El choque del bombardero B-25 contra el Empire State Building

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  Por Wilson Gonzalez.

En una brumosa mañana de sábado, el 28 de julio de 1945, la ciudad de Nueva York fue escenario de un dramático y trágico suceso que se convertiría en un capítulo sombrío de la historia estadounidense. Un bombardero B-25 Mitchell de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, pilotado por el teniente coronel William Franklin Smith Jr., se estrelló contra el lado norte del Empire State Building. Este incidente, aunque menos conocido en comparación con otros eventos históricos, tuvo repercusiones significativas y dejó una marca indeleble en la ciudad y la nación.

El bombardero B-25 se encontraba en una misión rutinaria de transporte de personal desde el aeródromo militar de Bedford en Massachusetts hasta el aeropuerto metropolitano de Newark en Nueva Jersey. Debido a la densa niebla, el piloto perdió visibilidad y solicitó permiso para aterrizar en el aeropuerto LaGuardia. Sin embargo, la aeronave encontró dificultades de navegación y, en lugar de virar hacia el sur para evitar Manhattan, descendió hacia el horizonte de la ciudad.

A las 9:49 a. m., el B-25 se estrelló contra el piso 79 del Empire State Building. El impacto provocó una explosión masiva, que esparció escombros y fuego por todo el edificio. El choque destruyó las oficinas del National Catholic Welfare Council y provocó la muerte de 14 personas, incluidos 11 empleados de oficina y los tres miembros de la tripulación a bordo. El incendio fue extinguido rápidamente por el Departamento de Bomberos de la Ciudad de Nueva York, pero el daño estructural fue significativo.

A pesar del fuerte impacto y el posterior incendio, el diseño y la construcción del Empire State Building le permitieron resistir el choque. La estructura de acero y el exterior de mampostería del edificio proporcionaron una resistencia notable, lo que evitó un colapso más catastrófico. La rápida respuesta de los bomberos y el personal de emergencia aseguró que el incendio se contuviera en 40 minutos, lo que minimizó la pérdida de vidas y el daño estructural.

El choque del bombardero B-25 contra el Empire State Building destacó la importancia de un diseño de edificios robusto y medidas de seguridad. El incidente provocó cambios en las regulaciones de aviación, en particular en lo que respecta a las rutas de vuelo sobre áreas urbanas densamente pobladas. También subrayó la necesidad de mejorar los sistemas de control del tráfico aéreo y los protocolos de respuesta a emergencias.

Después del accidente, el Empire State Building fue sometido a reparaciones y reabrió sus pisos dañados en unos pocos meses. El incidente se convirtió en un testimonio de la resistencia y la fortaleza de la ciudad de Nueva York y sus habitantes. A lo largo de los años, la historia del accidente se ha contado como un recordatorio conmovedor de la naturaleza impredecible de la vida y la necesidad siempre presente de vigilancia y preparación.

El accidente del bombardero B-25 en 1945 contra el Empire State Building sigue siendo un evento significativo en la historia estadounidense. Sirve como recordatorio de los desafíos y peligros a los que se enfrenta durante la guerra, así como de la importancia de la integridad estructural y la respuesta rápida a las emergencias. El legado de este trágico incidente continúa influyendo en la seguridad de la aviación y el diseño de los edificios, asegurando que las generaciones futuras aprendan del pasado para crear un mundo más seguro y resiliente.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 27, 2025


 

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