EE.UU. está preparando a su Ejército para poder enfrentarse a “adversarios como China desde islas remotas y estratégicas en el Pacífico occidental”. La Armada está formando unidades “más pequeñas, más livianas, más móviles” e incluso, “más letales”.
La función principal de esos grupos consiste en recopilar información sobre objetivos y compartirla con los miembros de la Flota del Pacífico y la Fuerza Aérea para que puedan repeler rápidamente los ataques enemigos durante “una lucha marítima que podría desarrollarse a lo largo de miles de kilómetros de islas y costas en Asia”.
“Estos nuevos regimientos se conciben como una pieza de una estrategia más amplia para sincronizar las operaciones de los soldados, marineros, marines y aviadores estadounidenses y, a su vez, con los Ejércitos de sus aliados y socios en el Pacífico”, reza el artículo.
“Su objetivo es una franja crucial de territorio que se extiende desde Japón hasta Indonesia y se conoce como ‘la Primera Cadena de Islas’. China considera que esta región, que abarca un área de aproximadamente la mitad del tamaño de los Estados Unidos contiguos, está dentro de su esfera de influencia”, se precisa.
Los expertos consideran la estrategia adoptada por EE.UU. como “prometedora”, pero no descartan las posibles dificultades a las que podría enfrentarse, sobre todo en el caso de un conflicto bélico real.
Entre ellos destacan “desafíos logísticos en una vasta región marítima, entrega oportuna de equipos y nuevas tecnologías complicadas por batallas presupuestarias en el Congreso, una industria de defensa sobrecargada, y la incertidumbre sobre si socios regionales como Japón permitirían que las fuerzas estadounidenses luchen desde sus islas”.
Al mismo tiempo, cabe señalar que Pekín califica como “una escalada” los intentos de Washington de estrechar lazos en el Pacífico, hecho que “pone nerviosos” a algunos funcionarios de la zona por el temor de ser “arrastrados a un conflicto entre las dos potencias”.
Por otro lado, no hay que olvidarse de la fuerte modernización militar y las notables inversiones en la industria de defensa por parte de Pekín durante las dos últimas décadas. En este período de tiempo, China “ha desafiado la capacidad de Estados Unidos para controlar los mares y los cielos en cualquier conflicto en el Pacífico occidental”, reza el medio.
Pekín “ha ampliado enormemente su alcance” en la zona, llegando a construir islas artificiales para sus puestos estratégicos en el mar de la China Meridional y ampliando sus bases militares en los océanos Índico y Pacífico. “China no solo tiene el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea más grandes de la región, sino también la ventaja de jugar en casa”, destaca el periódico.
En el caso de que tuviera que librar “cualquier posible batalla”, su Ejército dispone de cerca de 1 millón de tropas, más de 3.000 aviones y más de 300 embarcaciones en las cercanías a la zona conflictiva. “Mientras tanto, los barcos y aviones estadounidenses deben viajar miles de millas o depender de la buena voluntad de los aliados para estacionar tropas y armas”, además de no disponer de la misma cantidad de misiles terrestres de largo alcance que China.
La estrategia estadounidense tiene “un plan para contraatacar” a su enemigo que consiste en que la nueva formación, anteriormente mencionada, “sea la primera en llegar a tierra en un conflicto”.
Sin embargo, en el caso del despliegue de los soldados en zonas tan remotas, “reabastecerlos con el tiempo es algo que necesita ensayarse y practicarse repetidamente en condiciones de combate simuladas”, señaló Colin Smith, un investigador de Rand Corp., que anteriormente trabajó en la I Fuerza Expedicionaria de los Marines, cuya área de responsabilidad incluye el Pacífico. “El hecho de que puedas moverlo en tiempos de paz no significa que puedas hacerlo en tiempos de guerra, especialmente durante largos períodos de tiempo”, sostuvo.
A pesar de que no necesiten tanques u otro equipo voluminoso, sí que deben tener a su disposición misiles junto a otro tipo de municiones. Tan solo un misil de ataque naval pesa 2.200 libras (unos 997 kilogramos) y para transportarlos a las islas hacen falta embarcaciones —que se mueven lentamente— o helicópteros —que pueden transportar una cantidad muy limitada a la vez—.
“No eres muy letal con solo dos misiles, por lo que debes tener un montón a mano y eso es mucho más material que esconder, lo que significa que tu capacidad para moverte de forma impredecible disminuye”, dijo Ivan Kanapathy, un veterano de la Infantería de Marina con tres despliegues en el Pacífico occidental. “Existe un equilibrio entre letalidad y movilidad; la movilidad es una parte enorme de la capacidad de supervivencia en este entorno”, agregó.
