En el pasado ya lejano, por tratar siempre de aprender a ser mejor cazador de seres humanos que cometían delitos, puntualmente luego de labrar las actuaciones para entregarlos en la dependencia de jurisdicción, me detenía a conversar con algunos de ellos. En especial cuando sus acciones eran calamitosas en extremo. Casi siempre al amanecer, después de una noche de trabajo, frente a un buen desayuno para recuperar fuerzas, cambiábamos impresiones y pareceres entre los que habíamos participado en la tarea de atraparlos. Intentábamos entender un poco más sobre el accionar de estos seres, que muchas veces se regodeaban al causar daño a terceros.
LA PRESA
Pasó el tiempo y ahora yo, inmerecidamente, soy la presa, a pesar de lo cual, quise hacer lo mismo que en el ayer lejano, al saber que finalmente luego de reclamar durante 2 años y 22 días estaría frente a miembros del poder judicial en carne y hueso. Si bien sabía que encontraría indiferentes, el premio mayor por supuesto, eran los fiscales JOSÉ A. NEBBIA y MIGUEL PALAZZANI ahijados dilectos del hoy procurador ABÉL CÓRDOBA, autores de prevaricar obscenamente y así llevar a la muerte en cautiverio a adultos mayores imputados de los mal llamados delitos de lesa humanidad. De ellos quería conocer su forma de dar la mano, su higiene, vestimenta y observar su lenguaje gestual y principalmente ver sus ojos. Como antes mi intención era intentan asomarme a algún oscuro abismo, si es que este existe.
LOS DEPREDADORES
A través de ellos poder intentar saber qué tipo de depredadores humanos son, para llegar a hacer en la función pública lo que hacen, y en la forma que lo hacen. Concretamente me refiero a provocar cobardemente la muerte de terceros, sin conocerlos y sin importarles si estos son culpables o inocentes, engañando inclusive a las víctimas o a sus familiares. Con un aditamento que me resulta sorprendente, y es, que ni se interesan por ver en persona su obra. Clavan sus garras y abandonan los despojos. Simultáneamente en este y en otros casos, verdaderos y posibles responsables quedan en libertad. Lamentablemente quedé defraudado. Como ya expresara no quisieron o no tuvieron el valor para presentarse y en su lugar estuvo el fiscal ANTONIO CASTAÑO, que lo sé honesto pero no muy compenetrado de la causa en la que estoy vilmente imputado. Los presentes resultaron ser funcionarios indiferentes a lo que yo expresaba y a la documentación que entregaba. Muchos años de labor burocrática aislados en sus despachos, definitivamente los moldearon, haciéndolos similares entre sí, y uno pasa a ser nada más que un expediente a veces mal leído. No obstante debo dar casi las gracias por haber sido escuchado y saber a través de las positivas palabras del defensor oficial Doctor GUSTAVO RODRIGUEZ, que “por lo menos tengo la defensa armada para el día del juicio”. Eso sí, todavía faltan 3, 4 o más años para este, y habrá que evaluar si llegaré con raciocinio o vida al mismo. Mientras por estar en prisión, hora tras hora, el tiempo inexorablemente nos es robado ilegalmente.
“Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”.
Por Claudio Kussman.
EL CAZADOR
En el pasado ya lejano, por tratar siempre de aprender a ser mejor cazador de seres humanos que cometían delitos, puntualmente luego de labrar las actuaciones para entregarlos en la dependencia de jurisdicción, me detenía a conversar con algunos de ellos. En especial cuando sus acciones eran calamitosas en extremo. Casi siempre al amanecer, después de una noche de trabajo, frente a un buen desayuno para recuperar fuerzas, cambiábamos impresiones y pareceres entre los que habíamos participado en la tarea de atraparlos. Intentábamos entender un poco más sobre el accionar de estos seres, que muchas veces se regodeaban al causar daño a terceros.
LA PRESA
Pasó el tiempo y ahora yo, inmerecidamente, soy la presa, a pesar de lo cual, quise hacer lo mismo que en el ayer lejano, al saber que finalmente luego de reclamar durante 2 años y 22 días estaría frente a miembros del poder judicial en carne y hueso. Si bien sabía que encontraría indiferentes, el premio mayor por supuesto, eran los fiscales JOSÉ A. NEBBIA y MIGUEL PALAZZANI ahijados dilectos del hoy procurador ABÉL CÓRDOBA, autores de prevaricar obscenamente y así llevar a la muerte en cautiverio a adultos mayores imputados de los mal llamados delitos de lesa humanidad. De ellos quería conocer su forma de dar la mano, su higiene, vestimenta y observar su lenguaje gestual y principalmente ver sus ojos. Como antes mi intención era intentan asomarme a algún oscuro abismo, si es que este existe.
LOS DEPREDADORES
A través de ellos poder intentar saber qué tipo de depredadores humanos son, para llegar a hacer en la función pública lo que hacen, y en la forma que lo hacen. Concretamente me refiero a provocar cobardemente la muerte de terceros, sin conocerlos y sin importarles si estos son culpables o inocentes, engañando inclusive a las víctimas o a sus familiares. Con un aditamento que me resulta sorprendente, y es, que ni se interesan por ver en persona su obra. Clavan sus garras y abandonan los despojos. Simultáneamente en este y en otros casos, verdaderos y posibles responsables quedan en libertad. Lamentablemente quedé defraudado. Como ya expresara no quisieron o no tuvieron el valor para presentarse y en su lugar estuvo el fiscal ANTONIO CASTAÑO, que lo sé honesto pero no muy compenetrado de la causa en la que estoy vilmente imputado. Los presentes resultaron ser funcionarios indiferentes a lo que yo expresaba y a la documentación que entregaba. Muchos años de labor burocrática aislados en sus despachos, definitivamente los moldearon, haciéndolos similares entre sí, y uno pasa a ser nada más que un expediente a veces mal leído. No obstante debo dar casi las gracias por haber sido escuchado y saber a través de las positivas palabras del defensor oficial Doctor GUSTAVO RODRIGUEZ, que “por lo menos tengo la defensa armada para el día del juicio”. Eso sí, todavía faltan 3, 4 o más años para este, y habrá que evaluar si llegaré con raciocinio o vida al mismo. Mientras por estar en prisión, hora tras hora, el tiempo inexorablemente nos es robado ilegalmente.
Claudio Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 24, 2016
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