El Presidente, ha denostado el valor del mérito, fabricando un relato en el cual, de forma falaz, trata de validar que el mérito atenta contra el desarrollo de las personas con menores recursos. Para los que tenemos memoria, en la Argentina, hay muchos que, con bajos recursos, pero con altos empeños, lograron mejorar su situación originaria, claro que, por aquí, la historia es solo una construcción (relato o verso) que aprovechan sectores ideológicamente interesados y con suficiente poder como para sostenerlo.
La RAE, define al mérito como “acción o conducta que hace a una persona digna de premio o alabanza”. Es decir que implica que el individuo debe realizar esfuerzos para llevar a cabo una acción que se considere meritoria. Para un Presidente, que tuvo trascendencia política por haber sido designado (dedo) como empleado, seguramente el más importante, del gobierno de Nestor Kirchner, y luego ungido candidato a presidente (dedo) por Cristina Fernández de Kirchner, es fácil considerar que lo más importante es tener un dedo que te avale, lo que equivale a decir que “dedocracia” mata “meritocracia”.
Esta absurda creación, tiene su costo (el cual luego todos pagamos seamos o no meritorios), como resulta del siguiente ejemplo, que no es el único.
Hace unos días, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, alguien que no puede ser catalogada como defensora del neoliberalismo, elevó un informe sobre las violaciones que el régimen venezolano perpetra.
En respuesta nuestro “meritorio” representante diplomático ante la OEA, Carlos Raimundi, realizó una defensa al régimen de Maduro, criticando la resolución de la ONU. Para un diplomático (esta designado como tal) es grave la falta de comprensión de la realidad internacional: El régimen venezolano, es rechazado por la mayoría del mundo, es más, 54 países reconocen a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. La OEA, y en particular su Secretario General, Luis Almagro, es opuesta al régimen de Maduro, tanto que en algún momento criticó a la Comisión IDH por insuficiente acción en defensa de los DDHH violados en ese país. Las acciones del gobierno de Maduro, que fundaron la intervención de la ONU, son similares a las que en la Argentina sostienen miles de procesos contra militares y civiles, por los denominados delitos de lesa humanidad.
La Argentina, mal puede criticar este tipo de resoluciones, toda vez que ha recibido y solicitado intervención de organismos internacionales, desde la visita de la CIDH durante el proceso militar, hasta las más recientes como la que pretendió sostener el absurdo relato de la desaparición de Maldonado. Claramente el embajador Raimundi tiene una mala observación de la realidad.
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No puede esperarse algo mejor cuando quien está a cargo de la diplomacia argentina, Felipe Sola, reconoció públicamente que su mérito para mantenerse en política es saber hacerse el boludo.
Finalmente, el Presidente “descalificó al embajador argentino ante la OEA que rechazó el informe de la ONU que prueba la represión ilegal en Venezuela”. https://www.infobae.com/politica/2020/10/01/alberto-fernandez-descalifico-al-embajador-argentino-ante-la-oea-que-rechazo-el-informe-de-la-onu-que-prueba-la-represion-ilegal-en-venezuela/. En la nota, su autor Román Lejman expresó: “Nunca le tuvo respeto intelectual ni aprecio personal. Y cuando se lo propusieron como embajador político ante la Organización de Estados Americanos (OEA), dudó largos días. Alberto Fernández no coincide con la agenda geopolítica de la OEA, pero considera que es un foro regional importante por su peso institucional en América Latina.”. Nos preguntamos de quien será el dedo que lo propuso, y que lo sostiene, seguramente uno lo suficientemente poderoso como para hacerlo actuar en contra de su voluntad (o lo que le queda de ella).
En definitiva, hacemos grandes méritos para ser considerados patéticos.
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[ezcol_1quarter].[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter]Por Dra. Josefina Margaroli
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter]Por Dr. Sergio Luis Maculan
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter_end].[/ezcol_1quarter_end]da lo mismo que sea cura colchonero,
rey de bastos caradura o polizón!…
E.S. Discepolo, Cambalache
El Presidente, ha denostado el valor del mérito, fabricando un relato en el cual, de forma falaz, trata de validar que el mérito atenta contra el desarrollo de las personas con menores recursos. Para los que tenemos memoria, en la Argentina, hay muchos que, con bajos recursos, pero con altos empeños, lograron mejorar su situación originaria, claro que, por aquí, la historia es solo una construcción (relato o verso) que aprovechan sectores ideológicamente interesados y con suficiente poder como para sostenerlo.
Esta absurda creación, tiene su costo (el cual luego todos pagamos seamos o no meritorios), como resulta del siguiente ejemplo, que no es el único.
Hace unos días, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, alguien que no puede ser catalogada como defensora del neoliberalismo, elevó un informe sobre las violaciones que el régimen venezolano perpetra.
En respuesta nuestro “meritorio” representante diplomático ante la OEA, Carlos Raimundi, realizó una defensa al régimen de Maduro, criticando la resolución de la ONU. Para un diplomático (esta designado como tal) es grave la falta de comprensión de la realidad internacional: El régimen venezolano, es rechazado por la mayoría del mundo, es más, 54 países reconocen a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. La OEA, y en particular su Secretario General, Luis Almagro, es opuesta al régimen de Maduro, tanto que en algún momento criticó a la Comisión IDH por insuficiente acción en defensa de los DDHH violados en ese país. Las acciones del gobierno de Maduro, que fundaron la intervención de la ONU, son similares a las que en la Argentina sostienen miles de procesos contra militares y civiles, por los denominados delitos de lesa humanidad.
La Argentina, mal puede criticar este tipo de resoluciones, toda vez que ha recibido y solicitado intervención de organismos internacionales, desde la visita de la CIDH durante el proceso militar, hasta las más recientes como la que pretendió sostener el absurdo relato de la desaparición de Maldonado. Claramente el embajador Raimundi tiene una mala observación de la realidad.
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[/ezcol_1half_end]No puede esperarse algo mejor cuando quien está a cargo de la diplomacia argentina, Felipe Sola, reconoció públicamente que su mérito para mantenerse en política es saber hacerse el boludo.
Finalmente, el Presidente “descalificó al embajador argentino ante la OEA que rechazó el informe de la ONU que prueba la represión ilegal en Venezuela”. https://www.infobae.com/politica/2020/10/01/alberto-fernandez-descalifico-al-embajador-argentino-ante-la-oea-que-rechazo-el-informe-de-la-onu-que-prueba-la-represion-ilegal-en-venezuela/. En la nota, su autor Román Lejman expresó: “Nunca le tuvo respeto intelectual ni aprecio personal. Y cuando se lo propusieron como embajador político ante la Organización de Estados Americanos (OEA), dudó largos días. Alberto Fernández no coincide con la agenda geopolítica de la OEA, pero considera que es un foro regional importante por su peso institucional en América Latina.”. Nos preguntamos de quien será el dedo que lo propuso, y que lo sostiene, seguramente uno lo suficientemente poderoso como para hacerlo actuar en contra de su voluntad (o lo que le queda de ella).
En definitiva, hacemos grandes méritos para ser considerados patéticos.
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Junio 20, 2021