Como psicólogos tenemos la obligación moral, ética y profesional de llamar a los ciudadanos a romper el vínculo patológico de sumisión que se ha establecido con nuestros gobernantes.
¿Vieron cuando conoces un caso de violencia familiar o ves una película donde la protagonista se somete siempre a la voluntad de un malvado que la manipula; y vos como espectador estás diciendo “¡pero levántate y mándalo a la mierda!”. Bueno, así pasa a nivel social.
Ya es insostenible, y en caso de seguir aceptando este mal trato y esta violencia de quienes nos someten, el diagnóstico social empieza a ser preocupante; porque nos convertimos en cómplices de esta nefasta dictadura encubierta, o bien tenemos un beneficio secundario de ella, lo que nos convierte en mercenarios y traidores al pueblo. O, por otro lado, hemos caído en una INDEFENSION APRENDIDA que es aquella condición del ser humano o animal que ha “aprendido” a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación adversa. Hacemos marchas, manifestaciones, banderazos, pero el pueblo sigue respondiendo a todas las imposiciones gubernamentales que día a día azota a la clase media, al sector privado, a la familia, a la niñez, y así se podría hacer una larga y detallada lista de los sectores que le son arrebatados sus derechos, que le son vulneradas sus necesidades, que le son ninguneados sus esfuerzos. Y EL PUEBLO NO REACCIONA. Entonces también me pregunto si los argentinos no padecemos el Síndrome de Estocolmo, ya que han captado y manejado nuestra voluntad y hemos desarrollado una relación de complicidad con nuestros victimarios, ayudando a estos a lograr sus fines porque hemos permitido que nos manejen la libertad, que nos callen y que encima nos manipulen la economía bajo un marco dictatorial que quieren hacerlo pasar por “Justicia Social”.
Pero ellos, ¿quiénes ellos? La casta política señores, sí sí, ellos mismos que hablan de Justicia Social y se llenan la boca con palabras poéticas sobre el pueblo, el país, y sus supuestas acciones políticas y encima te narran historias como cuentos de hadas. En realidad, y deteniéndonos en ella, te das cuenta que no les importa absolutamente nada, más que, permanecer en el poder y seguir sometiendo al pueblo. Nos piden empatía, acompañamiento, tolerancia y vaya a saber cuántas cosas más que nosotros pasivamente aceptamos, creyendo que no hay opción, o bien que no debemos “meternos en política”, que se pierde el tiempo porque hay que trabajar, que es sucia, que es peligrosa, etc., etc. Pero la caída en picada libre que está sufriendo éste país que supo ser granero del mundo, nos está mostrando a gritos y suplicando que DEBAMOS COMPROMETERNOS E INVOLUCRARNOS PARA LUCHAR BAJO EL LEMA “QUE SE VAYAN TODOS Y QUE VENGA RENACER”.
♦
Por Lic. MARÍA EUGENIA PRESTOFELIPPO.
Como psicólogos tenemos la obligación moral, ética y profesional de llamar a los ciudadanos a romper el vínculo patológico de sumisión que se ha establecido con nuestros gobernantes.
¿Vieron cuando conoces un caso de violencia familiar o ves una película donde la protagonista se somete siempre a la voluntad de un malvado que la manipula; y vos como espectador estás diciendo “¡pero levántate y mándalo a la mierda!”. Bueno, así pasa a nivel social.
Ya es insostenible, y en caso de seguir aceptando este mal trato y esta violencia de quienes nos someten, el diagnóstico social empieza a ser preocupante; porque nos convertimos en cómplices de esta nefasta dictadura encubierta, o bien tenemos un beneficio secundario de ella, lo que nos convierte en mercenarios y traidores al pueblo. O, por otro lado, hemos caído en una INDEFENSION APRENDIDA que es aquella condición del ser humano o animal que ha “aprendido” a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación adversa. Hacemos marchas, manifestaciones, banderazos, pero el pueblo sigue respondiendo a todas las imposiciones gubernamentales que día a día azota a la clase media, al sector privado, a la familia, a la niñez, y así se podría hacer una larga y detallada lista de los sectores que le son arrebatados sus derechos, que le son vulneradas sus necesidades, que le son ninguneados sus esfuerzos. Y EL PUEBLO NO REACCIONA. Entonces también me pregunto si los argentinos no padecemos el Síndrome de Estocolmo, ya que han captado y manejado nuestra voluntad y hemos desarrollado una relación de complicidad con nuestros victimarios, ayudando a estos a lograr sus fines porque hemos permitido que nos manejen la libertad, que nos callen y que encima nos manipulen la economía bajo un marco dictatorial que quieren hacerlo pasar por “Justicia Social”.
Pero ellos, ¿quiénes ellos? La casta política señores, sí sí, ellos mismos que hablan de Justicia Social y se llenan la boca con palabras poéticas sobre el pueblo, el país, y sus supuestas acciones políticas y encima te narran historias como cuentos de hadas. En realidad, y deteniéndonos en ella, te das cuenta que no les importa absolutamente nada, más que, permanecer en el poder y seguir sometiendo al pueblo. Nos piden empatía, acompañamiento, tolerancia y vaya a saber cuántas cosas más que nosotros pasivamente aceptamos, creyendo que no hay opción, o bien que no debemos “meternos en política”, que se pierde el tiempo porque hay que trabajar, que es sucia, que es peligrosa, etc., etc. Pero la caída en picada libre que está sufriendo éste país que supo ser granero del mundo, nos está mostrando a gritos y suplicando que DEBAMOS COMPROMETERNOS E INVOLUCRARNOS PARA LUCHAR BAJO EL LEMA “QUE SE VAYAN TODOS Y QUE VENGA RENACER”.
Lic. MARIA EUGENIA PRESTOFELIPPO
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 27,2021