de luz, todo enfocado hacia el ‘objetivo'”.
“Uno sale aterrado de ese lugar, repensando y reparando en qué fue lo que uno dijo allí”, reflexionó. “Si tu testimonio puede o no ser usado y convertido en autoinculpación. Si uno dijo una palabra de más, si uno inculpó a alguien más. Si fue uno llevado, a partir de esta desorientación, a decir algo erróneo o mencionó las mismas palabras que estos oficiales pusieron en tu boca”.
La clave, expone Lavastida, es la humillación en la televisión nacional. Presentar al detenido como un criminal y un paria, tal y como han hecho con Martínez y Moreno, manipulando la grabación para que se adapte al relato de Razones de Cuba o de algún vocero oficialista, como Humberto López. El artista añadió que aún estaba esperando ver cómo Televisión Cubana manipulaba el video que también él fue obligado a grabar, y conjeturó que aún no había llegado el momento de que esa grabación le fuera útil a la Seguridad del Estado. “En Villa Marista nunca se sabe”, sentenció.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 17, 2023