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Los huertos en azoteas han ganado popularidad en estos tiempos modernos y es fácil ver por qué. Además de ahorrar espacio, cultivar verduras en la azotea también facilita el mantenimiento y el control de las condiciones de crecimiento de las verduras. En primer lugar, para realizar esto hay que verificar las regulaciones de jardinería en un área residencial. Esto es importante especialmente si se trata de un departamento porque algunos propietarios y asociaciones de propietarios no permiten el cultivo de jardines en la azotea.

En segundo lugar, hay que el techo pueda soportar el peso de los vegetales. Planificar con anticipación cuántas plantas se podría cultivar es imperativo y qué contenedores se utilizarán. Las plantas también se vuelven más pesadas a medida que crecen, por lo que definitivamente hay que tener en cuenta al estimar el peso total del jardín.

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Por último, es vital discernir qué tipo de sistema de riego utilizar. Se necesitará un suministro fácil de agua para las plantas, especialmente durante los calurosos meses de verano, y las opciones más prácticas son instalar un sistema de riego automático o un sistema de almacenamiento de agua, ya que si vive en planta baja, acarrear baldes de agua va a convertirse un serio problema.

Hay varios beneficios. estas huertas reducen la contaminación ambiental y el cambio climático. Las plantas absorben diversas partículas contaminantes y dióxido de carbono (CO2). Con solo el 6% de techos cubiertos de vegetación en Toronto (Canadá) se eliminarían 30 toneladas de partículas contaminantes de la atmósfera cada año. Controlan la temperatura. El Instituto Americano de Ciencias Biológicas ha comprobado en una extensa investigación que durante el verano, las azoteas verdes logran disminuir en un 25% el gasto en aire acondicionado y en invierno reducen hasta en un 50% las pérdidas de calor. Asimismo, limitan el fenómeno de la ‘isla de calor’, que eleva la temperatura en las grandes ciudades. También disminuyen el consumo energético. Si todos los edificios de Chicago tuvieran techos verdes, se ahorrarían 68 millones de euros en energía, el equivalente a la producción de varias centrales térmicas de carbón o a una pequeña central nuclear. Protegen el edificio y las zonas colindantes.

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La azotea se conserva mejor al estar más protegida frente a fenómenos meteorológicos. Las calles también se benefician, ya que al absorber el agua de la lluvia contribuyen a que no haya inundaciones. Además, combaten el ruido. La Comisión Europea reconoce que son un excelente aislante acústico. Las plantas, tanto en los techos y azoteas como en jardines verticales, forman una mampara natural contra el ruido producido por el tráfico rodado o por aparatos del propio edificio, como maquinaria de los ascensores o equipos de aire acondicionado. Por ello, esta tendencia arquitectónica llamada “greening” ha sido incluida en la Estrategia de Infraestructuras Verdes de la Unión Europea.

Una gran opción para cuando alguien lo mande a plantar rabanitos…

 


PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 15, 2020


 

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