Otra cuestión sería dónde esconder todo ese armamento y por dónde trasladarlo. “En las islas más pequeñas, hay menos áreas donde esconderse, menos redes de carreteras para moverse, por lo que es más fácil para China buscar y eventualmente encontrar lo que está buscando”, señala el artículo, citando a Stacie Pettyjohn, directora del programa de Defensa del Centro para una Nueva seguridad estadounidense.
Últimamente, EE.UU. está profundizando vínculos con sus socios asiáticos. Las fuerzas estadounidenses realizaron el año pasado ejercicios conjuntos con soldados filipinos para probar “el nuevo concepto de guerra” y realizar un intercambio de experiencias.
Al mismo tiempo, las relaciones entre Pekín y Manila se están deteriorando y el Gobierno filipino optó por intensificar “su asociación de defensa con Estados Unidos”. “Hace un año, Manila anunció que otorgaría a su antiguo aliado acceso a cuatro nuevas bases militares”, recuerda el artículo.
No obstante, “aunque los dos países son aliados por tratado y están obligados a defenderse mutuamente en un ataque armado en el Pacífico, hasta qué punto llegará Manila para apoyar las operaciones estadounidenses en un conflicto por Taiwán es una cuestión abierta”, remarcó Gregory Poling, experto en seguridad del sudeste asiático en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Cabe mencionar que otro aliado estadounidense en la zona es Japón. A día de hoy, Okinawa ya alberga una gran concentración de personal militar estadounidense, pero tal medida no cuenta con la aprobación por parte de algunos funcionarios locales. “Estamos preocupados por las crecientes tensiones con China y la concentración del Ejército estadounidense” en Okinawa y la concentración militar japonesa en la zona, dijo Kazuyuki Nakazato, director de la Oficina de la Prefectura de Okinawa en Washington.
“Muchos habitantes de Okinawa temen que, si se produce un conflicto, Okinawa se convertirá fácilmente en un objetivo”, afirmó Nakazato, haciendo hincapié en que, en su opinión, Tokio debería profundizar la diplomacia y el diálogo con China en vez de concentrarse en la disuasión militar.
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EE.UU. está preparando a su Ejército para poder enfrentarse a “adversarios como China desde islas remotas y estratégicas en el Pacífico occidental”. La Armada está formando unidades “más pequeñas, más livianas, más móviles” e incluso, “más letales”.
La función principal de esos grupos consiste en recopilar información sobre objetivos y compartirla con los miembros de la Flota del Pacífico y la Fuerza Aérea para que puedan repeler rápidamente los ataques enemigos durante “una lucha marítima que podría desarrollarse a lo largo de miles de kilómetros de islas y costas en Asia”.
“Estos nuevos regimientos se conciben como una pieza de una estrategia más amplia para sincronizar las operaciones de los soldados, marineros, marines y aviadores estadounidenses y, a su vez, con los Ejércitos de sus aliados y socios en el Pacífico”, reza el artículo.
“Su objetivo es una franja crucial de territorio que se extiende desde Japón hasta Indonesia y se conoce como ‘la Primera Cadena de Islas’. China considera que esta región, que abarca un área de aproximadamente la mitad del tamaño de los Estados Unidos contiguos, está dentro de su esfera de influencia”, se precisa.
Los expertos consideran la estrategia adoptada por EE.UU. como “prometedora”, pero no descartan las posibles dificultades a las que podría enfrentarse, sobre todo en el caso de un conflicto bélico real.
Entre ellos destacan “desafíos logísticos en una vasta región marítima, entrega oportuna de equipos y nuevas tecnologías complicadas por batallas presupuestarias en el Congreso, una industria de defensa sobrecargada, y la incertidumbre sobre si socios regionales como Japón permitirían que las fuerzas estadounidenses luchen desde sus islas”.
Al mismo tiempo, cabe señalar que Pekín califica como “una escalada” los intentos de Washington de estrechar lazos en el Pacífico, hecho que “pone nerviosos” a algunos funcionarios de la zona por el temor de ser “arrastrados a un conflicto entre las dos potencias”.
Por otro lado, no hay que olvidarse de la fuerte modernización militar y las notables inversiones en la industria de defensa por parte de Pekín durante las dos últimas décadas. En este período de tiempo, China “ha desafiado la capacidad de Estados Unidos para controlar los mares y los cielos en cualquier conflicto en el Pacífico occidental”, reza el medio.
