EL AUMENTO DE LOS SUELDOS EN EL CONGRESO NACIONAL DEMUESTRA EL DESPRECIO DE LA CLASE DIRIGENTE HACIA SU PUEBLO

NO SIENTEN VERGÜENZA NI ARREPENTIMIENTO Y LO PEOR… DICEN HACERLO EN NOMBRE DEL PUEBLO.
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   Por Dr. GONZALO P. MIÑO.

En una Argentina desbastada por la pandemia de salud y por la pandemia económica, con más de 80.000 muertos y con un 42 % de pobreza, mientras la sociedad exige un gesto de su clase política, esta le responde con un obsceno aumento de sus sueldos en un 40%.

Una verdadera burla para miles de argentinos que han debido cerrar las puertas de negocios y para miles de compatriotas que se han quedado sin trabajo.

Sin ponerse colorada, la diputada oficialista Fernanda Vallejos digo: “el salario de los diputados argentinos es el más bajo de la región y casi que da vergüenza”, sin mencionar claro que un diputado gana alrededor de $ 175.000 (sueldo en mano) y pasará a cobrar $ 277.000 (sueldo en mano) mientras el salario mínimo vital y móvil se fijó en $29.160 (según el Consejo del Salario) y un empleado privado promedio gana $ 69.850 (según INDEC en febrero de este año). Además, que la pauta inflacionaria, según el presupuesto aprobado por el mismo Congreso se fijó en un 29% y luego corrigieron en un 33 % y que los aumentos programados para un trabajador común rondará en el 20 y el 25 %.

Tampoco, se puede dejar de señalar que la jubilación mínima en Argentina es de $23.064, lo que hace que los diputados y senadores lleguen a ganar hasta 10 veces más que el 75% de los jubilados. Ni que según los informes de la Universidad Católica Argentina (UCA), el nivel de pobreza llegó al 45,2% en el período octubre-diciembre del año que paso y según un informe del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET) arrojó que a esa cifra hay que sumarle un 20% más que de personas que están al borde de caer en esa situación.

El economista Roberto Cachanovsky ha realizado un excelente trabajo examinando el costo de un diputado argentino y uno español, mostrando que cada diputado argentino tiene un costo total de 43.865 euros mensuales versus los 23.000 euros mensuales que cuesta mantener un diputado español, concluyendo que los legisladores  cuestan hasta 7,7 veces más en Argentina que en España, siendo que el ingreso per cápita en Argentina es de USD 9.900 anuales y en España de USD 30.000.

En este contexto, tenemos que la Cámara de Senadores tiene un plantel de empleados de 5.027 personas; lo que en promedio significa que cada senador tiene 70 empleados, lo que convierte a un senador casi en una verdadera PYME.

Una pizca de sensatez y de sentido común, el más común de todos los sentidos, indica que ese dinero se debió utilizar en aliviar la carga tributaria de la gente que trabaja o bien a comprar vacunas, siendo que el costo total del aumento salarial dispuesto hubiese permitido comprar casi 4 millones de dosis de vacunas de Pfizer a un precio de USD 20 por cada unidad.

Si todos los empleados públicos, sin incluir Fuerzas Armadas, Seguridad, Docentes y Salud, hubiesen considerado de bajarse un 20% sus sueldos, teniendo en cuenta que el Estado, con su cuarentena feroz, dejó sin ingresos a muchas personas humildes y mandó a la quiebra a miles de pequeños comercios y empresas generando una pérdida de puestos de trabajo en blanco no menor a los 300.000 puestos, se hubiese mostrado algo de solidaridad con aquellos que los mantienen y se podrían haber ahorrado $ 270.000 millones, casi el monto de lo que se pretende recaudar con el disparate del impuesto a las grandes fortunas.

De ninguna manera esta crítica busca terminar con la política, al contrario, lo que se busca es terminar con el negocio de la política.

Claramente la clase dirigente, que incluye oficialistas y opositores, han extraviado la cordura, transformándose en una verdadera casta con impúdicos privilegios, siendo una muestra de ello las declaraciones del “chino” Zannini sobre la vacunación vip de Verbitsky: “Es una personalidad que necesita ser protegida por la sociedad”; lo que desnuda la realidad que se creen seres iluminados por Dios, superiores a cualquier simple argentino, miembros exclusivos de una aristocracia autóctona.

No sienten vergüenza ni arrepentimiento y lo peor… dicen actuar en nombre del pueblo.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 14, 2021


 

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