Pekín “ha ampliado enormemente su alcance” en la zona, llegando a construir islas artificiales para sus puestos estratégicos en el mar de la China Meridional y ampliando sus bases militares en los océanos Índico y Pacífico. “China no solo tiene el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea más grandes de la región, sino también la ventaja de jugar en casa”, destaca el periódico.
En el caso de que tuviera que librar “cualquier posible batalla”, su Ejército dispone de cerca de 1 millón de tropas, más de 3.000 aviones y más de 300 embarcaciones en las cercanías a la zona conflictiva. “Mientras tanto, los barcos y aviones estadounidenses deben viajar miles de millas o depender de la buena voluntad de los aliados para estacionar tropas y armas”, además de no disponer de la misma cantidad de misiles terrestres de largo alcance que China.
La estrategia estadounidense tiene “un plan para contraatacar” a su enemigo que consiste en que la nueva formación, anteriormente mencionada, “sea la primera en llegar a tierra en un conflicto”.
Sin embargo, en el caso del despliegue de los soldados en zonas tan remotas, “reabastecerlos con el tiempo es algo que necesita ensayarse y practicarse repetidamente en condiciones de combate simuladas”, señaló Colin Smith, un investigador de Rand Corp., que anteriormente trabajó en la I Fuerza Expedicionaria de los Marines, cuya área de responsabilidad incluye el Pacífico. “El hecho de que puedas moverlo en tiempos de paz no significa que puedas hacerlo en tiempos de guerra, especialmente durante largos períodos de tiempo”, sostuvo.
A pesar de que no necesiten tanques u otro equipo voluminoso, sí que deben tener a su disposición misiles junto a otro tipo de municiones. Tan solo un misil de ataque naval pesa 2.200 libras (unos 997 kilogramos) y para transportarlos a las islas hacen falta embarcaciones —que se mueven lentamente— o helicópteros —que pueden transportar una cantidad muy limitada a la vez—.
“No eres muy letal con solo dos misiles, por lo que debes tener un montón a mano y eso es mucho más material que esconder, lo que significa que tu capacidad para moverte de forma impredecible disminuye”, dijo Ivan Kanapathy, un veterano de la Infantería de Marina con tres despliegues en el Pacífico occidental. “Existe un equilibrio entre letalidad y movilidad; la movilidad es una parte enorme de la capacidad de supervivencia en este entorno”, agregó.
Otra cuestión sería dónde esconder todo ese armamento y por dónde trasladarlo. “En las islas más pequeñas, hay menos áreas donde esconderse, menos redes de carreteras para moverse, por lo que es más fácil para China buscar y eventualmente encontrar lo que está buscando”, señala el artículo, citando a Stacie Pettyjohn, directora del programa de Defensa del Centro para una Nueva seguridad estadounidense.
Últimamente, EE.UU. está profundizando vínculos con sus socios asiáticos. Las fuerzas estadounidenses realizaron el año pasado ejercicios conjuntos con soldados filipinos para probar “el nuevo concepto de guerra” y realizar un intercambio de experiencias.
Al mismo tiempo, las relaciones entre Pekín y Manila se están deteriorando y el Gobierno filipino optó por intensificar “su asociación de defensa con Estados Unidos”. “Hace un año, Manila anunció que otorgaría a su antiguo aliado acceso a cuatro nuevas bases militares”, recuerda el artículo.
No obstante, “aunque los dos países son aliados por tratado y están obligados a defenderse mutuamente en un ataque armado en el Pacífico, hasta qué punto llegará Manila para apoyar las operaciones estadounidenses en un conflicto por Taiwán es una cuestión abierta”, remarcó Gregory Poling, experto en seguridad del sudeste asiático en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Cabe mencionar que otro aliado estadounidense en la zona es Japón. A día de hoy, Okinawa ya alberga una gran concentración de personal militar estadounidense, pero tal medida no cuenta con la aprobación por parte de algunos funcionarios locales. “Estamos preocupados por las crecientes tensiones con China y la concentración del Ejército estadounidense” en Okinawa y la concentración militar japonesa en la zona, dijo Kazuyuki Nakazato, director de la Oficina de la Prefectura de Okinawa en Washington.
“Muchos habitantes de Okinawa temen que, si se produce un conflicto, Okinawa se convertirá fácilmente en un objetivo”, afirmó Nakazato, haciendo hincapié en que, en su opinión, Tokio debería profundizar la diplomacia y el diálogo con China en vez de concentrarse en la disuasión militar.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 10, 2024
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